El reflejo del sol en tu cara disimula la sombra que se esconde en tu interior, pero tú aquí sigues, sonriendo como si nada. Es por eso que me pregunto si tanto merece la pena estar en el mundo con una máscara puesta. Las máscaras pesan y te obligan a dejar de ser tú mismo. ¿Tanto valor tienen unos pocos rayos de sol? Quizás tú le encuentres un sentido. Quizá no quieras descubrir la oscuridad que guardas dentro. Puede que sólo estés asustado y, sin embargo, tu deseo de seguir viviendo sigue siendo igual de inmenso que cuando eras un ser lleno de luz.
La gente dice que eres todo un misterio y que en ese mundo de fantasía corres el riesgo de olvidar quién eres y borrar todos tus sueños sin querer, como las olas cuando arrastran la arena mar adentro. Pero a ti parece no preocuparte. Caminas hacia delante sin volver la vista atrás, con paso firme, tan firme, que hasta te haces daño en los pies cuando tocas con ellos el suelo. A veces me pregunto si no será que te has acostumbrado tanto al dolor que ya casi todo te da igual. Y aun así, sigues sonriendo y tu mirada emana una luz especial.
Confieso que a veces te miro y pienso que tengo un ángel frente a mis ojos, que en cualquier momento vas a desplegar unas alas de luz y vas a echar a volar. Pero entonces despierto de mi ensimismamiento y río a carcajadas mientras observo tu espalda erguirse y continuar para no equivocarse de senda.
Dejas tus huellas por donde pisas y la gente se para frente a ellas para llorar tu añoranza. Pese a todo, tú, como siempre, no miras atrás y mantienes tu paso firme con templanza. Pero yo sé que tu corazón grita de agonía; sé que, cuando te alejas, agachas la cabeza y dejas que tus ojos hablen por ti; sé que tu alma se quiebra en mil pedazos y que te quedas vacío por dentro. Pero eso lo sé yo, que vivo en ti y veo desde dentro esa máscara que tienes puesta por fuera. Y observo con detenimiento esa inquietante sonrisa que se refleja en ella y a veces la confundo con el mismo reflejo del sol en tu cara.
La gente dice que eres todo un misterio y que en ese mundo de fantasía corres el riesgo de olvidar quién eres y borrar todos tus sueños sin querer, como las olas cuando arrastran la arena mar adentro. Pero a ti parece no preocuparte. Caminas hacia delante sin volver la vista atrás, con paso firme, tan firme, que hasta te haces daño en los pies cuando tocas con ellos el suelo. A veces me pregunto si no será que te has acostumbrado tanto al dolor que ya casi todo te da igual. Y aun así, sigues sonriendo y tu mirada emana una luz especial.
Confieso que a veces te miro y pienso que tengo un ángel frente a mis ojos, que en cualquier momento vas a desplegar unas alas de luz y vas a echar a volar. Pero entonces despierto de mi ensimismamiento y río a carcajadas mientras observo tu espalda erguirse y continuar para no equivocarse de senda.
Dejas tus huellas por donde pisas y la gente se para frente a ellas para llorar tu añoranza. Pese a todo, tú, como siempre, no miras atrás y mantienes tu paso firme con templanza. Pero yo sé que tu corazón grita de agonía; sé que, cuando te alejas, agachas la cabeza y dejas que tus ojos hablen por ti; sé que tu alma se quiebra en mil pedazos y que te quedas vacío por dentro. Pero eso lo sé yo, que vivo en ti y veo desde dentro esa máscara que tienes puesta por fuera. Y observo con detenimiento esa inquietante sonrisa que se refleja en ella y a veces la confundo con el mismo reflejo del sol en tu cara.
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Firma cortesía de @Mandrake, que es un amor <3