Esta historia es la que me dan yuyu, ya que soy bastante cagueta con estas cosas, asi que os lo dejo aqui para que la leais :3
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Esto sucedió
en el siglo XIX
en España, en un pueblo cerca de Madrid.
Eran dos hermanas:
Verónica y Begoña.
Las dos se
parecían físicamente, pero en cuanto a su personalidad eran
totalmente opuestas. Mientras que Verónica era una muchacha llena
de virtudes, su hermana era todo lo contrario. Begoña era mezquina,
malvada y envidiosa, muy envidiosa.
Cierto era
que existía cierta predilección de los padres de ambas hacia
Verónica. No se cansaban de elogiar a su hija Verónica ante
las visitas, que si era muy hacendosa con la costura, que si rezaba mucho,
que si era caritativa con los desfavorecidos, que pronto encontraría
marido, etc, etc...
Mientras, detrás
de la puerta, escuchaba Begoña cómo elogiaban a su hermana
y de ella no decían nada. Así, con el tiempo, el odio de
Begoña hacia Verónica fue creciendo.
Como todas
las noches Verónica estaba leyendo la Biblia sentada en el sillón
del cuarto de costura, y su hermana Begoña entró sigilosamente,
deslizó su mano hasta el cajón de la mesa de la máquina
de coser, y cogió unas tijeras.
Se acercó
por detrás del sillón sin que Verónica se percatase,
levantó la mano empuñando las tijeras que brillaron maléficamente,
y en un segundo....
¡CHASS!,
¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!,
Cinco veces
las clavó en el blanco cuello de su inocente hermana.
La Biblia cayó
al suelo, con las páginas llenas de sangre.
El libro cayó
abierto, justo en el capítulo en que Caín mataba a Abel.
También
cayó la dulce e inerte mano de Verónica a un costado del
sillón.
La desgracia
cayó sobre la familia. Begoña se quitó la vida estrangulándose
con el cordón de su corsé en un manicomio, acosada por su
imaginación que la hacía ver continuamente a su hermana muerta
reprochando su vil acto.
Desde entonces
hay gente que utliza unas tijeras y una Biblia (aunque esto es sacrilegio
y puede enfadar mucho al espíritu de Verónica) para entablar
conversaciones con los habitantes del limbo.
Si os atrevéis
a utilizar las tijeras y la Biblia, tened cuidado, puesto que si es el
maléfico espíritu de Begoña el que os sale, las tijeras
pueden cobrar vida y...
¡CHASS!,
¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!
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Espero que os haya gustado :3
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Esto sucedió
en el siglo XIX
en España, en un pueblo cerca de Madrid.
Eran dos hermanas:
Verónica y Begoña.
Las dos se
parecían físicamente, pero en cuanto a su personalidad eran
totalmente opuestas. Mientras que Verónica era una muchacha llena
de virtudes, su hermana era todo lo contrario. Begoña era mezquina,
malvada y envidiosa, muy envidiosa.
Cierto era
que existía cierta predilección de los padres de ambas hacia
Verónica. No se cansaban de elogiar a su hija Verónica ante
las visitas, que si era muy hacendosa con la costura, que si rezaba mucho,
que si era caritativa con los desfavorecidos, que pronto encontraría
marido, etc, etc...
Mientras, detrás
de la puerta, escuchaba Begoña cómo elogiaban a su hermana
y de ella no decían nada. Así, con el tiempo, el odio de
Begoña hacia Verónica fue creciendo.
Como todas
las noches Verónica estaba leyendo la Biblia sentada en el sillón
del cuarto de costura, y su hermana Begoña entró sigilosamente,
deslizó su mano hasta el cajón de la mesa de la máquina
de coser, y cogió unas tijeras.
Se acercó
por detrás del sillón sin que Verónica se percatase,
levantó la mano empuñando las tijeras que brillaron maléficamente,
y en un segundo....
¡CHASS!,
¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!,
Cinco veces
las clavó en el blanco cuello de su inocente hermana.
La Biblia cayó
al suelo, con las páginas llenas de sangre.
El libro cayó
abierto, justo en el capítulo en que Caín mataba a Abel.
También
cayó la dulce e inerte mano de Verónica a un costado del
sillón.
La desgracia
cayó sobre la familia. Begoña se quitó la vida estrangulándose
con el cordón de su corsé en un manicomio, acosada por su
imaginación que la hacía ver continuamente a su hermana muerta
reprochando su vil acto.
Desde entonces
hay gente que utliza unas tijeras y una Biblia (aunque esto es sacrilegio
y puede enfadar mucho al espíritu de Verónica) para entablar
conversaciones con los habitantes del limbo.
Si os atrevéis
a utilizar las tijeras y la Biblia, tened cuidado, puesto que si es el
maléfico espíritu de Begoña el que os sale, las tijeras
pueden cobrar vida y...
¡CHASS!,
¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!, ¡CHASS!
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Espero que os haya gustado :3
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