Pues eso, por aquí pueden dejar chistes de gallegos.
Dejo unos como para animar la cosa.
Un gallego le dice al otro:
- Me compré un reloj.
Y el otro le pregunta:
- ¿Qué marca?.
- Pues la hora.
Un gallego va al cine, y la muchacha de la taquilla le dice:
- Señor, esta es la quinta vez que compra la entrada.
El gallego le contesta:
- Es que el desgraciado de la puerta me la rompe...
Un gallego iba por la calle y encuentra un espejito de cartera, lo levantó, se miró y dijo:
– Coño, yo a ese tipo lo conozco– y se guardó el espejito en el bolsillo del pantalón.
De regreso a casa, volvió a mirarse en el espejito y repitió:
– ¡Joder! ¿De dónde conozco a ese tipo?.
Al entrar a su casa, guardó el espejito en el bolsillo del pantalón. Se sentó a la mesa del comedor.
Mientras la Josefa le servía la comida, el gallego volvió a mirarse en el espejito.
– ¡Ostia!, que yo a ese tipo lo conozco... creo que es el que se corta el pelo en frente mio.
Curiosa la Josefa le pregunta:
– Oye, Manolo... ¿qué tienes en la mano?.
– Nada importante, mujer.
Y se guardó nuevamente el espejito en el bolsillo del pantalón.
Terminada la cena el gallego se fue a dormir, dejando el pantalón sobre la silla.
La Josefa que se quedó intrigada, y una vez dormido su esposo, se acercó a la silla y retiró el espejito del bolsillo... se miró y dijo:
– ¡Lo sabía! ¡Una foto de mujer! ¡ Y qué cara de put* tiene!.
Este tema es mero humor, y por tal, no está hecho a fin de menospreciar a nadie. Excepto a los gallegos.
Saludos.
Dejo unos como para animar la cosa.
Un gallego le dice al otro:
- Me compré un reloj.
Y el otro le pregunta:
- ¿Qué marca?.
- Pues la hora.
Un gallego va al cine, y la muchacha de la taquilla le dice:
- Señor, esta es la quinta vez que compra la entrada.
El gallego le contesta:
- Es que el desgraciado de la puerta me la rompe...
Un gallego iba por la calle y encuentra un espejito de cartera, lo levantó, se miró y dijo:
– Coño, yo a ese tipo lo conozco– y se guardó el espejito en el bolsillo del pantalón.
De regreso a casa, volvió a mirarse en el espejito y repitió:
– ¡Joder! ¿De dónde conozco a ese tipo?.
Al entrar a su casa, guardó el espejito en el bolsillo del pantalón. Se sentó a la mesa del comedor.
Mientras la Josefa le servía la comida, el gallego volvió a mirarse en el espejito.
– ¡Ostia!, que yo a ese tipo lo conozco... creo que es el que se corta el pelo en frente mio.
Curiosa la Josefa le pregunta:
– Oye, Manolo... ¿qué tienes en la mano?.
– Nada importante, mujer.
Y se guardó nuevamente el espejito en el bolsillo del pantalón.
Terminada la cena el gallego se fue a dormir, dejando el pantalón sobre la silla.
La Josefa que se quedó intrigada, y una vez dormido su esposo, se acercó a la silla y retiró el espejito del bolsillo... se miró y dijo:
– ¡Lo sabía! ¡Una foto de mujer! ¡ Y qué cara de put* tiene!.
Este tema es mero humor, y por tal, no está hecho a fin de menospreciar a nadie. Excepto a los gallegos.
Saludos.
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