La discusión de que si celar es señal de que se ama, y por ende, naturalmente aceptable, es extensa. Según miradas como la junguiana, un individuo celoso no ama genuinamente a la persona a la que cela, pues los celos son respuestas de raíz en el inconsciente y de naturaleza egoísta. No obstante, es improbable toparse con amores sin componentes egoístas: aquellos entran casi en la categoría de lo sacro, la probabilidad divina. La concepción de amor que todos conocemos siempre tiene dichos componentes en mayor o menor medida. Esta noción es a su vez la elevada por el ideal romántico y plantea que una persona sólo está completa si encuentra a su "otra mitad", y existe un principio de propiedad con respecto al ser amado. Bajo mi punto de vista, un nivel de celos moderados es componente básico de una relación. Defiendo un equilibrio entre el "amor egoísta" y el "amor verdadero": el primero en extremo es un amor netamente posesivo, vacuo y carente de solidaridad, y el segundo es un amor "utópico" y carente de ciertos condimentos típicos de una relación amorosa.
Yo me considero moderadamente celoso. Mis parejas por lo general fueron más celosas que yo. En dos casos, a nivel de control y supervición de redes sociales. Creo que ni el que diga profesar el amor menos egoísta es capaz de evitar sentir celos si percibe que pierde al ser amado, o este, coquetea con otr@s. El problema está en el nivel de congruencia con la realidad de dicha percepción, pues muchas veces se ve lo que se quiere ver. Y en casos críticos hablamos de "celos delirantes" o celopatía. Ejemplos donde el individuo construye verdaderas historias inverosímiles en su cabeza donde conspiran a sus espaldas y le engañan.
También está la relación del componente narcicista con la aversión hacia el tercero (o posible tercero). En mi caso, soy capaz de generar cierta aversión hacia este, si bajo mi percepción, errada o no, creo que se me compara a nivel físico, intelectual o poder adquisitivo (con lo arrogante que soy, rara vez me ha ocurrido. La última vez que me pasó fue cuando me enteré de la persona con que se metió mi ex en venganza por mi infidelidad: un viejo con mucho más dinero que yo. Aunque ella ni lo quería y duraron re poco). Es una afrenta narcisista, enraizada básicamente en un asunto de autoestima. Un ejemplo común es el impulso celoso, implacable para la autoestima en una mujer que se siente "amenazada" o "cambiada" por otra más "guapa".
Entre personas muy celosas también es común toparse con el caso de los "celos proyectados". Nada más y nada menos que deseos inconscientes de querer ser infiel.