CIUDAD SIN ALMA
 
Danica encamino sus pasos con mas brío caminando por le pasillo escuchaba un chirrido detrás de ella pero prefería no mirar, la caminata aprecio eternizarse, pensó que lo mejor era entrar en alguna habitación de un paciente pero no sabía que seria lo peor puesto que de algunas se escuchaba unos sonidos extraños incluso gritos pero prefería no entrar.
 
Por un instante el chirrido se hizo mas intenso, empezó a trastear en los pomos para abrir alguna habitación pero parecia que todas estuvieran atrancadas, de pronto se detuvo frente a una y muy despacio giro la cabeza para ver que es lo que le perseguía.
 
Su mente le estaba diciendo que no lo hiciera pero la curiosidad ya era demasiado, un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando al fin miro vio que sencillamente era una silla de ruedas que estaba en medio del pasillo como si alguien la hubiera dejado.
 
Danica no pudo mas que tragar saliva sus ojos se posaron sobe la silla por unos instantes sintió ese miedo que te recorre el cuerpo sabiendo que todo a tu alrededor te estuviera amenazando.
 
Por un instante aquella silla se movió un poco escuchándose su lúgubre chirrido, Danica trago saliva y retrocedió unos pasos en ese momento la silla cayo al suelo de golpe como si fuera empujada por alguien o algo.
 
Mientras tanto Laurence sin saber que hacer pensando que aquella simple trampa no detendría a la bestia por mucho tiempo corrió pro las calles, sentía el frió en su piel que la erizaba y como el sudor recorría su espalda, en su recorrido podia escuchar gritos ruidos extraños provenientes de los callejones y aquellas cosas sobrevolando la zona.
 
─ Necesito un arma…─  hablo Laurence mientras corría mirando los cubos de basura para encontrar lo que fuese, en su camino en uno de ellos había varios muebles tirados en el suelo lo mas seguro de alguna mudanza, como pudo rompió la silla contra el suelo y tomo una de las patas, por lo menos le serviría de garrote improvisado.
 
Aun un poco confundido por lo que había pasado en la biblioteca siguió su camino por las calles, no había ningún autobús o taxi que le sirviera de transporte así que el trayecto seria algo largo, pensando que tenia que hablar con Danica.
 
Mientras tanto Danica forcejeaba con las puertas, sentía como si algo la estuviera persiguiendo por el pasillo, en su caminata vio una enfermera poyada en la pared como si estuviera descansando.
 
Se acerco a ella lentamente, respirando que había alguien mas aparte de ella en ese sitio, pero para su desesperación, cuando esa persona alzo la vista pudo ver su rostro deformado, su boca abierta de sobre manera sus ojos eran blancos por completo de ellos salía un liquido negruzco su uniforme estaba manchado de sangre.
 
Danica retrocedió unos pasos poniéndose la mano en la boca para no gritar, no podia apartar la mirada de aquél engendro; esta abrió su boca de sobremanera y soltó un grito que retumbo en todo el pasillo.
 
Danica como pudo cayo al suelo y gateando logro entrar en una habitación, esperando poder librarse de esa cosa, para su sorpresa en ella había una anciana que se quedo mirándola con curiosidad…
 
 
FIN DEL CAPITULO 21
 
 

HUYENDO DEL HOSPITAL
 
Danica aun en shock por lo que había visto miro a la anciana con ojos temerosos , por un instante giro la cabeza rápidamente para mirar a la puerta pro si aquella cosa decidía entrar, pero parecia que se había quedado fuera.
 
La anciana tenia el pelo rubio apagado y los ojos de un color azul, bestia el pijama del hospital y cerca de su cama había apoyado un bastón de madera recia, en su rostro se podia ver  que los años la habían tratado bien puesto que no tenia muchas arrugas aun con su edad.
 
─ ¿Te ocurre algo jovencita…?...─ pregunto la anciana con una mueca de sonrisa en su rostro.
 
─ Tenemos que salir de aquí cuanto antes, será mejor que se vista…─  hable con rapidez casi atropellando las palabras intentando salvar aquella pobre mujer.
 
─ Tranquilícese un poco…parece muy alterada…─  comento la anciana mientras se levantaba de la cama tomando el bastón, a su vez Danica sacaba la ropa del armario, todo lo deprisa que podia, sin dejar de perder ojo a la puerta por debajo de esta se podían ver las sombras como si algo estuviera pasando por el otro lado esperándola, aunqeu lo mas extraño es por que no entraba en aquella habitación.
 
Después de un rato la anciana se vistió aquellas ropas le recordaban a un clérigo, aunque su color negro no era precisamente de su agrado.
 
Temblándome aun la mano la acerque al pomo, la anciana coloco su mano sobre la mía y juntas pude abrir el pomo.
 
Por una rendija mire hacia todos lados pero no encontré a nadie aquella cosa había desaparecido, pero los pasillos no me inspiraban confianza, tenia el corazón que me latía a toda prisa.
 
Tome la mano de la anciana y empezamos a recorrer el pasillo en dirección hacia la salida, en nuestro camino pude ver como las luces de aquel sitio empezaban a parpadear levemente, se escuchaban algunos ruidos al otro lado de las puertas que nunca había escuchado y prefería no saber lo que era.
 
Mire a la anciana y no parecia estar muy alterada, aunque en nuestro camino cuando ya estábamos cerca de la entrada escuche detrás de nosotras algo que preferi no recordar que es lo que era.
 
Un gruñido hizo que se me helara la sangre aquel sonido fue como si se clavase en mi corazón, gire la cabeza momentáneamente cuando observe que se trataba de aquella especie de perro sus ojos casi relumbraban de color rojo en la oscuridad.
 
Intente aligerar el paso todo lo que pude pero con la anciana era un poco complicado, aquella cosa la escuche como empezaba a moverse rápidamente por el pasillo en nuestra dirección.
 
Preferi ni pensar que es lo que pasaría si nos alcanzaba cuando ya estábamos cerca de la salida, observe como Lawrence entraba con la pata de una mesa en sus manos…
 
 
 
FIN DEL CAPITULO 22
 

SALIDA A LA ESPERANZA
 
─ ¿Abuela…?...¿Pero se puede saber que haces aquí…?...─  cuestiono Laurence sorprendido mientras miraba como Danica intentaba sacar de allí a aquella señora a toda prisa.
 
─ No creo que sea el mejor momento para las presentaciones…tenemos que salir cuanto antes…¿Si pudieras ayudarme…?...─  conteste intentando aligerar aquello, pero en ese instante un gruñido helo mi sangre prácticamente lo teníamos detrás de nosotros.
 
─   Es mejor que vayamos a urgencias al menos podremos escapar en una ambulancia…─ comento Laurence mientras agarraba el otro bazo de su abuela e íbamos hacia allí.
 
─ Laurence hace tiempo que no te pasas a verme…¿Me puedes decir por que…?...─  curioseo la anciana mientras continuábamos el camino, nada mas salir sentimos el aire casi gélido de la noche que parecia cortar los huesos, aquel aire no era el mismo de costumbre hacia que se me erizara la piel.
 
Se podían escuchar sonidos extraños proveniente4s de las calles, gire la cabeza pro un instante para ver el hospital y pareciera como si nos estuviera amenazando, una sensación de muerte y horror se instalo en mi mente, sentía como si fuera a morirme de un momento a otro estando en ese estado me detuve por un instante congelada por el miedo.
 
─ Danica!, Danica!, reacciona tenemos que llegar a urgencias…─ exclamo Laurence casi gritando, por suerte aquello hizo que volviera a centrarme de nuevo, aquello sonidos provenientes de la entrada del hospital los podíamos oír cada vez mas cerca.
 
Bajamos una pequeña rampa y giramos a la derecha enseguida pudimos ver la sección de urgencias, en su puerta había una ambulancia que estaba aparcada y dispuesta para salir como siempre.
 
─ Rápido, id entrando y o la pondré en marcha…─  expuso Laurence mientras entraba rápidamente en el asiento del conductor, por mi parte fui por la parte de atrás y abrí la puerta por donde entra el paciente y entramos.
 
Laurence empezó a girar la llave del automóvil pero pareciera que no quisiera arrancar, aquella cosa estaba cada vez mas cerca, hasta que en un momento un golpe que movió el coche llego a alterarme mire hacia delante y pude ver el rostro de aquella bestia enseñando una fila de dientes afilados como cuchillas y aquellos ojos que fueran fuegos ardientes, su piel parecia estar quemada era como cuero negro.
 
─AAAAAAAAAAAHHHHHHH!...Haz que se vaya, por favor!…─  grite de manera alocada mientras me colocaba las manos delante de lacara para no verlo.
 
Pero su imagen se había clavado en mi mente, podia escuchar los gruñidos de aquella cosa.
 
─ Cariño…debes relajarte…─  comento la anciana intentando relajarme pero aquello ya sobrepasaba mi raciocinio…
 
 
FIN DEL CAPITULO 23