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Mayordomo
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Hola a todos! Empezamos un nuevo año 2018 con nuevo espíritu y cosas por hacer. Para este año, les preparo nuevas sorpresas ya que estoy preparando nuevas historias que les va a agradar. En este nuevo capitulo tendremos el enfrentamiento entre Elise y Jack los dos piratas mas fuertes quienes deciden resolver sus diferencias de una vez por todas en una batalla naval. Veamos cual de los dos saldrá victorioso. Espero sus comentarios!
CRONICA 09: Elise vs Jack, una batalla por los vínculos
Elise Valerie, una joven de aproximadamente 18 años de edad, se convierte en uno de los piratas que pronto marcarían renombre en los mares del Caribe siendo conocida como El Capitán Perla Negra a bordo de su barco insignia, “El Madrid en Llamas” ocultando el hecho de ser una de las primeras piratas mujeres que compiten con los hombres de mayor fama. Tras superar numerosas dificultades, la valiente pirata Perla Negra y sus camaradas consiguen recuperar y apoderarse del Tesoro de los Soles Dorados siendo transportado en el barco hundido que contenía el oro a bordo al ser reparado y listo para zarpar. Luego de reencontrarse con sus hombres del Madrid en Llamas, Perla Negra sugieren dividirse ambos barcos para evitar ser localizados por los piratas enemigos. Con ella y Dragan a bordo del barco del Tesoro emprenden su ruta hacia el punto de reunión donde Hogan y los demás los esperan. Sin embargo, durante el trayecto ocurre una desgracia. Sin darse cuenta, son emboscados por el antiguo Capitán del barco que se perdió hace muchos años atrás quien estuvo a cargo de la tripulación del bisabuelo de Dragan quienes fueron abandonados a su suerte. No obstante, el sacrificio de Dragan impide que el viejo Capitán se salga con la suya y el barco se hunde en el fondo del mar. Nadie pensaba que alguien más estaba siguiendo sus movimientos, nada menos que el temible pirata conocido como “El Demonio Carmesí”, Jack Valente quien logra rescatar a Perla Negra siendo la única sobreviviente del naufragio. Tras recuperarse de sus heridas, ella es transportada hacia el puerto de Nassau donde se reúne con Hogan y el resto de sus amigos quienes estaban preocupados por ella. Se revela que la razón por la que los piratas enemigos no intervinieron fue porque Jack había eliminado a la mayor parte de ellos, en especial a su líder y se burla de la ineptitud de Dragan al haber tenido una muerte de forma imprudente lo cual hace enojar a Perla Negra e inesperadamente con una mirada furiosa, reta a Jack a una batalla en el mar el cual este acepta comenzando uno de los duelos entre los piratas más fuertes.
Puerto de Nassau, la noche siguiente.
En la taberna, todos se encontraban angustiados por la pérdida de Dragan y lo peor, la batalla que tendrá Elise contra Jack y su tripulación.
dículo! No solo hemos perdido el tesoro y a Dragan sino que ahora tendremos que enfrentarnos a Jack Valente. Esto no podría ir de mal en peor. – Dice Hogan ahogándose en penas.
- ¡Esto es ridículo! No solo hemos perdido el tesoro y a Dragan sino que ahora tendremos que enfrentarnos a Jack Valente. Esto no podría ir de mal en peor. – Dice Hogan ahogándose en penas.
- Sin embargo, es la primera vez que veo a Elise seriamente molesta. Me sentí aterrada. – Responde Mei.
- Es verdad. Nuestro capitán parece no conocer la palabra miedo. Hasta ahora hemos enfrentado muchos peligros y ella siempre consigue la manera de superarlo.
- Sí, lo recuerdo. Gracias a ella, nuestras aventuras siempre han sido emocionantes y nunca pensé que ser pirata fuera tan interesante.
- Pero también hay momentos como este, en el cual nuestras vidas entran en juego.
- Sin embargo, aun así yo creo en ella.
- A propósito, ¿en dónde se encuentra ella ahora? No la he visto en todo el día. Posiblemente le haya entrado recién el pánico al darse cuenta que nos enfrentaremos a uno de los piratas más temibles.
- No sé, pero yo la vi quedarse en la herrería cerca del astillero.
- ¿Eh? Pero, ¿qué podría estar haciendo en un momento como este?
Hogan y Mei van en busca de Elise en la herrería ubicada cerca al astillero donde inesperadamente ven a Elise forjando algunas cosas en el horno y aplastando con el martillo el metal caliente que va saliendo.
- ¿Eh? Pero, ¿qué sucede? – Pregunta Hogan
- ¿Qué te parece si vamos a preguntarle? – Dice Mei.
Mei y su hermano se acercan a preguntarle a ella qué está haciendo.
- ¡Hola capitán! – Saluda Mei.
- Ah, chicos. No esperaba encontrarlos por aquí. Ah, nada mejor que un poco de trabajo en la herrería para estimular el espíritu.
- ¿Se puede hacer que está haciendo en un momento como este? Por si no lo recuerda, mañana tiene un duelo con Jack. – Dice Hogan preocupado.
- Lo sé. Quiero disculparme por mi comportamiento de ayer. No quise involucrarlos en este asunto.
- Bueno, eso quiere decir que se arrepiente y va a pedirle disculpas a Jack. – Dice Hogan aliviado.
- Eso no puedo hacer. Es un asunto que debo resolver entre él y yo. Por ello debo enfrentarlo mañana.
- ¡Eeeeeeek! ¿Se da cuenta de lo que acaba de decir? Ese sujeto ha sido incluso capaz de vencer a Eduard Rackham y burlarse de nosotros. Nosotros somos apenas unos novatos en contra de ese sujeto.
- Lo sé. Por eso he decidido seleccionar solo unos cuantos hombres para manejar el barco durante el duelo de mañana. No quiero que ustedes participen en este duelo.
- ¿Queeeee? ¡Pero capitán! Nosotros somos parte de su tripulación ¡No es justo que no nos deje participar mañana! – Grita protestante Mei.
- ¡Elise tiene razón! ¡Es peligroso que especialmente tú participes en la batalla naval de mañana! – Grita Hogan.
- ¡Joooo!
- Bien, entonces estamos de acuerdo. – Dice Elise.
- ¡De eso nada capitán! No vamos a permitir que arriesgue su vida de esa forma. Voy a reunir a los muchachos para pedirle perdón y quizá nos deje marchar. – Dice Hogan.
- Entonces, ¿no confías en mí después de todo lo que hemos superado?
- Bueno, pues… ¡Es que esto no se compara en nada a lo anterior! ¡Además ya hemos perdido a Dragan! ¡Ahora pretende usted arriesgar su vida! ¿Acaso no quiere comprender la gravedad de la situación?
- Hogan, Dragan fue mi responsabilidad. Si hubiera sabido que ese viejo capitán estuviera infiltrado en el barco del tesoro, eso no habría pasado. Jack también se está arriesgando demasiado. Por ello, quiero que comprendas lo importante que es este duelo para mí. Hay algo muy importante que quiero recuperar en esta batalla sin importar lo que pase.
- ¿Algo muy importante?
- Así es. Por ello, quiero pedirles disculpas por este capricho mío pero quiero enfrentarlo con todo lo que tengo.
- Pero… - Dice Hogan
- ¡Snif! ¡Capitán! ¡Yo…! ¡Yo le apoyo! ¡Estoy segura que usted le ganará a Jack!
- ¡Pero Mei!
- Gracias muchachos, prometo que regresaré.
- Sin embargo, estoy muy preocupado. Usted está perdiendo el tiempo en la herrería sin idear un plan de batalla. Tenga en cuenta que Jack no solo es fuerte sino también cuenta con un excelente barco que es bastante rápido.
- Lo sé. Ya he ideado una estrategia para enfrentarlo aunque no estoy segura que resulte. Todo depende del destino ahora.
- ¿Y qué clase de estrategia piensa usar contra Jack? Si hablamos de velocidad, sería mejor usar el antiguo barco de Dragan, “El Sol Dorado” ya que es más rápido que el nuestro.
- No, pienso utilizar nuestro barco insignia, “El Madrid en Llamas”.
- ¡Pero capitán! ¡Ese barco es un Galeón y resulta ser lento en batalla! ¡Quedará en gran desventaja!
- De todas maneras ninguno de nuestros barcos es capaz de igualar o superar al de Jack por lo que estoy apostando todo en este plan.
- ¿Y qué clase de plan requiere usar nuestro barco más lento?
- Ya lo verás mañana.
A la mañana siguiente, en el cabo ubicado fuera del puerto de Nassau, los barcos de Elise y Jack se sitúan en un extremo alejados a una distancia considerable uno del otro mientras que se preparan para la inminente lucha entre ambos piratas.
- ¡Elise! Esta será una batalla entre ambos barcos. Primero cada uno de nosotros se encargará de detener el barco de su oponente y se procede al abordaje donde se llevará a cabo la siguiente parte de la lucha que será de cuerpo a cuerpo. Aquel que se rinda o cae fuera de combate será el perdedor. Si yo gano, dejarás de ser pirata para siempre. – Grita Jack anunciando las reglas del combate.
- Si yo gano, concederás lo que yo te pida y retirarás lo que has dicho sobre mis hombres. – Responde Elise.
- ¡Me parece bien! ¡Qué comience el duelo!
- ¡Estoy lista! ¡Muchachos prepárense! – Grita Elise.
- ¡Sí! – Responden entusiastas los hombres de Elise.
La mayoría de los hombres de Elise, incluyendo a Hogan y Mei observan desde el otro barco el momento de la lucha entre ambos. Mientras que Mei observa emocionada, Hogan se encuentra terriblemente preocupado.
- ¡Ay! ¡Ay! ¡Por favor dios mío! ¡Que todo salga bien! – Dice Hogan rezando.
- ¡Elise tú puedes! – Grita Mei.
El disparo del cañón resuena en lo alto del cielo indicando el inicio de la batalla.
- ¡Elise prepárate para arrodillarte frente al próximo Rey de los Piratas! ¡Preparen las velas! – Grita Jack confiado.
- ¡Muchachos, ya saben qué hacer! – Grita Elise.
- ¡Sí capitán! – Responden los hombres de Elise.
- El barco de Jack es muy rápido. No sé cómo hará ella para superar esta situación.
- No te preocupes hermanito, Elise no perderá fácilmente.
La batalla entre ambos barcos, El Madrid en Llamas y La Rueda de la Fortuna empieza. Ambos oponentes enfrentan una batalla como nunca antes han tenido en sus vidas. La Rueda de la Fortuna, siendo más rápido obtiene mayor ventaja sobre su oponente, esquivando fácilmente los disparos de cañón que no logran acertar con los giros y maniobras que realiza.
- Esto es lo que yo decía. La razón por la que El Demonio Carmesí ha vencido siempre en sus batallas es porque ha superado a sus oponentes en velocidad. Ahora comienza con su estrategia de acorralar a su oponente dejándole sin ventaja de contraataque. – Dice Hogan, preocupado.
- ¡Vamos Elise tú puedes! – Grita Mei.
- Capitán, ¿utilizamos nuestra estrategia ahora? – Preguntan los marineros de Elise.
- No, todavía no. Sigan disparando y permanezcan en alerta ante algún posible movimiento inesperado. – Responde Elise.
- Sí, capitán.
- ¡Ja, ja, ja! ¡Elise! ¿Eso es lo único que puedes hacer? ¡Ahora verás como el perseguido se convierte en el cazador! ¡Prepárense para el contraataque!
- ¡Sí señor! – Responden los hombres de Jack.
- ¡Atestigüen todos ante la presencia del rey! ¡El Ataque del Demonio Carmesí!
En una sorprendente maniobra, el barco de Jack hace un giro impresionante aprovechando la velocidad del viento esquivando fácilmente los disparos del Madrid en Llamas se sitúa justo detrás de él quedando a su merced.
- ¡Este será tu fin Elise! ¡Fuego a toda potencia!
Aprovechando la ventaja, la Rueda de la Fortuna dispara con sus cañones directamente hacia el Madrid en Llamas provocando daños en su estructura. Por fortuna los disparos no resultan ser tan fuertes y el barco logra resistir el ataque de su implacable oponente.
- ¡Aaaargh! ¡Resistan muchachos! – Grita Elise.
- ¡Ja, ja, ja! ¡Observa esto Elise! ¡Este es el verdadero poder de un pirata! ¡No hay forma que puedas vencerme! Solo podrás observar como tus esfuerzos se desmoronan ante mi implacable presencia.
- Todavía no… solo un poco más… - Dice Elise observando la situación.
- ¡Ahora! ¡Reduzcan su inútil cáscara de barco! ¡Prepárense para el disparo!
La Rueda de la Fortuna se acerca para realizar otro ataque dejando vulnerable a su oponente quien solo espera el momento oportuno.
- ¡Ay no! ¡Otro ataque más y Elise estará en peligro! – Grita Hogan preocupado.
- ¡Elise! ¡Por favor no pierdas! – Grita nerviosa Mei.
- Solo un poco más… - Dice Elise serenamente pese a la terrible situación.
El barco de Jack se aproxima cada vez más preparándose para disparar. Sin embargo…
- ¡Ahora muchachos! ¡Nuestra estrategia!
- ¡Sí!
Justo en el momento en que Jack y sus hombres se preparan a disparar sus cañones, inesperadamente Elise ordena a sus hombres disparar también sabiendo que Jack puede esquivar las balas de cañón. No obstante, para sorpresa de él, las balas que disparan los cañones de Elise son totalmente distintas a las normales ya que en cada disparo salen dos balas encadenadas entre sí.
- ¡Es inútil Elise! ¡Sabes perfectamente que mi barco puede esquivar…!
- ¿Realmente estás seguro?
Los disparos de Elise no apuntan directamente al barco en sí sino a las velas y mástiles del enemigo.
- ¿Qué? Pero, ¿qué rayos…? ¡Argh! – Grita Jack sorprendido por el impacto.
- ¡Capitán Jack! ¡Hemos perdido dos de nuestras velas! ¡Estamos perdiendo velocidad!
- ¿Qué? ¡Esto no es posible! ¡Elise! ¡Eres un granuja!
Hogan y sus amigos quedan sorprendidos ante la nueva y sorprendente estrategia de Elise para neutralizar el veloz ataque de la Rueda de la Fortuna.
- ¡Oh! ¡Así que era eso en lo que estaba trabajando en la herrería con los muchachos ayer! – Grita sorprendido Hogan.
- ¡Así es! Elise me dijo que había aprendido mucho del señor Torges y las balas que ella ha diseñado son llamadas “Balas encadenadas”, se usan para destruir las velas y ralentizar la velocidad de los barcos rápidos y vulnerables como el de Jack. – Responde Mei.
- ¡Mierda! ¡Nuestro capitán no deja de sorprendernos! – Grita muy sorprendido Hogan.
- ¡Sí! ¡Vamos Elise! – Grita emocionada Mei.
Jack se pone furioso ante la inesperada estrategia de Elise y por consecuencia su barco pierde velocidad quedando ahora vulnerable ante ella.
- Aprendí mucho de ti. Como dijiste una vez, con la fuerza no siempre se gana. Es necesario siempre contar con una buena estrategia y convicción en sí mismo. ¡Ahora muchachos! ¡Disparen los cañones una vez más!
Antes que los tripulantes de la Rueda de la Fortuna pudieran reaccionar, el Madrid en Llamas ataca con sus poderosos cañones al ser más potentes y pesados que los de su oponente, esta vez logran causar gran daño impidiendo que este logre atacar.
- ¡Ahora muchachos! ¡Al abordaje!
El Madrid en Llamas atraca el barco de su oponente y sus hombres se preparan para el abordaje y empezar el ataque pirata. Los hombres de Jack apenas logran recuperarse del impacto y se preparan para la lucha contra sus invasores. Elise, volando de un gran salto con ayuda de una cuerda aterriza justo en lo alto de la proa para enfrentarse con su temible rival cara a cara.
- ¡Estoy aquí Jack! ¡Prepárate!
Ambos desenvainan sus espadas y comienzan una lucha feroz entre ambos rivales demostrando gran destreza por parte de ambos el dominio de la espada
- ¡Elise! ¡Para llegar hasta aquí he tenido que abandonarlo todo! Mis amigos, las personas que cuidaban de mí, todo, con el fin de convertirme en el mejor pirata de todos los mares. Sin embargo, tú sin dejar nada, has venido hasta aquí para desafiarme ¡Eso es algo que jamás pienso tolerar!
- Tal vez tengas razón pero a diferencia de ti, no lucho solo. Gracias a mis camaradas hemos conseguido superarnos a nosotros mismos. Sin embargo, debes comprender que ya no estás solo y no necesitas seguir sufriendo de esa manera. Por ello, es que estoy aquí. – Responde Elise
- ¿Crees que no sé nada de lo que te ocurrió? ¡Tú también lo has perdido todo! Tu familia, aquellos a quienes querías. Solo te queda la venganza.
- Es cierto. Pero a medida que he avanzado con mi viaje he aprendido muchas cosas y también valiosas experiencias, los amigos que conocí, los enemigos que he enfrentado, todo. Por esa razón, pienso seguir adelante junto a ellos y encontrar nuestro lugar en el mundo.
- ¡Bonita fantasía! Sin embargo, un verdadero rey siempre está solo. Luchando para proteger aquello que más valora. Tus palabras de amistad y vínculos solo sirven para los débiles.
- ¡Estás equivocado y eso lo voy a demostrar!
La lucha entre ambos se vuelve intensa y ninguno quiere ceder. Después de luchar durante un largo rato, ambos empiezan a sentir cansancio pero ninguno baja la guardia sabiendo que eso puede ser fatal.
- (Debo admitir que ha mejorado bastante. A medida de las batallas que ha tenido, ha mejorado su estilo de lucha. Sin embargo, no dejaré que me gane. Veamos cuánto tiempo puede soportar.) – Piensa Jack agitado.
- (Jack… es muy fuerte. Si seguimos así, es probable que no pueda resistir por mucho tiempo. Tengo que pensar en algo si quiero superar su defensa.) – Piensa Elise también agitada por la lucha.
Jack se prepara para atacar pero inesperadamente Elise en una acción desesperada, arroja su espada hacia él y este logra esquivarlo.
- ¡Eres ingenua! ¡Ahora estás indefensa! – Grita confiado Jack.
- ¿Eso crees?
Sin darse cuenta, Jack observa que la espada no apuntaba hacia él sino a la cuerda que está justo detrás de él la cual es rota por el impacto de la espada incrustada en la pared de madera y eso causa que el palo del mástil salga de su lugar y caiga directo hacia él pero este en un acto de reflejo la esquiva milagrosamente arruinando el plan de Elise.
- ¡Buen intento pero inútil! ¿Qué? ¿En dónde está?
Sorprendentemente Elise salta justo hacia el palo del mástil y se lanza de regreso hacia Jack donde violentamente este lo lanza a los cielos y sale volando cayendo hacia el mar.
- ¡No! ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa! – Grita Jack cayendo fuera del barco.
Posteriormente después del combate, los hombres de Jack pierden la batalla soltando sus armas quedando a merced de Elise y sus piratas consiguiendo la victoria. Luego, con ayuda de un bote ella llega donde se encuentra Jack en el agua y le extiende su mano.
- ¿Por qué? Yo… ¿He perdido? – Dice Jack sin poder creer lo que acaba de ocurrir.
- Sabía que intentarías resolver las cosas de la misma forma. Ese es tu estilo. Por eso tuve que cambiar mi forma de pelear.
- Elise… - Dice Jack antes de perder la conciencia.
Después de rescatar a Jack, Elise regresa con sus amigos en el Sol Dorado, aliviados y contentos por la victoria de su valiente líder. Tiempo después de curar a los heridos y sobrevivientes, todos se reúnen en el puerto donde Jack y Elise se miran frente a los ojos.
- Hoy yo he perdido ante ti, Elise Valerie, no, Capitán Perla Negra.
- Jack, vuelve con nosotros a casa. Torges y las demás personas del pueblo te echan de menos.
- Lo siento Elise, pero eso no puedo hacer. Soy un pirata y eso es lo que seré hasta el día en que muera.
- Entiendo.
- Elise… siento por las palabras que dije ese día. Sin embargo, la próxima vez seré yo quien te derrote.
- Estaré esperando ese momento. Cuídate mucho Jack. – Ambos estrechan fuerte sus manos.
- Mándale saludos de mi parte a Torges y a los otros. Nos volveremos a ver.
El Demonio Carmesí y sus hombres se preparan para zarpar para llevar su barco al escondite para hacer reparaciones y continuar con su viaje. Mientras Elise y sus compañeros lo observan partir.
- Oiga capitán, ¿le parece bien dejarlo marchar así nada más después de todo el lío que nos ha causado? – pregunta Hogan confundido.
- Jack siempre ha sido así. Con un espíritu libre e implacable. En eso no ha cambiado. – Responde Elise.
- Dígame capitán, ¿ha logrado encontrar lo que había perdido? – Pregunta Mei.
- Sí. El vínculo que Jack y yo tenemos.
- La verdad no entiendo nada de lo que sucede. Ustedes sí que son un par de chiflados. – Dice molesto Hogan.
- Bueno chicos, nosotros también debemos marcharnos. – Dice Elise.
- ¿A dónde? – Pregunta Hogan.
- Debemos ir a la casa del Gobernador a informar a Cordellia sobre el tesoro.
- Sí, pero me da una pena tener que ir allí con las manos vacías después de la ayuda que nos hizo.
- ¿Quién dijo que tengo las manos vacías? – Pregunta Elise.
Elise saca de su bolsillo dos monedas de oro pertenecientes al tesoro hundido.
- ¡Pero esto es…! ¿Cómo es que usted lo tiene? – Pregunta impresionado Hogan.
- Dragan y yo conservamos estas monedas como recuerdo de nuestra expedición. Por desgracia, es una pena que él no haya podido regresar con nosotros.
- Sin embargo, estoy segura que se siente satisfecho al poder encontrar el tesoro de su bisabuelo y haberte ayudado en tu aventura. – Dice Mei.
- Tienes razón. Pongámonos en marcha.
Elise y sus amigos regresan a la casa del Gobernador donde su hermana la recibe con los brazos abiertos y llena de llantos.
- ¡Elise! ¡¡Eliseeeeeeee!! – Llora de emoción Adelia al ver a su hermana de regreso.
- Ya, no te preocupes. Estoy de vuelta.
- ¡Disculpa por mi comportamiento! No pude evitarlo. Estaba muy preocupada por ti. Cuando me enteré que tenías un duelo, no pude evitar en preocuparme. Intenté ir pero mi señora Cordellia me dijo que no me preocupara.
- ¡Espera un minuto! ¿Ustedes sabían del duelo?
- Sí, mi señora Cordellia lo sabe todo. Por algo es la líder del Gremio de comerciantes.
- Lógico. Creo que resultará menos complicado acerca de mi reporte.
- Me alegra verte sano y salvo, Elise. – Responde su abuelo quien se une a la conversación.
- Yo también estoy feliz de verlos nuevamente.
- Elise, la señora Cordellia quiere hablar contigo. – Dice Adelia.
- Justo en buen momento. Yo también tengo deseos de hablar con ella.
- De acuerdo, iré a informarle de tu llegada. – Dice Adelia subiendo por las escaleras.
Elise y sus amigos esperan en el corredor mientras conversan con su abuelo.
- Puedo ver que han tenido una aventura emocionante ¡Ah! Esto me recuerda a los viejos tiempos cuando hacía mis viajes. – Dice el abuelo de Elise.
- No dejo de asombrarme de lo grande que es esta casa. No cabe duda que es grandioso codearse con la realeza. – Dice Hogan.
- Sí, es verdad. Estando aquí me siento como estuviera en un cuento de hadas. Me sorprende que nuestro capitán se sienta tan tranquilo estando aquí. – Responde Mei ilusionada.
- Esto nos recuerda a nuestro hogar en Isla Perla, ¿no lo crees Elise? – Pregunta el abuelo de Elise.
- Sí. Mi hogar… - Dice Elise con una mirada triste.
- ¿Eh? ¡Espera un minuto! ¡Elise! ¿Es cierto que usted era de la nobleza? – Pregunta impresionada Mei.
- ¡Por supuesto! ¿Acaso recién te das cuenta Mei? ¿Por qué crees que ella se lleva bien con la hija del Gobernador? – Responde Hogan.
- No lo sabía ¡Es sorprendente! Pero, ¿por qué…?
- Muchas cosas sucedieron. A consecuencia de ello, mi vida se convirtió en una pesadilla hasta que conocí a Torges y a ustedes. – Responde Elise con una mirada seria.
- Elise… ¡Lo siento mucho! No era mi intención…
- Descuida, eso queda en el pasado.
En ese momento, Adelia regresa bajando por las escaleras para informar a Elise y los demás.
- Hermanita, la señora Cordellia te recibirá en el Salón Principal. – Dice Adelia.
- De acuerdo, enseguida iré. Ustedes esperen aquí, vuelvo enseguida.
Elise sube por las escaleras y se dirige al Salón Principal donde se exhiben algunas obras de artes y reliquias coleccionadas por el Gobernador donde lo espera Cordellia con una actitud tranquila y serena.
- Saludos, señorita Armberg. Vengo para darle mi informe.
- Bienvenida de regreso Elise Valerie, aunque solo llámame Cordellia, estamos entre amigos.
- Gracias, agradezco mucho ese honor.
- ¡Ja, ja, ja! Siempre comportándote de forma educada. De verdad, no dejas de divertirme. Vamos, toma asiento.
- Gracias.
- Bueno, para no alargar mucho nuestra charla vamos al grano ¿Pudieron encontrar el tesoro perdido?
- Así es. Sin embargo…
Elise le cuenta lo ocurrido acerca del plan para distraer a los piratas y a la flota inglesa y el descubrimiento del tesoro en una de las islas cercanas. Además le contó la inesperada intervención del viejo Capitán que había traicionado al bisabuelo de Dragan quedándose con el barco pero este se había encallado durante una tormenta. Debido a ello, el conflicto entre ellos causó que el barco del tesoro se hundiera con el avaricioso capitán y su querido amigo con él.
- Entiendo. Es una pena que las cosas terminaran así. Ese viejo lobo de mar era nada menos que ese capitán del barco del tesoro. Es sorprendente que haya vivido tantos años para querer recuperar su oro. La verdad es que es un desperdicio vivir tanto por la codicia del oro.
- Lamento mucho que la expedición resultara un fracaso. Sin embargo, esto es lo único que pude recuperar.
Elise le entrega a Cordellia las dos monedas de oro pertenecientes al tesoro perdido que ahora yace bajo el fondo del mar.
- No te preocupes. Te agradezco mucho por las monedas. Las guardaré como recuerdo de esta memorable expedición. Bien, Capitán Perla Negra o mejor Elise Valerie, aquí tienes tu pago por tu trabajo.
Cordellia le entrega a ella un pequeño cofre lleno de monedas de oro certificado por la Colonia Holandesa.
- ¿Eh? Pero, ¿por qué me entrega este dinero? No pude cumplir con el contrato que habíamos quedado. – Pregunta confundida Elise.
- Te equivocas. Este no es por el trato que hicimos por el tesoro. Es tu paga por ayudarnos a librar de la amenaza de Eduard Rackham y sus piratas forajidos.
- ¿Eh? ¡Un momento! Entonces, la razón por la que te ofreciste a ayudarnos fue debido a…
- Exacto. La verdad no estaba muy interesada en el asunto del tesoro ya que no era seguro que fuera cierto. Sin embargo, fue una perfecta excusa para contratarte y ayudarnos a librar de ese pirata. Lamentablemente esos forajidos han estado asaltando nuestros barcos comerciales durante meses. Pensamos en pedir ayuda a la Armada Británica pero con los conflictos que hay dudaba que ellos pudieran ayudarnos a resolver nuestro problema y como supuse gracias a ti, no tenemos que preocuparnos más por su amenaza,
- Ya veo. Es lógico para la mente de un comerciante sacar provecho de la situación.
- Por supuesto. Aunque es una pena que esto haya tenido que ser de forma clandestina, de otra manera serías un héroe para el pueblo.
- No gracias, prefiero que las cosas se mantengan así. Además no podía haberlo logrado sin la ayuda de un amigo.
- Lo sé. Me alegra que las cosas hayan salido bien. Espero que logremos hacer muchos negocios en el futuro.
- Bueno, con su permiso me retiro.
- Espere, Capitán Perla Negra. Me alegra que hayas llegado en buen momento. Tengo un trabajo importante para ti.
- ¿Eh? ¿Un trabajo para mí?
- Por supuesto, se te recompensará generosamente. No es algo muy complicado como la aventura que tuviste anteriormente pero me gustaría que me ayudaras.
- Desde luego, ¿de qué se trata?
- Necesito que vayas a un lugar ubicado hacia el sur este de aquí, un lugar conocido como Isla Perla.
- ¿Isla Perla ha dicho?
- Sí. Probablemente estés familiarizado con ella, por lo que esta misión es perfecta para ti. Verás, desde hace algunos días no he tenido contacto con mis barcos mercantes que fueron en ruta hacia esa isla. Es posible que quizá hayan sido víctimas del mal tiempo, es lo que dijeron algunos de mis informantes pero lo dudo bastante.
- ¿Qué le hace sospechar?
- Intenté preguntar sobre lo ocurrido en Isla Perla pero no he recibido respuesta alguna. Es posible que haya sucedido algo allí ya que no es una ciudad grande ni tampoco codiciada por muchos pero de todas formas, tu misión es ir a Isla Perla y encontrar información acerca de los barcos mercantes perdidos. Si es posible descubrir y solucionar la causa por la que no hay noticias acerca de Isla Perla, ¿aceptas el trabajo?
- Encantado, señorita Cordellia.
- Excelente. He contratado a varios marineros que se encargarán de ayudarte en esta misión. Te están esperando en el puerto y listos para zarpar.
- Agradezco mucho por su ayuda.
- Ah, una cosa más. Quisiera pedirte que llevaras contigo a Adelia. Ya que no es una misión peligrosa como la anterior, le vendrá bien que ella regrese a su hogar y olvidar los tristes recuerdos de su madre fallecida.
- Supongo que tiene razón. De acuerdo, me llevaré también a mi abuelo para que se sienta segura.
- Te deseo suerte en tu misión Capitán Perla Negra.
Después de la larga charla, Elise finalmente baja hacia el pasillo para reunirse con el resto de sus amigos.
- Veo que han tenido una charla muy amena, capitán. – Dice Hogan.
- ¿Resultó todo bien? – Pregunta preocupada Adelia.
- Sí. Muchachos, aprovechen en descansar bien porque mañana zarpamos. Adelia, tú también prepara tus cosas. – Responde Elise.
- ¿Eh? ¿Eso quiere decir…? – Pregunta nerviosa Adelia.
- Exacto. Vendrás con nosotros en nuestra siguiente misión. – Dice Elise.
- ¡Siiiiii! ¡¡Muchas gracias hermanita!! ¡Qué emocionante! ¡Por fin tendré una aventura con mi hermana en el mar!
- ¡Je, je, je! Veo que estás muy emocionada. – Dice contento el abuelo de Elise.
- ¡Sí! Aunque me da algo de pena dejar a la Señora Cordellia.
- No te preocupes. Ella comprende tu situación y fue quien me pidió que te llevara conmigo. – Dice Elise.
- Bien, ¿entonces a dónde iremos esta vez? ¡Seguramente hay otro tesoro esperándonos por ahí! ¡Ja, ja! – Expresa emocionado Hogan.
- Nuestro siguiente destino será Isla Perla.
- ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeee? – Todos expresan sorprendidos.
Inesperadamente Elise les comunica a todos sobre el destino de su siguiente aventura que tendrá lugar en nada menos que en la ciudad natal de Elise donde comenzó todo. Después de un largo tiempo, ¿qué habrá sucedido en Isla Perla? Una vez más nuestra valiente pirata deberá enfrentar una vez más los recuerdos de su misterioso y triste pasado.
CONTINUARA…
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Hola a todos! Espero que han pasado bien el mes de febrero que ya termina. Esta vez les he traido un nuevo capitulo mas donde nuestra heroica pirata regresa a su hogar después de varias travesías. Sin embargo, una desgardable sorpresa le aguarda al llegar donde su pasado se verá nuevamente en conflicto. Espero sus comentarios!
CRONICA 10: El asedio de Isla Perla
Con el fin de recuperar los vínculos perdidos con su amigo, Elise Valerie reta a Jack en una batalla pirata para resolver sus diferencias tras las pérdidas sufridas en la búsqueda del tesoro. A pesar de la seria desventaja entre ella y su formidable oponente, la valiente Perla Negra con astucia y convicción consigue tras una ardua y difícil batalla vencer a su adversario de forma impresionante. Al admitir su derrota, Jack Valente reconoce a ella como verdadera pirata y espera enfrentarla de nuevo algún día.
Después de resolver su asunto personal con Jack, Elise y sus amigos parten rumbo de vuelta a Nassau para informar a Cordellia sobre la búsqueda del tesoro y que lamentablemente no pudieron recobrar el botín salvo las dos monedas que ella conservó como recuerdo del viaje.
Tras recibir el informe de Elise, ella decide recompensarla por haberla ayudado a librarse del pirata Eduard Rackham quien acechaba sus barcos comerciales e inmediatamente encomienda a ella y sus valientes piratas en otra nueva misión en la cual deben investigar lo ocurrido en Isla Perla, la ciudad natal de Elise, la cual no se han recibido noticias acerca de algunos de sus barcos comerciales por lo que ella se ofrece a partir acompañada de sus amigos, además de su abuelo y su hermana Adelia quienes juntos viajarán por primera vez en una aventura.
Barco Insignia, el Madrid en Llamas, en medio del Mar del Caribe, cerca de las costas de Isla Perla.
Aquella tarde, el capitán Perla Negra estaba terminando de conversar con su tripulación acerca de su siguiente destino.
- Capitán, si todo marcha bien, llegaremos a Isla Perla en la mañana. – Dice el vigía.
- Excelente. Sin embargo, permanece en alerta por si observas algo sospechoso. – Responde Elise.
- Como usted diga.
- Ah, me cuesta creer que después de mucho tiempo finalmente regresemos todos juntos a casa. – Dice el abuelo de Elise.
- Sí, tienes razón abuelo. El lugar donde Elise y yo crecimos. Papá… mamá… – Expresa Adelia con mucha tristeza.
- Oiga capitán, ¿no piensa consolar a su hermana? Ella ha estado muy triste desde que empezó a contemplar el mar esta tarde. – Pregunta Hogan.
- No, no tengo derecho a hacerlo. Además soy la causa de su infelicidad. – Responde Elise.
- ¿Cómo puede decir eso? Incluso cuando Mei se deprime yo generalmente acudo para hablar con ella ¿Acaso ustedes no son familia?
- Familia, ¿eh? Eso es algo que nunca he poseído a pesar de haberlo vivido. – Dice Elise.
- No entiendo lo que quiere decir.
- Es una historia muy complicada. Sin embargo, tengo una profunda deuda con ellos. una deuda que quizá no pueda pagar sin importar cuanto tiempo pase.
- Dígame, ¿todavía tiene pensado en ese asunto de la venganza? – Pregunta Hogan.
- Sí. No pienso descansar hasta haber cumplido mi objetivo. Sin embargo, no deseo arrastrar a ella ni a su abuelo en este asunto. Es mi problema y debo resolverlo.
- Sé que no es de mi incumbencia, pero ahora que usted me lo cuenta me ha dejado súper intrigado. Usted habla como si no perteneciera a su familia, además no he entendido ese asunto de la venganza que usted quiere realizar.
- Es tal como dices. Sin embargo, prefiero no hablar de ello hasta que llegue el momento apropiado. No quiero que nadie más tenga esos recuerdos dolorosos.
Esa noche, Elise no logra conciliar el sueño y sale de su camarote a contemplar el cielo despejado y las estrellas que iluminan el cielo nocturno. Adelia, preocupada, encuentra justo a ella en medio de su meditación.
- Ah, Elise. Me alegra de encontrarte. Disculpa por mi comportamiento de esta tarde. Estuve patética, ¿verdad?
- No, no te preocupes.
- Estoy muy contenta de poder regresar a casa contigo. Siento como si hubiera sido ayer, el día que dejamos nuestro querido hogar.
- Lo sé.
- Elise, ¿recuerdas lo que nuestros padres hablaron esa noche?
- Sobre la fiesta, ¿verdad? Honestamente no estaba segura de qué estaban celebrando ya que no era nuestro cumpleaños.
- La verdad… lo que estaban celebrando esa noche era… el día en que llegaste por primera vez a nuestra casa.
- ¿Eh?
- Supongo que ya lo debiste haber sabido, ¿cierto? Pero a pesar de ello, siempre serás mi hermana Elise. Es por eso que nosotros no te dijimos nada. Disculpa.
- ¡Ja, ja, ja! Adelia, eso ya lo sabía. Simplemente era un asunto sin importancia ya que ustedes no tenían intención de decírmelo. A pesar de que ustedes me trataron como si fuera un miembro de su familia, yo era muy feliz aunque tenía ese vacío por dentro. Es quizá por eso que no podía sonreír con facilidad. Sin embargo, eso ya nada importa. Lo importante es que ahora estamos juntas y eso es suficiente para mí.
- Elise, gracias.
Ambas hermanas se abrazan bajo el hermoso resplandor de la luna mientras Hogan las observa con una tranquila sonrisa en su rostro mientras vuelve a sus obligaciones.
- ¡Ah! Me alegra que las cosas se resuelvan bien.
- ¡Hermanitoooo! ¡Necesito tu ayuda en la cocina! – Grita Mei llamando a su hermano.
- Enseguida voy.
A la mañana siguiente, el vigía comienza a dar la alarma tocando la campana avisando a todos la noticia.
- ¡¡Capitán!! ¡¡Isla Perla a la vista!!
- Todos a sus puestos. Prepárense todos para el desembarque.
- ¡Sí, capitán!
A medida que se acercaban, el paisaje termina revelándose y cada vez Elise y sus compañeros se aproximan hacia su hogar. Sin embargo, al llegar más cerca el paisaje cambia repentinamente a uno muy lúgubre al ver que no estaban las bellas flores y prados verdes que caracterizan a la isla.
- Algo anda mal. Hogan, ordena al Sol Dorado que desembarque al puerto con precacución. – Dice Elise preocupada.
El Capitán Perla Negra ordena a su tripulación mantenerse en alerta mientras se acercan a la isla. Al desembarcar en el puerto nadie podía creer lo que veía en sus ojos. La ciudad que una vez fue hermosa con sus adornadas calles, variedad de flores y frutas es ahora nada menos que ruinas y desolación. El paisaje lúgubre rodeado de muerte y destrucción asolaba las calles de la ciudad que una vez fue. Todos quedan perplejos ante horrible hecho.
- ¡Oh no! ¡Dios mío! – Grita aterrada Adelia.
- Esto no puede estar pasando. – Dice el abuelo de Elise.
- Pero, ¿qué demonios ha ocurrido aquí? – Grita molesta Elise.
- ¡Capitán! Toda la ciudad ha sido asediada. Todo indica que ha ocurrido recientemente antes de nuestra llegada. – Dice uno de los marineros de Elise.
- ¿Qué? Eso significa…
- ¡Espera Elise! ¿A dónde vas? – Pregunta Hogan.
- ¡Busca por sobrevivientes! – Responde Elise.
Diciendo eso, Elise corre desesperadamente por las calles ahora en ruinas hacia las afueras de la ciudad en dirección hacia la herrería del pueblo la cual ha sido también asediada. Horrorizada ante este hecho Elise busca desesperadamente en medio de los escombros hasta que descubre una figura familiar.
- ¡Torges! ¡Torges! ¡Por favor resiste!
- E-Elise… ¿Eres tú? ¡Argh! – Dice Torges con su cuerpo malherido.
- ¡Resiste! Iré a conseguir ayuda.
- No Elise… ya es… ¡Cof! ¡Cof!
- ¿Quién? ¿Quién demonios hizo esto? ¡Dímelo!
- ¡Cof! ¡Cof! Tú… ya… lo conoces… ese hombre… ¡Argh!
- ¡Torges! ¡Torges! ¡No! ¡No te mueras!
Elise hace un intento por salvar a la persona que cuidó de ella cuando era joven pero ya era demasiado tarde, su moribundo cuerpo ya no podía resistir más tiempo y muere en brazos de ella.
- ¡¡Torgeeeeeeeeeeeeeeeees!! – Grita Elise retorciéndose de dolor.
Tiempo más tarde, los piratas terminan de recoger todos los cadáveres que encontraron y empiezan a quemarlos en las afueras de la ciudad para evitar que se propague alguna peste.
- Una vez más la sombra del pasado empieza a perseguirme. Juro que no descansaré hasta romperle yo misma el cuello. – Dice Elise mientras contempla el fuego de los cadáveres consumados.
- Capitán, hemos encontrado a un sobreviviente. En estos momentos, la joven Mei lo está atendiendo en la posada. – Dice uno de los piratas.
- Gracias, iré enseguida.
Elise, con una actitud bastante seria, se dirige hacia la posada donde se encuentra con Mei y Adelia quienes terminan de curar al sobreviviente de la masacre.
- ¿Cómo se encuentra? – Pregunta Elise.
- Hemos hecho todo lo posible por curarlo usando los implementos que hemos hallado por toda la ciudad. – Dice Mei.
- ¡Esto es horrible! ¿Quién pudo hacer algo tan cruel? – Expresa muy triste Adelia.
- Eso explica por qué no había noticias de los barcos comerciales. – Responde el abuelo de Elise.
- Mei, ¿puedo visitar al paciente?
- Sí, acaba de recuperar la conciencia pero es mejor que…
Antes que ella pudiera terminar de advertirle, Elise entra inmediatamente a la habitación donde reposa el sobreviviente y de pronto se da una tremenda sorpresa al verlo.
- ¡Jack! ¿Eres tú?
- Elise, quién diría que el destino nos volviera a encontrar nuevamente. – Responde Jack.
- ¡Jack! ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué terminaste de esta forma?
Jack se rehúsa a responderle y le pone la espalda.
- ¡Jack!
- No pienso responderte, al menos no por ahora.
- ¿Por qué razón?
- Puedo verlo claramente en tu mirada. Es ese mismo sentimiento de odio que tuviste en el pasado. Sé perfectamente lo que harás si te cuento toda la verdad.
- De todas maneras pienso hacerlo aunque no me lo digas. Creo tener una idea clara del responsable de esta masacre. La pregunta es, ¿por qué ahora?
- Supongo que no puedo detenerte. De acuerdo, aunque la respuesta no es difícil de descifrar. Supongo que sabes perfectamente lo que significa la palabra “extorsión”.
- ¿Extorsión dices?
- Por si no te has enterado, muchas de las ciudades alrededor han sido extorsionadas por ese hombre a cambio de protección y lealtad. Por supuesto, ahora entenderás por qué el Gobernador de Isla Perla renunció al cargo.
- Entiendo, pero por qué te atacaron a ti también ¿Qué sucedió realmente aquí?
- ¿En serio quieres saberlo todo? ¿Realmente estás dispuesta a seguir sufriendo más de lo que has hecho?
- Sabes perfectamente mi respuesta. Quiero que me lo digas todo.
- Todo comenzó exactamente después de nuestro duelo…
Jack Valente empieza a contar la historia de lo ocurrido antes de la masacre.
[FLASHBACK]
Después de mi derrota en contra tuya, decidí volver rumbo a Isla Perla para desahogar mis penas en una cantina. Había perdido las razones que tenía para convertirme en el mejor pirata de todo el caribe. Había perdido el derecho de ser el rey de los piratas. Tras emborracharme y salir de la taberna, de forma inerte había terminado en el lugar menos pensado. Nada menos que en el orfanato donde me había criado y justo al desmayarme, una joven muchacha de anteojos raros acude en mi ayuda.
Al despertar me encontraba en una habitación distinta. No reconocía el lugar salvo algunos muebles y objetos que se me hicieron familiar.
- ¿Dónde estoy? Este lugar…
- ¡Hola Jack! Puedo ver que finalmente has conseguido despertar. – Dice la joven de anteojos y cabello corto.
- Tú… ¿Quién eres?
- ¡Jooo! ¿Es que ya no me recuerdas? ¡Mira bien mi rostro!
- Mmmmm… no, no me acuerdo.
- ¡Argh! ¡Soy yo! ¡Carly! ¿Me recuerdas ahora?
Carly Natasha, mi amiga de la infancia. Nos criamos juntos en el mismo orfanato hace mucho tiempo atrás. Recuerdo que ella era una chiquilla muy escandalosa pero fue la única persona con la que empecé a llevarme bien antes de dejar el orfanato. Siempre se preocupaba por mí cada vez que me metía en alguna pelea callejera. No esperaba tener que encontrarla después de todo este tiempo.
- ¿Qué haces aquí? Me extrañaba que te encontrabas en algún lugar lejos de aquí.
- No, al final nadie consiguió adoptarme. Pero como me agrada mucho este lugar me ofrecieron empleo y ahora me dedico a cuidar de estos niños. Sin embargo, es muy raro encontrarte borracho y tirado en la calle. Eso no es propio de ti ¿Ocurrió algo malo?
- No es de tu incumbencia.
- ¡Qué cruel eres! Después de haber cuidado de ti, ¿es así como agradeces? Al menos podrías haberme dicho algo agradable.
- Siento mucho por los problemas, adiós.
- ¡Espera! ¿Acaso no quieres desayunar con nosotros? No tenemos mucho pero estoy segura que…
De pronto, mi estómago empieza a rugir de hambre y Carly también lo escucha.
- Supongo que no tengo otra alternativa.
- ¡Je, je, je! Puedo ver que no has cambiado mucho en eso Jack.
Después de nuestra inesperada presentación, Carly me lleva hacia la mesa del comedor donde varios niños se reúnen impresionados al saber que yo fui una vez el rey de los piratas, el Demonio Carmesí.
- ¡Oh! ¡Es el famoso Demonio carmesí! – Grita uno de los niños.
- ¡Guau! ¡Un auténtico pirata! – Grita emocionado otro de los niños.
Los niños no paraban de molestarme haciéndome preguntas sobre mi vida como pirata, entre otras cosas.
- Niños, siéntese todos en la mesa. El desayuno está listo.
- ¡Siii, señorita Natasha! – Responden los niños.
- Disculpa por los problemas, los niños están muy inquietos al saber que tú eres un pirata.
- Descuida, de todas formas este lugar no ha cambiado mucho. – Responde Jack.
- Toma. No es mucho, pero espero que te guste.
- Se agradece.
Después de tomar el desayuno, Jack y los niños ayudan a recoger los platos y posteriormente este se prepara para marcharse.
- Agradezco por el desayuno. Ahora me retiro, adiós.
- ¡Espera Jack! Los niños quieren jugar contigo por un rato.
- Diles que no estoy interesado. No puedo perder el tiempo en estupideces.
- ¡Jack! ¿Piensas ir hacia el pueblo? ¿Te importa si te acompaño? Quiero hacer algunas compras para el almuerzo.
- Haz lo que quieras.
Carly dejó a los niños en cuidado de su amiga, mientras que ella coge su canasta y decide acompañarme al pueblo. Al caminar juntos, ella nota que mi comportamiento no es normal por lo que ella decide averiguar lo que me está sucediendo.
- Ah, hoy es un día estupendo ¿No crees Jack?
Ignoré sus palabras y seguí caminando como si no me importara nada.
- ¡Keeeeh! (Jack me está ignorando y no hace caso de lo que le digo. Definitivamente le pasa algo y pienso averiguarlo. A ver, primero tengo que encontrar la manera de abrir su corazón.) Mira Jack, ahí venden unas estupendas frutas ¿Vamos a ver?
La seguí sin decir una sola palabra manteniendo una actitud seria.
- ¡Oh! ¿Qué precio tienen estas manzanas? – Pregunta Carly.
- Están a solo 37 Thelini de Plata el kilo. – Responde el vendedor.
- ¡Oh vamos! ¿No puede hacerme un descuento por el día de hoy?
- No, ese es el precio más bajo que doy. Las manzanas han subido de precio esta época.
- ¡Jooo! ¿Ni siquiera me lo puede dejar a 30?
- De ninguna manera.
Inesperadamente Carly se sorprende al ver que pago por el precio de las sandías.
- Gracias señor, aquí tiene.
- ¡Oh Jack! ¡Muchas gracias! Prometo que… ¡Espera!
Sin decir más, decidí continuar mi caminata ignorando a Carly.
- Jack, no vayas tan deprisa ¡Oye mira! ¡Están ofreciendo un espectáculo en la plaza! Vamos a ver.
Carly me arrastra hacia el centro de la plaza donde se lleva a cabo un espectáculo de malabarismo y estaba allí un artista que escupía fuego con su boca divirtiendo a los espectadores pero para sorpresa de ella yo mantenía mi postura seria y preocupada desde que salí del orfanato.
- Supongo que no ha sido suficiente. Pero no pienso rendirme. – Dice Carly.
Después de llevarme por toda la ciudad, Carly queda totalmente rendida sin haber conseguido levantarme los ánimos ni siquiera un poco lo cual empieza a inquietarse más.
- ¡Uf! Estoy rendida, hemos caminado por todos lados.
- Será mejor que te vayas. Los niños esperan por el almuerzo. – Responde Jack.
- ¡Espera Jack! ¿No quieres almorzar con…?
- Me rehúso. No pienso perder mi tiempo en esa clase de cosas. Adiós.
- ¡Espera Jack! ¡Ayyy! – Carly se tropieza intentando alcanzar a Jack quien se desaparece en la multitud.
Después de marcharme, Carly queda resentida y decepcionada al no poder contarle lo que me sucede por lo que regresa preocupada al orfanato.
Al final de la tarde, después que los niños terminaran de almorzar, Carly decide no rendirse y empieza a buscarme pero sin resultado.
- ¡Uf! ¿Dónde podrá haberse metido Jack? Ya va a oscurecer y no tengo ninguna pista. Un momento, a no ser que…
Minutos más tarde, Carly corre hacia el faro de la ciudad donde en lo alto justamente me encuentra contemplando el horizonte hacia el mar con una mirada triste y seria.
- ¡Uf! Me alegra encontrarte. Vaya lugar donde apareces. Dime, ¿por qué no me has hablado en todo el día? ¿Hay algo que te moleste? ¿Estás enfadado por encontrarte conmigo?
- No se trata de eso. Hace años dejé el orfanato y todo lo demás para ir hacia el mar. Abandoné mi hogar, mis amigos y todos los vínculos que tenía. Lo que gané en su lugar fue la oportunidad para convertirme en un rey que se comporta como un payaso y se dedica a mentirse sobre sí mismo. Fue el camino de un pirata estúpido que olvidó quien era realmente. Dejarlo todo finalmente ha dado resultado. Había algo en las profundidades de mi corazón que me mantenía. Mi derrota frente a Elise me lo ha hecho ver todo claro.
- Mmm… si tanto echas de menos aquello, ¿por qué no vuelves a empezar de nuevo? El viejo Jack murió tras ser derrotado en ese duelo. Ahora es el momento en que el verdadero Jack Valente empiece a disfrutar de la vida. Además, estoy segura que eso algún día te ayudará a convertirte en un verdadero rey, ¿no es así?
Las palabras de Carly me hicieron recordar aquellos tiempos, en lo que mis amigos siempre estaban ahí, llamando por mi nombre. Los vínculos que hemos forjado, aquello que había abandonado todo ese tiempo…
- Tienes razón. No pienso continuar perdido por más tiempo ¡Seguiré mi propio camino!
- ¡Jack!
- He tomado mi decisión. Seguiré adelante para convertirme en el mejor pirata.
- ¡Ah! ¡Espérame Jack!
De pronto, las sirenas empiezan a sonar, un gran estallido arruina por completo el silencio y la tranquilidad de las olas. Era la alerta de una invasión que se aproxima a la isla.
- ¿Qué está sucediendo Jack?
- ¡Esto es terrible! La isla está siendo atacada ¡Carly! Debes ir a un lugar….
- ¡Oh no! ¡Los niños! ¡Noooooooo!
Carly va corriendo desesperadamente hacia el orfanato haciendo caso omiso mis advertencias para rescatar a los niños mientras que yo decidí perseguirla.
Lamentablemente no pude alcanzarla y en el momento justo, mis hombres aparecen justo cerca quienes estuvieron buscándome.
- ¡Capitán Jack! La isla está siendo atacada. El ejército no puede hacer nada frente a ellos.
- ¡Rápido! ¡Reúne a todos nuestros hombres! ¡Tenemos que detenerlos a toda costa! ¡No debemos permitir que pongan un solo pie en la isla! – Grita Jack molesto.
Con el fin de repeler el ataque enemigo, Jack reúne a sus hombres y se disponen a marchar en su barco para detener la flota enemiga compuesta por al menos unos 500 hombres armados y tres galeones.
- Ese emblema, lo he visto antes ¿Será posible…?
- Capitán, son demasiados para nosotros. Debemos pedir ayuda en las islas cercanas.
- ¡De eso nada! ¡Será demasiado tarde cuando la ayuda llegue! ¡Nadie se irá a ninguna parte hasta terminar nuestro trabajo!
Jack y sus hombres se unen al ejército defensor de la ciudad intentando frenar el avance enemigo. Sin embargo, sus oponentes se encuentran mejor armados y con cañones devastadores que destruyen los muros y las casas de la ciudad a su paso.
- ¡Destruyan todo! ¡Que nada quede a su paso! – Dice el líder de los bandidos.
La lucha se vuelve cada vez más intensa y las dificultades llegan para Jack y sus hombres quienes son superados numéricamente ante tal situación. Al ver que la derrota es inminente, Jack corre en dirección hacia el orfanato abriéndose paso matando a cualquier enemigo que se le atraviese. Finalmente llega desesperado hacia el orfanato pero encuentra siendo quemado por las llamas del asedio y no encuentra a Carly y a los otros por ninguna parte.
- ¡¡Carly!! ¡¡Carlyyyyyyyyy!!
Desesperadamente intenté buscar en medio de los escombros algún rastro de Carly y los niños del orfanato pero no encontré nada. Al final uno de los disparos de los galeones acertó justo en donde me encontraba lanzándome lejos hacia el mar.
Al final terminó todo en una masacre y la ciudad fue asediada en cuestión de minutos. Todos mis hombres fueron asesinados en el combate quedando yo como único sobreviviente.
[FIN DEL FLASHBACK]
Volviendo al presente, Jack termina su relato dejando perplejos a todos ante el horrible acontecimiento que acabó con la vida de varios inocentes.
- ¡Qué horrible! ¡Realmente no esperaba esto! – Dice Hogan.
- ¡Jack! ¿Qué pasó con los sobrevivientes? ¡Responde! – Expresa con desesperación Elise.
- ¿Y qué piensas hacer si te lo digo?
- Sabes perfectamente la respuesta.
- No pienso decírtelo. Veo que aún no lo comprendes. Son demasiado fuertes, incluso para ti ¿Qué piensas hacer tú sola con una banda de forajidos frente a un ejército bien armado?
- Haré lo que tenga que hacer. No permitiré que se salgan con la suya. Si no tienes más que decir, me marcho. Adiós.
- ¡Espera Elise! Te lo diré si me dejas acompañarte.
- ¿Eh? Pero si acabas de recuperarte. – Dice Hogan.
- De acuerdo. Vayamos juntos Jack. – Responde Elise.
- Los sobrevivientes fueron llevados prisioneros al antiguo fuerte de Santo Domingo en la isla Esmeralda.
- ¿El Fuerte de Santo Domingo? Pensé que estaría abandonado.
- No. De acuerdo a los rumores ha sido ocupada recientemente por un ejército desconocido. No cabe duda que se trata de ellos.
- En ese caso no hay tiempo que perder. Hogan, reúne a los muchachos. Vamos a planificar el asalto al Fuerte de Santo Domingo.
- ¡Eeeeek! ¡Un momento! ¡Ese fuerte está bien custodiado! Será un suicidio si solo unos cuantos hombres intentan asaltar sus muros. – Expresa nervioso Hogan.
- No tenemos elección. No podemos permitir que más vidas sigan arruinándose ¡En marcha!
Con una fuerte convicción en sí misma, Elise ha tomado la decisión de enfrentar a su archienemigo y vengar la muerte de todos aquellos que fueron víctimas de su maldad sin tomar en cuenta el enorme riesgo que deberá enfrentar solo que esta vez Jack Valente se unirá a la batalla inminente. Una ardua y decisiva batalla está a punto de empezar.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
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510 ATC
Saludos! En esta ocasión les traigo un nuevo capítulo más donde empieza una de las batallas más complicadas para Perla Negra y sus amigos donde ahora tendrá que vérselas con los hombres del Marqués Roldán en la fortaleza de Santo Domingo. Qué estrategia usará nuestra valiente pirata para rescatar a los prisioneros de Isla Perla y vencer a su terrible archienemigo?
CRONICA 11: El Azote de Santo Domingo
Después de enfrentar muchas travesías en el mar superando peligros y derrotando implacables enemigos, el pirata Perla Negra y sus valientes compañeros regresan finalmente a su hogar para investigar una misión que les fue encomendada la hija del Gobernador y Presidenta del Gremio de Comerciantes de la Colonia Holandesa, Cordellia Armberg. Sin embargo, nadie esperaba que lo que encontraría allí resultaría solo muerte y destrucción.
Tras presenciar nuevamente los horrores de su pasado, Perla Negra se enfurece y decide dar caza a los responsables de esta masacre. Sus compañeros encuentran un sobreviviente y se trata del mismo Jack quien al recuperarse le cuenta que defendió su hogar hasta el final y el responsable del incidente sería nada menos que el desalmado archienemigo de Perla Negra, el temible Marqués Roldán y sus bandidos quienes saquearon y capturaron a los habitantes de la isla al no recibir el pago por sus extorsiones. Con mayor razón, la valiente pirata decide enfrentarse a su enemigo de una vez por todas y rescatar a los sobrevivientes en la impenetrable fortaleza de Santo Domingo esta vez al lado de un nuevo aliado, el Demonio Carmesí. Una de las batallas más formidables de la historia daría comienzo.
Esa noche, en las ruinas de la taberna cerca del puerto de Isla Perla, Elise y sus compañeros se reúnen para planificar el asalto a la fortaleza de Santo Domingo.
- Capitán, con todo respeto, hemos superado misiones peligrosas como enfrentarnos a temibles piratas, armadas y tesoros pero asaltar una fortaleza… ¡Es una total locura! ¡Un puñado de hombres jamás tendría la oportunidad de asaltar una fortaleza resguardada por más de 800 soldados! – Protesta Hogan.
- Es por esa misma razón que debemos actuar con astucia y elaborar un plan para penetrar esa fortaleza. Si el enemigo nos supera en número, nosotros lo haremos en armamento. – Replica Elise.
- ¡Humph! Y supongo que estás elaborando una estrategia en base a la situación. – Dice Jack.
- Como dicen ustedes, la fortaleza de Santo Domingo ahora ocupada, es una fortaleza impenetrable resguardada por más de 800 soldados y casi un centenar de cañones dispuestos a volar cualquier embarcación que se les enfrente. Por lo tanto, un ataque por mar implicaría un grave riesgo. La única opción que tenemos es atacar por tierra, penetrar la fortaleza y neutralizar sus defensas para que nuestros barcos puedan atacar los muros. – Explica Elise.
- Ah, sí ¿Y cómo piensa entrar a la fortaleza? ¿Al estilo del caballo de Troya? Nadie caería por un truco tan viejo. – Expresa sarcásticamente Hogan.
- ¡Humph! Es por eso que unos novatos no pueden hacer nada sin la astucia de un verdadero pirata. – Dice Jack.
- Y supongo que por tu expresión tienes un descabellado plan, ¿no?
- ¿Dijiste algo bellaco insolente? – Amenaza Jack a Hogan con un cuchillo pegado a la garganta.
- ¡Argh! No, nada. Disculpa.
- ¿Entonces existe alguna manera de entrar a la fortaleza? – Pregunta Elise.
- Por supuesto. Esa fortaleza fue construida en los tiempos de la guerra de las colonias. Para escapar fácilmente de sus captores en caso de una emboscada, se construyó un pasaje secreto que conduce hacia la costa. Es ahí donde nosotros aprovecharemos esa oportunidad para asaltar la fortaleza. – Explica Jack.
- Es una buena estrategia ¿Cómo obtuviste esa información? – Pregunta Elise.
- Estuve trabajando un tiempo para el ejército español realizando trabajos sucios y estaba pensando en emplear la fortaleza como escondite cuando me convirtiera en el rey de los piratas, el palacio perfecto para alguien como yo.
- Vaya con el tipo este. No solo se conforma con ser el rey de los piratas sino también con tener su propio… - Dice Hogan.
- ¿Qué dijiste miserable rata? – Nuevamente amenaza Jack con el cuchillo.
- ¡Argh! No, nada. Solo decía que debe ser interesante tener su propio castillo, ¡Je, je, je! – Expresa Hogan nervioso.
- Sin embargo, ¿no existe la posibilidad que el enemigo descubra también su existencia? – Pregunta Mei.
- Lo dudo. El ejército español desconoce la existencia del pasaje secreto y no creo que el enemigo haya tenido la casualidad de encontrarlo. – Dice Jack.
- Muchachos, este es el plan. Para el éxito de esta peligrosa misión, nos dividiremos en dos grupos. El primer grupo estará al mando de nuestros barcos y el asedio a la fortaleza. El otro grupo llevará a cabo la misión de penetrar la fortaleza y neutralizar a los guardias para que nuestros barcos se acerquen sin mayor riesgo a asaltar los muros de la fortaleza y rescatar a los prisioneros. – Dice Elise.
- Siento decepcionarte Elise, pero por desgracia mi barco quedó hecho añicos durante el asedio de la isla. Apenas puede flotar en el agua. – Dice Jack.
- Es por esa razón que emplearemos las partes del Sol Dorado para reparar el barco de Jack en menos tiempo.
- Pero capitán, ¿piensa sacrificar uno de nuestros barcos para reconstruir el de Jack? – Pregunta Hogan.
- Exacto. El barco de Jack es el más rápido de los nuestros, tiene mayor posibilidad de esquivar los ataques enemigos por lo que es perfecto para esta misión. De todas maneras, el Sol Dorado ya cumplió con su objetivo.
- ¿Y quienes estarán a cargo de los grupos? – Pregunta Hogan.
- Hogan, tu estarás al mando del barco de Jack. En cuanto recibas la señal con esta pistola de bengala iniciarás el ataque. Jack y yo estaremos al mando del grupo de rescate.
- ¡Un momento! ¿Pretende que yo me encargue de atacar la fortaleza con un solo barco? ¿Y qué hay del Madrid en Llamas? – Refuta Hogan.
- Más te vale que cuides bien de mi barco o me aseguraré que tú te hundas con él ¡Estúpido gusano! – Grita Jack.
- ¡Eeeeeeeeek!
- Capitán, siento interrumpir vuestra charla pero, ¿hay algo en lo que pueda hacer? ¡Quiero participar yo también en esta misión! Isla Perla fue mi hogar y no quiero que esto termine así. Sé que no soy como ustedes pero quiero poner todo de mi parte. – Dice Adelia, la hermana de Elise.
- No te preocupes. También tengo una misión importante para ti. – Responde su hermana.
- ¿En serio? ¿Voy a participar? ¡Genial! ¿Qué tengo que hacer? – Pregunta entusiasmada Adelia.
- Quiero que vayas a Eleuthera, la isla que está justamente al norte de la fortaleza de Santo Domingo, Cordellia está allí presente en una reunión con los comerciantes de la zona. Entrégale esta carta y dile que convenza al ejército Holandés de enviar refuerzos para atacar la fortaleza de Santo Domingo y que el responsable del ataque de los barcos comerciales está allí presente.
- ¡Por supuesto!
- Mei, estarás al mando del Madrid en Llamas para llevar a Adelia a Eleuthera y asegúrate que llegue a salvo.
- ¡A la orden mi capitán!
- Bien, con eso damos por terminada la reunión. Todos asegúrense de descansar bien esta noche. Mañana tenemos mucho trabajo por hacer realizando las reparaciones y los preparativos para el asalto.
- ¡Sí capitán! – Responden con fervor todos los marineros.
Al día siguiente, motivados por las palabras de su capitán, los hombres de Perla Negra empiezan con los preparativos para el combate recolectando todas las armas, pólvora y metales sobrantes en las ruinas de la ciudad. Posteriormente usando las partes del barco de su antiguo compañero, el Sol Dorado se disponen a reconstruir el barco de Jack que se encuentra en malas condiciones por la lucha que tuvo contra los hombres del Marqués Roldán.
Dos días más tarde, el convoy de Perla Negra está listo para partir. Dejando atrás el lúgubre paisaje de la hermosa ciudad que una vez fue, Elise Valerie y sus compañeros empiezan una encrucijada de vida y muerte contra el enemigo más peligroso que ellos hayan enfrentado en sus vidas.
Mientras que el Madrid en Llamas al mando de Mei Morobosi parte con destino a la ciudad de Eleuthera, la Rueda de la Fortuna, el barco insignia al mando de Perla Negra y el Demonio Carmesí, parten rumbo a las costas cercanas a la Fortaleza de Santo Domingo, donde tendrá lugar la siguiente batalla.
En la costa de Santo Domingo, aquella tarde, la Rueda de la Fortuna desembarca con cautela preparando a los hombres para entrar en acción.
- Estate atento a la señal, Hogan. – Dice Elise.
- De acuerdo. Mucha suerte a los dos.
- Más te vale que no destroces mi barco, ¿oíste? – Dice Jack.
- Lo tendré en mente.
- Antes de partir, quiero disculparme ante todos por obligarles a llegar hasta aquí. Lo que suceda de ahora en adelante no garantizará su seguridad ni tampoco sabremos con certeza si este plan resultará con éxito. Sin embargo, esto es un asunto personal que quiero encargarme no solo por venganza ni por orgullo sino por todo lo importante que nos han arrebatado, las vidas de aquellos que valoramos, la ciudad donde vimos crecer y ahora reducida a cenizas. Ante todo diré que no pienso dejar que esto termine así, si hemos de morir, lo haremos sin remordimientos ¡Este día nuestros enemigos conocerán el asedio de nuestra cólera! ¡¡Al ataque!!
- ¡¡Siiiiiiiiiiii!! – Gritan con fervor todos los piratas.
Perla Negra y sus hombres llegan al acantilado de la isla donde Jack los guía hacia una pared rocosa al parecer sin rastros de encontrar alguna entrada.
- ¿Este es el lugar? – Pregunta Elise.
- Así es. Todos debemos empujar esta roca grande.
Al empujar la roca, se revela una entrada secreta que lleva a unas cavernas subterráneas.
- Este pasaje secreto nos conducirá debajo de la fortaleza enemiga. Una vez que lleguemos ahí debemos actuar con cautela y neutralizar primero a los guardias. – Dice Jack.
- De acuerdo.
Al entrar todos en la caverna, avanzan con cautela encendiendo algunas antorchas mientras caminan por el camino oscuro que los lleva en dirección a los jardines de la fortaleza en el patio principal. Jack es el primero en salir sigilosamente del túnel, observando que no haya ningún vigía, este da la señal para que Elise y sus compañeros salgan. Una vez que todos salieran del túnel, Elise observa a algunos guardias descuidando sus puestos sin haber notado de su presencia.
- No pensé que esto resultara sencillo. – Dice Elise.
- Parece que se han confiado demasiado pero eso será un error grave que pagarán caro una vez que rompa sus cuellos. – Responde Jack.
Perla Negra y sus hombres atacan rápida y sigilosamente a los guardias matándolos antes que ellos pudieran reaccionar siquiera dejando el paso libre.
- Las mazmorras se encuentran bajando por esas escaleras. – Dice Jack.
- Jack, encárgate de rescatar a todos los prisioneros con nuestros hombres. Yo me encargaré de volar los cañones principales con los explosivos.
- ¡Espera! Eso no es parte del plan ¿Qué piensas hacer tú solo?
- Descuida, nadie sospechará que nuestro principal objetivo sea volar los cañones.
- No me refiero a eso ¿Qué piensas hacer realmente después de eso?
- Dejo el resto en tus manos.
- ¡Elise! ¡No seas imprudente! ¡Maldición!
- Jack, ¿qué debemos hacer? – Pregunta uno de sus hombres.
- No tenemos elección. Debemos ir a rescatar a los prisioneros antes que suenen las alarmas. Deprisa.
Jack y el resto de los piratas bajan por las escaleras para rescatar a los sobrevivientes cautivos mientras que Elise personalmente se dirige hacia los cañones principales colocando los explosivos sin llamar la atención. Momentos después, Jack y sus hombres consiguen llegar con éxito a la celda de prisioneros acabando con la oposición donde finalmente ellos encuentran a los sobrevivientes.
- No se asusten. Hemos venido a sacarlos de aquí. – Dice Jack.
- ¡Jack! ¿Eres tú? – Pregunta la voz de una joven.
- Así es. Me alegra de encontrarte Carly.
- ¡Oh! ¡Santo cielo! ¡Creí que habías muerto! ¡No puedo creerlo!
- ¡Humph! Hace falta más que un grupo de mequetrefes para derrotar al Demonio Carmesí.
- ¡Jack! Debemos tener mucho cuidado. Esta fortaleza tiene centenares de hombres custodiándola. Son los mismos que atacaron la ciudad.
- Lo sé. Aquí comienza la parte más complicada. Debemos escapar lo más rápido posible antes que el enemigo nos encuentre.
Tras rescatar a los prisioneros, Jack y sus hombres hacen todo lo posible por evacuar a todos los prisioneros. Sin embargo, los soldados se dan cuenta del peligro y empiezan a sonar la alarma llamando a varios refuerzos. Sin embargo, justo en ese momento, los cañones principales empiezan a explosionar causando daños a la fortaleza.
- ¿Qué? ¿De dónde ha venido esa explosión? – Pregunta uno de los soldados.
- Viene de algunos de nuestros cañones ¡Alguien nos está saboteando!
- ¡Maldición! ¡Que todos los hombres se pongan en marcha! ¡Informa inmediatamente al mariscal!
Mientras tanto, en una de las torres de la fortaleza, Elise termina de volar algunos de los cañones antes de ser descubierta.
- Con esto será suficiente. Ahora enviaré la señal a Hogan para que se encargue del resto.
Minutos más tarde, en la sala de guerra, los guardias corren apresuradamente para informar al Mariscal acerca del ataque sorpresa del enemigo.
- ¡Mariscal! ¡Estamos siendo atacados! ¡Un grupo de hombres desconocidos se han infiltrado en la fortaleza y han volado algunos de nuestros cañones! – Dice uno de los soldados.
- ¡Mariscal! Los prisioneros han conseguido escapar de sus celdas.
- Vaya, vaya. Parece que algunas ratas han conseguido colarse. Esto no es obra del ejército. Solo conozco a un par de personas que han conseguido entrar a la fortaleza sin ser vistos ¡Je, je! Esto se pondrá interesante ya que este lugar será su tumba. Avisen a la artillería que preparen los cañones que nos quedan, el grupo principal que prepare una escolta al Marqués para que pueda llegar al puerto. – Dice el Mariscal.
- Pero, ¿piensa dejar escapar a los prisioneros?
- No te preocupes. Eso déjalo en mis manos ¡Ja, ja, ja! – Ríe burlescamente el Mariscal.
En ese instante, en las costas de Santo Domingo, Hogan espera impacientemente por la señal para atacar dejándolo muy preocupado.
- ¡Cielos! Han pasado dos horas y no hay señal. Espero que esos dos no se hayan metido en graves dificultades.
- ¡Hogan! ¡Mire hacia la fortaleza! ¡Una luz de bengala! – Dice el vigía.
- ¡Es la señal! ¡Muchachos, al ataque!
- ¡Siiiiiiiiii!
Después de destruir algunos cañones con los explosivos, Elise tiene una ardua lucha con los soldados que la persiguen pero gracias a la destreza de su espada y su pistola consigue derrotar a varios de ellos mientras ella corre desesperada con otro objetivo en mente.
- ¡Maldición! ¡Roldán! ¿Dónde estás miserable?
Mientras Elise se encuentra luchando sola con los soldados de la fortaleza, las dificultades empiezan a incrementarse ya que Jack y los prisioneros son brutalmente perseguidos por el enemigo pero ellos logran contenerlos dejando que los sobrevivientes escapen por el túnel.
- ¡Rayos! ¡Esto no tiene cuánto terminar! Ese estúpido de Hogan todavía no llega. – Dice Jack molesto.
- Jack, ¡rápido! Vaya con los sobrevivientes, nosotros los retendremos aquí.
- ¡De ninguna manera el Demonio Carmesí va a huir de una pelea!
- ¡No hay tiempo que perder! Usted debe guiar a los prisioneros para que puedan escapar a salvo.
- Pero ustedes… ¿Acaso?
- Fue un honor haber luchado junto a ustedes ¡Venguen Isla Perla por nosotros! ¡Ustedes son nuestra esperanza ahora! ¡Vete ahora! – Grita uno de los piratas.
- Su sacrificio no será en vano, lo prometo. – Dice Jack.
Jack escapa por el túnel guiando al resto de los prisioneros sobrevivientes a escapar por el túnel mientras que el grupo de Jack forma una trinchera para hacer su último aliento de lucha contra los desalmados renegados de Roldán.
- ¡¡Por nuestro capitán!! – Grita uno de los piratas.
- ¡¡Por Perla Negra!! – Gritan el resto de los piratas.
El grupo de rescate a cargo de Jack luchan hasta las últimas gotas de cansancio pero son superados en número y resultan masacrados sacrificando sus vidas por la causa. Mientras tanto, al otro lado de la fortaleza, Elise corre desesperadamente luchando contra los soldados en busca de Roldán recibiendo algunas heridas por parte de sus enemigos.
- ¡Maldición! ¡No encuentro a Roldán!
- ¡No tienes escapatoria! ¡Estás acabado estúpido! – Dice uno de los soldados.
Por desgracia Elise, es emboscada por un grupo de soldados bien armados quedando en serias dificultades y justo cuando se pensaba que sería el final para nuestra valiente pirata, varios disparos asaltan los muros de la fortaleza, sorprendiendo a los soldados.
- ¿Qué? Pero, ¿qué demonios…?
- ¡Ahora! ¡¡Haaaaaaaaaaaa!!
Aprovechando la distracción, Elise usa su espada y pistola para acabar rápidamente con sus agresores de forma asombrosa quedando fuera de peligro.
- Buen trabajo Hogan. Solo espero que ella llegue a tiempo. Ahora debo encontrar a Roldán.
Jack guía exitosamente a los prisioneros por el túnel y los lleva fuera de la fortaleza saliendo hacia el exterior. Sin embargo, por desgracia un grupo de soldados de élite los espera a todos armados y listos para disparar.
- Perfecto ahora solo falta esperar a que llegue… ¿Qué? Pero, ¿cómo? – Expresa sorprendido Jack.
- ¡Ja, ja, ja! Vaya, ¿pensaron que podían escapar fácilmente por el túnel? ¡Qué ingenuos! No pensaron que yo también sabía de la existencia de ese pasaje secreto ¡Jaque mate! ¡Gya, ja, ja, ja!
- Esa voz… ¡No! ¡No puede ser! – Expresa asombrado Jack al reconocer la figura que aparece ante él.
- Ha pasado mucho tiempo sin vernos, Jack Valente. – Dice el Mariscal.
Ante Jack se presenta un hombre uniformado de cabello gris con una mirada diabólica y cicatrices en su rostro.
- ¡Calvin! ¿Estás vivo? ¡No es posible!
- ¡¡Gya, ja, ja, ja!! Es irónico que nos encontremos justo antes de liquidarte después de lo que tú y Elise me hicieron.
- ¡Espera un minuto! Entonces tú… ¡Tú! ¡Fuiste el encargado de atacar Isla Perla! ¿Por qué? ¿Por qué demonios has hecho algo tan horrible como eso?
- Fueron órdenes de nuestro líder, además que lo hice gustosamente por venganza.
- ¿Por venganza has dicho?
- Es irónicamente que esos patéticos perdedores se rehúsen a pagar el tributo a nosotros. Es lo que se merecen por estúpidos al rechazar nuestra oferta.
- ¿Qué has dicho? ¿Cómo te atreves a decir eso?
- Jack, sabes perfectamente el infierno que hemos vivido y todo por culpa de esos arrogantes que solo vivían quejándose de ellos mismos. Sin embargo, lo que nunca pienso perdonarles es la traición que ustedes dos me hicieron a mí.
- ¡Estás equivocado! ¡Nosotros nunca te traicionamos! ¡Elise intentó salvarte esa vez!
- ¡Elise me vendió! ¡Ustedes no son más que unos miserables traidores! Pero, esto acabara aquí una vez los haya liquidado.
- ¡Calvin te equivocas! No tienes la idea de lo que nosotros sufrimos después de ese incidente.
- ¿Quieres que te refresque la memoria? ¿Por qué no cuentas exactamente lo que pasó hace 5 años atrás Jack Valente?
- Hace cinco años…}
Jack empieza a recordar lo sucedido hace cinco años atrás…
[FLASHBACK]
Hace cinco años atrás, nosotros crecimos juntos en Isla Perla. En aquella época numerosas pandillas invadían las calles de nuestra ciudad después de la muerte de uno de los importantes nobles que ayudaban con el crecimiento de nuestra isla. Elise Valerie, Dragan Hallard, Calvin Klein y yo formamos un grupo dedicados a combatir a todas las bandas y liberar nuestro hogar. Calvin fue quien nos unió a todos en aquella época, nos hicimos llamar “El Azote”.
- ¡Es hora de que nos pagues nuestro tributo anciano! – Dice uno de los delincuentes.
- ¡Lo siento! No tengo más dinero, mi familia necesita esas semillas. – Dice el anciano.
- ¡Entréganos o sufrirás las consecuencias! – Dice uno de los delincuentes.
- Por desgracia, nosotros no permitiremos que hagas eso. – Dice una voz desde lo alto del muro.
- ¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!
Desde lo alto se revelan a cuatro individuos revelando sus figuras ante los delincuentes.
- ¡No! ¡Son ellos! Los que derrotaron la otra pandilla la semana pasada ¡El Azote!
- ¡Así es! Este es nuestro territorio ahora ¡Ríndanse o enfrentarán las consecuencias! – Dice Calvin.
- ¡Nunca! ¡Acaben con ellos!
Dragan, Elise y yo nos encargamos de luchar contra nuestros oponentes sin problema alguno mientras que Calvin embosca a su líder lanzando una cuerda para evitar que escape.
- ¿A dónde crees que vas? Tu lucha es conmigo. – Dice Calvin.
- ¡Miserable!
Calvin esquiva los ataques del líder con facilidad y contraataca lanzando un puñetazo dejándolo fuera de combate mientras que por nuestra parte, derrotamos al resto de sus hombres dejándolos inconscientes y atados.
- ¿Se encuentra usted bien anciano? – pregunta Elise.
- Sí, gracias a ustedes. – responde el anciano.
- Estos forajidos no volverán a chantajearlo más. – Dice Jack.
- Gracias, que el cielo los bendiga.
Después de acabar con la banda, nosotros volvimos a nuestro escondite para celebrar nuestra victoria.
- ¡Una victoria más para el Azote! – Grita Dragan celebrando.
- Muchachos, los felicito por su trabajo. Dentro de poco tiempo lograremos terminar de conquistar toda la isla. – Dice Calvin.
- Estamos a un paso de lograr nuestro objetivo. – Dice Elise.
- Sin embargo, ahora nuestro principal obstáculo son las Calaveras Grises. Ellos poseen las principales calles de la isla. – Dice Jack.
- Dentro de poco, todo habrá terminado y lograremos hacer una leyenda. – Dice Calvin.
Gracias a Calvin, pudimos superar nuestra miseria y nos dio un significado por luchar en esta vida. Estábamos hartos de ver tanta injusticia, que la gente nos vea como unos vagos delincuentes sin futuro pero todo cambió desde que los cuatro unimos nuestras fuerzas. Finalmente ese día llegó, enfrentarnos a la pandilla más peligrosa de toda la ciudad, las Calaveras Grises. A diferencia de otros oponentes que hemos enfrentado, ellos nos superaban radicalmente en número, en una escala de 4 a 10 para tener una idea precisa, pero nosotros no nos dimos por vencidos y actuamos de acuerdo al plan que ideamos para superarlos. En primer lugar, los cuatro nos dividimos y atacamos a nuestros objetivos cada uno por separado. Tras reducir el número de oponentes, nos enfocamos en atacar directamente al líder para desmoronar su organización. Sin embargo, lo que no contamos es que su líder tenía un plan de escape por lo que aprovechó la oportunidad para escapar por los techos de las casas para evitar ser emboscado.
Mientras tanto, Dragan y yo enfrentamos a los que quedan y nos dimos una sorpresa que estos desalmados incluso eran capaces de reclutar niños con el fin de incrementar su número.
- ¿Qué? Solo son unos mocosos. ¿Qué hacemos? – Dice Dragan.
- ¡Este no es un lugar para mocosos! ¡Lárguense de aquí! – Grita Jack.
Mi grito enfurecido hizo razonar a los niños y los hizo rendirse huyendo de nosotros lo cual me hizo quedar frustrado al ver hasta donde la situación de nuestra ciudad había llegado. En lo alto de las casas, Elise continúa con la persecución seguido de Calvin quienes van tras el líder de la banda. Cuando se pensaba que el líder no tendría escapatoria, este de forma arriesgada realiza un salto largo que lo llevó hacia el otro lado pero Elise en ese momento arroja una cuerda con un gancho para evitar que escape. Sin embargo, al parecer el enemigo tenía otros planes.
- ¿Así que piensas cogerme? ¡Veamos qué te parece esto!
El despiadado líder coge violentamente de la cuerda para arrojar inesperadamente a Elise por el vacío pero esta consigue agarrarse en una vara incrustada en la pared al caer desde lo alto.
- ¡Argh! No resistiré mucho. – Dice Elise.
-
Inesperadamente justo en ese instante, nuestro líder acude en su ayuda intentando salvarlo.
- ¡¡Elise!! ¡Sujeta de mi mano, deprisa!
- ¡Calvin! ¡No! ¡No puedo! Si lo hago, tú…
- ¡No te preocupes! ¡Sujétate!
Elise sujeta de la mano a Calvin quien intenta subirla cogiendo también de su otra mano pero el peso de Elise impide que este pueda ayudarle y empieza a caer también.
- ¡Calvin! ¡Suéltate! ¡Los dos no resistiremos!
- ¡Jamás! ¡De ninguna manera pienso abandonarte! ¡Eres mi amigo!
- ¡Calvin!
Justo antes de que los dos caigan hacia el fondo, Dragan interviene justo a tiempo y con todas sus fuerzas ayuda a Calvin a levantar a Elise del fondo. Mientras tanto, el malvado empieza a escapar pero no contaba con una sorpresa.
- ¿A dónde crees que vas? ¡Estúpido bellaco! – Dice Jack.
- ¡Miserable!
Gracias a mis habilidades con la espada conseguí derrotar con sorprendente habilidad a mi peligroso contrincante acabando de una vez con sus fechorías. Finalmente, juntos conseguimos lo que nadie había logrado nunca en esta vida. Derrotamos a todas nuestras pandillas rivales y tenemos totalmente el control de la isla.
- ¡Calvin! ¡Elise! ¿Se encuentran bien? – Pregunta Dragan.
- Por supuesto. – Contesta Calvin.
- Gracias Calvin por salvarme. – Dice Elise.
- Somos amigos, no podía abandonarte ¿En dónde está Jack?
- Allí abajo. Parece que consiguió atrapar al jefe de esa chusma. – Responde Dragan.
Después de acabar con las Calaveras Grises, todos nos reunimos en nuestro escondite ubicado en lo alto de la isla celebrando una fiesta con bocadillos, música y bebidas.
- ¡Buen trabajo muchachos! ¡Lo conseguimos! – Dice contento Calvin.
- Sí, cuesta trabajo creerlo pero lo hemos logrado. – Dice Dragan.
- Tenemos el control de toda la isla y hemos librado por completo de todos esos delincuentes. – Dice Jack.
- Muchachos, un brindis por Isla Perla y nuestro futuro. – Dice Elise.
- ¡¡Por el Azote!! – Gritan todos haciendo brindis con sus tarros.
Tras acabar con la corrupción de la isla, pensamos que aquellos días pacíficos y gloriosos regresarían a nuestro hogar. Sin embargo, nuestro líder aún no estaba satisfecho con esta victoria y deseaba algo más que solo liberar nuestra isla.
Días después, Calvin estaba decidido a enfrentar lo que sería el último y más difícil reto para el Azote.
- ¿Qué? ¿Realmente has perdido la cabeza Calvin? – Grita Jack con enojo.
- ¿Por qué quieres hacer eso? – Pregunta Dragan.
- ¿Acaso no se dan cuenta de quién es la culpa de toda nuestra desgracia? ¡Así es! ¡El ejército Español! ¿Acaso hizo algo por esta isla después de ese incidente? Simplemente se acobardaron y nos dieron la espalda ¡Una vez fuera del camino! ¡Esta ciudad por fin será libre! ¡Este será el último y más grande reto del Azote!
- ¿Desafiar al gobierno Español? Solo somos un puñado de hombres contra un ejército armado ¡Solo llevarías a una carnicería sin sentido! – Refuta Jack.
- ¿Acaso no lo ven? Hemos podido llegar lejos gracias a todos nosotros. Si hemos conseguido el control de la isla, podemos derrotar al ejército español. – Dice Calvin.
- Comprendo lo que quieres decir, pero lo que intentas hacer no es correcto. – Dice Elise.
- ¡Muchachos! ¡Esta es nuestra gran oportunidad! ¡Aplastemos al ejército español! Esta será nuestra última y gran hazaña.
- ¡Esto es absurdo! ¡Yo me largo! – Dice Dragan.
- Lo siento Dragan pero esta vez no estoy de acuerdo. – Dice Jack.
- ¡Jack! ¡Dragan! ¿Piensan abandonarme? ¿Acaso no recuerdan las cosas que hicimos juntos?
Sin decir más, Dragan y yo nos fuimos sin hacer caso a sus palabras. Pensamos que era lo mejor para que intente comprender el error que intenta cometer y desista de la idea.
- ¿Tú también piensas dejarme Elise? – Pregunta decepcionado Calvin.
- No. Tú eres mi amigo y no puedo abandonarte. Pero tampoco estoy de acuerdo de lo que quieres hacer.
- Elise, espero que lo comprendas. No tienes idea del infierno que hemos sufrido por culpa de ellos.
- ¡Te equivocas! Ellos no son responsables de…
- Elise, entiéndelo. Ellos en lugar de ayudarnos, solo les importó enriquecerse más a costa de nuestro sacrificio y esfuerzo. No pienso perdonarles jamás.
Ni siquiera las palabras de Elise fueron suficientes para hacer razonar a Calvin. Unos días después, Calvin reunió a un grupo de hombres y estalló una revolución contra el gobierno español atacando la ciudad de Cartagena, la capital de la Colonia española. Cuando nos enteramos de la noticia, todos decidimos ir allá y traer a Calvin de vuelta antes que ocasione mayores desastres pero el ejército no se quedaría de brazos cruzados y con sus mejores hombres lograron retener la rebelión. Sin embargo, Calvin no estaba dispuesto a darse por vencido y continuó con el asalto matando a cualquier soldado que se le cruce en su camino.
Esa oscura y trágica noche fue cuando logramos encontrar a Calvin preparándose para lo peor y asaltar el palacio del Virrey él solo.
- ¡Vaya, vaya! Ustedes finalmente vinieron ¡Gya, ja, ja, ja! ¡Hoy será un día glorioso para el Azote! Con la caída del Virrey, el gobierno español en estas tierras será historia.
- ¡Detente Calvin! No hemos venido para eso. – Dice Elise.
- No es demasiado tarde ¡Detén esta locura ahora! – Grita Dragan.
- Has mentido a tus hombres y los has condenado a la muerte ¿Qué mierda te pasa Calvin? ¿Solo te importa la venganza? – Grita furioso Jack.
- ¡Silencio Jack! No comprendes el sufrimiento que hemos llevado a causa de ellos. Pero hoy… ¡Hoy terminará aquí! ¡Amigos! ¡Terminemos juntos nuestra última encrucijada!
Nuestras palabras resultaron inútiles. Calvin estaba cegado por la locura y hambriento de venganza contra el gobierno Español. En un descuido, Calvin desapareció de nuestros ojos por lo que decidimos buscarlo por todas partes pero no lográbamos encontrarlo. Sin embargo, Elise, consiguiendo intuir las acciones de nuestro líder, logra encontrarlo justamente en las afueras del palacio y observa a los guardias muertos empuñando su espada con la sangre derramada en ellos.
- ¡Calvin! ¡No! ¡¡Calviiiiiiin!! – Grita enfurecida Elise.
- ¡Elise! ¿Qué haces?
Elise, en una acción desesperada consigue desarmar a Calvin e inmediatamente se lanza contra él para detenerlo. En ese momento, un grupo de soldados llegan a la escena para detenerlos y arrestar al culpable.
- ¡Por fin te tenemos! ¡Tus días de rebelión acaban aquí! – Dice uno de los soldados.
- ¡Argh! ¡Maldición!
-
En ese momento, Calvin no podía creer lo que veía ante sus ojos. El capitán de la guardia estaba felicitando a Elise por colaborar con la captura del rebelde por lo que empieza a enfurecerse.
- Gracias por tu ayuda. Habría ocurrido una tragedia si no nos hubieras dicho de sus planes. – Dice el capitán.
- ¡¡¡Eliseeeeeeeeeeeee!!! ¡Tú! ¡!Tuuuuu! ¡Tú me traicionaste! – Grita furioso Calvin.
- ¡No! Calvin, no es lo que crees. En verdad, lo siento mucho. Era la única manera para evitar que cometas…
- ¡¡Eliseeeeeee!! ¡Juro que me vengaré! ¡Lo juró!
- Calvin…
Jamás olvidaré aquella escena. Fue la primera vez que vi en toda mi vida llorar a Elise de esa manera. Su corazón estaba incluso más dolido que el nuestro al haber hecho lo correcto para detener la locura de nuestro amigo.
[FIN DEL FLASHBACK]
Volviendo al presente, Jack y los prisioneros se encuentran emboscados ante las armas del Mariscal Calvin y sus hombres.
- ¿Finalmente lo has recordado Jack? El día en que ustedes me dejaron pudrir en esa celda por su culpa. – Dice Calvin.
- Pero, ¿cómo sobreviviste? Pensamos todos que habías muerto en prisión. No sabes lo mucho que Elise se preocupó por ti. – Responde Jack.
- Eso más quisieran. Pero el destino no quiso que me pudriera en una celda. Un hombre al que le debo mucho me sacó de prisión y me ofreció una oportunidad para obtener mi venganza.
- ¡Un momento! Ese hombre del que hablas es…
- Por supuesto, el Marqués Roldán. Ahora que lo sabes, ha llegado la hora de que mueras por toda la traición que me hiciste pasar ¡Feliz viaje al infierno Jack Valente! ¡Gya, ja, ja, ja!
Bajo un terrible aprieto, Jack y los sobrevivientes corren un grave aprieto y están a punto de ser ejecutados por el tiránico Mariscal Calvin quien busca venganza en contra de Elise y sus compañeros. Un terrible momento crucial en la aventura de nuestros valientes piratas está a punto de empezar.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
43
510 ATC
Hola a todos! Bueno, por coincidencia justo es mi cumpleaños cuando voy a publicar un nuevo capitulo el cual seria la continuacion de la batalla de Elise y sus amigos contra las fuerzas de su archienemigo, el Marques Roldan. Sin embargo, como saldran victoriosos? Que sera de Isla Perla tras la batalla? No se pierdan este emocionante capitulo y la conclusion de este arco. Espero sus comentarios!
CRONICA 12: Amigos por siempre
Isla Perla, el hogar natal de Elise Valerie, fue asediado por el ejército al mando del temible Marqués Roldán quien ha estado extorsionando a varias ciudades sembrando el terror y el caos. La isla quedó en ruinas y desolación de lo que una vez fue. Los sobrevivientes fueron tomados prisioneros y esclavizados por los despiadados bandidos.
Debido a este hecho, la furia y odio que Elise ha estado guardando por mucho tiempo comienza a desatarse y une fuerzas con Jack Valente para asaltar la Fortaleza de Santo Domingo en la Isla Esmeralda donde tendría lugar una de las batallas más sangrientas que haya enfrentado nuestra valiente pirata.
Con una valiente y astuta estrategia por parte de Elise y Jack, consiguen infiltrarse por la fortaleza a través del pasaje secreto que Jack conoce y los guía hacia el mismo corazón de la base enemiga con el fin de neutralizar sus cañones y liberar a los prisioneros. En medio de la batalla, ambos toman caminos diferentes, mientras que Jack se enfoca en rescatar a los prisioneros, Elise se encargaría de volar los cañones con explosivos. Tras una ardua batalla y el valiente sacrificio de sus hombres, Jack consigue rescatar y guiar a los prisioneros hacia el exterior. Sin embargo, lo que este ignoraría que todo esto sería una trampa creada por el despiadado Mariscal quien resulta ser nada menos que su amigo y ex líder de su pandilla en Isla Perla, Calvin Klein quien supuestamente habría fallecido tras ser arrestado en un incidente ocurrido hace algunos años atrás pero ha vuelto en busca de venganza en contra de sus antiguos compañeros quienes supuestamente lo han traicionado.
Ahora Jack y los prisioneros se encuentran a merced del sanguinario Mariscal quien está a punto de matarlos.
- ¡Gya, ja, ja, ja! Ha llegado la hora de tu muerte, Jack Valente. – Dice burlescamente Calvin.
- ¡Maldición! ¡Calvin detente! Esta gente no tiene nada que ver en esto.
- Lo siento Jack, pero estos prisioneros nos sirven más muertos que vivos. No tiene caso seguir conservando a basuras como esa. ¡Servirán de alimento para los tiburones! – Dice Calvin.
- ¡Jack! – Grita alterada Carly.
Justo en el momento en que Calvin y sus hombres están a punto de jalar el gatillo, son interrumpidos por un disparo devastador que empieza a asustar a todos en la isla.
- Pero, ¿qué? – Dice sorprendido Jack.
- ¡Mariscal! ¡Mire por allá! ¡Es una flota de barcos! – Grita alterado uno de los soldados.
- Esa bandera… ¿La flota Holandesa? Pero, ¿qué demonios hacen aquí? ¿Cómo rayos nos han encontrado?
- ¡Ja, ja, ja! Calvin, ¿pensaste que vendríamos precipitadamente sin un plan? Obviamente un grupo de piratas no tendría oportunidad de asaltar una fortaleza guarnicionada.
- ¿Qué? ¿Dices que solo intentaron ganar tiempo?
- Exacto. Ahora comienza la verdadera batalla.
Para sorpresa de todos, la armada Holandesa acaba de llegar con un convoy de tres barcos además de venir también el barco Insignia de Perla Negra, El Madrid en Llamas.
- ¡Mira Mei! ¡Son los sobrevivientes! ¡Hemos conseguido llegar a tiempo! – Dice Adelia, la hermana de Elise.
- ¡Rápido! Manda una señal al Almirante Van Fersen. Tenemos que rescatarlos. – Responde Mei, la hermana de Hogan.
La flota Holandesa recibe las instrucciones de Adelia y rápido se disponen a desembarcar disparando con sus armas al enemigo quienes están a punto de tomar ventaja.
- ¡Maldición! ¡Esto no quedará así Jack Valente! – Grita enfurecido Calvin.
- ¡¡Noooo Jack!!
Enfurecido por el inesperado plan de los piratas, Calvin saca inmediatamente su pistola y empieza a disparar a Jack pero inesperadamente Carly se lanza sobre él recibiendo la bala quedando malherida por el impacto.
- ¡Carly! ¡¡No!! – Grita sorprendido Jack
- ¡Demonios!
Calvin, al perder la oportunidad de acabar con su enemigo, empieza a huir rápidamente antes de ser alcanzado por el numeroso ejército Holandés que acaba de desembarcar en la costa enviando más de un centenar de hombres armados de rifles y escopetas. Jack sostiene en sus brazos a su amada ensangrentada por el disparo de su oponente.
- ¡Carly resiste por favor!
- Jack… me alegra que estés vivo…
- Carly, no sigas hablando. Te llevaré a un lugar seguro.
- Jack… quiero decirte que yo… siempre te…
Sin poder decir más, Carly empieza a cerrar sus ojos perdiendo sus fuerzas y poco a poco su vida se extingue frente a él.
- ¡Carly! ¡No! ¡No me dejes por favor! ¡¡¡Carlyyyyyyyyyyyyy!!!
Jack por primera vez, empieza a derramar lágrimas en sus ojos mientras que la armada Holandesa lucha ferozmente contra el ejército de Calvin quienes son aplastados ante la experiencia y superioridad numérica de los Holandeses.
Jack deposita suavemente el cuerpo inerte de su amada en el suelo cogiendo su espada y gritando de dolor, desatando la furia del Demonio Carmesí.
Enfurecido y con una fuerte determinación, Jack Valente atraviesa los soldados enemigos y corre para alcanzar a Calvin quien huye hacia lo alto de la isla. Finalmente, después de una larga persecución, Jack se enfrenta cara a cara con su enemigo en lo alto del barranco que colinda con el mar.
- ¡Miserable! ¿Por qué no te mueres de una vez?
- ¡Calvin! ¡Esta vez te pasaste de límite! ¡Jamás pienso perdonarte por todo lo que has hecho! ¡Juro que morirás en mis manos!
- ¡Esta vez acabaré contigo y con Elise de una vez por todas!
Ambos desenvainan sus espadas y comienza una feroz batalla entre ambos quienes una vez fueron camaradas y amigos pero ahora son enemigos feroces que luchan por su supremacía y consumidos por el odio y la venganza.
Mientras tanto, en las afueras de la Fortaleza de Santo Domingo, Elise corre desesperadamente en busca de su archienemigo quien ya se encuentra en camino hacia el barco para escapar.
- ¡Roldán! ¡No escaparás de mí! ¡Esta vez acabaré contigo!
Consumida también por la furia, Elise combate desesperadamente contra los soldados que cruzan en su camino mientras corre hacia el otro lado de la costa en persecución de Roldan ignorando las heridas que recibe por los disparos de los soldados como si una bestia se hubiera apoderado de ella, combate sin piedad a sus oponentes.
Al llegar a la costa, encuentra frente a sus ojos el barco de Roldán que está a punto de partir pero ella no decide rendirse y corre para alcanzar el barco.
En ese momento, el Marqués Roldán desde el barco observa el avance de alguien acercándose a la costa.
- ¿Qué es todo ese alboroto? – Pregunta el Marqués Roldán.
- Son esos piratas que asaltaron el fuerte, señor. Al parecer uno de ellos se acerca hacia nosotros a gran velocidad. Nuestros hombres intentan frenar su avance pero…
- Disparen con los cañones. Asegúrense que ese pirata no siga causando problemas.
- Pero señor, aún tenemos hombres…
- ¡He dicho que disparen! – Grita Roldán.
- Como usted diga ¡Disparen con los cañones!
Elise comienza a descender por el acantilado sacando fuera del camino a los soldados enemigos que intentan frenarla pero inesperadamente el barco de Roldán hace algunos disparos hacia el acantilado lo cual hiere a todos incluyendo a Elise quien cae hacia el precipicio por la explosión.
- ¡¡Roldaaaaaaaaaaaaaan!!! – Grita Elise cayendo por el acantilado.
Después de los disparos, Roldán se dirige hacia sus artilleros para darles instrucciones.
- Hemos conseguido volar el acantilado, señor. – Dice uno de los artilleros.
- Perfecto. Ahora vayámonos de aquí. No tiene caso seguir perdiendo el tiempo en este lugar.
- Sí señor.
- Me sorprende como un grupo de simples piratas hayan conseguido penetrar mi fortaleza. Bueno, solo eran un pequeño grupo de vigilancia después de todo. Espero que el Mariscal se encargue del resto mientras termino la construcción de mi gran fortaleza ¡Ja, ja, ja!
Mientras tanto, al otro lado de la isla, continúa la feroz batalla entre el Demonio Carmesí y el Mariscal Calvin quienes no ceden un milímetro en la lucha con sus espadas.
- ¡Gya, ja, ja, ja! Peleas muy bien Jack, pero no conseguirás derrotarme. Soy superior a ti.
- ¡Eso lo veremos maldito asesino!
Jack con una feroz maniobra consigue esquivar el ataque de Calvin con la técnica que le enseñó a Elise a luchar cuando eran jóvenes y consigue desarmarlo.
- ¡Se acabó todo Calvin! ¡Ríndete! ¡Estás acabado!
- ¡Nunca! ¡Voy a vengarme de ti!
Calvin saca de su pierna oculto. una pequeña pistola la cual empieza a disparar a Jack pero este resulta ser más rápido y saca un cuchillo de su cintura y lo lanza apuñalándolo directo en el pecho cerca del corazón dejándolo desarmado y aprovecha para contraatacar y apuñalarlo con la espada.
- Espero que el cielo perdone tu alma, estúpido bastardo. – Dice Jack envainando su espada con la sangre de su amigo.
Al regresar a la playa, se encuentra con Mei Morobosi y Adelia Valerie quienes se acercan corriendo preocupadas por él.
- ¡Jack! ¡Eres tú! Me alegra que estés a salvo. – Dice preocupada Mei.
- ¿Se encuentran todos a salvo? – Pregunta Jack.
- Sí, hemos conseguido derrotar al enemigo y los sobrevivientes están a salvo. Sin embargo…
- Lo sé. Por favor, encárguense de ella. Tengo unas cosas que resolver en la fortaleza.
- Sí, pero Jack, tus heridas… - Dice preocupada Adelia.
- No pasa nada. Encárguense de los heridos. – Dice Jack retirándose a la fortaleza.
Al llegar la fortaleza, se produjo una intensa masacre entre los soldados de Roldán y la armada Holandesa quienes consiguieron derrotar al enemigo tras rendirse al ver que ya no tenían oportunidad de defenderse. Momentos después, Jack encuentra a Hogan reunido con el líder de la armada.
- Soy el Almirante Van Fersen, Cordellia me informó de la situación y me pidió ayuda.
- Gracias por vuestra ayuda Almirante. Si no hubiera llegado a rescatarnos, habríamos quedado como coladera. – Dice Hogan.
- ¿Alguna novedad en el frente? – Pregunta Jack.
- ¿Quién es usted?
- Permítanme presentarle. Almirante, este es nuestro socio, Jack Valente. Gracias a su ayuda pudimos infiltrarnos en la fortaleza y rescatar a los prisioneros de Isla Perla. Jack, este es el Almirante Van Fersen a cargo de la flota Holandesa de la zona.
- Ya veo. Agradezco profundamente su ayuda Almirante.
- Puedo observar que han tenido muchas dificultades aquí. No esperaba que tuviéramos que enfrentar a unos bandidos bien armados. Al parecer Cordellia no estaba equivocada al pedir nuestra ayuda. Estoy sorprendido de conocer al Demonio Carmesí en persona.
- ¿Usted me conoce?
- He escuchado muchas historias acerca de usted aunque me parece ridículo que tengamos que aliarnos con un grupo de piratas que enfrentan a unos bandidos y rescatan inocentes en peligro.
- Tenemos nuestras razones para ello. – Responde Hogan.
- Por cierto, veo que has conseguido no hundir mi barco pero las velas están arruinadas. – Dice Jack.
- ¡Deja de quejarte! ¡Agradece que he conseguido mantener tu barco a flote! No tienes idea de cuantos problemas he tenido con esos sujetos intentando hundirme.
- ¡Humph! Debí estar loco al confiar mi barco a un imbécil como tú.
- ¡Muy gracioso! Por cierto, ¿has visto a Elise?
- Eso mismo iba a preguntarte. No la he visto desde que nos separamos en la fortaleza.
- ¿Se separaron? ¡Idiota! ¿No te das cuenta que Elise…? ¡Olvídalo! ¡Tenemos que encontrarla!
- ¿Por qué estás tan alterado, estúpido?
- ¿No lo entiendes? ¿Crees que Elise se arriesgaría tanto únicamente por rescatar a los habitantes de la isla? ¡Ella está aquí para vengarse! ¡Quiere matar al tipo que arruinó su vida! – Grita alterado Hogan.
- ¿Qué? ¿Por qué mierda no me dijiste eso antes? – Pregunta molesto Jack.
- Bueno, es que… es son cosas privadas de nuestro capitán, además si te lo decía, era obvio que te rehusarías a participar en el rescate.
- ¡Por supuesto! No iba a permitir que Elise se exponga a tal peligro ¡Vamos! ¡Tenemos que encontrarla! – Dice Jack.
- Almirante, durante el asalto hemos escuchado algunos disparos provenientes del otro lado de la costa. – Dice uno de los soldados Holandeses.
- Eso es raro. Ninguno de nuestros barcos ha desembarcado en ese lado de la costa. – Responde el Almirante.
- Es cierto, nosotros tampoco estuvimos por ese lugar. – Dice Hogan.
- ¡Un momento! ¿No significa que…? – Expresa muy preocupado Jack.
- ¡¡ELISE!! - Gritan los dos al mismo tiempo.
- ¡Mierda! ¡Vayamos al acantilado deprisa! – Grita Jack.
- Sargento, envía a un grupo con ellos y que lleven algunas medicinas. – Dice el Almirante.
- A la orden almirante. – Dice el sargento.
Horas más tarde, en el camarote del capitán en el Madrid en Llamas, la preocupación invade en los corazones de cada uno de los piratas y amigos de Elise quienes esperan impacientes afuera en la cubierta mientras que Adelia y Mei se encuentran dentro ocupadas.
- ¡Oh dios! ¿Crees que va a estar bien? – Dice Hogan con lágrimas en sus ojos.
- Nunca debí dejarlo solo ¡Maldición! Primero Carly y ahora Elise… Es todo por mi culpa… - Dice Jack.
- ¡Deja de decir eso! ¡La culpa es mía! Debí decirles el secreto que guardaba nuestro capitán acerca de su pasado. No debí permitir que ella realizara este plan. – Dice Hogan adolorido.
Después de varios y largos minutos de tensión, finalmente Mei sale de la habitación sacando algunos baldes y trapos sucios para reemplazarlos.
- ¡Mei! ¿Cómo se encuentra? – Expresa preocupado Hogan.
- Hermano, no vas a creer esto pero…
- ¡Lo sabía! ¡Elise ha muerto! ¡¡Noooooo!! ¡Maldición! – Grita de tristeza Hogan.
- Elise… esto no puede estar pasando… - Dice triste Jack.
- ¡No! No es lo que ustedes creen. – Dice Mei.
- ¿Huh? – Expresan todos sorprendidos.
- ¿Qué quieres decir con eso Mei? – Pregunta Hogan.
- La verdad es que Elise ya se encuentra fuera de peligro. Aún no ha recobrado la conciencia pero Adelia se encarga de su cuidado.
- ¡Un minuto Mei! ¿Estás segura de eso? ¿Cómo puedes decir que ya está mejor? ¡Eso es imposible! ¡Es absurdo que alguien sobreviva a ese estado! ¿No es cierto Jack?
- Debo decir que estuve aterrado al ver que Elise estaba al borde de la muerte con esas heridas en su cuerpo.
- ¡Eso es lo que digo! ¡Hay algo raro en esto!
- Bueno, la verdad es que ahora que lo dicen, las heridas de su cuerpo están sanando rápidamente. Eso es lo increíble de todo esto. – Dice Mei muy intrigada.
- ¡Lo que dices es imposible! ¡Estaba moribundo! ¡No hay forma que haya…! ¡Quizás sea producto de algún milagro! No, en verdad me cuesta creerlo. – Dice Hogan.
- Ya veo. Es mejor dejarlo así. Lo importante es que Elise se encuentra con vida. – Dice Jack.
- No entiendo cómo puedes sentirte aliviado después de eso. Dime, esto ha pasado más de una vez cuando la conociste, ¿cierto? – Pregunta Hogan.
- Ahora que lo mencionas, sí, es cierto. Sin embargo, no le di ninguna importancia puesto que creí que era una coincidencia. Es mejor que no pensemos mucho en ello.
- Pero…
- Por su bien, mantengamos esto en secreto. Elise ya ha sufrido bastante como para seguir dándole más preocupaciones. – Dice Jack.
- Supongo que tienes razón. Perdona. – Responde triste Hogan.
- Bueno, será mejor que todos vayan a descansar. Hablaremos por la mañana. – Dice Mei.
- Les encargo a Elise. Adiós. – Dice Jack.
- ¡Espera! ¿A dónde crees que vas? ¡Bah! Ese tipo hace lo que quiere. – Expresa molesto Hogan.
Ciudad de Eleuthera, días después. El Almirante Van Fersen se dirige a comunicar su informe a Cordellia Armberg quien lo espera en la sala.
- El asalto a Santo Domingo fue todo un éxito y los prisioneros fueron liberados.
- Agradezco profundamente su ayuda Almirante Van Fersen. No estaba segura que cosas terribles habrían ocurrido si no hubiéramos actuado.
- Sin embargo, no comprendo por qué una persona como usted tiene una relación con ese grupo de piratas.
- Se equivoca Almirante, ellos fueron quienes salvaron nuestra nación de diversas amenazas. No merecen ser tratados como unos criminales solo por el hecho de ser piratas.
- Si usted lo dice, pero aún tengo mis dudas al respecto.
- Por cierto, ¿encontró alguna novedad?
- Hemos interrogado a los bandidos prisioneros y al parecer todo indica que el responsable de estos ataques es el Marqués Roldán.
- Mmm… el Marqués Roldán. Es raro. No he escuchado acerca de él. Ahora que lo pienso, ocurrió un incidente en ese lugar hace muchos años atrás. Quizás él sea el responsable.
- Sí, es muy posible ¿Será prudente realizar una orden de búsqueda?
- Por desgracia no tenemos pruebas suficientes contra él. Además para ser alguien que haya conseguido una armada al nivel de un ejército como el nuestro significa que posee muchas influencias. No debemos tomarlo a la ligera.
- ¿Cree que alguien esté apoyando en su campaña?
- No cabe duda. Al menos sabemos que no es el Gobierno Español ya que son los perjudicados por su amenaza. Eso significa que…
- Sí, es posible. Pero no estamos seguros de eso.
- Por lo pronto será mejor llevar a cabo una investigación. Debemos averiguar quien realiza operaciones ilegales o clandestinas que vayan en contra de los tratados de las diversas naciones.
- Esto se pone cada vez más feo. Presiento que algo terrible está a punto de ocurrir.
- Yo no me preocuparía mucho por eso.
- ¿Por qué lo dice?
- Porque existe alguien que es capaz de detener esa amenaza. Solo aquel que ha superado las pruebas más difíciles, el pirata más valiente que conozco. Estoy segura que cambiará el giro de las cosas.
Isla Perla, al día siguiente. Los sobrevivientes llegan a la Isla sorprendidos al ver como ha quedado la ciudad en la que una vez vivieron ahora en ruinas.
- Nuestra isla ha quedado destruida. – Dice una mujer.
- Esto es espantoso. – Dice un niño.
- Nuestros amigos han sido… - Dice un hombre.
- ¿Qué haremos ahora? – Dicen unas mujeres.
- ¡Amigos! ¡No dejemos llevarnos por la tristeza! ¡Vamos a reconstruir juntos nuestra isla! ¡Estoy segura que si trabajamos juntos será incluso más hermosa! – Grita Adelia, la hermana de Elise.
- Veo que estás muy entusiasta ¡Je, je, je! – Dice el abuelo de Elise.
- Por supuesto. Digamos que lo llevo de familia. Además no pienso desperdiciar el esfuerzo que ella hizo por nosotros.
- Sí, no solamente consiguió salvarnos sino también arruinar los planes de Roldán. Es realmente increíble las cosas que hace pese a su juventud. – Dice el abuelo de Elise.
- Es por esa razón que nosotros decidimos seguirla. – Dice Hogan.
- Nuestro valiente capitán, el Pirata Perla Negra. – Dice orgullosa Mei.
- Por cierto, ¿Dónde se encuentra ahora?
- Ahora que lo dices, ha desaparecido. No la hemos visto desde que desembarcamos aquí.
- Probablemente se encuentre en ese lugar. – Dice Adelia.
Al final de la tarde, en la puesta del sol, en el cementerio ubicado en la cima de la colina, Jack Valente lleva un ramo de rosas enfrente de una tumba dándole el último adiós.
- Carly, al final tu tenías razón. Sin embargo, no pude hacer nada. He fracasado.
- Sabía que te encontraría aquí. – Dice una voz familiar.
- Elise ¡Humph! No me sorprende. Puedo ver que te encuentras mejor.
- Lamento haberlos preocupado.
- Lo he perdido todo. Ahora solo soy un triste payaso que una vez creía poder convertirse en el mejor de los piratas. Ya no tengo nada por lo que seguir luchando, ni sueños, ni tripulación, ni nada.
- En ese caso, ¿por qué no vienes conmigo? Estoy segura que encontrarás aquello que necesitas para ser tú mismo.
- ¡Humph! Dice alguien cegado por la venganza, es irónico.
- Tienes razón. No puedo negarlo, esto no ha terminado. Mientras ese hombre viva perjudicando vidas inocentes, mi sed de venganza no terminará. Por esa razón te necesito. Ayúdame a detenerlo, por aquellos que murieron por su causa. Necesito de tu fuerza más que nunca, Jack.
- ¡Ja! No has cambiado en nada. Incluso en el pasado siempre nunca dejaste de tender la mano a un amigo. Sin embargo, ¿por qué quieres la ayuda de alguien que ya no sirve de nada?
- Porque no estoy hablando al viejo Jack sino al nuevo Jack Valente, un pirata que jamás se da por vencido y sigue adelante.
- ¡Ja, ja, ja! De alguna manera siempre encuentras las palabras para convencerme. Supongo que tienes razón, la sed de venganza también corre por mis venas. No puedo dejar que esto termine así después de las vidas que este hombre ha destruido.
- Bienvenido a bordo, Jack.
Jack y Elise finalmente estrechan sus manos recuperando su amistad juntos. Con su voluntad recuperada, Jack se une a Elise enfrentando nuevos y difíciles retos que pondrán en prueba sus habilidades mientras van en busca del temible Marqués Roldán y acabar con su tiranía de una vez por todas.
Tiempo después, en una posada en una ciudad cercana, Elise y sus amigos se dan un descanso antes de partir en su siguiente aventura. Jack, decide entrar en la habitación para hablar con Elise respecto a sus planes futuros cuando inesperadamente se lleva una desagradable sorpresa.
- Oye Elise, ¿cómo piensas conseguir materiales para…?
- ¿Huh? ¡Ah! Disculpa Jack, es que acababa de darme un baño y…
- ¡Lo siento!
Jack sorprendido cierra la puerta e inmediatamente sale al pasillo y empieza a enfurecerse corriendo hacia la habitación de los hermanos Morobosi.
- ¡Waaaah! ¿A qué viene esa entrada? ¡Me asustaste! – Grita Hogan.
- ¡Estúpido miserable! ¡¡Eres un canalla!! – Grita furioso Jack.
- ¡¡Eeeeeeeeek!! ¿Ahora a qué viene este grito? ¡No hice nada malo!
- ¿Se dan cuenta de lo que ustedes han hecho? ¡Miserables estúpidos!
- No entiendo por qué estás tan enfadado.
- ¿No te das cuenta a quién han nombrado como capitán?
- Ah, creo que ya te diste cuenta.
- ¡Y encima lo dices, maldito estúpido! ¿Cómo se te ocurre permitir tener a una mujer como capitán pirata?
- Yo pensé que lo sabías, siendo su amigo de la infancia.
- ¡Ni de broma! Por su apariencia, es imposible que pueda decir que no es un hombre.
- ¡Ah! Vamos, no te lo tomes en serio por esos detalles. La verdad pensé lo mismo que tú al principio pero, ¿qué más da?
- ¡Debería revolver tu cerebro de alcornoque! ¿Desde cuándo has escuchado que una mujer sea un capitán pirata? ¿Y menos alguien con esa frágil apariencia? ¡Eso va en contra de todos los principios! Si nuestros rivales se enteran de esto, seremos el hazmerreír.
- Sí, pero dudo que a alguien le importe ese detalle.
- ¡De eso nada! ¡De ninguna manera pienso aceptar a una chica como capitán! ¡Eso jamás!
En ese momento, Elise ingresa a la habitación para intervenir en la conversación.
- ¿Qué es todo este escándalo? ¿Acaso Hogan volvió a hacer de las suyas otra vez? – Pregunta Elise.
- ¿Y por qué siempre me culpan a mí de todo?
- ¡Elise! ¡Tenemos un grave problema aquí! – Grita Jack molesto.
- Mmmm… entiendo tu punto, pero deberías intentar llevarte bien con todos en especial con Hogan. Sé que es complicado ya que tienen sus diferencias pero…
- ¡De eso no estoy hablando! ¡Hablo precisamente de ti!
- ¿Yo? ¿Hice algo malo?
- ¿Por qué no dijiste que eres una chica? – Pregunta enfadado Jack.
- Nunca me lo preguntaste.
- ¡Argh! ¡Esto es el colmo! ¡No lo aguanto! ¡Me voy a la taberna!
Jack se retira muy enfadado golpeando la puerta dejando intrigados a sus amigos.
- No entiendo que mosca le ha picado ¿Acaso odia tanto a las mujeres? – Dice Elise.
- Ese no es precisamente el problema Elise ¡Je, je, je! Podría decirse que tiene el orgullo dañado. – Dice Hogan de forma sarcástica.
- ¡Grrrrr! ¡Ser derrotado por una chica! ¡¡Esto es lo más humillante que me ha pasado en toda mi vida!! ¿Por qué el gran Jack Valente tiene que sufrir tantas desgracias? – Grita Jack asustando a todos en la taberna.
Una vez más el secreto de Elise genera una polémica entre sus amigos quienes les cuesta aceptar la cruda realidad. Sin embargo, pese a ello, la historia será quien juzgue el destino que tendrá ella al convertirse en uno de los piratas más fuertes de todos los tiempos. Sin embargo, la vida también le tiene preparada muchas sorpresas que irá descubriendo más adelante mientras descubre los misterios que guardan acerca de su pasado.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
43
510 ATC
Saludos a todos! Espero que hayan disfrutado del capitulo anterior porque entra un nuevo arco en la serie con un nuevo personaje que a muchos les encantara y tiene una historia interesante con Elise. Espero sus comentarios!
CRONICA 13: Elena de la Rosa
Nuestra historia comienza al otro lado del continente Europeo, en la ciudad de Valladolid del país de España. En una de las universidades más prestigiosas del país, se lleva a cabo una ceremonia de graduación donde los jóvenes son felicitados y reciben su diploma de graduación. Entre ellos, una hermosa joven de mediana estatura, cabello negro largo y sedoso, ojos marrones, de contextura delgada portando un elegante vestido rojo bordado con adornos amarillos de acuerdo a la época a comienzos de los años 1600.
- ¡Felicidades por tu graduación Elena! – Dice una chica.
- ¡Realmente me cuesta creer que finalmente te hayas graduado! – Dice otra alumna.
- Muchas gracias. – Responde Elena.
- ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Piensas quedarte en España?
- No, pienso regresar al Nuevo Mundo. Como sabrán mi padre fue nombrado Virrey de las colonias del Caribe. – Dice Elena.
- ¡Oh! Es cierto, el otro día nos contaste esa noticia. Pero, ¿de verdad piensas ir al Nuevo Mundo? Dicen que es muy peligroso con los piratas y bandidos alrededor.
- Lo siento pero no me asusta para nada esas historias. Además me muero de ganas por visitar nuevamente mi tierra natal, la bella Isla Perla.
- ¡Oh cielos!
- ¿Huh? ¿Qué sucede? – Pregunta inquieta Elena.
- No, no es nada.
- Vamos, dímelo. Empiezas a intrigarme.
- Es que… hemos escuchado terribles noticias.
- ¿A qué te refieres?
- De acuerdo a los rumores, algunas ciudades de la colonia española en el Nuevo Mundo fueron asediadas y la más afectada de todas fue precisamente Isla Perla. Se dice que solo han quedado las ruinas.
- ¡No! ¡Eso no es posible! ¡Me niego a creerlo! – Grita enfadada Elena.
- Bueno, no sabemos si es del todo cierto pero no cabe duda que el Nuevo Mundo es cada vez más peligroso.
- Mi ciudad natal…
Han transcurrido cinco años desde que Isla Perla fue asediada por Roldán y sus hombres donde muchas víctimas murieron a causa de su ambición. Sin embargo, Perla Negra, uno de los piratas más valientes y temerarios de los mares del Caribe enfrenta a los bandidos en la batalla de Santo Domingo donde terminó en una dura masacre que al final dio como victoria a la valiente pirata y sus sorprendentes compañeros con la ayuda de la armada Holandesa quienes frustraron los planes de Roldán y sus hombres.
Ciudad de Cartagena, ciudad capital del Imperio Español en el Nuevo Mundo, Elena tras un largo viaje desde España, finalmente desembarca en la ciudad, asombrada de ver nuevamente las maravillas que ofrece el Nuevo Mundo, da un paseo por la próspera ciudad y después se dirige al Palacio Imperial donde es recibida por la servidumbre.
- Bienvenida de regreso Lady Elena. – Dice uno de los mayordomos.
- Gracias, ¿mi padre se encuentra en casa?
- Sí, en estos momentos está terminando de firmar unos documentos en su despacho.
- ¡Perfecto! Iré a verlo. Por favor, encárguense de mi equipaje.
- Será todo un placer milady.
Después de ingresar al palacio, ella sube por las anchas y lujosas escaleras con pasamanos dorados y alfombras de color rojo hacia el despacho donde trabaja su padre firmando documentos y otros papeleos. El Virrey Ramírez de la Rosa es el actual gobernante a cargo de las colonias del caribe en el Nuevo Mundo. Sin embargo, durante su gobierno las cosas se tornan complicadas con los bandidos alrededor y las otras naciones que codician sus territorios. A fin de aplacar las amenazas de las colonias, el reino de España ha enviado flotas de convoyes y caballeros armados dispersándose en distintas regiones del caribe. No obstante, pese a sus esfuerzos, las amenazas siguen extendiéndose por lo que el Virrey intenta conseguir ayuda de otras naciones para reforzar la seguridad.
- Padre, he vuelto. – Dice Elena.
- ¡Oh, Elena! ¡Bienvenida a casa! ¡Te echaba mucho de menos! ¡Cuánto has crecido! Puedo ver que cada vez más te pareces más a tu madre. – Expresa contento el Virrey.
- ¡Oh! No digas eso. Tengo buenas noticias. Acabo de graduarme de la universidad de Valladolid.
- Me alegra escuchar eso. Debes estar cansada por el viaje. Sería bueno que descanses en tu habitación mientras termino de firmar unos documentos que faltan.
- De acuerdo. No quiero interrumpirte en tu trabajo.
Esa noche, en el comedor, después de la cena, Elena decide conversar con su padre acerca de algunos temas que le preocupan.
- ¿Te pareció buena la comida?
- Sí. Ya extrañaba un poco la comida de casa. Por cierto, hay algo que me gustaría conversar contigo referente a tu trabajo. – Responde Elena.
- Dime.
- He escuchado rumores que Isla Perla donde yo nací, ha sido asediada por unos bandidos armados ¿Es eso cierto?
- Mmmm… la verdad es que no he recibido noticias de Isla Perla desde hace algunos años debido a que he estado con algunos problemas referentes a las rebeliones.
- ¿Rebeliones?
- Sí, un grupo de bandidos armados ha estado atacando nuestras colonias durante años. Creemos que podrían ser mercenarios contratados por naciones rivales pero dudo que sea algo así. Si tuviéramos suficiente con los piratas de la región, ahora viene esto.
- ¡Ay cielos!
- Pero no te preocupes querida. El Gobernador de San Juan de la Colonia Británica nos ha dado su apoyo y gracias a ello los ataques han cesado en su mayoría pero no es conveniente bajar la guardia.
- Entiendo.
- Bueno, mejor dejemos ese asunto. No es bueno hacerte preocupar con asuntos irrelevantes puesto a que has regresado de tus estudios en España.
- Supongo que tienes razón.
- Por cierto, me gustaría hablar sobre el tema que discutimos hace algún tiempo antes que te fueras. El Marqués de Antica es un buen amigo mío y quiere presentarte a su hijo. Esta sería una buena oportunidad para ti.
- Padre, disculpa que os interrumpa pero hay un lugar que me gustaría ir con urgencia si me lo permite.
- Mmmm… veo que estás seria con esto ¿A dónde piensas ir?
- Quiero visitar mi ciudad natal una vez más, padre. No puedo dejar de pensar en cómo se encuentra después de muchos años.
- Mmmm… entiendo. Sin embargo, me preocupa que vayas sola a ese lugar, hija mía.
- No os preocupéis. Ya soy mayor y puedo arreglar esta clase de situaciones sin problema.
- Sois testaruda como vuestra madre. De acuerdo, tú ganas. Enviaré contigo una escolta a Isla Perla, además me gustaría que entregaras esta carta al Gobernador y le mandes saludos de mi parte.
- Te lo agradezco mucho, padre.
- Bueno, supongo que con eso tendrás despejada las preocupaciones que tienes en tu mente. Sin embargo, no olvides que tenemos que hablar sobre ese tema seriamente. Recuerda que ya eres mayor y la hija del Virrey por lo que es importante mantener relaciones con diversos políticos para asegurar mejor los intereses de la nación.
- No te preocupes pero me gustaría pensar este asunto un poco más.
Esa noche, en su habitación, Elena se echa profundamente en su cama con melancolía recordando algunas cosas de su pasado.
- Isla Perla… me pregunto cuánto tiempo habrá pasado ¿Seguirá allí aquel chico?
Elena comienza a recordar un hecho memorable de su pasado cuando vivía en Isla Perla antes que su padre fuera electo como Virrey.
[FLASHBACK]
Isla Perla hace más de diez años atrás, la pequeña Elena corre por las calles de la ciudad siendo perseguida por un grupo de bravucones.
- ¡No tienes donde escapar! Danos lo que tienes de valor.
- ¡No! ¡Auxilio!
En ese momento, un misterioso niño envuelto con una capa aparece en medio del callejón sorprendiendo a los bravucones.
- ¡Dejen ir a esa niña! – Grita el misterioso muchacho.
- Vaya, vaya ¿Quién tenemos aquí? Un debilucho que se cree el valiente. – Dice uno de los bravucones.
- Te has metido el cuello tú solito. – Dice otro de los bravucones.
- No quiero pelear con ustedes. Dejen en paz a esa niña. – Responde el misterioso chico.
- ¿Crees que vas a derrotarnos tú solito? ¡No nos hagas reír! ¡Muchachos enséñenle una lección! – Dice uno de los bravucones.
Los bravucones empiezan a atacar al niño pero este los esquiva fácilmente de un salto y con una serie de patadas golpea a los bravucones lastimándolos seriamente sin poder contraatacar.
- ¡Argh! ¡Eres un maldito!
- Si no quieren más, ¡lárguense de mi vista! – Responde seriamente el muchacho.
- ¡Esto no quedará así mocoso!
Los bandidos huyen despavoridos al notar la fuerza del muchacho quien los derrota fácilmente. Después se dirige hacia la pequeña Elena disfrazada con una capa que le cubre parte de su rostro.
- ¿Te encuentras bien? – Pregunta el muchacho.
- Sí, muchas gracias. – Responde Elena.
- Es peligroso para una niña andar sola por estos lugares.
- ¡No soy una niña! Oh, ¡Lo siento! Es que no me gusta que me traten como una pequeña.
- Lo entiendo ¿Quieres acompañarme? Es peligroso que te quedes aquí.
- Gracias.
El muchacho conduce a Elena hacia el mercado donde compra algunas frutas que le fue encargado.
- ¡Oh! Esas frutas lucen geniales. – Dice Elena con una sonrisa.
- Sí, pienso llevarles algunas a Torges. – Dice el muchacho.
- ¿Puedo llevarme una? – Pregunta Elena.
- Sí es para nuestra dama Elena, puede llevarse esa de obsequio. – Dice contenta la mercader.
- ¡Oh gracias!
- ¡Oh miren! ¡Es la pequeña Elena! – Dice entusiasmado otro comerciante.
- ¡Es una sorpresa! – Dice otra mercader.
En ese momento, los mercaderes de la zona reconocen a la pequeña Elena pese al disfraz que lleva y se reúnen para admirar a la hija del antiguo Gobernador.
- Ya veo, eso explica muchas cosas. Veo que es querida por mucha gente. – Dice contento el muchacho.
La presencia de Elena causa una pequeña conmoción en el mercado lo cual llama la atención a un grupo de soldados que vienen a buscarla.
- ¡Oh no! Si los soldados me encuentran, me llevarán de vuelta. – Dice asustada Elena.
- ¡Rápido! ¡Por aquí! – Grita el muchacho.
Rápidamente el muchacho lleva a Elena por las calles estrechas de la ciudad consiguiendo atravesar por un atajo que él conoce llevándola a las afueras de la ciudad, en la cima de la colina donde pueden apreciarse los bellos prados y la vista panorámica de la ciudad.
- ¡Uf! ¡Uf! ¡Nunca había corrido tanto en mi vida! ¡Je, je, je! – Dice Elena.
- Supongo que ya los perdimos. – Responde el muchacho.
- ¡Gracias! Disculpa por causarte problemas.
- Descuida, ya estoy acostumbrado.
- ¿Eres de esta ciudad?
- Sí, he vivido por mucho tiempo en esta ciudad por lo que conozco todo alrededor.
- Ya veo. La verdad es que me encuentro muy triste.
- ¿Por qué lo dices?
- Mi familia se muda de esta ciudad pronto y yo no quiero irme. Me gusta mucho esta ciudad, aunque ha cambiado mucho. Mi madre me decía que antes esta ciudad era muy hermosa antes de ser atacada por unos bandidos.
- Lo sé. Jamás podría olvidarlo.
- Dime, ¿a ti te gusta esta ciudad?
- La verdad es que al principio lo odiaba, me traía muchos recuerdos tristes del pasado pero ahora mmmm… quizá pienso diferente. Quizás porque ya no estoy solo.
- Entiendo. Cuando sea mayor, prometo que volveré a esta ciudad y haré que vuelva a ser tan hermosa como antes ¡Definitivamente quiero hacerlo!
- Yo también pienso lograrlo. Tal vez aún tenga recuerdos tristes de este lugar pero es el lugar donde crecí y viví con aquellas personas que una vez quise.
- Entonces, hagamos una promesa. Cuando seamos mayores, nos volveremos a encontrar y reconstruiremos esta ciudad.
- De acuerdo, es una promesa. – Responde el muchacho estrechando la mano de Elena.
De pronto, las campanas suenan, indicando el final del atardecer interrumpiendo el momento que tiene Elena con aquel misterioso chico.
- ¡Oh! ¡Las campanas! Tengo que volver antes que empiecen a preocuparse. – Dice Elena.
- Yo también, tengo que entregar estas frutas.
- Espero que volvamos a vernos, ¿cómo te llamas?
- Me llamo Elise.
- Yo soy Elena de la Rosa. Nos volveremos a ver.
- ¡Sí!
Después de ese día, Elena nunca más volvió a ver a aquel muchacho después de mudarse con su familia a Cartagena. Sin embargo, aquel encuentro significó mucho para la vida de la joven Elena y eso le ayudó a seguir adelante con la esperanza de volver nuevamente a casa y cumplir con su promesa.
[FIN DEL FLASHBACK]
Volviendo al presente, Elena contempla la luna llena desde su habitación impaciente por el momento de volver a su antiguo hogar.
- Pronto estaré ahí. Espero poder encontrarte y cumplir mi promesa. – Dice Elena con una sonrisa en su rostro.
A la mañana siguiente, Elena se prepara para embarcar hacia Isla Perla siendo escoltada por un grupo de soldados al mando del Almirante Villanueva en el puerto donde se despide de su padre.
- Almirante, dejo a Elena en sus manos. – Dice el Virrey.
- No os preocupéis vuestra excelencia. Me aseguraré que su hija Elena llegue a Isla Perla sin contratiempos. – Responde el Almirante.
- Elena, cuídate mucho. Recuerda que puede haber piratas en los alrededores.
- Descuida padre, todo saldrá bien.
Al despedirse de su padre y sus seres queridos, Elena sube a la embarcación y las velas empiezan a izar dando el comienzo del viaje hacia Isla Perla donde muchas cosas le aguardan en su aventura.
Un día y medio de viaje después, el galeón viaja a través de las aguas del caribe sin contratiempos y el clima por fortuna era favorable para ellos lo cual no creo muchas complicaciones. Finalmente el vigía hace la señal indicando la señal de tierra firme. El Almirante y su tripulación llegaron a su destino. Para sorpresa de Elena al divisar tierra firme quedó totalmente asombrada. Cuando esperaba encontrar solo una ciudad en ruinas, el paisaje cambió completamente a lo que ella imaginaba. Las colinas estaban cubiertas de las flores exóticas, nativas de la isla tal como su madre le había contado antes de la invasión de los bandidos que tuvo lugar hace más de diez años.
- Disculpe Almirante, ¿ese lugar que está allí es Isla Perla?
- Por supuesto milady, es imposible confundir la belleza de la Isla que la caracteriza.
- Pero… pero eso no estaba allí hace años. – Expresa confundida Elena.
- Bueno, al parecer los rumores eran ciertos. La isla ha cambiado mucho durante estos cinco años. Tal vez querrá visitar el Gremio de Comerciantes de la Isla antes de visitar la casa del Gobernador.
- ¡Eso es absurdo! ¡Isla Perla no tiene un Gremio de Comerciantes!
- Pues ahora sí lo tiene milady ¡Je, je, je! Supongo que estará ansiosa por conocer las novedades de la isla.
Elena no podía creer que veía ante sus ojos, la decadente ciudad que recordaba resulta ahora no ser más que un simple sueño. Al desembarcar, no podía creer ante sus ojos el puerto ahora más grande. Numerosas casas y edificaciones por toda la ciudad, todo resultaba ser totalmente distinto a lo que ella recordaba en su niñez.
Elena con una pequeña escolta, empieza a recorrer las calles de la ciudad repletas de mercado, tiendas de comercio, puestos de comida, etc. Se podían ver incluso artículos de diferentes partes del continente en el gran mercado que rodea en toda la ciudad.
Ella no dejaba de asombrarse y pensaba que todo sería un sueño pero es toda una realidad. Isla Perla se había convertido en una de las ciudades más prósperas del Caribe.
Después de recorrer el mercado, ella visita el Gremio de Comerciantes de la Isla la cual resulta ser una casona enorme de tres pisos y al ingresar es recibida por uno de los encargados.
- Buenas tardes, ¿qué asuntos desea tratar con el Gremio? – Pregunta el encargado.
- Soy Elena de la Rosa, hija del Virrey Español. Exijo hablar inmediatamente con el jefe del gremio.
- De acuerdo. Se lo comunicaré inmediatamente, espere aquí por favor. – Dice el encargado.
El encargado se dirige hacia la oficina para comunicar al jefe del gremio sobre la llegada de Elena. Momentos después, el encargado cita a Elena a entrar en la oficina donde es recibida por el Jefe del Gremio.
- Saludos, señorita De la Rosa, permíteme presentarme, soy Reinaldo Torres, el nuevo Jefe del Gremio de Comerciantes. Es un honor recibirla.
- Agradezco por su recibimiento pero dejemos las formalidades por un momento. Mi propósito es obtener información.
- Por supuesto, ¿qué información desea conocer?
- Todo lo referente a esta Isla. He escuchado rumores que Isla Perla fue asediada hace más de cinco años por un grupo de bandidos armados, ¿es correcto?
- Así es milady. Hace aproximadamente cinco años nuestra Isla fue asediada como usted dice.
- ¿Y podría explicarme cómo pudo reconstruirse sin ayuda del Gobierno Español?
- ¡Oh! Bueno, eso es una historia muy interesante milady. Todo comienza con la leyenda de un benefactor que trabajó duro por reconstruir la isla y salvar a sus habitantes.
- ¿Un benefactor dice? ¿Podría decirme de quién se trata? Lo que acaba de decir me ha llenado de curiosidad ¿Quién ha podido ser capaz de hacer semejante cosa?
- En ese caso podría hablar con usted con el Gobernador de la Isla. Él posee toda la información vinculada a nuestro benefactor que ha hecho próspera nuestra isla.
- ¡Espere un minuto! ¿Usted trata de decir que no fue el Gobernador quien reconstruyó la isla?
- No precisamente, él únicamente colaboró con el proyecto de reconstrucción de la Isla. Con su ayuda reunimos la gente y los materiales necesarios para el proyecto. Sin embargo, quien ayudó a conseguir los recursos, los fondos y la ayuda necesaria fue otra persona.
- Entiendo. En ese caso haré una visita al Gobernador de la isla. Muchas gracias por su tiempo, Sr. Torres.
- Encantado. El Gremio está a su servicio.
Al salir del gremio, Elena se encuentra con el Almirante Villanueva quien estuvo hablando con algunos comerciantes.
- Milady, ¿cómo le fue en el Gremio?
- Esto es bastante extraño, Almirante. El Jefe del Gremio no me proporcionó información detallada del benefactor que hizo posible la reconstrucción y prosperidad de la isla en tan poco tiempo.
- Bueno, lo que sucede es que la gente local prefiere mantenerlo en discreción para proteger su integridad y no resaltar mucho.
- Entiendo, pero aun así es bastante raro. Espero que todo se aclare al visitar al Gobernador.
- El Gobernador tiene su residencia en la colina a las afueras de la ciudad, he rentado un carruaje que nos permitirá llegar hacia allí sin dificultades.
- Se lo agradezco mucho, pongámonos en marcha.
Elena a bordo del carruaje, se dirigen hacia la residencia del Gobernador la cual resulta ser una enorme mansión ubicada en la colina en las afueras de la ciudad. Al bajar del coche, Elena y el Almirante llegan a la entrada donde les recibe una joven elegantemente vestida con un vestido celeste.
- Buenas tardes, ¿cuál es el motivo de su visita? – Pregunta la joven.
- Soy Elena de la Rosa, hija del Virrey Español, exijo una audiencia con el Gobernador para un asunto de suma importancia.
- El Gobernador está terminando de firmar unos documentos pero pueden esperarlo en la sala principal. – Responde la joven.
- De acuerdo, agradezco por su recibimiento. – Dice Elena.
Después de hacerlos pasar, la joven los guía hacia la Sala Principal donde ellos se sientan sobre un cómodo y elegante sofá de color rojo.
- Nuestros sirvientes les traerán algunas bebidas, ¿les parece bien el té? – Dice la joven.
- Sí, no hay problema. Le agradezco mucho. (Mmmm… esa chica se nota más joven que yo. Por su forma de vestir es posible que sea pariente cercana del gobernador.)
- Vaya, está casa sí que es enorme. – Dice el Almirante.
- Sí, la verdad no dejo de sorprenderme. Me cuesta creer que esto sea realmente la Isla Perla que dejé atrás en mi infancia.
Un par de horas más tarde, después de una charla entre el Almirante y ella, se acerca ante ellos, un hombre de avanzada edad, elegantemente vestido, con algunas medallas en su chaqueta, de cabello gris, de contextura delgada el cual les llama la atención.
- Disculpen por hacerlos esperar. Permítanme presentarme, soy el Gobernador Valerie a cargo de la autoridad en Isla Perla.
- Saludos Gobernador Valerie, soy Elena de la Rosa, hija del Virrey Español. He venido para entregarle una carta por parte de mi padre y enviarle sus respetos.
- ¡Oh! ¡La hija del Virrey! Encantado de recibirla. No esperaba que viniera la hija del Virrey en persona. Es un honor tenerla aquí.
- Gobernador, quisiera ir directo al grano. Antes de venir ante usted, estuve en el Gremio de Comerciantes de la ciudad y me informaron que usted podría ayudarme con respecto a lo sucedido en Isla Perla hace más de cinco años.
- ¡Oh, es verdad! Supongo que debe estar intrigada por los hechos recientes en nuestra ciudad. El asedio a nuestra ciudad fue una verdadera tragedia, se perdieron muchas vidas en el proceso. Es por eso que es un día a la que la gente le duele mucho recordar.
- Sin embargo, tengo entendida que su ciudad fue reconstruida con la ayuda de un benefactor que se tomó muchas molestias en ayudarle. Quisiera que me diera información con más detalle.
- Veo que usted es muy perspicaz Srta. Elena. Entonces supongo que ya debe estar enterada acerca de la leyenda de nuestra ciudad.
- Así es, quisiera saberlo con más exactitud.
- Bueno, supongo que no hará daño a nadie con revelar esta información. Debo suponer que usted habrá escuchado de la Leyenda de Perla Negra.
- ¿Perla Negra?
- Así es. Un valiente pirata que ha atravesado los mares del caribe, enfrentando muchos peligros e incluso derrotando a los más desalmados piratas que se le atraviesen.
- ¡Espera un momento! ¿Está diciendo que un pirata ha sido capaz de salvar toda esta isla? ¡Eso es sumamente difícil de creer!
- Sí, es verdad. Incluso yo tampoco puedo creer las cosas que es capaz de realizar. Sin embargo, todo lo que cuentan acerca de él es cierto. Fue capaz de derrotar a los bandidos y rescatar a nuestra gente que fue capturada. Pero no solo eso, con su ayuda se dedicó a recolectar los fondos y establecer comercios entre distintas ciudades. Ahora lo que no se puede encontrar en cualquier sitio lo encontrará precisamente aquí en esta ciudad.
- ¡Sencillamente no puedo creerlo! Pero, ¿por qué un pirata es capaz de hacer algo así? No lo comprendo.
- Siempre toman en cuenta que los piratas son unos seres desalmados que solo les importa las riquezas y el dinero pero Perla Negra es completamente diferente a todos ellos. Es quien ha cambiado la leyenda acerca de los piratas. Sin embargo, preferimos no revelarlo para evitar que surjan problemas a causa de su integridad.
- Entiendo, pero todo esto me resulta increíble ¿Un pirata y a la vez comerciante? Es algo difícil de asimilar pero, ¿por qué se esforzó bastante por ustedes?
- Porque esta es la ciudad que lo vio crecer, la ciudad que transformó su leyenda. Es por eso que valora tanto esta ciudad como sus habitantes.
- Lo que usted acaba de decirme resulta asombroso ¡Exijo hablar con él! Hay muchas cosas que deseo preguntarle.
- Me temo que eso no será posible.
- ¿Por qué lo dice?
- Perla Negra no ha sido visto en varios meses, posiblemente esté ocupado en su misión la cual lleva tiempo realizando.
- ¿Y cuál es?
- Acabar con el hombre que le quitó todo y vive escondido bajo las sombras. Una amenaza que ha sucumbido el corazón de las personas.
- ¿Tiene que ver con los bandidos que asaltan nuestras ciudades?
- Precisamente. Perla Negra ha jurado destruir a todos y cada uno de ellos aunque no es una empresa fácil para un pirata.
- Entiendo. Si logra ver a Perla Negra alguna vez, dígale que estaré esperándolo en la Ciudad de Cartagena y necesito hablar con él.
- Por supuesto milady. Lamento que no pueda servirle más de ayuda.
- No, descuide. Con lo que acaba de contarme es suficiente para mí. He podido aclarar muchas dudas que tengo en mi mente. Ahora debo retirarme, tengo unos asuntos que atender en Cartagena.
- Agradezco mucho por su visita, salude al Virrey de mi parte.
- Gobernador Valerie, una cosa más.
- Dígame.
- Si lo ve de nuevo dígale también… gracias. Ha alegrado el corazón y hecho cumplir los sueños de una joven solitaria.
- Por supuesto, se lo haré presente.
Al día siguiente, la joven Elena y el Almirante se retiran del Palacio agradeciendo por la hospitalidad y parten de regreso a Cartagena para reunirse con su padre mientras el Gobernador y la joven que lo acompaña los observan partir.
- ¡Joooo! Mi hermana no tiene remedio. Desaparecer de esa forma sin escribirme siquiera una carta. – Dice la joven.
- ¡Je, je, je! Podría decirse que hace siempre lo que quiere. Probablemente esté en medio de una aventura. Se ha vuelto muy popular incluso con las jovencitas de la realeza. Si no tuviera ese carácter frío, podría desenvolverse más y llevar una vida más placentera. – Responde el Gobernador Valerie.
- Sin embargo, eso es lo que lo hace especial. Pero no me gusta eso de que las chicas le miren el ojo. No me parece normal.
- ¿Estas celosa?
- ¡No lo estoy! Solo que… si supieran la verdad…
- Bueno, eso sí, cualquiera se confundiría. Me pregunto en donde estará ahora. Desde que me he quedado a cargo, se ha dedicado más al mar que cualquier otra cosa.
Una vez más el nombre de Perla Negra se hace famoso en diversos lugares, gracias a ella Isla Perla ha recuperado una vez más su antiguo esplendor incluso más próspero que nunca. Sin embargo, el destino le tiene preparado muchas sorpresas. Elena de la Rosa y Elise Valerie, un encuentro que cambiará el significado de sus vidas. El comienzo de una página más en sus aventuras de los Mares del Caribe.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
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Hola a todos! Disculpas por el retraso pero ya esta listo el nuevo capitulo en el cual nuestro nuevo personaje. Elena, estara envuelta en dificultades a causa de un terrible enemigo que busca perjudicar el virreinato español. Espero sus comentarios.
CRONICA 14: Una doncella en apuros
Año 1616, las Colonias Europeas en el Caribe corren por una grave crisis debido a los ataques furtivos de piratas, bandidos y mercenarios quienes aprovechan en saquear las ciudades mientras cada nación tiene disputas y conflictos territoriales.
Debido a este hecho, el Virrey Español, Ramírez de la Rosa, ha tomado la decisión de poner fin a las disputas con las colonias de las naciones vecinas y conseguir aliados para detener los ataques furtivos a las ciudades vulnerables por los asaltos. Luego de conseguir firmar la alianza con la colonia Holandesa, el Virrey espera también conseguir el respaldo de la colonia Francesa.
Palacio del Virrey Ramírez de la Rosa, ciudad de Cartagena al centro del Caribe.
El Virrey se encuentra ocupado terminando de preparar los documentos necesarios para entablar una relación política con la colonia Francesa cuando Elena regresa a su encuentro.
- Padre, he regresado de mi viaje. – Dice Elena.
- Bienvenida hija mía, me alegra que no hayas tenido dificultades en tu jornada ¿Cómo se encuentra Isla Perla? – Pregunta el Virrey.
- No vas a creer lo que te voy a contar pero resulta que Isla Perla se ha convertido en una de las ciudades más prósperas del caribe.
- ¡Oh! ¡Esas son unas excelentes noticias! Aunque yo juraba que esos rumores de hace cinco años quizá hayan sido ciertos.
- El Gobernador Valerie y sus habitantes trabajaron duro para hacer de Isla Perla la ciudad con un gran resplandor como fue en tiempos antiguos. Sin embargo, esto no habría sido posible de la ayuda de un valiente aventurero quien ha conseguido conseguir los recursos para salvar la isla.
- Entiendo. Espero poder felicitar al Gobernador personalmente muy pronto. Cambiando a otro tema, has llegado en buen momento hija mía.
- ¿Por qué lo dices padre?
- He conseguido firmar la alianza con la Colonia Holandesa y tenemos su respaldo.
- ¡Esas son excelentes noticias!
- Ahora solo falta poder conseguir la aprobación de la Colonia Francesa para el tratado y de esa manera conseguir una alianza que erradicará a los bandidos y piratas que amenazan nuestras colonias.
- Sí, eso sería maravilloso.
- Sin embargo… mmmm…
- ¿Qué os preocupa?
- Lo que sucede es que necesito enviar a alguien como representante para el firmado del tratado. Normalmente iría personalmente pero me ha surgido un asunto importante en la ciudad de Margarita.
- En ese caso, ¿por qué no me dejas cumplir esta tarea?
- ¿Vos mi querida Elena? Mmmm… sí, podría ser una excelente oportunidad para que puedas presentarte ante el Virrey. De acuerdo, en ese caso te encomiendo esta tarea. El Almirante Villanueva estará a cargo de la escolta que te llevará a la ciudad de Nueva Orleans, la capital de la colonia Francesa.
- Gracias, prometo que no os fallaré.
- Ten mucho cuidado. El mar posee muchos peligros los cuales pocos han conseguido superar.
- Por supuesto.
Mientras el Virrey se embarca hacia la ciudad de Margarita, Elena se prepara para viajar a Nueva Orleans en el convoy al mando del Almirante Villanueva quien la recibe en su embarcación.
- Nos encontramos nuevamente milady. – Dice contento el Almirante.
- Mi padre me ha encomendado la misión de entrevistarme con el Virrey Francés y conseguir el firmado del tratado.
- Sí, justamente he hablado con vuestro padre esta mañana por lo que mis hombres y yo estamos listos para escoltarla en este viaje.
- Gracias, os lo agradezco almirante.
De esa manera comienza el viaje para Elena partiendo desde Cartagena hacia la Ciudad de Nueva Orleans ubicada al noreste del Caribe en tierras Norteamericanas.
Varias horas después, cerca de la medianoche, Elena contempla desde su camarote la luz de la luna llena que refleja el tranquilo mar mientras piensa en la historia que le fue contada en Isla Perla por el Gobernador Valerie.
- El Capitán Perla Negra, ¿eh? Me habría gustado poder conocerlo. Quizá tenga algo que ver con el muchacho que conocí en el mercado pero eso sería imposible. Ha pasado más de una década. Posiblemente ya no se encuentre allí. – Suspira Elena pensando en aquel muchacho.
Han transcurrido tres días desde que Elena partió de Cartagena, el convoy que la transporta se encuentra todavía en medio del mar mientras navegan sin complicaciones y mal tiempo por lo que podrían llegar a Nueva Orleans sin contratiempos.
Sin embargo, las cosas empiezan a complicarse cuando el vigía de la embarcación descubre algo que llama súbitamente su atención.
- ¡Almirante! ¡Almirante! ¡Veo algo en el estribor! – Grita el vigía.
- ¿En el estribor? ¿Estás seguro?
- Completamente.
- ¡Rápido! ¡Pásame el catalejo!
El vigía le arroja el catalejo al Almirante y este se pone rápidamente a observar desde lo alto de la cubierta hacia el estribor donde las sospechas del vigía fueron correctas.
- ¡Válgame dios! ¡Como imaginaba!
El Almirante se sorprende al reconocer el objeto que ve hacia lo lejos en el estribor, se trata de un convoy de dos barcos acercándose, ambos con la insignia de la calavera ardiente que llama su atención.
- ¡¡Prepárense para posiciones de combate!! ¡Se acerca un convoy pirata! ¡Alerten al resto de los barcos!
- ¡Sí, Almirante! – Gritan los marineros.
- ¿Almirante sucede algo? – Pregunta Elena.
- Un convoy pirata se acerca. Es mejor que permanezca oculta en su camarote milady. Nosotros nos encargaremos del asunto. – Responde el Almirante.
- ¿Está seguro? – Pregunta Elena.
- No se preocupe. Ya estoy acostumbrado en enfrentar a diversos tipos de males.
- De acuerdo. Le deseo muy buena suerte.
El convoy pirata se acerca sigilosamente hacia el convoy del Almirante Villanueva. Pese a la desventaja numérica, el enemigo actúa con precaución y de pronto en una maniobra inesperada, consigue separar a los dos barcos que protegen al del Almirante lo cual da inicio a una sorpresiva batalla.
- ¡Almirante! Nuestros dos barcos se encuentran luchando contra el enemigo por separado. Estamos en una difícil situación ¿Qué debemos hacer? – Dice uno de los marineros.
- Mmm… esa formación de ataque… sí, la he visto antes… no me cabe duda. Ahora recuerdo esa insignia. Esto se ve feo, solo existe un pirata capaz de realizar emboscadas como esa ¡Rápido! ¡Icen las velas hacia estribor! Tenemos que ayudar a uno de nuestros convoyes.
- ¡Almirante! No conseguimos alcanzarlos, están separando ese barco del nuestro. Además la otra embarcación también está sufriendo peligrosos ataques del enemigo. – Dice otro de los marineros.
- ¡Maldición! Estamos en un grave aprieto. Si escogemos salvar a uno de nuestros barcos, el otro será vencido definitivamente. Es una estrategia muy eficiente para reducir las oportunidades del oponente.
El Almirante queda indeciso ante difícil situación y ordena a sus hombres permanecer en alerta mientras que su barco observa la situación. Por desgracia, una de las embarcaciones del Almirante es vencida y hundida por el enemigo por lo que este aprovecha en aproximarse.
- Esto se ve muy mal ¡Preparen posiciones de melee para el combate!
- ¡Sí, Almirante!
El Almirante ordena a sus hombres a prepararse para el combate mientras que el enemigo se aproxima velozmente para atacar el barco principal en la cual viajan Elena y el Almirante.
El barco del enemigo empieza a acercarse cada vez más y consigue enganchar justo cerca del barco de ellos y los piratas enemigos se preparan para la emboscada.
- ¡Al abordaje! – Gritan los piratas.
- ¡Maldición! ¡Debemos proteger a Elena a toda costa! – Grita el Almirante.
Inmediatamente los hombres del Almirante Villanueva toman las armas y se preparan para enfrentarse a los piratas pero ellos los superan en fuerza y astucia por lo que se desata un combate feroz a muerte en ambas filas.
Tras una larga hora de luchas y batallas entre ambos bandos, por desgracia los hombres del Almirante se encuentran cerca de la derrota.
- ¡Maldición! Esto no se termina aquí ¡Lucharé hasta que la última gota de sangre corra por mis venas! – Grita el Almirante.
- Estás perdido anciano, solo deja que cierren tus ojos y sientas la fuerza de mi acero. – Dice el capitán pirata.
- ¡Tú! ¡Tú eres…!
- Tal como lo ves, el pirata más fuerte de estos mares. Es una pena que hayas tenido que enfrentarte a mí, pero todo acaba aquí. – Responde el capitán pirata.
- Eso lo veremos. – Dice el Almirante con su último aliento de guerra.
El Almirante lucha con todas sus fuerzas pero resulta inútil ante la habilidad y fuerza del capitán pirata y sus hombres quienes terminan con la vida del Almirante y sus valientes hombres.
- Capitán, nos informan que el otro barco ya fue vencido pero un bote con algunos sobrevivientes escaparon en él ¿Los perseguimos? – Pregunta uno de los piratas.
- No, ya hemos obtenido el botín que queríamos. Con ello recibiremos una buena ganancia ¡Je, je! ¡Muchachos! ¡Volvamos al escondite! – Dice el capitán Pirata.
Una semana más tarde, en la ciudad de Cartagena, el Virrey regresa nuevamente al palacio y espera impacientemente por el regreso de su hija.
- Chambelán, ¿algunas noticias acerca de Elena? – Pregunta el Virrey.
- Ninguna señor. No hemos recibido noticia alguna desde que partió a Nueva Orleans. – Responde el chambelán.
- ¡Pero esto es el colmo! ¿Cómo es posible que no haya información alguna? Han pasado varios días y sin rastro de ella.
- ¿Organizamos una patrulla de búsqueda?
- ¡Por supuesto incompetente! Tengo un mal presentimiento de esto.
- ¡Su excelencia! ¡Su excelencia! ¡Traigo noticias urgentes! – Grita uno de sus oficiales.
- Nos acaban de informar que un bote con los sobrevivientes del convoy del Almirante Villanueva acaba de llegar.
- ¿Sobrevivientes? ¡Exijo que explique eso con detalle!
- Verá, su excelencia, el barco en que fue llevada vuestra hija fue asaltada en camino a Nueva Orleans.
- ¿Cómo ha dicho? ¿Quién osa a hacer semejante cosa? ¿Quién es el maldito responsable?
- De acuerdo al testimonio, el responsable del ataque es el infame pirata Jean Leffite, su majestad.
- ¿Jean Leffite? ¿Uno de los piratas más terribles después de Barbanegra? ¡Oh! ¡Santos cielos! ¡Dios mío! ¡Mi pobre Elena! Si hubiera sabido que esto pasaría, no debí permitir que ella fuera en este peligroso viaje. Con nuestro ejército dividido protegiendo nuestra ciudades en el caribe, no tendremos posibilidades de rescatarla.
El Virrey se encontraba mortificado tras recibir la noticia que su hija ha sido secuestrada por nada menos que uno de los piratas más peligrosos del caribe Jean Leffite. Sin embargo, ante este hecho, el chambelán se le ocurre una idea bastante interesante.
- Su excelencia, si me permite, ¿podría ofrecerle una alternativa? – Pregunta el chambelán.
- ¿Y qué alternativa vos sugerís? – Pregunta preocupado el Virrey.
- La mejor manera de combatir a un pirata tan peligroso como Jean Leffite es usando a otro más fuerte capaz de superarlo.
- ¿Ah sí? ¿Y dónde pretende vos encontrar a alguien así?
- Solo existe alguien que es capaz de enfrentarse a Leffite y salir victorioso, el legendario pirata Perla Negra.
- ¡Perla Negra! ¡Oh! ¡Es cierto! He escuchado ese nombre antes. Aquel pirata que colaboró con la colonia Holandesa a resguardar las rutas comerciales que los piratas atacaban. Sin embargo, no hay manera de poder encontrarlo y con el poco tiempo que tenemos la vida de Elena corre peligro.
- Si mal no recuerdo, vuestra hija mencionó que Perla Negra mantuvo relación con el Gobernador de Isla Perla a quien colaboró con la reconstrucción de la isla. Es posible que él sepa cómo ponerse en contacto.
- ¡Excelente idea! ¡Envía una carta inmediatamente al Gobernador Valerie! ¡Debemos conseguir la ayuda de Perla Negra a toda costa!
- Como ordene, su excelencia.
Dos días después, en algún lugar de los rincones del caribe, el convoy al mando del Capitán Perla Negra se encuentra luchando una feroz batalla en contra de uno de los barcos militares de su terrible archienemigo, el Marqués Roldán.
- ¡Capitán! ¡El enemigo es demasiado fuerte! ¡No resistiremos mucho tiempo! – Dice uno de los soldados rebeldes.
- ¡No digas tonterías! ¡Nuestra flota es invencible! ¡Nuestro señor nos cortará las cabezas si perdemos este cargamento! – Grita el capitán de la armada.
- ¡Adelante muchachos! ¡El enemigo ya es nuestro! – Grita con coraje el Capitán Perla Negra.
Perla Negra y sus valientes piratas consiguen asediar el barco enemigo dejándolos a su merced y consiguen abordar el barco enemigo. Sus más fuertes y valientes compañeros Jack Valente y Hogan Morobosi se unen a la lucha.
- ¡A un lado mosquete! ¡Te enseñaré como lucha un verdadero pirata! – Dice confiado Jack.
- ¡No me subestimes maldito engreído! – Grita Hogan en discusión con su compañero.
A pesar de no llevarse bien que digamos, Hogan y Jack luchan juntos en contra de los soldados enemigos y en una competencia derrotan a los enemigos uno tras otro mientras que Perla Negra desde lo alto del mástil hace un salto acrobático que llega justo enfrente del capitán enemigo.
- ¡Se acabó todo! ¡Ríndete o serás comida para los tiburones! – Grita con coraje Perla Negra.
- ¡Jamás! ¡Acabaré contigo maldita sabandija! – Grita el capitán.
El capitán enemigo desenvaina su espada y comienza a luchar contra Perla Negra en un combate personal cuerpo a cuerpo demostrando sus destrezas con el sable. Sin embargo, Perla Negra no muestra ningún signo de nerviosismo y confiadamente resiste los ataques de su rival hasta que con un movimiento rápido y ágil lo arroja contra el piso, el cual por desgracia cae justo en una parte donde el piso arde en llamas y comienza a quemar su ropa.
- ¡Argh! ¡No! ¡Me quemo! ¡¡Aaaaaaaaaaa!! – Grita desesperado el capitán enemigo.
Debido a este hecho, su oponente no tiene más remedio que tirarse al mar siendo fácilmente derrotado por el astuto pirata quien sonríe por su victoria.
- Hay tipos que no tienen remedio ¡Victoria mis valientes! – Grita Perla Negra extendiendo su espada hacia el cielo.
- ¡¡Vivaaaaaaaaaa!! – Gritan los piratas de Perla Negra.
Después de su flagrante victoria, los enemigos supervivientes son arrojados al mar dejados a su suerte mientras que Perla Negra y sus hombres disfrutan de la victoria.
- ¡Capitán hemos hallado el cargamento! – Dice uno de los piratas.
- Bien, pero esta vez quiero examinarlo personalmente. Ustedes dos siempre se pelean con el reparto del botín. – Dice Perla Negra señalando a Hogan y a Jack.
- ¡Eso es porque Jack siempre me hace trampa! – Grita Hogan.
- ¿Trampa? Solo eres un mal perdedor. Eso es todo. – Responde molesto Jack.
- Ya, ya. Primero terminemos con este asunto, ya arreglarán sus diferencias más tarde. – Responde Perla Negra.
Perla Negra ingresa al cuarto del almacén donde encuentra una serie de armamentos compuestos por sables, rifles y municiones. Más adelante encuentra algunos cofres cerrados que posteriormente ella abre uno de ellos y encuentra una sorpresa.
- ¡Oh vaya! ¡Monedas de oro! ¡Vaya tesorito que se tenían guardado! – Grita emocionado Hogan.
- Sí que son unos desgraciados dándonos mucha pelea. – Dice Jack.
- Esto servirá para el presupuesto de Isla Perla y el mantenimiento de las ciudades vecinas. Muchachos, lleven los cofres al barco y preparen para hundir este barco.
- Capitán, ¿no prefiere llevar también estas armas? – Pregunta Hogan.
- No, estas armas han manchado la sangre de gente inocente. Las hundiremos también para que ya no causen más daño. – Dice Perla Negra.
- ¡Ya lo oyeron! ¡Manos a la obra! – Dice Jack.
- ¡Sí! – Responden los piratas.
Después de llevarse el cargamento de oro y hundir el barco enemigo con todas las armas en él, Perla Negra y sus piratas parten de regreso a su escondite triunfantes.
- Supongo que ese sujeto le dará un terrible dolor de cabeza cuando se entere de lo sucedido con su cargamento. – Dice Hogan celebrando.
- Sin embargo, esto todavía no acaba. Por desgracia todavía no hemos dado con su localización exacta.
- Elise, ¿todavía piensas en la venganza? Has estado persiguiendo a ese hombre durante varios años. Quizá ya sea tiempo que disfrutes la vida de otro modo. – Dice preocupado Jack.
- Por desgracia no tengo tiempo para pensar en ello. No descansaré hasta acabar con él con mis propias manos. – Responde Perla Negra.
- Ese tipo resulta más escurridizo que una ardilla. Cada vez que atacamos alguna de sus bases, logra zafarse a otra ocultándose. – Dice Hogan.
- Es cierto pero no lo hará por mucho tiempo. Tarde o temprano no tendrá escapatoria y cuando lo haga, tendrá que enfrentar mi furia.
- Supongo que no cambiarás en ese sentido. Yo me voy a mi camarote, necesito un trago. – Dice Jack.
- Yo iré a supervisar el barco. – Dice Hogan.
- (Tal vez tengan razón, pero no puedo olvidar lo que ese hombre me hizo. Madre… padre… Sus muertes no serán en vano.) – Piensa Elise.
Perla Negra y sus valientes compañeros, regresan triunfantes a Isla Perla tras haber hundido una de las flotas militares del tirano Marqués Roldán que sigue causando estragos en las colonias del Caribe. A través de los años, la flota de Perla Negra ha crecido bastante y se ha convertido en la próxima reina de los piratas al poseer 10 convoyes a su servicio superando incluso a los del propio Barbanegra. Sin embargo, ella solo se dedica a manejar su principal convoy conformado por los dos barcos que siempre han acompañado a ella en sus aventuras, El Madrid en Llamas y La Rueda de la Fortuna. A pesar de su fuerte crecimiento es superada por su archienemigo, el Marqués Roldán que posee numerosas flotas y fortalezas ocultas en el Nuevo Mundo a quien ha jurado darle caza.
Al desembarcar en la Isla, sus compañeros se dirigen a dar un paseo por la ciudad mientras que ella regresa a la calidez de su hogar en el palacio del Gobernador ubicado en la colina de la isla el cual no ha vuelto desde hace varios meses.
Al entrar en la puerta principal es recibida por su servidumbre quienes la reciben de su llegada.
- Srta. Valerie, bienvenida de vuelta. – Dice la sirvienta.
- Gracias, pero mejor llámeme Elise.
- ¡¡Hermanitaaaaaaaaa!! – Grita una voz acercándose a lo lejos.
De pronto, la voz de una joven se acerca rápidamente y luego salta hacia Elise cayendo las dos juntas al suelo.
- ¡Auch! – Grita Elise sorprendida.
- ¡Hermanita! ¿Cómo estás? ¿Estás cuidándote apropiadamente?
- Sí, estoy bien. Esto…
- ¡Wah! ¡Lo siento! No quería caer encima de ti.
- Pero lo hiciste.
- Es que estaba muy sorprendida de verte después de haberte ausentado después de tanto tiempo.
- Disculpa, estuve en medio de un viaje.
- ¡Jo! ¡No tienes remedio! Siempre dejándome sola.
- Lo siento mucho.
- Dime, ¿y cuánto tiempo piensas quedarte esta vez?
- Solamente he venido de visita y comprar unas cuantas cosas para el próximo viaje por lo que estaré solo por hoy. He escuchado rumores que mi archienemigo ha construido una fortaleza enorme en medio de la jungla en el continente.
- ¿Sólo piensas en eso? ¿Hasta cuándo piensas seguir con esto? ¿Por qué no podemos vivir una vida feliz las dos juntas?
- Porque nuestras vidas son totalmente distintas Adelia. Además el mar es mi única patria ahora.
- Lo sé, pero…
- Tengo pensado ir al mercado, ¿qué te parece si vamos juntas?
- ¡Genial! Iré a cambiarme, enseguida vuelvo.
Adelia entusiasmada corre hacia su habitación para cambiarse de ropa mientras desciende el Gobernador a recibirla.
- Bienvenida de vuelta a casa, Elise.
- Gracias abuelo. Me alegra encontraros de buena salud.
- Adelia estuvo muy preocupada por ti en estos últimos meses. Pensó que no ibas a regresar. – Dice el Gobernador Valerie.
- Aunque el mar sea mi patria, Isla Perla siempre será mi hogar donde he crecido y conocido a muchas personas.
- Veo que todavía sigues en medio de tus aventuras ¡Jo, jo! Me recuerdas mucho a mí en mi juventud.
- Y por eso la abuela siempre te echaba la bronca.
- ¡Ja, ja, ja! Es verdad. Buenos tiempos fueron aquellos.
- Lamento mucho el no poder visitarlos seguido.
- Descuida, comprendo que estás viviendo tu juventud al máximo incluso has logrado tantas cosas que ni yo hubiese logrado en aquellos tiempos.
- Si me permites, iré con Adelia a comprar algunas cosas en el mercado ¿Deseas que te compre algo en especial?
- No, por ahora no. Sin embargo, tengo algo para ti que seguramente te será de interés.
- Gracias.
- ¡Elise! ¡Ya estoy lista! – Dice contenta Adelia bajando por las escaleras.
- Pongámonos en marcha.
Las dos hermanas se ponen en camino hacia el mercado bajando por la colina a pie en el suelo pavimentado de concreto y ladrillos, contemplando juntas las flores rosadas y blancas exóticas de la isla que rodean todo el valle.
Después de recorrer las calles principales, llegan al mercado central de la ciudad donde ambas se divierten mirando diversos objetos entre los cuales destacan, espejos, cofres, telas de diversos lugares, etc. Finalmente se detienen en un puesto de frutas donde hay hermosas y grandes manzanas rojas las cuales captan la atención de Adelia.
- Ah, estas manzanas lucen hermosas ¿Podemos llevarnos algunas? – Pregunta Adelia.
- De acuerdo ¿Cuánto le debo por las manzanas?
- Si son para Lady Adelia, son gratis. – Dice la comerciante.
- ¿Eh? – Dice sorprendida Adelia.
- ¡Oh miren! ¡Es Lady Adelia! – Grita un hombre sorprendido.
De pronto, una muchedumbre se reúne en medio del lugar para saludar y estrechar la mano de la joven Adelia mientras Elise observa contenta por el hecho.
- Adelia es querida por su gente. Me alegro por ella. – Dice Elise.
Al final del atardecer, Elise y Adelia toman un descanso en la colina cerca de la mansión tras culminar con sus compras.
- ¡Ahhhh! ¡Estoy agotada! Eso es lo malo de ir al mercado de la ciudad. No pensé que tardaría tanto en saludar a todos. – Dice Adelia.
- Sin embargo, pareces disfrutarlo. – Responde Elise.
- Tal vez, pero me hubiera gustado que también te traten del mismo modo Elise.
- No, prefiero que las cosas sean así.
- Bueno, eso sí. Por esa parte me das envidia. Elise, ¿piensas marcharte mañana?
- Así es.
- ¿Piensas ir tras ese sujeto otra vez?
- Sí, pero antes debo encargarme de un asunto.
- ¿Puedo acompañarte en tu aventura?
- Definitivamente eso no puede ser.
- ¿Por qué no? ¿Acaso no quieres estar conmigo?
- No se trata de eso. Ya te lo dije, nuestras vidas son diferentes ahora. Un día tu gobernarás todas estas tierras y el futuro de esta isla.
- Pero, ¿qué hay de ti Elise?
- Yo, posiblemente sea olvidada en los hilos de la historia.
- ¡Eso no es verdad! ¡Tú eres mi hermana! Aunque nuestras vidas sean distintas, tú eres parte también de la nobleza.
- Tal vez, pero por ahora debo terminar lo que tengo que hacer. Por eso debo irme, sé que es doloroso para ti pero quiero que lo comprendas. Además yo no poseo la sangre de la familia…
- ¡Ya no digas eso! ¡Por favor no lo digas! ¡No sabes cuánto me hieren esas palabras! Tú eres mi hermana y eso es lo único que me importa.
- Lo siento.
- ¿Por qué no podemos vivir juntas como una familia?
- Adelia, lo siento. Sabes bien que ahora soy una pirata por lo que debo seguir con mi camino pero te prometo que volveré contigo una vez que termine lo que tenga que hacer.
- ¿De verdad?
- Claro. Además este es el único sitio que tengo para volver.
- Entonces estaré esperándote.
Elise abraza a su hermana para consolarla y esta se tranquiliza al sentir la calidez de ella.
- Por cierto hermana, ¿has encontrado a alguien especial en tu vida? – pregunta Adelia.
- ¿Qué quieres decir?
- El abuelo me dijo hace poco si estaba interesada en buscar algún prometido. Le respondí que todavía no lo sé.
- Mmmm… la verdad, nunca se me pasó por mi mente. Posiblemente no ocurra eso a una pirata como yo.
- No digas eso. Estoy segura que quizás encuentres a alguien de quien te enamores menos en lo que crees.
- Ahora que lo dices, me hace recordar una historia del pasado.
- ¿Una historia? ¿Y de qué trata?
- Cuando estuve viviendo al lado de Torges, conocí a una niña en el mercado que estuvo en problemas y le hice una promesa.
- ¿Qué clase de promesa?
- No lo recuerdo con exactitud qué era.
- ¡Jooo! Me dejas con la intriga ¿Y volviste a verla?
- No, solamente la vi en esa ocasión. Según recuerdo, se mudó con su familia debido a la crisis de ese entonces.
- Ya veo. Es una historia muy interesante, tal vez de esa forma encuentres a alguien especial.
- Quién sabe.
Al día siguiente, Perla Negra se reúne con sus hombres y parte nuevamente en su convoy, esta vez acompañada por dos barcos más que se añaden a su flota mientras que Adelia se despide de ella desde el puerto.
- ¿Cuál es nuestro siguiente destino capitán? – Pregunta Hogan.
- Iremos hacia la ciudad de Cartagena. – Responde Elise.
- ¿La capital de la colonia española? ¿No es arriesgado considerando que somos piratas? – Pregunta Hogan.
- Sí, pero tengo un asunto que tratar allí.
- Supongo que tendrá alguna relación al venir a Isla Perla. – Dice Jack.
- Es posible.
- ¿Y qué clase de asunto requiere ir a una ciudad fuertemente vigilada por el Imperio Español? – Pregunta irónicamente Hogan.
- Iré a dar una visita al Virrey Español.
- ¿Queeeeeeeeeeeee? – Expresan todos sorprendidos.
La respuesta de Perla Negra ha dejado conmocionados a todos sus compañeros ¿Qué clase de asuntos tiene que arreglar con el propio Virrey? Una nueva aventura para ella y sus amigos da inicio enfrentando nuevos retos.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
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Saludos a todos!! Tras una breve demora, les traigo un nuevo capitulo de esta serie. Elena de la Rosa ha sido secuestrada por el pirata francés Leffite en el cual se oculta un oscuro complot en contra del gobierno español. Sin embargo, Perla Negra ha aceptado la misión de rescatarla con una condición y un plan de lo mas inesperado el cual ayudara a encontrar su paradero. Espero sus comentarios
CRONICA 15: Patente de Corso
Elena de la Rosa, hija del Virrey Español en las colonias del Caribe, partió en una misión diplomática con una escolta hacia la ciudad de Nueva Orleans, la ciudad capital de la Colonia Francesa para firmar un acuerdo de paz con el Virrey Francés. Sin embargo, las cosas empiezan a empeorar cuando el barco de Elena es asaltado por el convoy de uno de los piratas más terribles, Jean Leffite quien finalmente hace prisionera a ella lo cual generaría una gran conmoción.
Al recibir las noticias del secuestro de su hija, el Virrey opta por solicitar la ayuda del pirata más valiente quien ha salvado a Isla Perla de la perdición, el Capitán Perla Negra.
Ciudad de Cartagena, dos días después.
Tras desembarcar en el puerto, Perla Negra, se dispone a ir al Palacio del Virrey cuando es detenida por los guardias del puerto.
- ¡Alto! ¿Quiénes son ustedes? ¡Identifíquense! – Grita el guardia.
- ¡Eeeek! ¡Ya sabía que nos meteríamos en serias dificultades! – Expresa nervioso Hogan.
- Soy el Capitán Perla Negra y tengo una audiencia con el Virrey.
- ¿Qué? ¡Eso es absurdo! Si es verdad lo que dice, muéstrenos una prueba. – Dice otro de los guardias.
- Aquí lo tiene.
Perla Negra le entrega al guardia la carta que le fue entregada en Isla Perla certificada por la firma del Virrey.
- Es verdad. Todo parece en orden, puede usted pasar pero el resto de sus hombres deberá permanecer aquí.
- De acuerdo.
- ¡Espere un momento capitán! Esto podría ser una trampa ¡Es demasiado arriesgado! – Dice Hogan.
- Lo que dice este alfeñique es verdad. No me fío de los españoles.
Sin embargo, Perla Negra no les hace caso y continúa con su camino hacia el Palacio siendo escoltada por dos guardias.
- ¡Oye Elise! – Expresa preocupado Jack.
- Cuiden de los barcos mientras regreso. – Responde Elise.
Tras recorrer las deslumbrantes calles y mercados de la capital de la Colonia Española, Perla Negra llega finalmente al Palacio del Virrey donde es escoltada hacia el interior del palacio.
- ¿Quién es usted para venir al Palacio del Virrey? – Pregunta el secretario.
- Es el Capitán Perla Negra. Ha venido a solicitar una audiencia con el Virrey. – Dice uno de los guardias.
- ¡Oh! ¡Es usted! ¡Adelante! ¡El Virrey lo recibirá enseguida! – Dice el secretario.
- Agradezco por su recibimiento. – Responde Elise.
Guiada por el secretario, el Capitán Perla Negra es llevado ante el Virrey en su despacho quien terminaba de revisar algunos documentos.
- Usted debe ser el Capitán Perla Negra. – Dice el Virrey.
- Correcto. He recibido la carta que usted me envió.
- Secretario, me gustaría que nos dejaras a solas. – Dice el Virrey.
- Por supuesto, su excelencia. – Responde el secretario.
Después de ello, el secretario se marcha del despacho dejando a ambos a solas sin interferencia alguna.
- He escuchado rumores muy interesantes acerca de usted y sus hazañas contra los bandidos que asaltan nuestras ciudades. Debo reconocer que es sorprendente que alguien como usted sea capaz de tener esa fuerza.
- Supongo que no me ha enviado usted a llamar solo para elogiarme. – Dice Perla Negra.
- Así es. Iré directo al grano. La razón por la que lo llamé por medio de esa carta es porque solicito vuestra ayuda en una misión que solo usted puede lograr.
- No hay razón alguna para negar la petición de su excelencia. Decidme en qué os puedo ayudar.
- Verás, hace más de una semana atrás, envié a mi hija a una misión diplomática a la ciudad de Nueva Orleans para la firma de un acuerdo con el Virrey Francés. Sin embargo, su barco fue atacado por un sanguinario pirata conocido como Jean Leffite. Supongo que vos habrá escuchado de él.
- Por supuesto. Tengo conocimiento de ello.
- Por desgracia no he sabido noticias de ella y me temo que ha sido secuestrada. Por ese motivo deseo pedirle su ayuda en encontrar a Leffite y obligarle a revelar el paradero de mi hija. – Expresa preocupado el Virrey.
- Sin embargo, eso es una tarea que puede realizar el ejército español sin duda alguna.
- Por desgracia nuestro ejército ha sido mermado defendiendo las diversas regiones del caribe por lo que enviar una flota para su rescate sería algo complicado, además aún no tenemos un tratado con el gobierno Francés por lo que ellos podrían tomarlo de malas maneras si nuestra flota ingresa en sus dominios.
- Ahora lo entiendo perfectamente. Para evitar represalias por parte de los Franceses es mejor enviar a alguien como yo para evitar sospechas de una posible invasión.
- Exactamente. Sé que esta es una misión peligrosa para usted y no pretendo obligarle a que lo cumpla pero usted es la persona indicada para este trabajo.
- Ya veo. Sin embargo, solo cumpliré con vuestra misión con dos condiciones.
- Entiendo. No se preocupe, se le recompensará generosamente por el trabajo, incluso más si consigue traerla a salvo.
- No, no se trata de eso. – Responde negativamente Elise.
- ¿Eh? Entonces, ¿qué puede ser si no es dinero?
- Si desea que su hija sea rescatada, deberá cumplir con dos condiciones. La primera, necesito armas y sus mejores artilleros para nuestros barcos. La segunda, la más importante…
Perla Negra termina de explicarle sus condiciones dejándolo sorprendido al solicitar tales peticiones.
- Capitán Perla Negra, debo reconocer que me ha sorprendido con sus palabras. Realmente no esperaba que alguien como vos exigiera tales condiciones.
- Entonces, ¿acepta el trato?
- De acuerdo. Si es la única manera de recuperar a mi hija, estoy de acuerdo. Inmediatamente haré los preparativos correspondientes.
- Agradezco su generosa compresión, su excelencia. Prepararé a mis hombres para la partida.
- Buena suerte, Capitán Perla Negra.
Taberna cercana al puerto de Cartagena, esa noche, Perla Negra reúne a sus hombres para planear la siguiente estrategia en la nueva misión que tiene encomendada.
- Me sorprende que el Virrey en persona haya solicitado verte. – Dice Hogan.
- ¿Y qué es ese asunto tan importante que te hizo venir hasta aquí? – Pregunta Jack
- Sí, a mí también me parece extraño que el mismo Virrey nos haya permitido quedarnos aquí sin complicaciones. – Dice Mei
- Muchachos, mañana partiremos a la ciudad de Nueva Orleans.
- ¿Otra ciudad peligrosa? ¡Capitán! Sé que nuestras fuerzas han aumentado pero infiltrarnos en la capital de la Colonia Francesa sería como un suicidio. – Dice Hogan.
- ¿Y cuál es el motivo para arriesgarnos de esa forma? – Pregunta Jack.
- Tal como dices hay una razón para realizar una acción tan arriesgada. – Responde Elise.
- ¿Tiene que ver con tu charla con el Virrey verdad? – Pregunta Jack.
- Así es. Como sabrán, la hija del Virrey Español ha sido secuestrada por uno de los piratas más temibles, Jean Leffite. – Dice Elise.
- ¿Queeeeeee? ¿Jean Leffite has dicho? – Expresa sorprendido Hogan.
- ¿Conoces a ese sujeto, hermanito? – Pregunta Mei.
- Jean Leffite es uno de los tres piratas más sanguinarios de los mares del caribe. Es el terror de los barcos comerciales y ni siquiera una flota armada ha sido capaz de detenerle. Nunca podré olvidar aquel encuentro. Cuando trabajaba para Marcus, Jean Leffite una vez nos asaltó. No nos dio chance de oponer resistencia y consiguió llevarse el cargamento. – Responde Hogan.
- Ah, lo recuerdo. Fue esa vez que te castigaron cruelmente por haber perdido ese cargamento. – Dice Mei.
- No era necesidad de mencionar ese detalle. – Expresa deprimido Hogan.
- Ya veo. Esta vez nos ha tocado un oponente temible. Eso me agrada. – Dice Elise confiada.
- ¡Me parece perfecto! – Dice animado Jack.
- ¡Ustedes dos están locos! – Grita molesto Hogan.
- Una sabandija como tú jamás lo entendería. Vencer a los más fuertes es el verdadero orgullo de un pirata. Es la oportunidad perfecta para demostrar quién es el mejor. Yo, Jack Valente derrotaré a Leffite con mis propias manos.
- Además con Jean Leffite fuera, las colonias estarán más seguras. Y además… eso hará que Roldán salga de su escondite y lo enfrente de una vez por todas. – Dice Elise.
- ¡Humph! Todavía sigues pensando en esa maldita venganza. No has cambiado en eso hasta ahora. – Dice Jack.
- ¡Ay! ¡No sé qué hacer con ustedes dos! – Expresa preocupado Hogan.
- Sin embargo Elise, ¿por qué debemos ir a Nueva Orleans? – Pregunta Jack
- Buena pregunta Jack. Solo piensa brevemente un momento ¿No te parece extraño? La hija del Virrey se embarca en una misión diplomática a Nueva Orleans y de repente es atacada por uno de los piratas más temibles y es secuestrada ¿Correcto?
- Cierto. Mmmm… creo que ya entiendo a dónde quieres llegar.
- Yo no entendí nada de lo que tiene que ver con ese secuestro. – Dice Hogan.
- Solo piensen detenidamente ¿Cómo es que Jean Leffite supo donde atacar en el momento preciso? A eso llega a la pregunta más importante, ¿dónde obtuvo esa información?
- Sí, interesante duda. Pero eso es lo que no sabemos. – Dice Hogan.
- Para responder esa pregunta solo debemos responder a la siguiente duda, ¿quién se beneficiaría más con el secuestro de la hija del Virrey?
- Mmmmm… algún partidario en contra del gobierno del Virrey, ¿no? – Pregunta Hogan.
- Si te refieres a algún político de la colonia española, la respuesta es no. El Virrey todavía conserva la aprobación de su gente y los nobles. Hay alguien más que sí se beneficiaría con ello sobre todo si la guerra estalla entre dos naciones.
- Mmmm… ese tal Roldán. No, no creo que haya logrado eso. – Dice Hogan.
- No, haremos el análisis por descarte, con la colonia de Holanda unida a la española, ¿Quién no ha conseguido una alianza con ella?
- ¡Oh! ¿Te refieres a la Colonia Francesa? Es cierto que aún no ha firmado ningún acuerdo con España pero, ¿por qué estás tan segura? – Pregunta Hogan.
- ¿No lo ves cabeza de alcornoque? Con el secuestro de Elena, Francia puede controlar a España a su antojo y además como está unida a Holanda, eso le convierte… - Responde Jack.
- En la nación más poderosa del Nuevo Mundo sin llegar a dudas. – Dice Elise.
- ¡Humph! Lo sospeché cuando recordé lo de Jean Leffite. – Dice Jack.
- Jean Leffite es un pirata Francés lo cual encaja perfectamente con mi teoría. – Dice Elise.
- Ya veo. Eso significa que Jean Leffite es tan fuerte porque… - Dice Hogan.
- No es un pirata independiente. Es un corsario que recibe el apoyo y trabaja secretamente para la Colonia Francesa. – Dice Elise.
- Eso explica por qué sus barcos son tan poderosos. – Replica Hogan.
- Exacto. Sin embargo, ese sujeto es también muy escurridizo que nadie sabe dónde se oculta ¿Algún plan Elise? – Pregunta Jack.
- Ahora que sabemos contra quién nos enfrentamos realmente, podemos elaborar una estrategia para encontrarlo y rescatar a la hija del Virrey. – Dice Elise.
- ¿Ah sí? ¿Y cómo piensan encontrarlo? Es como buscar una aguja en un pajar. – Dice Hogan.
- Cierto, pero por fortuna gracias a la información que tenemos sabemos que hay alguien que sí conoce su paradero, la persona que ha estado apoyando secretamente a ese sujeto desde las sombras.
- El Virrey Francés. – Dice Jack.
- ¡Vaya! Esto sí que se pone cada vez más complejo. – Dice Hogan.
- Sin embargo, dudo que el Virrey nos diga su paradero por las buenas. Tendremos que enfrentar una dura y horrible batalla si queremos llegar hasta él. – Dice Jack.
- No hay necesidad de hacerlo.
- ¿Eh? – Todos expresan sorprendidos.
- Para esta batalla no hay necesidad de derramar gotas de sangre inútilmente. – Dice Elise.
- Siento decepcionarte, pero la ciudad está protegida por una flota armada y posee unas torres de defensa infranqueables. Un ataque precipitado y será nuestro fin. ¿Cómo piensas superarlos sin tener bajas? – pregunta irónicamente Jack.
- Existen otras maneras de vencer a una nación poderosa además de la guerra.
- ¿Qué quieres decir? – Pregunta Hogan.
- Tal vez esto sea un proceso más largo que un ataque frontal pero resultará. Muchachos, este es el plan. Hogan y Mei quiero que se encarguen de las negociaciones en la ciudad. Jack, quiero que comuniques de nuestro plan a mi abuelo. Yo iré personalmente a la ciudad de Nassau para llevar a cabo la siguiente fase del plan, entonces… – Responde Elise.
Perla Negra les explica su estrategia con detalle a todos sus compañeros los cuales quedan sorprendidos ante semejante plan.
- ¿Has perdido la cabeza Elise? ¿Realmente crees que resultará esto? – Pregunta Jack.
- Exacto. En mis años como comerciante he aprendido muchas cosas, en especial cómo ciudades prósperas han caído de repente. El éxito de este plan dependerá de todos ustedes.
- Pero eso significa que tendremos que usar todos los fondos que hemos reunido en estos últimos meses ¿Realmente valdrá la pena el esfuerzo? – Pregunta Mei.
- No se preocupen, solo confíen en mí. Muchachos, nos reuniremos en Nueva Orleans en una semana.
- ¡¡De acuerdo!! – Gritan todos.
Después de ello, todos actúan de acuerdo al plan de Elise dividiéndose hacia diferentes destinos. En una semana aproximadamente, en la ciudad de Nueva Orleans una nueva y extraña situación empieza a afectar gravemente a la población de la ciudad. En el Palacio del Virrey Pierre Louviere las cosas empiezan a alarmarse cuando sus consejeros se aproximan a traerle malas noticias.
- ¡Su excelencia! ¡Su excelencia! ¡Tenemos malas noticias!
- ¿A qué viene todo este escándalo? ¿A qué viene ese alboroto en la ciudad?
- No va a creer usted esto pero la ciudad sufre de escasez de recursos. – Dice el consejero.
- ¿Cómo? ¡Eso es absurdo! ¿Cómo es posible que una ciudad tan próspera y fuerte como la nuestra sufra de crisis? ¡Explícate!
- ¡Hay un tremendo alboroto en el mercado señor! Los alimentos se escasean, los productos se agotan. Nadie sabe cómo ha ocurrido esto. – Dice el consejero.
- ¡¡Idiotas!! ¡Incompetentes! ¿Cómo pueden permitir que pase eso? ¿Y qué hay con los barcos con mercancías?
- ¡Su excelencia! ¡Graves noticias! Nos han informado que los barcos con recursos destinados a nuestra ciudad han sido asaltados. Un grupo de piratas se los ha llevado todo. – Dice otro consejero.
- ¡¿Cómo?! ¿Es que estoy rodeado de retrasados mentales? ¿Qué hay de nuestra armada? ¿Acaso no pueden librarse de esa situación? – Expresa furioso el Virrey Pierre.
- ¡Lo siento señor! Cada vez que nuestra armada interviene, ellos la eluden con facilidad. Además los ataques son simultáneos, son muchos los barcos que asaltan.
- ¡Esto es el colmo! ¿Acaso nadie tiene nada bueno qué decir?
- ¡Su excelencia! Nos hemos enterado que un grupo de comerciantes ha comprado toda nuestra reserva de alimentos y ha dejado al pueblo en crisis. Los ciudadanos están empezando a marchar por las calles ante la alza de precios. – Dice otro consejero.
- ¡No! ¡No! ¡No! ¡Esto no puede estar pasando en mi ciudad! ¡Somos una nación de valientes! ¿Cómo es posible que estemos ante patética situación?
- Su excelencia, hay una persona que desea verlo. – Dice el secretario.
- ¿Y quién demonios se le ocurre venir en estos momentos? – Grita molesto el Virrey.
- Se trata de un tal Capitán Perla Negra que desea hablar con usted respecto a la crisis de nuestra ciudad.
- ¿Qué? ¿No es acaso el famoso pirata Perla Negra? Hágalo pasar. – Dice seriamente el Virrey.
- Como usted ordene.
El secretario conduce a la joven pirata hacia la presencia del Virrey Francés quien la espera en la sala principal. El Virrey no puede creer ante la presencia del joven de cabello corto, aspecto delgado y algo frágil y con una vestimenta más formal como la de un noble sea realmente el famoso pirata que muchos conocen.
- Saludos, su excelencia. Soy el Capitán Perla Negra, comerciante y pirata del caribe.
- Soy consciente de su reputación Capitán Perla Negra. Sin embargo, no estoy de humor para tratar con piratas de calaña como la de vos. Tengo una grave situación en mi ciudad y juraría arrancar el pescuezo al responsable de toda esta locura. – Dice el Virrey.
- Y si le dijera a vos que esta crisis provocada no es ninguna coincidencia sino que fue bien planeada por una persona en concreto, ¿usted qué respondería?
- Obviamente lo traería ante mí para castigarlo severamente ante tal insubordinación.
- Entonces usted tiene enfrente a la persona que ha provocado la crisis en vuestra ciudad.
- ¿Qué? ¿Vos sois quien provocó toda está locura? ¿Cómo demonios se atreve? ¡Debería mataros por esto!
- Yo que vos controlaría su lengua si no quiere una rebelión por parte de su propia gente.
- ¿Qué es lo que vos queréis? ¿Qué pretende con todo esto?
- Su excelencia, he venido ante usted con un solo objetivo en mi mente. Exijo saber el paradero del pirata Jean Leffite y con detalle.
- ¿Jean Leffite? Lo siento pero nunca me he asociado con una calaña como esa.
- Usted no puede mentirme. Además yo le he preguntado acerca de su paradero. Jamás he mencionado acerca de su asociación.
- ¡Argh! Vos no poséis ninguna prueba que yo tenga algo que ver con ese rufián.
- El secuestro de la hija del Virrey Español justo en pleno viaje hacia aquí no es ninguna coincidencia. Usted se enteró de los planes del Virrey acerca de firmar un tratado pero usted decidió tomar ventaja de la situación para controlarlo a su antojo ¡No intente negarlo! El único que se beneficia en todo esto es vos Virrey Pierre Louviere.
- Suponiendo que yo planee el secuestro de la hija del Virrey de la Rosa con la ayuda de ese pirata ¿Vos que pensáis hacer? Yo soy el Virrey que gobierna estas tierras.
- Bueno, si usted no coopera, en unas cuantas horas su reinado acabará en una triste tragedia. En estos momentos, su propia gente ha organizado una revuelta en contra de vos bajo mis órdenes por lo que en cualquier momento habrá una masacre que solo usted podrá evitar.
- ¿Qué? ¿Vos ha puesto a mi propio pueblo en mi contra? ¿Cómo se atreve?
- Su excelencia, los jefes del Gremio de Comerciantes de Holanda, Inglaterra y España acaban de llegar y solicitan una audiencia con usted.
- ¿Qué? ¿Y qué podrían estar haciendo ellos aquí?
- Han venido para negociar con vos. Como puede observar, todos los barcos de comercio destinados a su ciudad han sido devueltos y enviados a otras ciudades negando el acceso a la suya. Hasta que no se establezcan las negociaciones, ningún barco se acercará a vuestra preciosa ciudad.
- ¡No! ¡Esto no es posible! Sin los barcos de comercio, esta ciudad…
- ¡Su excelencia! ¡Traigo terribles noticias! ¡Una gran flota de barcos se aproxima! ¡Poseen la bandera española y todos nuestros barcos de guerra han sido capturados! – Dice el consejero.
- ¿Qué? ¡Eso es imposible! ¿De dónde ha salido una flota de barcos tan numerosa? Se supone que España… - Expresa totalmente sorprendido el Virrey Francés.
- Se equivoca. Esos barcos no solo son de la flota española. Todos esos barcos están bajo mis órdenes.
- ¿Qué? ¡Eso no puede ser! ¿Quién rayos realmente es vos? ¡Responda!
- ¡Esto contestará a su pregunta! – Contesta Elise extendiendo un documento real firmado por el mismo Virrey.
- ¡No! ¿Esto es… esto es… una Patente de Corso?
Una Patente de Corso, es un documento certificado por el gobernante de cada país representante el cual certifica que el capitán del convoy actúa bajo la bandera de dicha nación con la cual realiza el contrato. Esto es comúnmente usado en naciones con conflictos y para evitar mayores desgastes contratan a piratas y aventureros como corsarios.
- ¡Exacto! Todas mis acciones se realizan bajo el nombre del gobierno Español. Sin embargo, ellos no están aquí para invadir su ciudad. – Dice Elise.
- ¿No? ¿Entonces por qué están aquí?
- Han venido para asegurarse por mi bienestar y que usted cumpla con mis exigencias.
- ¡No! ¡Esto no puede estar pasando! He sido vencido fácilmente sin tomar las armas ¿Esta nación de valientes tiene que rendirse de esta forma? – Dice el Virrey.
El Virrey empieza a colapsar ante la tremenda emboscada preparada por nada menos que un pirata quien ha conseguido lo que parecía imposible.
- ¡Su excelencia resista! – Dice el consejero intentando sostenerlo.
- Descuida, estoy mejor.
- Sin embargo, mis hombres y yo estamos dispuestos a no causar ninguna revuelta bajo ciertas condiciones que usted debe acceder.
- ¿Qué condiciones?
- En primer lugar, deberá firmar una rendición inmediata ante las tres naciones unidas y firmar además un pacto de alianza para la protección de las ciudades y rutas comerciales. A cambio se mantendrán a sus gobernantes actuales tales como están sin ninguna opresión por parte nuestra.
- No entiendo, ¿por qué ofrecéis tan generosa oferta? – Pregunta el Virrey.
- Para nuestra siguiente condición, la seguridad del Virrey y su hija. Ahora su excelencia, dígame dónde se encuentra Jean Leffite.
- ¡Ja, ja, ja! De acuerdo. Me rindo ante vos. Jamás había sido derrotado por un oponente tan fuerte como vos, joven pirata. Ramírez debe ser afortunado por contar con alguien como vos para proteger su patria. Jean Leffite tiene su guarida cerca del monasterio abandonado de St. Louis al sur de Charlestown. Sin embargo, yo no me confiaría si fuera vos, él posee un convoy de tres poderosas Fragatas que han hundido a cualquiera que se les atraviese. Es posible que encuentre a ella en ese lugar.
- Agradezco sus palabras, espero que la información sea correcta. Con su permiso.
Perla Negra se retira del palacio triunfante por su victoria ante el propio Virrey Francés con la ayuda de sus amigos. Después de ello, se reúne con los jefes del Gremio de Comerciantes y una interesante sorpresa.
- Me alegra saber que se encuentra a salvo, capitán Perla Negra. Puedo ver que las negociaciones resultaron un éxito.
- Agradezco mucho por su ayuda, señorita Cordellia. Esto no podría haber sido posible sin su colaboración.
- ¡Ja, ja, ja! Realmente no me equivocaba contigo. Eres realmente sorprendente. No solo has conseguido salvar a toda la Colonia Española sino que además has conseguido unificar a todas las naciones en el Caribe. Quien imaginaría que una sola persona fuera capaz de realizar tantas cosas en una sola vida.
- No, te equivocas. Todavía me faltan muchas cosas por realizar.
- Veo que posees muchas ambiciones. Eso es lo esencial para un comerciante.
- Sin embargo, esto todavía no termina.
- ¿Qué piensas hacer ahora?
- Tengo un asunto pendiente que terminar. Debo rescatar a la hija del Virrey y derrotar a Leffite.
- ¿Deseas que te enviemos algunos barcos? Esta batalla será dura si no llevas una buena flota para enfrentarlo.
- No, esta es una batalla entre piratas. Solo nuestras fuerzas se medirán en combate. Además no pienso ser derrotado por alguien como él.
- Eres muy valiente Elise Valerie, no, Capitán Perla Negra. Te deseo éxito en tu viaje.
- Gracias, dejo el resto de las negociaciones en sus manos.
- Descuida, todo saldrá bien. Tú solo preocúpate por rescatar a esa chica.
- De acuerdo. Nos volveremos a encontrar.
Perla Negra se despide de Cordellia y de todos los jefes del Gremio de Comerciantes agradeciéndoles por su ayuda en esta campaña. Posteriormente ella se dirige al puerto para reunirse con sus hombres y empezar la marcha para enfrentar al Pirata Leffite.
- Ah, es una lástima. Parece que esta vez no he conseguido capturar su corazón. Posee un espíritu indomable como un verdadero pirata como si nada lo detuviera. – Dice Cordellia.
Mientras tanto, en el Palacio del Virrey, este observa por la ventana el paisaje de la ciudad que una vez estuvo revuelta a causa de la estrategia del valiente pirata.
- Ah, imaginar que sería vencido de esta forma. Me inclino mi sombrero ante él. Sin embargo, esto no debe saberse nunca. Sería una vergüenza que todo el mundo hablara acerca de cómo el Virrey de esta nación sea vencido por un pirata. Perla Negra, a pesar de ello, estoy seguro que su nombre creará una historia con las leyendas del pasado.
Con su victoria ante el Virrey Francés y haber conseguido la paz entre las naciones en el Caribe, Perla Negra enfrenta su siguiente desafío ante uno de los más sanguinarios piratas de los siete mares, el temible Jean Leffite ¿Podrá ella rescatar a Elena de su terrible destino? La batalla decisiva está a punto de empezar.
CONTINUARA…
Inició el tema
Mayordomo
43
510 ATC
Saludos a todos!! Finalmente llegamos al ultimo capitulo de la serie, después de conocer el paradero de Leffite, Elise enfrentará una de las batallas más complicadas de su vida ¿Podrá rescatar a Elena? Espero que lo disfruten y gracias por su apoyo!! Sin embargo, no todo termina ahí. Hay una sorpresa más al final de este capítulo. Hasta la próxima!!
CRONICA 16: La Leyenda de Perla Negra
Elena de la Rosa, hija del Virrey Español en las colonias del Caribe, partió en una misión diplomática con una escolta hacia la ciudad de Nueva Orleans, la ciudad capital de la Colonia Francesa para firmar un acuerdo de paz con el Virrey Francés. Sin embargo, las cosas empiezan a empeorar cuando el barco de Elena es asaltado por el convoy de uno de los piratas más terribles, Jean Leffite quien finalmente hace prisionera a ella lo cual generaría una gran conmoción. Sin embargo, Perla Negra, uno de los piratas más fuertes del Caribe y que salvó a Isla Perla de la ruina, es contratada por el Virrey para su rescate. Empezando su búsqueda, ella decide ir hacia la Ciudad de Nueva Orleans para conseguir información acerca de Leffite al sospechar que este es apoyado por el propio Virrey Francés para dominar a sus rivales controlando al Virrey Español a su antojo.
Con un plan bastante ingenioso, logró que ningún pirata fue capaz de conseguir, vencer por completo al codicioso Virrey Francés y firmar su rendición ante España y sus aliados. Con ello, Elise Valerie, convertiría su nombre en una leyenda siendo una de las piratas más fuertes de todos los tiempos. Ahora enfrentará su máximo reto enfrentando a uno de los piratas más terribles y famosos en una batalla que dejará huella en la historia.
En medio del mar, al sur del pueblo de Charlestown perteneciente a la Colonia Francesa, dos días después.
- Capitán, de acuerdo a las indicaciones que nos dio el Virrey Pierre, nos aproximamos a las ruinas del monasterio St. Louis. – Dice Hogan.
- De acuerdo. – Responde Elise.
Elise sube en la parte más alta de la cubierta para dar las últimas instrucciones a sus compañeros.
- Muchachos, esta será nuestra batalla más difícil que hayamos enfrentado. Comparado con las fuerzas de Roldán, esta vez enfrentamos a un hábil y sanguinario pirata pero eso no nos detendrá. Solo existen dos caminos en el cual nosotros llegaremos a la más importante y gloriosa y se llama victoria ¡Enseñémosle a nuestro enemigo nuestra verdadera fuerza! ¡Luchemos esta batalla como nunca antes lo habíamos hecho!
- ¡¡Siiiiiiiiiiiiii!! ¡Por la victoriaaaaaaaaa! – Gritan los piratas de Elise.
- Solo me queda una duda, ¿Qué estrategia piensas usar usando solo dos barcos contra una flota de tres barcos armados hasta los dientes? – Pregunta Hogan.
- Ninguna en especial. – Responde Elise.
- ¿Queeeeeeee? ¿Has perdido el juicio? ¿Crees que simplemente con lanzarnos al ataque tendremos oportunidad de vencerlo? ¡Estamos hablando de Jean Leffite! ¡No es cualquier cosa!
- Lo sé. Es por eso que precisamente no realizaremos un plan en particular.
- ¿Por qué?
- Jean Leffite no se quedará de brazos cruzados. Es un hábil estratega. Recuerda cómo venció el convoy que escoltaba a la hija del Virrey sin ningún problema. Por desgracia, al no tener más información acerca de su forma de luchar, es capaz de ponerse un paso delante de nosotros si intentamos algún plan que vaya fuera de la rutina. La única manera de poder hacerle frente es usando nuestra fuerza y todo lo que hemos aprendido en nuestras batallas.
- Pero definitivamente atacar sin ningún plan es como navegar a la deriva mi capitán.
- No dije específicamente que no tuviera ningún plan. Lo que dije es que no realizaremos una estrategia en especial que vaya más allá de nuestras capacidades.
- ¿Entonces?
- En primer lugar, el enemigo concentrará su ataque en el barco insignia. Sin embargo, el enemigo no sabe con certeza cuál de los dos es. Ya que el primero pertenece a Jack y el otro al mío, por lo que decidirá de acuerdo a su observación. Segundo, Jack se encargará de enfrentar los dos buques de Leffite mientras que nosotros atacaremos su barco insignia.
- Sin embargo, dudo mucho que Jack y su barco aguanten a los dos.
- El barco de Jack posee mayores habilidades de evasión que la nuestra por lo que es el indicado al ataque.
- Pero su barco no posee muchos cañones para el asedio. Tendrá dificultades con el del enemigo.
- Es por eso que le di a Jack instrucciones específicas.
- ¿Qué clase de instrucciones?
- Algo inesperado que sorprenderá al enemigo ¡Todos a sus posiciones!
Hogan y varios de sus compañeros quedan muy intrigados acerca del plan de Perla Negra que se mantiene firme ante la superioridad numérica del enemigo.
En ese momento, el convoy enemigo divisa la presencia de nuestros valientes piratas.
- Capitán Leffite, un convoy se acerca hacia nosotros. – Dice el vigía.
- ¿Se trata del ejército español? – Pregunta Jean Leffite.
- No estamos seguros señor, pero son dos barcos que se aproximan desde algunos kilómetros al estribor.
- Esto es muy extraño. Si no es ese cobarde de Pierre, entonces, ¿por qué el ejército solo manda dos barcos contra mí y cómo pudieron encontrarme? No importa, les enseñaré a esos estúpidos a no subestimar al gran Jean Leffite ¡Preparen los barcos para el combate! Les enseñaremos a esos insectos a no meterse con nosotros.
- ¡Siiiiiiiiiiii! – Gritan los piratas de Leffite.
Varios minutos después, los barcos de ambos bandos empiezan a acercarse cada vez más a la vista de alcance. Una feroz batalla entre ellos estaría a punto de empezar. Inesperadamente al inicio del combate, los dos barcos de Perla Negra, el Madrid en Llamas y La Rueda de la Fortuna se dividen abiertamente dejando intrigado a sus contrincantes.
- ¡Capitán Leffite! Los barcos enemigos se han replegado en direcciones diferentes ¿Cuáles son sus órdenes? – Pregunta su contramaestre.
- ¿Qué demonios planean estos tipos? ¿Acaso piensan suicidarse de esa forma? Si intentan sorprendernos, solo han conseguido que su derrota sea más rápida. El capitán debe encontrarse en uno de los dos barcos, si logro hundirlo, todos ellos serán aplastados como cucarachas. Veamos, si fuera el capitán de esos tontos, ¿qué barco usaría? Naturalmente…
Jean Leffite usa su catalejo para mirar a distancia las características de ambos barcos enemigos.
- ¡Un momento! Ese barco me parece haberlo visto en algún lugar. Sí, recuerdo a cierto individuo que usaba un barco como ese. Ya veo, así que de eso se trataba ¡Contramaestre! ¡Ordena a los otros dos barcos que ataquen al barco más rápido que se extiende por babor!
- ¿El barco más veloz? Entendido.
- Pensaba que el ejército español me había encontrado, pero no imaginé que vendría aquí, el susodicho ex rey de los piratas. Has cometido un grave error en venir a desafiarme.
Dos de los barcos del convoy de Leffite son enviados a combatir a la Rueda de la Fortuna comandado por Jack y en una maniobra ambos barcos enemigos lo rodean intentando alcanzarlo a pesar de eludirlos con su velocidad.
- ¡Esto es terrible! ¡Jack está en peligro! No podrá resistir el ataque de esos dos barcos. Tenemos que ayudarlo. – Expresa preocupado Hogan.
- Tranquilo Hogan, todo está ocurriendo de acuerdo al plan. – Dice Elise.
- ¿Eh? ¿Estás diciendo que el enemigo haría esa estrategia y ustedes lo sabían? – Pregunta Hogan.
- Exacto. Ahora solo depende de Jack que el plan resulte. Tenemos que aprovechar esta oportunidad ahora que Leffite está solo. Espero que este barco resista. – Dice Elise.
- ¡Jack! ¡Los barcos de Leffite nos pisan los talones! No podemos resistir más tiempo. – Dice uno de los hombres de Jack.
- Supongo que ha llegado la hora ¡Preparen los nuevos cañones que hemos instalado! Veamos qué tan fuertes son estos tipos.
Jack y sus hombres preparan sus cañones para disparar lateralmente por los dos lados colocando intencionalmente el barco en medio de sus dos contrincantes esperando el momento preciso del disparo.
- Solo un poco más… ¡Ahora! ¡Disparen a toda potencia! – Grita Jack.
Jack ordena inmediatamente a sus hombres que disparen los cañones que sorpresivamente estos resultan ser más rápidos y antes que el enemigo pudiera reaccionar, muchos de los hombres de Leffite resultan ser heridos gravemente a causa de los disparos.
- Pero, ¿qué demonios son esos…? ¡Aaaaargh! – Grita uno de los piratas de Leffite atacado por los disparos.
Desde su barco insignia, Jean Leffite espera el resultado mientras se prepara para enfrentar al otro barco. Inesperadamente el vigía llega con noticias importantes.
- ¡Capitán Leffite! ¡No va a creer esto!
- No me digas que ya hemos ganado. – Expresa confiado Leffite.
- No, es lo contrario. Nuestros barcos están siendo asediados.
- ¿Cómo? ¡Eso es imposible! ¡Nuestros barcos son más fuertes que ellos!
- ¡El enemigo no está usando balas de cañón convencionales! – Grita el vigía.
- ¡Lánzame el catalejo imbécil! – Grita molesto Leffite.
Jean Leffite observa como el barco de Jack apunta directamente sus disparos a la tripulación de ambos barcos dejándolos sin posibilidades de contraataque.
- ¡No! ¡Ese miserable está usando balas de metralla! ¡Maldita sabandija!
Mientras tanto, en la ciudad de Nueva Orleans, el Almirante de la Flota Holandesa queda intrigado al conversar con Cordellia quien se encuentra ocupada con los comerciantes que llegan a la ciudad.
- Señorita Cordellia, ¿no cree que debamos ir nosotros también? Dudo bastante que su amigo sea capaz de vencer con ese pequeño convoy a ese miserable de Leffite.
- No te preocupes. Elise no necesita nuestra ayuda en esta batalla. Sin embargo, estoy muy impresionada, Perla Negra no es temible por su fuerza sino por su gran astucia. – responde Cordellia.
- ¿Qué quiere decir?
- Hace poco le hice ese mismo ofrecimiento, pero en lugar de pedir refuerzos, él me pidió que le entregara nuestras balas de metralla.
- ¿Balas de metralla?
- Las Balas de Metralla de la armada Holandesa se les conoce por su rápido manejo y son más rápidas que las balas convencionales pero son menos potentes. Son utilizadas generalmente para atacar directamente a la tripulación enemiga por lo que se convierte en un arma de doble filo. – Explica Cordellia.
- ¿Un arma de doble filo? – Pregunta el Almirante.
- Sí, por desgracia, aunque estas sean rápidas, no resultan ser útiles si son equipadas en barcos lentos como los galeones, pese a su potencia de disparo, las metrallas no ofrecen mayor ventaja. Sin embargo, si son equipadas en barcos veloces con capacidad de esquivar y resistir ataques devastadores, entonces se convierten en un arma sumamente mortal. Elise ha tomado eso en cuenta, por eso me las pidió.
- Ya veo. Si la tripulación enemiga es diezmada rápidamente…
- Entonces su velocidad de ataque es reducida considerablemente perdiendo la oportunidad de contraatacar al perder tripulación. Elise Valerie, una vez más me sorprendes. Sin duda, muy pronto te convertirás en el pirata más temido de todo el caribe.
Ante la inesperada estrategia de Perla Negra, los dos barcos de Leffite pierden potencia de ataque, al ser aniquilada su tripulación con las balas de metralla equipadas en el veloz barco de Jack quien se concentra en diezmar la tripulación enemiga mientras elude sus ataques.
- Jack, el enemigo empieza a separarse de nosotros.
- ¡Esta es nuestra oportunidad! ¡Derríbenlos uno a uno! – Grita Jack.
Mientras Jack se encuentra luchando con los dos barcos enemigos de Leffite, este observa muy molesto sin darse cuenta que es atacado rápidamente por el Madrid en Llamas.
- ¡No! ¡No! ¡Esto no puede estar pasando!
- ¡Capitán Leffite! ¡El otro barco nos está atacando! ¡Ha conseguido romper nuestra vela principal!
- ¡Maldición! ¡Redoblen el ataque! ¡No permitan que se nos acerque!
El Madrid en Llamas ataca ferozmente con sus cañones al barco insignia de Leffite mientras este se enfurece al ver que sus fuerzas empiezan a ser diezmadas.
- ¡Malditos sean! ¡Pagareis por su osadía! – Grita molesto Leffite.
- ¡Bien muchachos! ¡El barco es casi nuestro! ¡Al abordaje! – Grita Elise quien motiva a sus hombres a abordar el barco enemigo y enfrentar cara a cara a sus tripulantes.
Tras haber destruido más de la mitad de los cañones del buque insignia de Leffite, Perla Negra y sus piratas abordan el barco enemigo empezando una encarnizada batalla entre los piratas enemigos y los de Perla Negra.
- ¡Destrúyanlos a todos! ¡Que nadie quede con vida! – Grita Leffite.
- ¡Ahora es nuestra oportunidad! ¡Por la gloria! – Grita Elise.
Ambos bandos empiezan a luchar desesperadamente mientras que Jack consigue distraer a sus captores debilitando sus ataques.
- ¡Muchachos! ¡Ha llegado la hora del contrataque! ¡Demuestren a esos infelices la furia del Demonio Carmesí! – Grita Jack.
- ¡Siiiii! – Gritan los hombres de Jack.
Perla Negra con destreza derrota a varios piratas enemigos y justo al emprender en busca del temible Jean Leffite, se reúne con Hogan quien acaba de derrotar a unos cuantos enemigos.
- ¡Capitán! ¿Ha visto a Mei? – Pregunta Hogan.
- ¿No se quedó en nuestro barco? – Pregunta Elise.
- Me temo que no. Uno de nuestros hombres dijo que se había unido a nuestra lucha.
- Esa muchacha imprudente. Tampoco he visto a Leffite desde que abordamos el barco. – Expresa preocupada Elise.
- Será mejor que lo encontremos antes que Mei se meta en dificultades. – Dice Hogan.
Perla Negra y Hogan se dirigen hacia la cubierta cerca del cuarto del capitán donde ella encuentra precisamente a Leffite con una desagradable sorpresa.
- ¡Por fin te encontré Jean Leffite! ¡Tus días están contados! – Dice Elise.
- Yo no contaría con ello, estúpido mocoso. – Dice Leffite.
Por desgracia, para sorpresa de ella, Mei, la hermana menor de Hogan, ha sido tomada como rehén.
- ¡No! ¡Mei! ¡Miserable cobarde! – Grita molesta Elise.
- ¡No Elise! ¡Aléjate! ¡Es una trampa! – Grita Mei.
- ¿Qué?
Desafortunadamente la advertencia de Mei resulta en vano ya que se encontraban escondidos desde lo alto un par de rufianes de Leffite quienes apuñalan a Perla Negra con sus espadas.
- ¡Nooooooooooooo! ¡Eliseeeeee! – Grita desesperada Mei.
- ¡Ja, ja, ja! Elise, ¿Eh? Ese nombre me resulta conocido. Bueno, no importa quien seas. Fuiste un estúpido en haberme desafiado al pirata más fuerte de todos los tiempos. – Dice confiado Leffite.
- ¡Malditos miserables! – Grita Hogan.
Sorpresivamente Hogan ataca a los hombres de Leffite lanzándoles un barril y con una tremenda furia acaba con los dos enemigos pero Leffite contraataca y le da un fuerte golpe a Hogan lanzándolo hacia abajo por las escaleras.
- ¡Hermanito nooo! – Grita Mei.
- ¡Tonto! ¡Nadie puede derrotarme! Esto es lo que se merecen por desafiar…
Sin embargo, la sonrisa de Leffite es arruinada cuando entra en pánico al ver que Perla Negra sorpresivamente se levanta de ser apuñalada en el cuerpo violentamente derramando sangre en su cuerpo y se mueve a pesar de las mortales heridas.
- Esto… no ha terminado… Leffite…
- ¡Tú! ¿Cómo demonios has sobrevivido? ¡Eres un monstruo!
- ¡¡Acabaré contigo Leffite!! – Grita Elise.
Antes que Leffite pudiera reaccionar, Perla Negra con su espada ataca velozmente y le corta el brazo derecho a Leffite dejándolo con una herida mortal.
- ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡Malditoooooooooooooooo!! – Grita Leffite agonizante de dolor.
- ¡Dime maldito bastardo! ¿Dónde está la hija del Virrey? ¡Responde!
- ¡Jamás! ¡Jamás te lo diré!
Perla Negra furiosa y sin piedad, le corta con su espada la oreja izquierda de Leffite dejándolo retorcerse de dolor.
- ¡Responde! ¡La hija del Virrey! ¿Dónde está?
- ¡¡Aaaargh!! En… en la cueva debajo del monasterio… ¡Argh! ¡Por favor no me mates!
- No vale la pena matar a una sabandija como tú.
Perla Negra deja a Leffite malherido, mientras que esta se dirige hacia donde está Mei quien corre a ayudarla.
- Mei, ¿te encuentras bien? – Pregunta Elise.
- ¡Eso debería decir yo! ¡Tenemos que atender tus heridas antes que…! ¡¡Eliseeeee!!
El cobarde de Leffite ataca por la espalda aprovechando la distracción pero en ese momento Perla Negra reacciona arrojando a Mei a un lado.
- ¡¡Muere maldito desgraciado!! – Dice Leffite atacando con su espada.
- ¡Eres un estúpido! – Grita Elise.
Perla Negra consigue reaccionar velozmente y empuña con su espada directo en el pecho de Leffite arrojándolo violentamente hacia el mar terminando con esta terrible batalla.
- ¡Capitán! ¡Resista por favor! – Grita Hogan quien acaba de recuperarse.
- Hogan, termina esta batalla por mí.
Después de decir esas palabras, ella cae inconsciente en los brazos de Hogan y posteriormente Mei se acerca a ayudarlos. Después de sostenerla un rato, Hogan se levanta y empuña en sus manos la espada de Elise.
- Mei, lleva a nuestro capitán de vuelta al barco.
- ¡Hermanito espera! ¿Qué piensas hacer?
- Terminar con esto de una vez por todas. Volveré pronto.
- ¡Hermanito!
Haciendo caso omiso a las palabras de su hermana, Hogan se arma de valor y se une a sus compañeros de vuelta a la batalla. Horas más tarde, en el Madrid en Llamas, la situación es preocupante para Hogan y los demás quienes esperan en cubierta por las noticias de la salud de Elise.
- ¡Maldición! ¡No pensé que esto terminaría así! Si hubiera podido llegar a tiempo… Elise… - Dice Hogan preocupado.
- Por eso le dije que no tomara a Leffite a la ligera. Es un maldito desgraciado que le gusta aprovecharse de la debilidad de los demás. – Responde Jack.
- No entiendo cómo puedes estar calmado en esta situación. – Expresa molesto Hogan.
- Solo espera un poco y verás. – Dice Jack.
Minutos más tarde, del camarote salen Mei acompañada de Elise quien se acaba de recuperar milagrosamente.
- ¡Nada de “milagrosamente”! – Grita Hogan quejándose incluso con el narrador.
- Capitán, no debería hacer esfuerzos. Acaba recién de recuperarse. – Dice Mei quien está a su lado.
- ¡Elise! ¿Cómo te encuentras? – Expresa Jack preocupado.
- ¿Cuál fue el resultado de la batalla? – Pregunta Elise cambiando el tema.
- Es obvio que ganamos. Esas ratas de alcantarilla no son nada sin su capitán. – Responde Jack.
- ¡Elise! ¿Cómo están tus heridas? ¡Déjame ver!
Hogan, muy preocupado intenta abrirle la camisa para ver sus heridas olvidando un pequeño detalle.
- ¡¡Eeeeeeeek!! ¡Hermanito eres un pervertido!
Súbitamente Mei le da una fuerte cachetada a su hermano dejándolo tirado en el piso.
- ¡Humph! Es lo que se merece ese idiota. – Dice Jack en tono burlesco.
- ¡Jooo! ¿Has olvidado que Elise es una chica? ¡Hermano estúpido! – Expresa molesta Mei.
- Eso es algo que definitivamente me cuesta aceptar. – Dice Jack.
- ¡Ayyyyy! ¿Alguien vio quien conducía ese barco? – Dice Hogan mareado en el piso.
- Mei, tranquilízate. Estoy bien ahora. – Dice Elise.
- Sí, pero… estos hombres no tienen nada de delicadeza. – Expresa molesta Mei.
- No me pongas al nivel de ellos. – Dice Jack.
- ¡Pues tú eres peor que todos ellos! ¡Maldito machista! – Grita Mei.
- ¿Qué has dicho? – Expresa molesto Jack.
- Las mujeres podemos ser mejores piratas que ustedes. – Dice Mei.
- ¡Maldita mocosa…!
Todos empiezan a reírse viendo como discuten tontamente Jack y Mei acerca del tema. Sin embargo, Elise empieza a preocuparse de algo importante.
- No quiero interrumpir su discusión, pero tenemos que ponernos en camino al monasterio inmediatamente. – Dice Elise.
- ¿Sabes dónde se encuentra cautiva la hija del Virrey? – Pregunta Hogan.
- Sí. Debemos darnos prisa.
Elise y sus compañeros se dirigen hacia la cueva debajo del monasterio donde después de diezmar a los guardias emprenden la búsqueda de la joven cautiva.
Desde la celda de Elena se escuchan los ruidos de unos pasos acercándose y unos sujetos se aproximan.
- ¡No se saldrán con la suya! ¡Pagarán caro por lo que han hecho! – Grita Elena de la Rosa.
- Tranquila, he sido contratada para rescatarla, su excelencia. – Dice la voz de un joven quien se aproxima a su celda.
- ¿Quién sois vos? Tú no eres uno de los hombres de ese pirata.
- Soy el Capitán Perla Negra y su padre me envió para salvarla. – Dice Elise revelando su identidad.
- ¡Oh dios mío! ¡Eres tú! ¡Me has salvado! – Expresa Elena con lágrimas de alegría.
Elena corre y empieza a llorar en los brazos de Elise por quien había esperado conocer después de tanto tiempo.
- Señorita De La Rosa, contrólese por favor. – Expresa Elise sorprendida.
- ¡Je, je! Nuestro capitán definitivamente es muy popular con las mujeres. – Dice sonriente Hogan.
- Esto es completamente desagradable. – Expresa malhumorado Jack.
- Supongo que tienes razón. – Dice Hogan.
Elise intenta controlar sus llantos y después de un rato, Elena se tranquiliza y continúa pegada al lado de ella.
- Estuve esperando por mucho tiempo que llegara este día. – Dice Elena con lágrimas en sus ojos.
- No entiendo a qué se refiere. – Dice Elise intentando evadir sus palabras.
- Hace mucho tiempo, en Isla Perla conocí a un muchacho en el mercado que salvó mi vida de unos rufianes. Ese día él y yo nos hicimos una promesa antes de separarnos. Ese muchacho es vos.
- ¡Argh! Debe haberse confundido de persona. Además, eso ocurrió hace mucho tiempo.
- ¡No hay ninguna equivocación! ¡Usted fue quien salvó Isla Perla! No hay ninguna duda que usted es ese joven. Puedo sentirlo.
- (¡Demonios! Ahora qué recuerdo creo que sí conocí a una muchacha de familia noble hace tiempo. Eso era lo que me inquietaba cuando recibí la carta del Virrey. No debí tomarlo a la ligera). La verdad es que no recuerdo que haya conocido a una muchacha hace tiempo. Además, hay muchas otras personas viviendo en Isla Perla.
- Buen intento, pero vos no puede engañarme. Eres Elise, ¿no es cierto?
- (¡Argh! Incluso recuerda mi nombre. Creo que estoy en un aprieto). Supongo que no puedo engañar a vos.
- ¿Lo ves? Lo sé porque al final cumpliste nuestra promesa.
Mientras tanto, Jack y Hogan continúan observando a escondidas la conversación entre ambas.
- ¡Oh vaya! Definitivamente nuestro capitán oculta una historia muy interesante detrás de esto, ¿no crees Jack?
- ¡Esto es aburrido! Mejor me vuelvo al barco. – Dice Jack enfadado.
- ¡Oye Jack, espérame! – Grita Hogan mientras corre a alcanzarlo.
Volviendo a la conversación, Elise expresa nerviosismo al recordar finalmente su encuentro con Elena hace más de diez años atrás.
- ¿Promesa? ¿Se refiere a la de reconstruir la Isla?
- Exacto. Y ahora también podré cumplir mi otra promesa.
- (¡Argh! ¿Había también otra promesa?) Esto… señorita De la Rosa, volvamos mejor al barco. Este lugar no es seguro.
- ¡Elena! ¡Quiero que me llames “Elena”!
- Pero…
- No me gustan las formalidades, después de todo somos muy cercanos, ¿no es así?
- ¡Argh! Supongo que tiene razón.
Tras volver al barco, Perla Negra y sus amigos emprenden el viaje de regreso a Cartagena llevando consigo a Elena mientras observan los restos de los barcos enemigos en el camino.
- ¿No fue ese el barco de aquel que me capturó? – Pregunta Elena.
- Así es. Ahora sus restos vagan en medio del mar entre los vestigios del pasado. – Responde Elise.
- Vos es sorprendente. Ha logrado tanto por mí. Os admiro tanto.
- Esto es desagradable. – Responde Elise con desgano.
Días después, en la Ciudad de Cartagena, Elena se reúne finalmente con su padre quien se regocija al verla.
- ¡Oh hija mía! ¡Me alegra mucho veros sana y salva! – Dice contento el Virrey Ramírez.
- También me alegra veros de nuevo, padre. Sin embargo, todo esto no habría sido posible gracias al Capitán Perla Negra. – Contesta Elena.
- ¡Oh, es cierto! Elise Valerie, debo expresarle mi más profundo agradecimiento por salvar a mi hija y también haber salvado a toda nuestra colonia de los planes del Virrey Francés.
- ¡Un momento! ¿Vos Pertenecéis a la familia Valerie? – Pregunta Elena.
- Sí, pero…
- Ellos fueron una de las familias más importantes de Isla Perla antes de ese incidente. Mi padre era conocido de ellos.
- Oh, ahora lo recuerdo. Es una pena que haya ocurrido esa tragedia. Por ello no lograba recordar. – Dice el Virrey.
- Veo que no fue una coincidencia haberme encontrado con ustedes. – Dice Elise.
- Ahora lo entiendo todo claro. Sin embargo, no sé cómo poder recompensarlos por todo el trabajo que han hecho. Me encantaría poder darles un gran tesoro, pero por desgracia debido a la crisis, nos hemos visto forzados a emplear el tesoro real en nuestras colonias que han sido afectadas.
- No se preocupe, su excelencia. El ver que nuestras relaciones se mantengan buenas es suficiente recompensa para mí. – Responde Elise.
- Padre… esto…
- Ah, sí, Elena, no te preocupes. No lo he olvidado. Elise Valerie, usted y sus compañeros están cordialmente invitados al baile que se celebrará en honor del regreso de Elena. Esperamos contar con su participación.
- Me encantaría poder aceptarlo, pero siento rechazar su invitación.
- ¿Por qué? ¿Hay algo que os impida asistir?
- Todavía tengo un asunto pendiente que zanjar y no puede esperar. Además, mi corazón y mi vida pertenecen únicamente a mi única patria, la mar.
- Lamento mucho que no puede asistir. En ese caso, es usted bienvenida en volver cuando desee. Espero que tenga muchos éxitos en su empresa. – Dice el Virrey.
- Se lo agradezco mucho, su excelencia. Con su permiso.
- ¡Espera! – Grita Elena antes que ella se marche.
- Señorita Elena, ¿sucede algo?
- ¿En serio no puedes quedarte al menos una noche? – Pregunta Elena
- Lo siento, pero no puedo hacerlo.
- ¿Es acaso ese asunto más importante que yo?
- Me temo que sí. Es algo que juré por mí misma y hasta no terminarlo, no puedo volver. Con su permiso.
Después de la charla con el Virrey, Perla Negra se retira del palacio dejando a Elena a salvo en su hogar mientras ella decide volver rápidamente al barco y descansar antes de su próxima aventura.
Al día siguiente, nuestra valiente pirata se despierta una vez más para empezar su viaje y un nuevo día. Tras elevar anclas, ella y sus amigos dejan la ciudad de Cartagena partiendo hacia un rumbo desconocido. Sin embargo, ella comienza a actuar extraña al contemplar a lo lejos de Cartagena mientras Jack se acerca a hablar con ella.
- Todos los preparativos están listos como pediste.
- Gracias Jack.
- Ah ¡No es justo! ¿Por qué tenemos que marcharnos tan de repente? Incluso nos perdimos de la fiesta que nos ofreció el Virrey. – Expresa molesto Hogan.
- ¡Humph! ¡Tú solo querías ligarte a alguna chica en la fiesta! – Responde Jack.
- ¡Eso no es cierto! Hace tiempo que no teníamos una celebración como esta. – Dice Hogan.
- No se preocupen, ya tendrán tiempo de celebrar más adelante una vez que terminemos nuestro trabajo. – Dice Elise.
- Dinos la verdad Elise, ¿de verdad rechazaste la invitación solo por ese asunto que tienes pendiente? – Pregunta Jack.
- Por supuesto. No hay otro motivo por el cual lo haya declinado. – Responde Elise de manera sospechosa.
- ¿Y qué nos dices de Elena? Estaba muy interesada en ti ¡Je, je, je! – Dice Hogan con una risa burlesca.
- ¡No digas tonterías! Solo es una tonta ilusión de una chica joven. Ya se le pasará. – Expresa Elise molesta.
- Eso es lo que usted dice, pero a mí me parece otra cosa ¡Je, je, je! – Dice Hogan.
- ¡Otro comentario de esos y te enviaré a limpiar todo el barco! – Grita Elise marchándose hacia la cocina.
- ¡Eeeek! Solo bromeaba ¡Ay! No entiendo por qué se ha enfadado.
- ¡Humph! Definitivamente ella oculta algo acerca de esa chica. – Dice Jack.
- ¿Tú crees? – Pregunta Hogan.
- Ha estado actuando rara desde que llegamos a Cartagena. Ella suele actuar de forma seria y distante, pero desde que volvimos con esa chica no ha sido la misma de siempre. – Dice Jack.
- Veo que tú también lo has notado.
- Por supuesto. Conozco a Elise mejor que nadie. Venga, no te hagas el flojo que tenemos trabajo qué hacer.
- ¡Tú no me das órdenes!
- ¿Decías algo? – Pregunta Jack amenazándole con el cuchillo.
- No, nada. Enseguida voy. Por cierto, ¿no teníamos que ayudarle a Mei con la cocina el día de hoy?
- No, dijo que ha conseguido una aprendiz. Es bastante raro, no recuerdo haber reclutado nueva tripulación en Cartagena.
Momentos después, en la cocina, Elise llega para hablar con la hermana de Hogan. Sin embargo, ella empieza a notar algo raro en la cocina.
- A ver, solo falta poner esa olla en el fuego, pero con cuidado que puedes quemarte. – Dice Mei.
- Sí, tendré mucho cuidado. – Responde la muchacha.
- Mei, ¿necesitas ayuda con la cocina?
- ¡Oh! ¡No se preocupe capitán! Mi nueva ayudante ha sido de mucha ayuda. Tendremos la comida lista en menos de lo pensado.
- Eso es bueno, pero, no recuerdo que hayamos contratado…
- ¡¡Hola Eliseeee!! – Saluda una voz familiar.
- ¡No! ¡Esa voz es…! ¡No es posible! – Expresa sorprendida Elise.
Para su sorpresa aparece ante ella nada menos que Elena, quien se encuentra nada menos que en la cocina ayudando a Mei.
- ¡Señorita Elena! Pero, ¿qué hace usted precisamente aquí? ¿No se supone que estaba en palacio? – Pregunta sorprendida Elise.
- ¿Queeeeeeeee? ¿Ella es Elena de la Rosa? ¡No lo puedo creer! Yo creía que era un nuevo tripulante. – Expresa sorprendida Mei.
- (Eres demasiado ingenua Mei) – Piensa disgustada Elise.
- Supongo que me descubrieron ¡Je, je, je!
- ¡Nada de risas! ¡Exijo una explicación de todo esto! – Grita enfadada Elise.
- Ya te lo dije, mi corazón pertenece solo a vos, Elise Valerie. – Contesta Elena.
- ¡Argh! Fuera de ese tema ¿No es demasiado peligroso que ande con un pirata como yo? ¿Qué dirá vuestro padre?
- No hay problema, le pedí permiso a mi padre y le dije que estaría de vacaciones por una temporada. Ya que vos sois una persona de entera confianza, mi padre no se negó a mi petición.
- (¡Argh! Esto es una mala pasada. No entiendo cómo pudo darle permiso de esa forma. Tengo que pensar en algo y rápido.) Aunque su padre lo permita yo no pienso aceptarlo.
- ¿Por qué? ¿Acaso os desagrado? ¿No soy lo suficiente buena para ti?
- No, no se trata de eso. Es que…
- ¡Oh vamos, capitán! Deje que venga con nosotros. Además, me ayuda mucho y aprende rápido. No como cierto par de brutos que solo se la pasan peleando y quebrando platos. – Dice Mei.
- Mmmmm… no sé… además…
- Si hay algún peligro, no hay problema. Yo estaré pendiente de ella. Además, es muy divertido cuando ella está cerca.
- (No me metas en más líos).
- Además, podría secuestrarme algún desalmado como Leffite si no hay alguien como vos cerca de mí. – Dice Elena.
- Supongo que no tengo otra alternativa. – Dice desanimada Elise.
- ¡Viva! ¡Muchas gracias Elise! ¡Te prometo que siempre permaneceré a tu lado! – Dice Elena muy contenta
Tras la inevitable respuesta de Elise, Elena se pone muy contenta y empieza a abrazarla sin soltarla por un momento.
- ¡Oh dios! ¿Por qué tuvo que pasarme esto? – Expresa Elise toda desanimada.
- Elise, te prometo que aprenderé mucho para convertirme en una persona que puedas amar.
- (¡Demonios! ¡Ahora el que pide auxilio soy yo!)
Finalmente, la larga travesía en el rescate de Elena llega a su punto culminante. Sin embargo, esto marca un nuevo inicio para las aventuras de Elise y sus amigos mientras continúan en la caza de su archienemigo el Marqués Roldán.
Año 1616, promesas de oro y riquezas llegan del nuevo mundo cautivando a reyes, aventureros y por supuesto también piratas. Las ciudades avanzan con nuevas construcciones donde el Imperio Español se encuentra en su máximo desarrollo gracias al comercio. Sin embargo, en frente, las naciones de Inglaterra, Francia y Holanda luchan también por extender sus dominios en el Nuevo Mundo. Una tierra, donde los cañones y las Galeras de Guerra se preparan para entrar en combate. Abordajes, duelos a espada y ataques furtivos donde aventuras y tesoros aguardan a todos los valientes en cada rincón del Caribe. En un mar surcado por enemigos sin ley y sin patria es donde allí una nueva leyenda nace, un pirata sin igual, oculto entre los misterios de la historia, La Leyenda de Perla Negra.
FIN
PROXIMAMENTE
Nací en las tierras altas de Inglaterra hace más de 500 años. Soy un Guardián que posee inmortalidad, algunos lo consideran como un don y otros como una terrible maldición. Existen otros como yo, algunos pelean por el bien… otros, por el mal… durante siglos he combatido contra las fuerzas de la oscuridad. A diferencia de los mortales humanos, no poseemos alma propia. Solo pueden matarnos al cortarnos la cabeza, perder nuestro poder vital o simplemente ser derrotados por otro Guardián y dejamos de existir. Al final en una batalla entre nosotros, solo quedará uno. Mi nombre es Ludwing Von Cutlass y esta es mi historia.
Un terrible conflicto entre fuerzas opuestas llevará consigo a una de las batallas más sorprendentes nunca reveladas en la historia. Un Caballero Templario, un General Otomano y una valiente Pirata son envueltos en una aventura nunca antes llevada en sus vidas donde terribles misterios se revelan, Black Pearl II: Guardianes
¡Proximamente!
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