@thupekenia
Sí, si nos volvimos a ver. Durante el año que estuvieron en el centro de acogida, no los vi. Pero al año siguiente ya estaban con una familia y los traían de visita a casa. Cuando me venían, me llamaban y bajaba para estar con ellos. Lo que pasa es que cada vez venían menos, hasta que dejaron de venir. Luego, tuve la ocasión de verlos cuando tenía quince años, en un centro y con la asistenta social delante. Y más tarde, no hace mucho, cuando tenía diecinueve, los volví a ver... Que ahí sí noté un gran cambio, porque el mayor tenía diecisiete, pero es que el pequeño tenía quince.
Luego, el mayor cumplió la mayoría de edad. Con él me sigo llevando bien. A veces le escribo algo en Facebook, alguna que otra vez nos hemos visto... Aunque admito que yo le he estado huyendo siempre que lo he visto, porque aún me dolía... Pero ya le dije que estoy preparada para volverlo a ver, que me avise si vuelve a venir por mi ciudad.
En cuanto al pequeño, el que lloraba tanto aquella noche... Antes también lo tenía en el Facebook y me consta que me seguía admirando muchísimo. Pero vino un día a buscarme, cuando le faltaba poco para cumplir la mayoría de edad, hace un par de años. Se presentó con un amigo, ambos emporrados. Bajé a su casa y sacaron una botella de whisky. Me ofrecieron un trago y me negué. Con él tuve la siguiente conversación:
ÉL: ¿No bebes?
YO: No.
ÉL: Pero fumar sí fumas, ¿no?
YO: Tampoco.
ÉL: Joer, si no bebes ni fumas, ¿entonces cómo te diviertes?
YO: No sabía que para divertirte tenías que beber o fumar.
A lo mejor yo fui demasiado brusca, pero no estaba para tonterías. Yo estaba pasando por una racha depresiva y lo único que me faltaba era ver a uno de mis amigos de la infancia destrozándose la vida de esa manera, sobre todo cuando sé por la asistenta social y por él mismo que el chaval no recuerda absolutamente nada de su pasado, que el único recuerdo que tiene de su pasado soy yo.
Tras aquel día, no sé si es que se enfadó o qué... Pero me eliminó del Facebook y no he vuelto a saber más nada de él. Hace un par de semanas, volví a probar. Lo agregué para ver si me aceptaba, pero no lo hizo. Yo tengo la conciencia tranquila porque sé que hice bien, lo hice por él. Pero claro, si tan idealizada me tenía, igual sigue decepcionadísimo.
Sí, si nos volvimos a ver. Durante el año que estuvieron en el centro de acogida, no los vi. Pero al año siguiente ya estaban con una familia y los traían de visita a casa. Cuando me venían, me llamaban y bajaba para estar con ellos. Lo que pasa es que cada vez venían menos, hasta que dejaron de venir. Luego, tuve la ocasión de verlos cuando tenía quince años, en un centro y con la asistenta social delante. Y más tarde, no hace mucho, cuando tenía diecinueve, los volví a ver... Que ahí sí noté un gran cambio, porque el mayor tenía diecisiete, pero es que el pequeño tenía quince.
Luego, el mayor cumplió la mayoría de edad. Con él me sigo llevando bien. A veces le escribo algo en Facebook, alguna que otra vez nos hemos visto... Aunque admito que yo le he estado huyendo siempre que lo he visto, porque aún me dolía... Pero ya le dije que estoy preparada para volverlo a ver, que me avise si vuelve a venir por mi ciudad.
En cuanto al pequeño, el que lloraba tanto aquella noche... Antes también lo tenía en el Facebook y me consta que me seguía admirando muchísimo. Pero vino un día a buscarme, cuando le faltaba poco para cumplir la mayoría de edad, hace un par de años. Se presentó con un amigo, ambos emporrados. Bajé a su casa y sacaron una botella de whisky. Me ofrecieron un trago y me negué. Con él tuve la siguiente conversación:
ÉL: ¿No bebes?
YO: No.
ÉL: Pero fumar sí fumas, ¿no?
YO: Tampoco.
ÉL: Joer, si no bebes ni fumas, ¿entonces cómo te diviertes?
YO: No sabía que para divertirte tenías que beber o fumar.
A lo mejor yo fui demasiado brusca, pero no estaba para tonterías. Yo estaba pasando por una racha depresiva y lo único que me faltaba era ver a uno de mis amigos de la infancia destrozándose la vida de esa manera, sobre todo cuando sé por la asistenta social y por él mismo que el chaval no recuerda absolutamente nada de su pasado, que el único recuerdo que tiene de su pasado soy yo.
Tras aquel día, no sé si es que se enfadó o qué... Pero me eliminó del Facebook y no he vuelto a saber más nada de él. Hace un par de semanas, volví a probar. Lo agregué para ver si me aceptaba, pero no lo hizo. Yo tengo la conciencia tranquila porque sé que hice bien, lo hice por él. Pero claro, si tan idealizada me tenía, igual sigue decepcionadísimo.
Responder