UN CEBO ATRAYENTE
Una vez fuera me acerque a Felisa, parecía algo nerviosa y no hacia mas que morderse las uñas, las monjas estaban en la puerta pasando lista a todas aquellas que salían que no lo hicieran solas.
─ Bueno ya estas aquí…vamos a dar el paseo…tengo algo que decirte…─ dijo Felisa algo nerviosa, aunque no entendía el por que.
─ Muy bien vámonos…─ dije sonriéndole aunque mi mente me estaba diciendo que aquello era una trampa o algo parecido.
Empezamos a pasear por el bosque se podía notar el fresco cuando caminábamos debajo de los árboles, los pájaros cantando y de vez en cuando alguna ardilla que otra que saltaba de un sitio a otro, aunque no se por que estaba escuchando un ligero aleteo miraba de vez en cuando hacia el cielo pero no podía ver nada era como si nos estuvieran siguiendo, mientras Felisa intentaba decirme algo aunque le estaba dando muchos rodeos.
─ Bueno déjate de rodeos…¿Qué es lo que quieres decirme…?...─ pregunte algo enfadada por todos los rodeos a lo que quería decirme.
─ Ven…Te prometo que te lo diré pero este no es el lugar…─ dijo Felisa cogiéndome de la mano y casi tirando de mi, empezamos a correr por el bosque aunque aquella dirección me sonaba bastante, el ambiente antes casi primaveral podía sentirse que empezaba a enrarecerse y un leve frío lo sentí pasearse por mi cuerpo poniéndome la piel de gallina.
En un momento Felisa freno de golpe y pude ver casi a unos metros delante mía la torre, no entendía el por que me había llevado hasta allí y menos aun pensar que estuviera del lado de la profesora era imposible.
─ Lo siento de verdad…perdóname…tienen a mi hermana y me han dicho que la mataran…─ dijo Felisa mientras me soltaba de la mano y salía de allí corriendo no podía creer lo que había hecho.
De pronto de entre los escombros de la torre empezaron a salir un par de tipos del pueblo y entre los árboles la profesora de gimnasia junto con Olga que parecía tener los ojos en blanco ni siquiera tenia pupilas no era ella misma si no aquel ser que vimos en el despacho de la madre superiora, intente retroceder unos pasos intentando escapar pero apareció el párroco del pueblo con esa especie de colgante al cuello.
─ ¿Qué es lo que queréis…?...─ pregunte mientras miraba hacia todos lados no sabia que es lo que hacer, estaba rodeada por todos lados.
─ ¿Crees que no me daría cuenta…?...¿Que no sabia que estaríais allí…?...Pero no tuviste mucha suerte la verdad…y mas descubriéndola a ella…─ respondió la profesora de gimnasia mientras no paraba de mirarme.
─ Debe morir…Padre nos lo prometió…─ dijo uno de los jóvenes mientras daba unos pasos hacia delante con intención de darme una paliza.
─ Calmaos hijos míos…todo llegara a su tiempo…Puedes elegir…o nos traes a uno de esos monstruos o terminaras mal de cualquier forma obtendremos lo que buscamos tu alma…─ dijo Don Esteban mientras tocaba el colgante una y otra vez como si lo acariciara.
─ No conseguiréis nada…─ dije mientras intentaba retroceder en cuanto me di la vuelta para escapar uno de los tipos salto sobre mi cogiéndome del pelo. empecé a gritar intentando liberarme.
─ Suéltame, mala bestia…─ dije mientras gritaba y pataleaba , de un movimiento brusco me giro de golpe y me dio un bofetón haciéndome caer al suelo.
─ Cállate zorra…─ dijo aquel tipo mientras se preparaba para darme una paliza.
─ Mátala no nos sirve…solo su alma…─ dijo la profesora de gimnasia, al momento el otro chico le lanzo un palo este lo alzo en el aire, para darme el golpe, no sabia que hacer estaba en blanco, lo único fue mover la pierna y darle una patada en sus partes bajas esto hizo que soltara el arma y permitirme poder escapar.
Me puse en pie todo lo rápido que podía mientras el tipo se quejaba por el dolor pero en un instante note un peso encima mía como si algo me hubiera caído de golpe, cuando me gire pude ver a Olga encima mía con los ojos en blanco y con la boca abierta llena de colmillos, sus manos eran mas bien garras, intente moverme pero era imposible, en un instante acerco su cara a la mía y con su lengua me lamió la mejilla.
─ Olga por favor suéltame…Por favor…se que aun estas ahí dentro…─ dije suplicándole por que me soltara, intente moverme pero era imposible estaba completamente inmovilizada.
─ Parece que va a ser por la vía difícil muy bien…─ dijo la profesora mientras se desabrochaba la chaqueta del chándal y sacaba aquella daga.
─ Primero debo de darle los santos sacramentos…─ dijo Don Esteban mientras se acercaba a mi y sacaba una especie de cajita con óleo inmediatamente me hizo la señal de la cruz en la frente y empezó a recitarlos, aquello me extraño muchísimo, esto era un sacrificio demoníaco o algo así, pero aquel tipo estaba dándome una bendición no lo entendía.
─ Déjamelo a mi…quiero hacerlo…─ dijo el tipo mientras se levantaba como podía después de la patada mientras su amigo se reía.
─ Muy bien hazlo rápido…─ dijo la profesora dándole el cuchillo, mientras el párroco seguía rezando.
─ Esta me la vas a pagar con creces…─ dijo el tipo mientras se acercaba a mi con el cuchillo en la mano dispuesto a terminar conmigo, aquello me pareció ir en cámara lenta, mientras veía aquel rostro deformado de Olga mirándome a los ojos.
Aquel tipo se puso encima mía con la daga en el aire y de un movimiento la bajo de golpe no pude mas que cerrar los ojos y encomendarme a quien fuera.
El momento me pareció eternizarse mas de la cuenta, no escuchaba ningún ruido, entorne un ojo para ver que es lo que pasaba y vi como una mano sostenía la daga de aquel tipo cuando al fin abrí los ojos observe que se trataba de Isabel que por lo visto me había estado siguiendo como le había dicho.
─ ¿Pero que narices haces aquí…?...─ pregunto la profesora sorprendida al verla, el chico empezó a quejarse por el dolor incluso podía escuchar los huesos de su muñeca crujir, Isabel cogió la daga y le soltó este retrocedió unos pasos junto con Olga que se quedo como si estuviera esperando ordenes, el párroco se quedo mirándola con miedo mientras retrocedía unos metros asustado.
─ No pensarías que no estaba…─ dijo Isabel ofreciéndome la mano para ayudarme a levantarme.
─ Bueno de todas formas…tenemos lo que queremos...cogedlas…─ dijo la profesora, ambos chicos se detuvieron por un momento al ver a Isabel con mas cuidado por la mirada que tenia no parecía que fuera a ser muy fácil hacerlo, por mi parte no sabia que hacer si me quedaba lo mismo la estorbaba y eso seria lo peor.
Casi instantáneamente Olga de un salto se apoyo contra un árbol y de rebote se lanzo contra Isabel esta desplazo su cuerpo hacia atrás y seguidamente le propino un puñetazo en pleno rostro haciéndola caer a varios metros dejándola inconsciente, seguidamente se crujió los nudillos preparándose para atacar.
─ No vais a cogernos…Anabel lárgate corre…─ dijo Isabel sabiendo que no podría con todo el mundo pero no quería dejarla sola.
─ ¿Pero tu…?...─ pregunte temiéndome lo peor que terminara muerta.
─ No te preocupes lárgate…Te prometo que iré…Primero tengo que darles una lección…─ dijo Isabel mientras se quedaba mirándolos fijamente, no sabia que hacer pero no me quedaba otra me fui corriendo sin mirar hacia atrás no sabia que hacer ni a donde ir, pero tenia que avisar a las demás.
Mientras corría ni siquiera mire hacia atrás, solo escuchaba los golpes y los gritos de ellos y de pronto silencio sin pensarlo seguí corriendo hasta llegar cerca del internado, cuando una de las monjas me vio entrar se quedo muy extrañada puesto que había salido con Felisa y regresaba sola.
─ ¿Disculpa y tu compañera…?...─ pregunto la monja mientras repasaba la lista y me miraba de forma extraña.
─ No se…─ dije mientras jadeaba cansada de la carrera por un momento mire hacia atrás esperando que Isabel volviera.
─ Estoy aquí…me he adelantado un momento…─ dijo Felisa mientras bajaba la cara al suelo avergonzada por lo que había hecho.
─ Recordad que no podéis ir solas por ahí siempre en pareja…─ dijo la monja dejándome pasar inmediatamente me dirigí hacia Felisa enfadada por lo que había hecho pero no podía culparla puesto que tenían a su hermana.
─ Tu y yo tenemos que hablar…Vamos a mi club…─ dije con voz amenazante incluso mientras la cogía del brazo y tiraba de ella hacia el club, en ese momento Clarisa se nos cruzo en el camino.
─ ¿Qué tal te han salido los exámenes…?...─ pregunto Clarisa con la sonrisa en su rostro aunque aquello ahora mismo no tenia muchas ganas de hablarle.
─ Será mejor que tu también vengas…Quiero hablar contigo…─ dije con voz seria aquello a Clarisa le extraño muchísimo aunque nos siguió atravesamos el patio y llegamos al club por lo visto la puerta estaba encajada lo que me decía que habría alguien dentro.
Cuando abrí la puerta me lleve una sorpresa que ni siquiera pensaba que fuera posible, en cuanto entre desde su silla se giro Olga sonriéndome estaba allí delante mía normal no podía creérmelo por un momento fue como si me pusiera blanca de golpe, tanto Daysi, Bárbara, Ángela y Esmeralda se quedaron mirándome extrañadas.
─ ¿Pero como es posible…?...Tu estabas en el bosque…junto con la profesora de gimnasia y la otra vez arriba en el despacho de la profesora…─ dije mientras intentaba recuperarme del susto no podía creérmelo era imposible.
─ Anabel…¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Olga mientras me miraba extrañada, al momento fue como si mi cerebro no lo soportara mas, el cuerpo parecía que se me iba de un lugar a otro estaba incluso mareada, avance unos pasos, y empecé a tambalearme sujetándome en las sillas y la mesa y de golpe caí al suelo.
Cuando abrí los ojos observe que Olga me estaba acomodando la cabeza mirándome con cara de susto, mientras que las demás estaban sentadas preocupadas por lo que me había pasado.
─ ¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Clarisa inmediatamente en cuanto me vio abrir los ojos, aun no salía de mi asombro.
─ No lo se, el sol o cualquier cosa pero esto es imposible…Como…no puede ser…─ dije mientras miraba la cara de Olga que me miraba extrañada, aun no podía creérmelo seguidamente mire a Esmeralda a los ojos esta sencillamente negó con la cabeza.
Intente levantarme pero enseguida Daysi me lo impidió poniéndome la mano en el pecho para que siguiera tumbada.
─ Será mejor que no te levantes…Toma bebe algo de agua…─ dijo Ángela ofreciéndome un vaso de agua que al momento me tome de un trago.
─ ¿Dónde esta Felisa…?...─ pregunte mientras intentaba mirar hacia todas partes buscándola.
─ Se ha marchado dijo que tenia cosas que hacer…─ respondió Olga aun extrañada por lo que me había pasado, enseguida me levante rápidamente aun me tambaleaba algo así que me apoye en la mesa.
─ Seria mejor que fueses a tu habitación y descansases un poco aun te encuentras mal…no deberías de tomar tanto el sol…─ dijo Bárbara mientras comía una chocolatina.
─ Esto no ha sido causa del sol…Es que no puede ser es imposible hay otra como tu…bueno no como tu si no diferente pero exactamente igual…la otra noche estabas en la oficina de la madre superiora con la profesora de gimnasia…─ dije intentando resumir lo que había visto aunque Esmeralda bajo la cabeza sabiendo que muy pronto las miradas se dirigirían hacia ella.
─ ¿Qué hacías tu en la oficina de la superiora…?...─ pregunto Clarisa con interés lo mismo que las otras que por un momento me vi acosada.
─ El libro de Esmeralda fuimos a pedírselo a la madre superiora a su oficina, pero al parecer querían estudiarlo, cuando salimos me tope con la profesora de gimnasia y pensando que no podríamos recuperarlo normalmente decidimos entrar por la noche… pero nuevamente nos sorprendió la profesora, por suerte nos escondimos y vimos como tu estabas con ellas no se lo que serias tenias los ojos en blanco una fila de colmillos impresionante en la boca y en ese momento lo hiciste con la profesora, pero mientras eso vimos que la madre superiora estaba muerta…─ dije rápidamente casi sin pensar aquello hizo que varias miradas se dirigieran hacia Esmeralda esta sencillamente bajo la cabeza como si supiera que pasaría algo, y en un momento se hizo el silencio y de pronto empezaron a reírse.
─ De verdad deberías ser novelista…Tienes una buena imaginación…Aunque estas algo confundida no salí de mi habitación en toda la noche…se lo puedes preguntar a mi compañera…─ dijo Olga mientras no paraba de reírse, sabia que aquello le sonaría a imposible.
Aquello cada vez me parecía mas extraño e inverosímil era imposible que hubiera estado en dos sitios a la vez allí pasaba algo y tenia que resolverlo como fuera cada vez se hacia mas complicado.
─ Casi me olvido tenéis que acompañarme…rápido…ahora veréis si es verdad o no…─ dije mientras salía de allí a toda prisa, en cuanto llegamos a la puerta la monja nos detuvo nuevamente viendo los que habíamos, al ver que iba Clarisa con nosotras y un grupo de varias compañeras nos dejo pasar sin preguntas.
Corrimos por un rato en dirección a la torre aunque ya había pocas horas de luz y me extrañaba que no hubiera vuelto ya Isabel aquello no debía de haberle planteado ningún problema.
Atravesamos el bosque todo lo deprisa que pudimos algunas empezaron a sentir miedo y no querían volver allí, cuando al fin llegamos a donde se había organizado la pelea no había nadie, es como si todo hubiera sido un mal sueño…
FIN DEL CAPITULO 4
Una vez fuera me acerque a Felisa, parecía algo nerviosa y no hacia mas que morderse las uñas, las monjas estaban en la puerta pasando lista a todas aquellas que salían que no lo hicieran solas.
─ Bueno ya estas aquí…vamos a dar el paseo…tengo algo que decirte…─ dijo Felisa algo nerviosa, aunque no entendía el por que.
─ Muy bien vámonos…─ dije sonriéndole aunque mi mente me estaba diciendo que aquello era una trampa o algo parecido.
Empezamos a pasear por el bosque se podía notar el fresco cuando caminábamos debajo de los árboles, los pájaros cantando y de vez en cuando alguna ardilla que otra que saltaba de un sitio a otro, aunque no se por que estaba escuchando un ligero aleteo miraba de vez en cuando hacia el cielo pero no podía ver nada era como si nos estuvieran siguiendo, mientras Felisa intentaba decirme algo aunque le estaba dando muchos rodeos.
─ Bueno déjate de rodeos…¿Qué es lo que quieres decirme…?...─ pregunte algo enfadada por todos los rodeos a lo que quería decirme.
─ Ven…Te prometo que te lo diré pero este no es el lugar…─ dijo Felisa cogiéndome de la mano y casi tirando de mi, empezamos a correr por el bosque aunque aquella dirección me sonaba bastante, el ambiente antes casi primaveral podía sentirse que empezaba a enrarecerse y un leve frío lo sentí pasearse por mi cuerpo poniéndome la piel de gallina.
En un momento Felisa freno de golpe y pude ver casi a unos metros delante mía la torre, no entendía el por que me había llevado hasta allí y menos aun pensar que estuviera del lado de la profesora era imposible.
─ Lo siento de verdad…perdóname…tienen a mi hermana y me han dicho que la mataran…─ dijo Felisa mientras me soltaba de la mano y salía de allí corriendo no podía creer lo que había hecho.
De pronto de entre los escombros de la torre empezaron a salir un par de tipos del pueblo y entre los árboles la profesora de gimnasia junto con Olga que parecía tener los ojos en blanco ni siquiera tenia pupilas no era ella misma si no aquel ser que vimos en el despacho de la madre superiora, intente retroceder unos pasos intentando escapar pero apareció el párroco del pueblo con esa especie de colgante al cuello.
─ ¿Qué es lo que queréis…?...─ pregunte mientras miraba hacia todos lados no sabia que es lo que hacer, estaba rodeada por todos lados.
─ ¿Crees que no me daría cuenta…?...¿Que no sabia que estaríais allí…?...Pero no tuviste mucha suerte la verdad…y mas descubriéndola a ella…─ respondió la profesora de gimnasia mientras no paraba de mirarme.
─ Debe morir…Padre nos lo prometió…─ dijo uno de los jóvenes mientras daba unos pasos hacia delante con intención de darme una paliza.
─ Calmaos hijos míos…todo llegara a su tiempo…Puedes elegir…o nos traes a uno de esos monstruos o terminaras mal de cualquier forma obtendremos lo que buscamos tu alma…─ dijo Don Esteban mientras tocaba el colgante una y otra vez como si lo acariciara.
─ No conseguiréis nada…─ dije mientras intentaba retroceder en cuanto me di la vuelta para escapar uno de los tipos salto sobre mi cogiéndome del pelo. empecé a gritar intentando liberarme.
─ Suéltame, mala bestia…─ dije mientras gritaba y pataleaba , de un movimiento brusco me giro de golpe y me dio un bofetón haciéndome caer al suelo.
─ Cállate zorra…─ dijo aquel tipo mientras se preparaba para darme una paliza.
─ Mátala no nos sirve…solo su alma…─ dijo la profesora de gimnasia, al momento el otro chico le lanzo un palo este lo alzo en el aire, para darme el golpe, no sabia que hacer estaba en blanco, lo único fue mover la pierna y darle una patada en sus partes bajas esto hizo que soltara el arma y permitirme poder escapar.
Me puse en pie todo lo rápido que podía mientras el tipo se quejaba por el dolor pero en un instante note un peso encima mía como si algo me hubiera caído de golpe, cuando me gire pude ver a Olga encima mía con los ojos en blanco y con la boca abierta llena de colmillos, sus manos eran mas bien garras, intente moverme pero era imposible, en un instante acerco su cara a la mía y con su lengua me lamió la mejilla.
─ Olga por favor suéltame…Por favor…se que aun estas ahí dentro…─ dije suplicándole por que me soltara, intente moverme pero era imposible estaba completamente inmovilizada.
─ Parece que va a ser por la vía difícil muy bien…─ dijo la profesora mientras se desabrochaba la chaqueta del chándal y sacaba aquella daga.
─ Primero debo de darle los santos sacramentos…─ dijo Don Esteban mientras se acercaba a mi y sacaba una especie de cajita con óleo inmediatamente me hizo la señal de la cruz en la frente y empezó a recitarlos, aquello me extraño muchísimo, esto era un sacrificio demoníaco o algo así, pero aquel tipo estaba dándome una bendición no lo entendía.
─ Déjamelo a mi…quiero hacerlo…─ dijo el tipo mientras se levantaba como podía después de la patada mientras su amigo se reía.
─ Muy bien hazlo rápido…─ dijo la profesora dándole el cuchillo, mientras el párroco seguía rezando.
─ Esta me la vas a pagar con creces…─ dijo el tipo mientras se acercaba a mi con el cuchillo en la mano dispuesto a terminar conmigo, aquello me pareció ir en cámara lenta, mientras veía aquel rostro deformado de Olga mirándome a los ojos.
Aquel tipo se puso encima mía con la daga en el aire y de un movimiento la bajo de golpe no pude mas que cerrar los ojos y encomendarme a quien fuera.
El momento me pareció eternizarse mas de la cuenta, no escuchaba ningún ruido, entorne un ojo para ver que es lo que pasaba y vi como una mano sostenía la daga de aquel tipo cuando al fin abrí los ojos observe que se trataba de Isabel que por lo visto me había estado siguiendo como le había dicho.
─ ¿Pero que narices haces aquí…?...─ pregunto la profesora sorprendida al verla, el chico empezó a quejarse por el dolor incluso podía escuchar los huesos de su muñeca crujir, Isabel cogió la daga y le soltó este retrocedió unos pasos junto con Olga que se quedo como si estuviera esperando ordenes, el párroco se quedo mirándola con miedo mientras retrocedía unos metros asustado.
─ No pensarías que no estaba…─ dijo Isabel ofreciéndome la mano para ayudarme a levantarme.
─ Bueno de todas formas…tenemos lo que queremos...cogedlas…─ dijo la profesora, ambos chicos se detuvieron por un momento al ver a Isabel con mas cuidado por la mirada que tenia no parecía que fuera a ser muy fácil hacerlo, por mi parte no sabia que hacer si me quedaba lo mismo la estorbaba y eso seria lo peor.
Casi instantáneamente Olga de un salto se apoyo contra un árbol y de rebote se lanzo contra Isabel esta desplazo su cuerpo hacia atrás y seguidamente le propino un puñetazo en pleno rostro haciéndola caer a varios metros dejándola inconsciente, seguidamente se crujió los nudillos preparándose para atacar.
─ No vais a cogernos…Anabel lárgate corre…─ dijo Isabel sabiendo que no podría con todo el mundo pero no quería dejarla sola.
─ ¿Pero tu…?...─ pregunte temiéndome lo peor que terminara muerta.
─ No te preocupes lárgate…Te prometo que iré…Primero tengo que darles una lección…─ dijo Isabel mientras se quedaba mirándolos fijamente, no sabia que hacer pero no me quedaba otra me fui corriendo sin mirar hacia atrás no sabia que hacer ni a donde ir, pero tenia que avisar a las demás.
Mientras corría ni siquiera mire hacia atrás, solo escuchaba los golpes y los gritos de ellos y de pronto silencio sin pensarlo seguí corriendo hasta llegar cerca del internado, cuando una de las monjas me vio entrar se quedo muy extrañada puesto que había salido con Felisa y regresaba sola.
─ ¿Disculpa y tu compañera…?...─ pregunto la monja mientras repasaba la lista y me miraba de forma extraña.
─ No se…─ dije mientras jadeaba cansada de la carrera por un momento mire hacia atrás esperando que Isabel volviera.
─ Estoy aquí…me he adelantado un momento…─ dijo Felisa mientras bajaba la cara al suelo avergonzada por lo que había hecho.
─ Recordad que no podéis ir solas por ahí siempre en pareja…─ dijo la monja dejándome pasar inmediatamente me dirigí hacia Felisa enfadada por lo que había hecho pero no podía culparla puesto que tenían a su hermana.
─ Tu y yo tenemos que hablar…Vamos a mi club…─ dije con voz amenazante incluso mientras la cogía del brazo y tiraba de ella hacia el club, en ese momento Clarisa se nos cruzo en el camino.
─ ¿Qué tal te han salido los exámenes…?...─ pregunto Clarisa con la sonrisa en su rostro aunque aquello ahora mismo no tenia muchas ganas de hablarle.
─ Será mejor que tu también vengas…Quiero hablar contigo…─ dije con voz seria aquello a Clarisa le extraño muchísimo aunque nos siguió atravesamos el patio y llegamos al club por lo visto la puerta estaba encajada lo que me decía que habría alguien dentro.
Cuando abrí la puerta me lleve una sorpresa que ni siquiera pensaba que fuera posible, en cuanto entre desde su silla se giro Olga sonriéndome estaba allí delante mía normal no podía creérmelo por un momento fue como si me pusiera blanca de golpe, tanto Daysi, Bárbara, Ángela y Esmeralda se quedaron mirándome extrañadas.
─ ¿Pero como es posible…?...Tu estabas en el bosque…junto con la profesora de gimnasia y la otra vez arriba en el despacho de la profesora…─ dije mientras intentaba recuperarme del susto no podía creérmelo era imposible.
─ Anabel…¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Olga mientras me miraba extrañada, al momento fue como si mi cerebro no lo soportara mas, el cuerpo parecía que se me iba de un lugar a otro estaba incluso mareada, avance unos pasos, y empecé a tambalearme sujetándome en las sillas y la mesa y de golpe caí al suelo.
Cuando abrí los ojos observe que Olga me estaba acomodando la cabeza mirándome con cara de susto, mientras que las demás estaban sentadas preocupadas por lo que me había pasado.
─ ¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Clarisa inmediatamente en cuanto me vio abrir los ojos, aun no salía de mi asombro.
─ No lo se, el sol o cualquier cosa pero esto es imposible…Como…no puede ser…─ dije mientras miraba la cara de Olga que me miraba extrañada, aun no podía creérmelo seguidamente mire a Esmeralda a los ojos esta sencillamente negó con la cabeza.
Intente levantarme pero enseguida Daysi me lo impidió poniéndome la mano en el pecho para que siguiera tumbada.
─ Será mejor que no te levantes…Toma bebe algo de agua…─ dijo Ángela ofreciéndome un vaso de agua que al momento me tome de un trago.
─ ¿Dónde esta Felisa…?...─ pregunte mientras intentaba mirar hacia todas partes buscándola.
─ Se ha marchado dijo que tenia cosas que hacer…─ respondió Olga aun extrañada por lo que me había pasado, enseguida me levante rápidamente aun me tambaleaba algo así que me apoye en la mesa.
─ Seria mejor que fueses a tu habitación y descansases un poco aun te encuentras mal…no deberías de tomar tanto el sol…─ dijo Bárbara mientras comía una chocolatina.
─ Esto no ha sido causa del sol…Es que no puede ser es imposible hay otra como tu…bueno no como tu si no diferente pero exactamente igual…la otra noche estabas en la oficina de la madre superiora con la profesora de gimnasia…─ dije intentando resumir lo que había visto aunque Esmeralda bajo la cabeza sabiendo que muy pronto las miradas se dirigirían hacia ella.
─ ¿Qué hacías tu en la oficina de la superiora…?...─ pregunto Clarisa con interés lo mismo que las otras que por un momento me vi acosada.
─ El libro de Esmeralda fuimos a pedírselo a la madre superiora a su oficina, pero al parecer querían estudiarlo, cuando salimos me tope con la profesora de gimnasia y pensando que no podríamos recuperarlo normalmente decidimos entrar por la noche… pero nuevamente nos sorprendió la profesora, por suerte nos escondimos y vimos como tu estabas con ellas no se lo que serias tenias los ojos en blanco una fila de colmillos impresionante en la boca y en ese momento lo hiciste con la profesora, pero mientras eso vimos que la madre superiora estaba muerta…─ dije rápidamente casi sin pensar aquello hizo que varias miradas se dirigieran hacia Esmeralda esta sencillamente bajo la cabeza como si supiera que pasaría algo, y en un momento se hizo el silencio y de pronto empezaron a reírse.
─ De verdad deberías ser novelista…Tienes una buena imaginación…Aunque estas algo confundida no salí de mi habitación en toda la noche…se lo puedes preguntar a mi compañera…─ dijo Olga mientras no paraba de reírse, sabia que aquello le sonaría a imposible.
Aquello cada vez me parecía mas extraño e inverosímil era imposible que hubiera estado en dos sitios a la vez allí pasaba algo y tenia que resolverlo como fuera cada vez se hacia mas complicado.
─ Casi me olvido tenéis que acompañarme…rápido…ahora veréis si es verdad o no…─ dije mientras salía de allí a toda prisa, en cuanto llegamos a la puerta la monja nos detuvo nuevamente viendo los que habíamos, al ver que iba Clarisa con nosotras y un grupo de varias compañeras nos dejo pasar sin preguntas.
Corrimos por un rato en dirección a la torre aunque ya había pocas horas de luz y me extrañaba que no hubiera vuelto ya Isabel aquello no debía de haberle planteado ningún problema.
Atravesamos el bosque todo lo deprisa que pudimos algunas empezaron a sentir miedo y no querían volver allí, cuando al fin llegamos a donde se había organizado la pelea no había nadie, es como si todo hubiera sido un mal sueño…
FIN DEL CAPITULO 4
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitulo espero que osguste muchas gracias a todos

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