El recordar aquellos días de verano en donde la juventud no me permitía tener la idea de lo que era la vida, es una de mis cosas favoritas. Me he decidido a escribir sobre aquella época gracias a la inspiración de las canciones “My favorite things” de John Coltrane y acompañado de la letra de la gran artista Yoko Kano titulado de la misma manera.
La brisa de verano, el sonido de aquellas noche en la ciudad, el olor de un cigarrillo barato en nuestras manos, y aquellas platicas que solo nosotros entendíamos son algunas de mis cosas favoritas… algunas cosas que mi mente alcanza a recordar sobre aquella época donde nuestra inocencia (por así decirlo) dominaba en nuestras mentes.
Éramos tres... tres amigos con un mismo propósito, una misma meta en nuestra cabeza dominaba, esta consistía en que nuestra mente y corazón encontrara algún sentido sobre las cosas que estábamos pasando en aquel entonces, una lucha constante era lo que teníamos, una lucha por poder encontrar aquella “libertar” que tanto anhelábamos.
Recuerdo como el silencio de la noche siempre nos cubría mientras nosotros tratábamos de fumarnos un cigarrillo, siempre teníamos tiempo en la noche para reunirnos y platicar acerca de las cosas que invadían en nuestra mente. Tan solo mentes inocentes en búsqueda de alguna respuesta a nuestras “grandes” inquietudes. Regularmente hablábamos sobre la familia, la vida y sobre todo el futuro que siempre nos preocupaba. A pesar de que nunca encontramos alguna respuesta sabíamos que el mañana iba a estar bien ya que nos teníamos los tres. Platicas profundas, risas del alma, preocupaciones de nuestra mente e incluso a veces algunas lágrimas que provenían del corazón, esas son algunas de mis cosas favoritas.
Siempre juntos esa fue la promesa que nos hicimos y puedo decir con alegría que a pesar de la distancia y el tiempo esa promesa no se ha roto nunca. Éramos tan jóvenes, tan ignorantes acerca de lo que nos preparaba el futuro y con tantos problemas, que yo digo que gracias a Dios esos factores fueron lo que nos unieron.
El sentir que perteneces a algo es un gran sentimiento pero el pertenecer a algo como esta amistad es el mejor sentimiento que he tenido en mis casi veintitrés años de vida. Citando al buen Charlie de la pelicula "Las ventajas de ser invisible": “Ese momento en el que sabes que no eres una triste historia. Estás vivo. Y ves las luces en los edificios y todo lo que te hace preguntarte y estás escuchando esa canción con la gente que más quieres... Y en ese momento juro... Somos infinitos.” Todos los días nos veíamos nuestras almas se reencontraban y todo quedaba atrás era como si empezáramos a vivir de nuevo.
Travesurillas, bromas, y nuestras grandes investigaciones eran algunas de mis cosas favoritas. ¿Recuerdan nuestras grabaciones? ¿Recuerdan aquellas escapadillas que nos dábamos para vengarnos del entrenador? ¿Recuerdan aquellos días viendo películas o aquellos días en donde vivíamos en el terreno para poder estar apartados un poco de la ciudad y poder platicar sin ninguna distracción?
Jamás olvidare aquellos días jóvenes cuando la brisa de la noche siempre nos acariciaba, cuando aquellas simples pláticas se volvían eternas, cuando apartábamos nuestro cigarrillo favorito para ver a quien le tocaba o cuando aquella canción que estaba tocando en la computadora se volvía nuestra canción favorita ya que nos identificábamos con ella.
Todas esas son algunas de mis cosas favoritas.
Gracias por esta eterna amistad.
La brisa de verano, el sonido de aquellas noche en la ciudad, el olor de un cigarrillo barato en nuestras manos, y aquellas platicas que solo nosotros entendíamos son algunas de mis cosas favoritas… algunas cosas que mi mente alcanza a recordar sobre aquella época donde nuestra inocencia (por así decirlo) dominaba en nuestras mentes.
Éramos tres... tres amigos con un mismo propósito, una misma meta en nuestra cabeza dominaba, esta consistía en que nuestra mente y corazón encontrara algún sentido sobre las cosas que estábamos pasando en aquel entonces, una lucha constante era lo que teníamos, una lucha por poder encontrar aquella “libertar” que tanto anhelábamos.
Recuerdo como el silencio de la noche siempre nos cubría mientras nosotros tratábamos de fumarnos un cigarrillo, siempre teníamos tiempo en la noche para reunirnos y platicar acerca de las cosas que invadían en nuestra mente. Tan solo mentes inocentes en búsqueda de alguna respuesta a nuestras “grandes” inquietudes. Regularmente hablábamos sobre la familia, la vida y sobre todo el futuro que siempre nos preocupaba. A pesar de que nunca encontramos alguna respuesta sabíamos que el mañana iba a estar bien ya que nos teníamos los tres. Platicas profundas, risas del alma, preocupaciones de nuestra mente e incluso a veces algunas lágrimas que provenían del corazón, esas son algunas de mis cosas favoritas.
Siempre juntos esa fue la promesa que nos hicimos y puedo decir con alegría que a pesar de la distancia y el tiempo esa promesa no se ha roto nunca. Éramos tan jóvenes, tan ignorantes acerca de lo que nos preparaba el futuro y con tantos problemas, que yo digo que gracias a Dios esos factores fueron lo que nos unieron.
El sentir que perteneces a algo es un gran sentimiento pero el pertenecer a algo como esta amistad es el mejor sentimiento que he tenido en mis casi veintitrés años de vida. Citando al buen Charlie de la pelicula "Las ventajas de ser invisible": “Ese momento en el que sabes que no eres una triste historia. Estás vivo. Y ves las luces en los edificios y todo lo que te hace preguntarte y estás escuchando esa canción con la gente que más quieres... Y en ese momento juro... Somos infinitos.” Todos los días nos veíamos nuestras almas se reencontraban y todo quedaba atrás era como si empezáramos a vivir de nuevo.
Travesurillas, bromas, y nuestras grandes investigaciones eran algunas de mis cosas favoritas. ¿Recuerdan nuestras grabaciones? ¿Recuerdan aquellas escapadillas que nos dábamos para vengarnos del entrenador? ¿Recuerdan aquellos días viendo películas o aquellos días en donde vivíamos en el terreno para poder estar apartados un poco de la ciudad y poder platicar sin ninguna distracción?
Jamás olvidare aquellos días jóvenes cuando la brisa de la noche siempre nos acariciaba, cuando aquellas simples pláticas se volvían eternas, cuando apartábamos nuestro cigarrillo favorito para ver a quien le tocaba o cuando aquella canción que estaba tocando en la computadora se volvía nuestra canción favorita ya que nos identificábamos con ella.
Todas esas son algunas de mis cosas favoritas.
Gracias por esta eterna amistad.
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