Mi pareja y yo tenemos la costumbre de comer juntos en mi casa los viernes y después salir con el resto de amigos, si salen. Pero este invierno prácticamente ni un solo viernes había ánimos por parte de ellos para salir, y mi grandullón y yo nos aburríamos sobremanera. Hacía no mucho que yo había ingresado a Aniterasu, pero ya había estado varias veces en las radios que hace Sasori. En muchas ocasiones, cuando no hay ningún plan establecido, nos vamos juntos con su coche a los aparcamientos del centro comercial de mi ciudad, porque justo delante hay una carretera y mientras él fuma, yo me pongo a picotear bolsas de patatas fritas y a entretenerme viendo los coches pasar, a parte de hablar de nuestras cosas claro. Pues uno de esos infernales viernes, aburridos a más no poder, decidimos irnos a ese sitio después de cenar para estar tranquilos los dos, charlando. Cuando ya estaba él fumando, se me pasó por la cabeza:
- Oye, ¿te acuerdas de la radio que te dije? ¿Quieres que la ponga ahora?
Dicho y hecho, entré al chat y a la radio desde el móvil, y como todos los viernes, ahí estaba Saso, contándonos sus chistes malos. El caso es que, en esa época (no estoy segura si fue al principio de entrar a AT o a finales de año), precisamente yo no estaba pasando por un buen momento, pero ese rato que estuvimos con la radio, riéndonos, Sasori haciendo bromas con Manllu y demás, me dejaron un muy bonito recuerdo. Porque en ese momento no me estaba dando ni siquiera tiempo a pensar en las cosas malas entre canciones y chistes, y mi amor riéndose a carcajada limpia a mi lado.
Esa fue la primera vez que entramos, pero no fue la última, y siempre terminamos el día realmente bien. Algún día me encantaría ponérsela a mis amigos, pero ellos son más siesos para este tipo de cosas porque algunos del heavy metal, no salen JAJA En fin, ese es uno de mis recuerdos bonitos con AT. El estar con mi pareja escuchando la radio, riéndonos, mientras hablamos con la gente por el chat y Sasori nos cuenta chistes malos <3 

Mi historia empieza como otra cualquiera: una chica rara con problemas de interacción social en un colegio sectario donde recibe acoso escolar por parte de alumnos y profesores. Eso la convirtió en una chica reservada, introvertida, desconfiada… Y sola. Al principio, su soledad no le importó. Es más: incluso le gustaba. Pero en cuanto empezó a experimentar lo que significaba tener amigos en clase, cada vez que se quedaba sola su corazón sufría un dolor tremendo, un dolor que su coraza no le permitía mostrar a nadie. ¡Y ocurría tantas veces!...

Esta chica llegó a la universidad, pero su etiqueta de fracaso escolar la perseguía tanto, que no era capaz de levantar el vuelo. Decidió que a partir de aquel momento seguiría el dictado de su corazón y obedecería únicamente a sus necesidades emocionales. Ella sentía que su lugar no estaba en aquella facultad, así que, muy quemada con el sistema educativo, abandonó los estudios oficiales y se puso a estudiar teatro, con la firme convicción de que hacía lo correcto y de que sus estudios eran serios – no lo eran, pues el resto de sus compañeros lo tomaban como una extraescolar –.

Lo que no sabía aquella chica es que su necesidad emocional sería la causa principal de su caída en la oscuridad. Eran tres los cursos de teatro. Durante el primero, se topó con una realidad que le pertenecía: Síndrome de Asperger. Aunque fue un alivio, también fue un camino obsesivo que la volvió a la conducta extraña de cuando era pequeña.

Poco a poco, la realidad fue golpeando a su puerta. Escuchaba a sus compañeros hablar, diciendo que con sólo estar allí aquellos años no sería suficiente como para dedicarse al teatro, que el mundillo de la actuación era muy difícil y demás… Todo eso ella lo sabía, pero sonaba diferente y más real cuando lo escuchaba de otra persona. Era como si de repente la obligaran a bajar de las nubes.

Cuando llegó el tercer curso y último, la chica empezó a sentir la presión de un futuro incierto sobre sus espaldas. Se acostumbró tanto a lidiar con la ansiedad que, sin darse cuenta, había perdido las ganas de vivir. La vida había perdido del todo el sentido para ella: ¿Trabajar, vivir la monotonía, matar a tu alma de asco mientras te resignas a no ser feliz? Si eso era la vida, ella no quería vivirla. Incluso ver anime, que era lo que más amaba en el mundo, le asqueaba. Se fue encerrando en sí misma, pero por suerte se percató a tiempo de su caída en picado hacia las sombras. Entonces, completamente sola, tuvo que buscar estrategias para volver a subir y alcanzar la luz. Le costó mucho, pero lo logró.

De sentimientos se había curado, pero le quedaba resolver qué iba a hacer con su futuro. Decidió que iba a estudiar educación infantil: ¡Se le daban muy bien los niños! Y había podido comprobarlo desde el voluntariado con niños inmigrantes. Se calmó: lo que más le angustiaba era no tener un plan, no saber qué iba a ser de ella… Y eso acababa de resolverlo.

Entonces, llegó el primer año del grado superior. Allí conoció a gente increíble, pero su Asperger se había visto muy, muy agudizado por culpa de aquella casi depresión. Se topó de nuevo con la incomprensión y algunas burlas, sin llegar a considerar tales acciones como acoso escolar. Había una barrera tan fuerte, que ni a cabezazos la podía quebrar… Ella quería comunicarse con el resto, socializar, hacer amistades… Pero no era capaz, aunque se llevara superficialmente bien con todo el mundo.

Una profesora estuvo a su lado, la comprendía, la ayudaba… Y confiaba en ella explicándole mil historias. La chica se sintió tan agradecida, que le tomó un cariño muy especial. Debido a una experiencia traumática del pasado, no soportaba las despedidas… Y, además, sufría ansiedad anticipatoria: cada vez que pensaba en que un evento desagradable se acercaba, no podía parar de sufrir en vano. El dolor de aquella chica aquel verano era que sólo le quedaba un año con aquella profesora, a la que en segundo vería menos horas que en primero. ¿Sería lo mismo? No, probablemente sería peor. Pero ella quería construir muchos recuerdos a su lado… ¿Qué podría hacer? De todos modos, en un año no se puede cimentar una buena relación… La iba a perder. En tan sólo un año, el mayor apoyo de toda su vida iba a desaparecer. La ansiedad brotaba de nuevo, se boicoteaba ella misma… La angustia no hacía más que producirle el llanto. Si ya estaba así, ¿Cómo habría de estar cuando llegara el momento de decir adiós?

Se sentía triste. Muy triste. Y entonces, aquel verano, se reencontró con Lazarus, un chico que había conocido en un foro de anime durante el bachillerato. Lazarus le recomendó Aniterasu. La chica al principio se mostró reticente. Y es que en aquella web donde había conocido a ese chico, se había formado una guerra contra ella. Después había tenido su propia web de anime, que gracias al fansub que ella misma dirigía se hizo muy famosa… Pero aquella web hizo que acabara perdiendo a todos sus amigos de internet. Por último, en una web donde se había sentido realmente a gusto y querida porque la invitaron a participar gracias a su calidad en el fansub, acabó con la situación inesperada de ser la persona con mayor rango; el administrador abandonó y no la puso ni de administrador: la dejó en moderador. Aquella web, que también le había traído alegrías, estaba condenada a la desaparición. Entonces, se juró que nunca más entraría en una web de anime.

Con aquel historial, ¿Cómo era capaz Lazarus de pedirle que entrara a Aniterasu? No quería saber nada de otra web de anime. ¿Para qué? Iba a sufrir otra vez. Además, si entraba, estaría faltando a su palabra de no volver a pertenecer jamás a un grupo de anime. Por otra parte, se sentía perdida y sola, triste y con la firme convicción de que nunca encontraría amigos que le duraran. Pretendía saber que su destino era la soledad, así que tampoco estaba de humor para probar algo nuevo.

Sin embargo, Lazarus insistió tanto, que acabó por entrar al chat. Allí se encontró con el recibimiento cálido y alegre de Sasori, que al mismo tiempo interactuaba con el resto de usuarios. Aquel chat era una locura. Se vio riendo a carcajadas y al mismo tiempo llorando, no sabía bien si de emoción o de felicidad. Probablemente eran ambas cosas. Cuando le dijeron de entrar al foro, no se lo pensó dos veces: se convenció enseguida de que lo iba a pasar genial.

Se sintió tan bien acogida, tan querida, tan aceptada por primera vez en su vida… Que a los pocos días se tenía que ir a Canarias de vacaciones y le pidió a Sasori que le ayudara a instalar y hacer funcionar un chat en el móvil para poder entrar en el chat de Aniterasu cuando lo quisiera. Desde Canarias, cada día se conectaba por la tarde, por la noche… Era fácil acostumbrarse a ese ambiente tan bonito, tan familiar… Y, además, resultaba adictivo.

Después, las obligaciones de esa chica, que por si no lo habías adivinado aún era yo, la forzaron a alejarse de Aniterasu, con toda la pena que eso conllevaba. Al final perdió el hábito de entrar al chat, e incluso al foro. ¡Era tan difícil recuperarlo! Desde que había tenido la casi depresión, le costaba mucho retomar las rutinas, adaptarlas a su nueva vida.

Pero un anuncio de Sasori un día la reflotó: necesitaban nuevos colaboradores. Quizás si ella se ofrecía, encontraba la excusa perfecta para volver: si por algo se caracterizaba ella, era por ser responsable y por cumplir sus compromisos. Ser colaborador implicaba ambas cosas, por lo que era lo que necesitaba para volver. Y así pasó. Desde entonces, aunque no tiene tiempo material para regresar al chat, sí que saca siempre unos minutos para visitar el foro. De esa manera, se consolidó el concepto que ella tenía de la familia Aniterasu… Y, sobre todo, pudo volver a sentirse parte de un grupo. Por fin, después de 25 años de vida aguantando penurias varias, había encontrado su lugar.

FIN

Obviamente esta sera la historia mas normal y menos especial de todas porque lleva por protagonista a un joven tan comun y corriente como especial [en un mal sentido].... Leyenda es un chico que tiene problemas para hacer amigos, puede ser muy sincero al punto de admitir ser hipocrita y ser un manipulador [Como mola nuestro prota].Realmente vive toda su vida en internet, lugar donde con su pseudonimo de Leyenda es capaz de ser libre y decir lo que se le venga en gana. Pero realmente ser Leyenda apesta, y mucho.
Leyenda proviene de una tierra donde los otakus vivian tranquilamente y en paz [No es broma, era un foro que de seguro conocen] Leyenda le encantaba hacer amigos en ese lugar hermoso el cual llamo hogar por mucho tiempo. Sin embargo, en realidad no todos los hogares poseen una familia feliz y toda familia tiene sus secretos. Algunos usuarios amigos de Leyenda empezaron a ser baneados, otros se iban y algunos eran castigados como precio de su estancia en dicho lugar. Realmente, Leyenda es alguien que quiere mucho a sus amigos sin importar nada, su manera de demostrar cariño a los demas no le permite quererse a si mismo. Volviendo al tema, Leyenda veia a muchos de sus amigos irse, realmente no es nada grato tener 33 amigos y ver que 20 se van para siempre. Sin embargo, Leyenda tenia sus esperanzas en que el foro cambiaria pero parece que nunca paso. Su amigo mas cercano en esa tierra de "magia" reparo en que el lugar ya no era como antes [Leyenda tambien sentia esto].
Poco a poco, todos se iban y casi nunca volvian; quienes conocia como nii-san, senpais y hasta kouhais desaparecieron y sus cuentas fueran borradas ¿Algo peor que no poder ver a tus amigos? pues que su simple recuerdo sea una falta. Leyenda fue de de foro en foro, en algunos entraba con gloria y se quedaba por un tiempo en otros entraba humildemente y alli quedaba estancado siendo nada mas que un usuario mas.
En que dia fue que Leyenda dejo sus esperanzas? Ni el lo recuerda. Trato de recobrar sus esperanzas y tratar de acomodarse en "el mundo real" pero para encajar tenia que dejar de ser quien en realidad era para poder ser aceptado por la sociedad.
Leyenda aun tenia contacto con pocos de sus amigos, pero obviamente era suficiente para el. Un dia mientras posteaba en su antiguo hogar se dio cuenta de que habia sido baneado [desconociendo la razon hasta hoy en dia] posiblemente por intentar hacer un movimiento revolucionario en ese lugar.
Exiliado, Desterrado y sin lugar que llamar hogar, Leyenda vagaba por los peores rincones de la internet. Mientras estuviese baneado no podria seguir con su unica razon para entrar a su antiguo foro hogar, un rol que tenia junto a su colega de siempre [bastante bueno por cierto]. Un dia, mientras leyenda andaba por las tierras de CC recuerda haber recibido un mensaje de su buen amigo hablandole de una tierra de fantasia donde la paz y la buena convivencia estaban presentes. Donde no hay tiranos ni dictadores sino amigos y compañeros. Donde sus antiguos amigos y conocidos habian decidido migrar despues de escapar de "el foro del caos" [Es que, en serio parecia que no habia orden en como estaba integrado].
Leyenda aun indeciso decidio esperar cumplir su año en su antiguo lugar, decidio quedarse por un tiempo mas sin embargo volvio a ser baneado. Hasta alli habia llegado,realmente ya no queria seguir asi.
Leyenda decidio tomar su nombre y guardar sus esperanzas y emprender el viaje hacia la nueva tierra, finalmente al llegar decidio observar un rato para al poco tiempo optar por registrarse oficialmente [que no duró ni 5 minutos].
Pero en que habia llegado? estaba perdido... Pero, empezaron a llegar sus usuarios quienes sin conocerlo le dieron la mas grata de las bienvenidas, al poco tiempo sus antiguos conocidos se hicieron presentes y recordo lo que lo habia cautivado del otro foro [No era el foro en si, eran sus usuarios... Cuando empezaron sus amigos a irse no quedaban usuarios suficientes que conocieran a Leyenda lo suficiente como para tenerle un poco de aprecio] finalmente, Leyenda llego al lugar indicado.
Actualmente, Leyenda llego a buena hora, en el aniversario de Aniterasu. Todo es buen rollo y diversion, la cantidad de problemas entre usuarios es nulo. Leyenda se encariño con sus nuevos camaradas [Aunque aun es incapaz de abrirse totalmente].
Leyenda descubrio algo: [Solo al lugar donde encuentras una familia puedes llamarlo hogar]

Erase una vez, un colaborador novato, hace un par de años, que por gracias y eleccion del poderoso lider @Sasori fue puesto a cargo de los GMs. Estos GMs tenian que crear unos temas coordinadamente en una noche. Entre un percance y otro, sacando y repasando temas, se nos hizo muy tarde. @Joselu por aquel entonces, era uno de nuestros GMs, que en cierto momento dijo "El tema ya esta hecho, esperad un momento que lo posteo". Estuvimos esperando y esperamos y esperamos... ¡Resulto que se habia quedado dormido! El equipo, inquito por la situacion, se movio rapidamente, e intento localizar a otro GMs que aun no habia posteado. Y tras un gran esfuerzo, conseguimos localizar a @AjRoble, que fue el salvador del dia. Medio sin saber que estabamos haciendo exactamente, coloco el tema en su sitio,como esperabamos. Y asi, unos eventos que tenian que haberse posteado sobre las 2 am como mucho, terminaron demorandose hasta pasadas las 4 am. Se habia superado la crisis de la Liga Pokemon xD

Erase una vez no hace mucho tiempo, una persona llamada Angelivi que, dejando a un lado su vida en el mundo real, vivía en un reino feliz y próspero. En él vivían los ciudadanos en paz y armonía, eran bonitos días. Angelivi vivió allí algo más de un año, encantado por el vecindario y le gustaba aportar a la comunidad. Sin embargo, un día el rey de aquel reino envejeció y se debilitó. El rey que no podía gobernar en su estado, pidió ayuda a su consejero para que administrase sus tierras. Aquel consejero no parecía un mal tipo, era divertido y no tenía mal sentido del humor. Sin embargo, tras sus palabras se camuflaban mensajes emponzoñados que envenenaban a los aldeanos. Día tras día, los habitantes fueron empeorando y el reino entró en una era oscura. Entre la población, un grupo de rebeldes decidió que era el momento de acabar con la maldad del consejero así que fueron a hablar con el rey. Por desgracia, el rey había sido hechizado por el conjuro del malvado consejero y desoyó las quejas de sus súbditos. Los rebeldes se molestaron y volvieron a sus casas enfadados por la situación que no parecía más que empeorar.

Angelivi conocía lo que pasaba en el reino, pero no quería meterse en problemas, a pesar de que estaba de acuerdo con los rebeldes, así que siguió regentando el gremio que lideraba, Gensokyo. Circunstancialmente conoció a los rebeldes y se hizo amigo de ellos, aunque seguía al margen de la guerra, estaba feliz en su hogar. Pero un día, el malvado consejero llegó a Gensokyo con sus Caballeros del Caos y entraron al gremio riendo e insultando a sus miembros. Angelivi era una persona pacífica, pero no podía permitir que se metieran con sus compañeros, no había mayor ofensa que deshonrar a sus camaradas. Angelivi desenvainó su espada y expulsó al consejero y sus caballeros de Gensokyo; pero el consejero tomaría su venganza. Fue a hablar con el rey, quien estuvo de acuerdo con él y le acusaron de haber conspirado contra el reino junto con los rebeldes.

Así, empezaron las hostilidades entre Angelivi y el rey y su consejero. Finalmente, Angelivi se unió a los rebeldes y juntos abrieron los ojos a los habitantes. El pueblo se dividió y comenzó la revolución. Sin embargo, el poder del rey y los Caballeros del Caos era superior al del pueblo y fueron derrotados. Los rebeldes fueron exiliados y muchos habitantes huyeron del reino. Angelivi fue uno de ellos. Pasó un tiempo vagando por las Tierras de Nadie, recordando el año que pasó en el reino. Tanto tiempo invertido allí, haciendo de su hogar un lugar mejor... derrochado. ¿De qué había servido? ¿Fue una pérdida de tiempo? Con esas dudas existenciales, Angelivi volvió al reino vestido de vagabundo.

Sin los rebeldes el reino había vuelto a la calma, pero la oscuridad se había asentado en aquel lugar. Su hogar nunca volvería a recuperar la luz de antaño. Se encontró con algunos supervivientes que le contaron cómo el reino estaba en decadencia, ellos también sentían que la magia había desaparecido. Con gran tristeza en su corazón, Angelivi volvió al gremio que había fundado con tanto amor, su querida Gensokyo. Ahora estaba vacío y las telarañas cubrían sus hermosos cuadros de vivos colores en un pasado. Cogió una escoba y barrió el edificio, cuidando lo único que aún amaba del reino.

Un día, Angelivi recibió una carta: era de una de las rebeldes, una de sus mejores amigas. Abrió la carta, en ella ponía que muy lejos de allí, fuera del alcance de la oscuridad, existía un reino llamado Aniterasu donde todos vivían felices. Con nuevas esperanzas en su corazón, se guardó la carta en el bolsillo y recogió sus cosas, listo para poner rumbo al reino de Aniterasu. Antes de irse miró atrás, donde se encontraba Gensokyo. Le daba pena abandonar aquel lugar que tantos buenos recuerdos guardaba; pero volvió a mirar adelante, no le importaba: Gensokyo siempre seguiría en su corazón. Finalmente, puso rumbo a Aniterasu.

Cuando llegó allí se encontró con una ciudad escondida entre verdes colinas plagadas de campos de flores. Sus habitantes paseaban y reían felices. Aquello fascinó a Angelivi. Hechizado por la belleza del lugar, exploró el reino de cabo a rabo. Por cada esquina que descubría le gustaba aún más el lugar. Cuando terminó su paseó, decidió que era el momento de entrar al Castillo IRC. Allí conoció al rey Sasori con quien enseguida entabló amistad y pronto conoció a muchos de los Caballeros de la Luz como Aguess, Satanja o Ari. Anocheció y Angelivi salió del castillo. Con la noche sobre Aniterasu pudo ver las preciosas luces que iluminaban aquel fascinante reino. Su corazón se sobrecogió y una nueva esperanza nació en él: definitivamente ése era su nuevo hogar.

Angelivi se dirigió a las afueras del reino y abrió su mochila. De ella sacó una luz y la enterró en mitad de un prado rodeado por flores. En ese momento se encontró con uno de sus viejos amigos del antiguo reino oscuro.

- ¿Qué haces? -le preguntó curioso su amigo.

- Estoy plantando mi semilla de esperanza en este reino. Algún día crecerá y se hará tan grande como el resto de árboles. Sus raíces arraigarán en la tierra y se entrelazarán con el resto de los árboles, nutriéndose de sus compañeros y creando unos vínculos tan fuertes que harán que la luz en Aniterasu nunca se apague.

Su amigo le miró sorprendido. Sacó de la mochila de Angelivi una regadera y rocío el brote de agua.

- En ese caso permíteme que te ayude.

Y desde ese día vivieron prósperos entre la gente de Aniterasu, rezando por que esa dicha nunca acabase.