Seríamos mentirosos al decir que el miedo no da vida, mentiríamos diciendo que el miedo no es vida. Haber temido a las cosas correctas nos mantuvo aquí, vivos, y también a nuestros ancestros prehistóricos, de los cuales descendemos. Es razonable que hayan temido (y que nosotros hayamos heredado ese miedo) a los insectos venenosos, animales salvajes y hambrientos, o también a los graves peligros que acarrea la supervivencia y la vida. Pero entonces viene un gran cuestionamientos: ¿Y qué ocurre cuando hay miedo sin que se tenga un peligro o amenaza obvia que nos comprometa a nosotros y a nuestra seguridad? Demos un ejemplo básico: http://geekalia.com/wp-content/uploads/2...umanos.jpg y si ese no es suficiente, uno todavía más reconocido: Smile.jpg (http://4.bp.blogspot.com/-R5hdB0G-rmk/UG...le+dog.jpg). Como podremos darnos cuenta, hay algo misteriosos, tétrico y molesto en esas imágenes, algo fuera de lo común que juega con nuestras mentes; demasiado misterio, demasiada rareza, pero no una amenaza obvia que debise activar nuestros instintos de supervivencia, como ocurre cuando vemos que nos apuntan con un arma o que nos intentas matar, pero de todas formas pueden llegar a producir miedo. ¿Por qué? Respuesta: porque con "creepys" (espeluznantes). Pero, ¿por qué? ¿Que provoca esa repulsión? ¿Que lo causa?
Dato mío: cuando era niño me gustaba mucho las cosas terroríficas (el primer anime que vi en mi vida, sin contar los animes "obvios" fue cuando tenía 8 años y fue Elfen Lied, y luego Hell girl y Gantz), y solía leer mucho libros de misterios. Aunque he de decirles que la primera historia que realmente me causó miedo "puro" que no me dejó dormir fue a los 10 años cuando leí "El pozo y otros relatos de terror", y también "El gato negro y otros relatos" (y ese último aun no me lo he terminado por el temor que me causa).
El psicólogo James Geare diseñó la "Encuesta con listados de miedos, parte II", que utilizó para determinar cuales son las cosas que más nos asustan a nosotros las personas y los motivos. Comparados con una encuesta recientemente realizada, la siguiente lista son las cosas que más asustan a la gente promedio del siglo XXI (año 2012):
- Sofocación.
- Parecer tontos en público.
- Reprobar un examen.
- Ataques terroristas.
- Que alguien que amamos termine herido o muerto.
- Arañas.
- Guerras.
- Morirse.
- Cometer errores.
- El futuro.
- No tener éxito.
- Estar solitario.
- Serpientes.
- El crimen organizado.
- Guerra nuclear.
Todas estas cosas causan temor en el promedio de seres humanos. ¿Pero son "espeluznantes"? Para ello tendremos que ser todavía más específicos en cuanto a lo que se quiere analizar. Me encanta la forma con la que Stephen King delinea 3 formas de cosas atemorizantes. La primera es lo grotesco: Aquello que es desagradable, mórbido, enfermizo. La segunda es el horror: Para King, el horror es todo aquello que no es natural: una araña gigante o ser tocado en la oscuridad cuando tenías la certidumbre de que tú estabas en solitario. El tercero: terror; es diferente a los anteriores mencionados, mucho más espeluznante. Dice que el terror sería llegar a tu casa y encontrarte que todas y cada una de tus pertenencias ha sido reemplazada por una copia similar pero no lo suficientemente igual como para que no notes la diferencia; dice, finalmente, que el terror es sentir algo detrás de ti, una respiración en la nuca y una sensación de que estás a punto de ser tocado, y entonces darte para vuelta solamente para darte cuenta de que no había nada detrás tuyo, y de de hecho, nunca lo hubo.
No se han hecho muchos experimentos científicos en cuanto a esos sentimientos: los escalofríos y lo espeluznante. Pero muchas teorías se renuevan y se mejoran en cuanto a lo relacionado a a vaguedad y la ambigüedad. Por ejemplo, las máscaras, y las razones por las cuales los payasos dan miedo (incluso si no son malvados). Claude Lévi-Strauss (https://es.wikipedia.org/wiki/Claude_L%C3%A9vi-Strauss) escribió: "Los disfraces faciales eliminan temporalmente del intercambio social, la parte del cuerpo (la cara) que revela sentimientos y actitudes". Parte de la razón por la cual una máscara neutral o con un rostro feliz cause miedo tiene que ver bastante con la ambigüedad: una máscara oculta las razones y los sentimientos internos de la persona que los posee. Yo no puedo saber si un enmascarado es una amenaza o no lo es, hasta que posiblemente ya sea demasiado tarde para reaccionar (por eso el cerebro tiende a reaccionar por adelantado).
La vaguedad tiende a ser espeluznante cuando tiene que ver con la forma humana. Eso es lo que en robótica y en psicología se conoce como "Valle inquietante" (https://es.wikipedia.org/wiki/Valle_inquietante). En una gráfica de "humanidad" (https://upload.wikimedia.org/wikipedia/c...cable2.gif), hay una zona en la cual algo puede ser casi completamente humano pero tiene algo fuera de lugar; no tanto para que parezca raro o falso, ni tan poco como para que sea indistinguible; más bien es algo que causa confusión. Lo espeluznante que puede ser el "valle inquietante" puede ser demostrado por los androides cantantes de John Bergeron (mírenlo estando solos, por favor):
Los humanoides inquietantes, al igual que todas las cosas espeluznantes, se pierden entre una fina línea entre dos regiones que no podemos explicar ni con el razonamiento ni con el lenguaje. Por ejemplo, T. McAndrew y Sara Koehnke dicen que estar asustados es una respuesta adaptada de los humanos como respuesta la ambigüedad y la vaguedad de otros. Las cosas espeluznantes pueden ser una amenaza pero puede también que no lo sean: nuestros cerebros no saben que hacer. Algunas partes neuronales responden con miedo mientras que otras no lo hacen (y no sabemos las razones). Así que, en lugar de tener una respuesta típica del miedo, que es el horror, simplemente nos sentimos intranquilos, atemorizados, inseguros. Entre las montañas de la seguridad y del miedo, existe un valle de intranquilidad, donde los límites de nuestro conocimiento y de nuestra seguridad no están lo suficientemente delineados. ¿Acaso leer una cadena en las redes sociales te causarán la muerte si dejas de leerlo? ¿Imposible, verdad? Nadie sabe, tal vez. ¿Ahora lo capta? Ese es el terror de la ambigüedad.
No sabemos como lidiar con la ambigüedad. Cuando se trata de nuestras propias intenciones, puede hacernos mentir. Y cuando se trata de peligro, pero no de una amenaza reconocible, nos puede hacer sentir cosas muy raras. ¿Alguna vez has estado asomándote hasta el borde de un precipicio o de un edificio muy alto, tanto que te sientes mareado y confundido, y luego sentir que algo te empuja, o tener un mórbido deseo de saltar? ¿Alguna vez has estado en un precipicio con una persona que conoces y de das cuenta que tú podrías empujar a esa persona? Sería así de fácil, puedes hacerlo o hasta querrías hacerlo, ¿verdad? Quizá, o quizá solamente sea disonancia cognitiva (https://es.wikipedia.org/wiki/Disonancia_cognitiva), el hecho de que tu cerebro tiene que lidiar con la ambigüedad.
Un estudio realizado por Jenifer Hames en la Universidad Estatal de Florida llamó a aquello "el fenómeno del lugar alto". Cuando te aproximas a una orilla con una caída peligrosa, se dispara tu instinto de supervivencia e inmediatamente ordena al cerebro que retire el cuerpo del peligro, pero el sistema motriz cerebral y el consciente neuronal no son capaces de comprender aquel mensaje; no hay nada empujándote y claramente no saltarías porque sí (no aplicable a los suicidas). Así que ¿que sucede? La parte de tu cuerpo que procesa tus intenciones tal vez determine que aquel mensaje es sobre algo empujándote, o un deseo de saltar (o de empujar a la persona más cercana), incluso cuando no es cierto.
¿Por qué hay tan pocos vocabularios para designar los sentimientos fuertes? Porque prácticamente son similares, aun cuando sean antagónicos. Algo nos causa un "¡Ah!" y es "ah-sombroso" (asombroso), y otras nos causan un "¡Ah!" y es "ah-squeroso" (asqueroso), y también "¡oh!", y es "oh-rroroso" (horroroso).
Necesitamos el miedo para sobrevivir. Necesitamos el miedo y la intranquilidad para entendernos a nosotros y a nuestras debilidades, pero por otra parte, evitarlos también es bastante genial. Esa aversión es un recordatorio físico y psicológico de que el mundo es vago y lleno de ambigüedad, pero que nosotros somos valientes, siempre tratando de entender las cosas... y aun así, que somos frágiles. ¿Eso es terrible, o estupendo? Es ambos.
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