El milagro de 'Fresa' y otros hachazos
Fresa recibió un hachazo en la cara y se quedó sin ella. El corte, limpio, hecho con fuerza y decisión. No se sabe muy bien qué extraño placer llevó a los antiguos dueños de esta perra de cinco años a mutilarla de esta manera, para después abandonarla a su suerte, desangrándose poco a poco, sin poder comer ni beber. Tampoco podía lamerse las heridas, claro, porque su lengua colgaba sin fuerza por el agujero que había improvisado un machete. Sin nariz, sin boca y vagando por las calles de México, Fresa sobrevivió de milagro. El milagro número 700 de un santuario alojado en Xochimilco, en México DF, que no podía llamarse de otra forma: Milagros Caninos.
“Cuando la recogimos, en mayo pasado, estaba muy delgada. Su vida corría peligro porque respiraba por un hoyo que tenía en la boca y podía ahogarse. Era muy huidiza, muy miedosa”, cuenta Paty Ruiz, la directora de este centro que recoge a perros en situaciones extremas. Como para no tener miedo del género humano, machetes en mano. Cuando se recuperó levemente, pasó por el quirófano de Jesús Paredes para someterse durante tres horas a una cirugía reconstructiva que le permitiera tener labios a partir de sus propios colgajos de piel y sus mucosas. Y la operación fue un éxito. “Ahora hasta es coqueta”, bromea Paty, que no se separa ni un segundo de ella. “Tiene que estar vigilada las 24 horas”, explica la directora del centro, que la ha acogido en su casa, donde vive junto a ella, sus dos hijos y otros ocho perros. De esta manera Fresa se reconcilió con el ser humano. Otra especie de milagro. “Me sigue a todas partes. No se separa de mí. Pero le gusta mucho saltar, jugar, hacer trastadas. Está llena de vida”.
Eso es precisamente lo que pretende Paty con esa especie de santuario canino que decidió construir hace diez años: devolverles vida, dignidad, la oportunidad de tener una última exhalación sin dolor... gratuito. Allí acoge a perros con enfermedades incurables, con cáncer, los que han sido mutilados, violados o cruelmente maltratados. En definitiva, todos los que se encuentran en una situación extrema. Los que para algunos son despojos, para ella son tesoros. Un cofre ocupado en este momento por 148 perros que viven su última oportunidad. Ciegos, cojos, paralíticos, mutilados o enfermos. Ya han pasado por sus manos unos 700, con Fresa a la cola de la lista.
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