Si nos preguntan qué es la adicción a las drogas todos sabemos qué responder. La respuesta sería algo así como “la dependencia de nuestro cuerpo a una sustancia química”. Pero para Johann Hari, autor de Chasing The Scream: The First and Last Days of the War on Drugs, la adicción tiene mucho más que ver con nuestra alma que con nuestro cuerpo.
En un artículo para Huffington Post, Hari explica su teoría recordando este anuncio anti-drogas que se emitía en los Estados Unidos en los ochenta. El anuncio recrea un viejo experimento en el que a una rata se le encerraba en una jaula con dos botellas de agua. Una de las botellas contenía únicamente agua y la otra agua mezclada con heroína o cocaína. En el experimento, la rata acaba enganchándose al agua con droga y bebía hasta morir.
En los 70, un profesor de psicología llamado Bruce Alexander planteó la posibilidad de que la rata no bebiese el agua contaminada porque quisiera, sino porque, al estar encerrada en una jaula en solitario, no tuviese nada mejor que hacer.
Para poner a prueba su hipótesis, Alexander repitió el experimento pero en un entorno distinto, al que llamó Rat Park. Se trataba de un recinto lleno de juguetes, comida de calidad y, más importante, otras ratas. Al igual que en el primer experimento, las ratas disponían de dos compartimentos de agua, una pura y la otra contaminada. También probaron el agua con droga pero esta vez, ninguna rata se enganchó ni murió. Según Alexander, tener un entorno feliz les llevaba a ignorar la droga a pesar de haberla probado.
El verdadero remedio para la drogadicción está en rodear a los adictos de un entorno social positivo
En un primer momento, Hari quiso interpretarlo como un simple capricho de las ratas. Hasta que descubrió que algo muy parecido les estaba ocurriendo a los veteranos de la Guerra de Vietnam. Tal y como recuerda, estudios que se llevaron a cabo en ese momento indicaban que el 20 por ciento de los soldados habían desarrollado una adicción a la heroína estando en el país asiático. Existía el temor de que, una vez terminada la guerra, una flota de adictos regresara a los Estados Unidos.
Pero, en realidad, esos mismos estudios recogieron que el 95 por ciento de los soldados adictos dejaron de consumir al volver a casa. Muy pocos fueron los que necesitaron terapia. El simple cambio de un entorno hostil a uno feliz hizo que dejaran de tener la necesidad de tomar drogas.
Para el profesor Alexander, este descubrimiento es un desafío a las ideas preconcebidas clásicas de un extremo y otro... tanto a la visión de la derecha de que la adicción es un fracaso moral por un exceso de hedonismo como la de la izquierda de que se trata de una enfermedad de un cerebro secuestrado por la química. Para él, lo que realmente determina nuestra predisposición a la adicción son las características de nuestra “jaula”.
Con tal demostrar su teoría, Alexander quiso llevar el experimento del Rat Park un paso más allá. Primero dejó que las ratas se volvieran adictas en la jaula, y después de 57 días consumiendo, las sacó de su aislamiento y las puso en el Rat Park. Como en el recinto original, seguían teniendo a su disposición agua mezclada con droga. Las ratas mostraron algunos espasmos a causa de la abstinencia, pero rápidamente dejaron de consumir y volvieron a sus vidas normales. Su nueva jaula “feliz” les había salvado la vida.
Esta es la razón por la que Hari cree que el verdadero remedio para la drogadicción está en rodear a los adictos de un entorno social positivo.
Según él, esto debería cambiar las reglas de la lucha contra las drogas. Si el verdadero culpable de la adicción no son las drogas propiamente dichas sino la desconexión que alimenta esta conducta, entones la estrategia actual no tiene ningún sentido. Lo que debería hacerse es construir un sistema que ayude a los adictos a reconectar con el mundo.
Lo que determina nuestra predisposición a la adicción son las características de nuestra 'jaula'
Esto es algo que se está aplicando en países como, por ejemplo, Portugal. Hace quince años, el país tenía un problema terrible de drogadicción, con un 1% de la población enganchada a la heroína. Habían intentando solucionar el problema con métodos represivos, pero la situación había empeorado. Entonces, el gobierno decidió tomar la senda opuesta. Descriminalizó todas las drogas y decidió invertir todo el dinero que se gastaba en perseguir y encerrar a adictos en crear alojamiento, puestos de trabajo y clínicas para ellos. El resultado ha sido espectacular: el uso de drogas intravenosas ha caído en un 50 por ciento. Una vez más, el entorno les había rescatado del pozo.
La investigación, con brutales testimonios personales, y los argumentos que aporta Hari a lo largo del libro son lo suficientemente convincentes como para poner de manifiesto los sinsentidos de la guerra contra la drogas y sus a menudo perversos resultados. Pero que el remedio definitivo a la prohibición sea la “conexión entre personas” suena un tanto ingenuo. Especialmente porque puede dar a entender que no hay nada intrínsecamente dañino en drogas como la heroína, la cocaína o la metanfetamina. En todo caso, el libro enseña una valiosa lección: la próxima vez que un adicto se cruce en tu vida invitale a tu “jaula”. Tu cobijo puede ser mucho más poderoso de lo que uno pueda imaginar.
La conexión puede ser mucho más efectiva que la represión
El texto lo he sacado de http://www.playgroundmag.net que opìnais sobre el tema?
Yo creo que ha quedado todo muy bien explicado con el ejemplo de las ratas...
En un artículo para Huffington Post, Hari explica su teoría recordando este anuncio anti-drogas que se emitía en los Estados Unidos en los ochenta. El anuncio recrea un viejo experimento en el que a una rata se le encerraba en una jaula con dos botellas de agua. Una de las botellas contenía únicamente agua y la otra agua mezclada con heroína o cocaína. En el experimento, la rata acaba enganchándose al agua con droga y bebía hasta morir.
En los 70, un profesor de psicología llamado Bruce Alexander planteó la posibilidad de que la rata no bebiese el agua contaminada porque quisiera, sino porque, al estar encerrada en una jaula en solitario, no tuviese nada mejor que hacer.
Para poner a prueba su hipótesis, Alexander repitió el experimento pero en un entorno distinto, al que llamó Rat Park. Se trataba de un recinto lleno de juguetes, comida de calidad y, más importante, otras ratas. Al igual que en el primer experimento, las ratas disponían de dos compartimentos de agua, una pura y la otra contaminada. También probaron el agua con droga pero esta vez, ninguna rata se enganchó ni murió. Según Alexander, tener un entorno feliz les llevaba a ignorar la droga a pesar de haberla probado.
El verdadero remedio para la drogadicción está en rodear a los adictos de un entorno social positivo
En un primer momento, Hari quiso interpretarlo como un simple capricho de las ratas. Hasta que descubrió que algo muy parecido les estaba ocurriendo a los veteranos de la Guerra de Vietnam. Tal y como recuerda, estudios que se llevaron a cabo en ese momento indicaban que el 20 por ciento de los soldados habían desarrollado una adicción a la heroína estando en el país asiático. Existía el temor de que, una vez terminada la guerra, una flota de adictos regresara a los Estados Unidos.
Pero, en realidad, esos mismos estudios recogieron que el 95 por ciento de los soldados adictos dejaron de consumir al volver a casa. Muy pocos fueron los que necesitaron terapia. El simple cambio de un entorno hostil a uno feliz hizo que dejaran de tener la necesidad de tomar drogas.
Para el profesor Alexander, este descubrimiento es un desafío a las ideas preconcebidas clásicas de un extremo y otro... tanto a la visión de la derecha de que la adicción es un fracaso moral por un exceso de hedonismo como la de la izquierda de que se trata de una enfermedad de un cerebro secuestrado por la química. Para él, lo que realmente determina nuestra predisposición a la adicción son las características de nuestra “jaula”.
Con tal demostrar su teoría, Alexander quiso llevar el experimento del Rat Park un paso más allá. Primero dejó que las ratas se volvieran adictas en la jaula, y después de 57 días consumiendo, las sacó de su aislamiento y las puso en el Rat Park. Como en el recinto original, seguían teniendo a su disposición agua mezclada con droga. Las ratas mostraron algunos espasmos a causa de la abstinencia, pero rápidamente dejaron de consumir y volvieron a sus vidas normales. Su nueva jaula “feliz” les había salvado la vida.
Esta es la razón por la que Hari cree que el verdadero remedio para la drogadicción está en rodear a los adictos de un entorno social positivo.
Según él, esto debería cambiar las reglas de la lucha contra las drogas. Si el verdadero culpable de la adicción no son las drogas propiamente dichas sino la desconexión que alimenta esta conducta, entones la estrategia actual no tiene ningún sentido. Lo que debería hacerse es construir un sistema que ayude a los adictos a reconectar con el mundo.
Lo que determina nuestra predisposición a la adicción son las características de nuestra 'jaula'
Esto es algo que se está aplicando en países como, por ejemplo, Portugal. Hace quince años, el país tenía un problema terrible de drogadicción, con un 1% de la población enganchada a la heroína. Habían intentando solucionar el problema con métodos represivos, pero la situación había empeorado. Entonces, el gobierno decidió tomar la senda opuesta. Descriminalizó todas las drogas y decidió invertir todo el dinero que se gastaba en perseguir y encerrar a adictos en crear alojamiento, puestos de trabajo y clínicas para ellos. El resultado ha sido espectacular: el uso de drogas intravenosas ha caído en un 50 por ciento. Una vez más, el entorno les había rescatado del pozo.
La investigación, con brutales testimonios personales, y los argumentos que aporta Hari a lo largo del libro son lo suficientemente convincentes como para poner de manifiesto los sinsentidos de la guerra contra la drogas y sus a menudo perversos resultados. Pero que el remedio definitivo a la prohibición sea la “conexión entre personas” suena un tanto ingenuo. Especialmente porque puede dar a entender que no hay nada intrínsecamente dañino en drogas como la heroína, la cocaína o la metanfetamina. En todo caso, el libro enseña una valiosa lección: la próxima vez que un adicto se cruce en tu vida invitale a tu “jaula”. Tu cobijo puede ser mucho más poderoso de lo que uno pueda imaginar.
La conexión puede ser mucho más efectiva que la represión
El texto lo he sacado de http://www.playgroundmag.net que opìnais sobre el tema?
Yo creo que ha quedado todo muy bien explicado con el ejemplo de las ratas...
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