Capítulo 4
CUESTIÓN DE HEDOR
Estamos a escasos minutos de llevar a cabo el plan de rescate a Vesta, todo ha tenido que hacerse lo más rápido posible. Las máquinas de coser de Pili y Mili echan humo, dado que están haciendo a toda pastilla unos trajes para la infiltración. La intención es que cuando nos pongamos eso, podamos pasar perfectamente por uno de esos extraterrestres.
Bollito y yo estamos en el piso de arriba de mi casa, nos han dejado solos, porque consideran que tenemos que hablar de cosas importantes antes de proceder a ejecutar mi plan. Estamos ambos sentados sobre un sofá moderno que le compré hace tiempo a Tom Nook. La verdad es que siempre me pareció peculiar este mueble, tiene unas formas extrañas y es a cuadros blancos y azules. Es una de esas cosas que te gustan, porque sí… ¡Espera! ¡¿Pero qué tonterías digo?! ¿Cómo era? Ah, sí… ¡Yo aquí he venido a hablar de mi libro! Espera… creo que eso no era, ah, sí, la invasión, céntrate Edemetria.
- ¿Crees que me dará tiempo de regar las flores? –me dice Bollito mirándome tristemente.
- Es posible que te diese tiempo, pero sabes que te arriesgas a que esos alienígenas te vean y hagan experimentos contigo, ¿No? –digo yo, siendo consciente de que estoy matando las ilusiones de ese pobre oso de mirada perdida.
- Mis pobres flores… -dice pensativo- y mi pobre Mariposa Atlas, que estará muriéndose de hambre en casa y de pena –dice con un deje de tristeza en la voz- todas mis cosas desaparecerán, ¿No?
¿En serio? ¿Tengo que ponerme a consolar a este oso ahora? ¡Que quedan unos diez minutos para que comience el rescate!
- No, no desaparecerán necesariamente, si rescatamos a Vesta y acabamos con esos invasores, lo más pronto posible, así que... ¡A la carga!
Después de mi grito de guerra se escuchó el rugido de Bollito, sí, rugido, fue espeluznante, parecía un oso de verdad, de esos de la selva, que dan verdadero miedo, por un instante hasta me pareció que la casa temblaba y todo.
- ¡A la carga chiqui! –dijo poniendo una cara feliz.
---------------------------------------------------------------------------------
- Edemetria, esto que me han puesto en la cabeza pica un poco, ¿Crees que es normal? –dice Bollito mientras se intenta colocar mejor el gorro que le han puesto imitando a uno de los cráneos, que asoman el cerebro, de esos alienígenas- es que es insoportable.
- ¡Pues córtate la cabeza! –sí, me ha sacado de mis casillas, es que a ver, a mí también me pica la cabeza con esta mierda de gorro que nos han hecho y no me quejo tanto.
- No es para ponerse así, chiqui… -vaya, ahora se ha puesto triste el oso, si es que este no sabe llevar una broma.
- ¡Anímate hombre! –sí, vale, una peculiar expresión para dirigirse a un oso- Estamos a escasos metros del ayuntamiento y tenemos que mantener la compostura.
- ¿Qué cara pongo? ¿Cómo camino? ¿Qué hago? –menudo momento para que le entren las dudas a Bollito.
- Tú no pienses en nada, no digas nada, camina como si fueses un autómata y todo irá de perlas, del trabajo duro me encargo yo –digo con resignación, a estas alturas de nuestra misión, que le entren ese tipo de dudas, puede poner en riesgo nuestro plan.
- Vale, chiqui, eres una buena amiga, siempre sabes lo que decir.
¿Ahora es cuando debería enternecerme? ¿En serio? Es que no es el momento apropiado para perder el tiempo con tonterías como estas, sin duda, aunque Bollito sea más valiente que los otros, pues las luces le siguen faltando.
Nos estamos aproximando a la entrada, podemos ver como dos alienígenas custodian la puerta principal del ayuntamiento. Las miradas de ambos se fijan en nosotros, seguro que algo falla, que tenemos algo raro. Estamos perdidos. Vamos a morir. ¿Quién me mandaría meterme en esto? Mamá, papá, os quiero. Te quiero Bollito, nunca te lo he dicho, pero estoy enamorada de ti. Es que no sé, sería algo extraño una relación entre un oso y una humana, por eso nunca me he atrevido a decírtelo… ¡Es que ni siquiera ahora soy capaz!
- Soldado, ¿Qué es eso que le asoma por detrás? –dice uno de los alienígenas que se encontraba en la puerta, concretamente el que estaba a la derecha de la misma, dirigiéndose a Bollito.
Seguro que es la cola. ¿Miro? ¿No miro? ¿Qué hago? Vamos a morir, solo puedo pensar en eso.
- Ah –dice Bollito como dándose de cuenta de que le hablaban a él- es que con la impresión del aterrizaje, me he defecado encima y todavía no me ha dado tiempo de limpiarme, está siendo todo muy movidito.
Espero que Bollito esté improvisando y en realidad no se haya cagado encima, porque eso sería bastante asqueroso.
- Comprendo –dice esta vez el extraterrestre de la izquierda- a mí me pasó lo mismo, pero es raro que usted tenga eso justo ahí, cuando nosotros desechamos nuestros excrementos por la cavidad bucal.
¿Qué coño? ¡No me jodas! ¡Eso es un auténtico asco! ¿Pero se habrá cagado de verdad Bollito? La verdad es que no huele a mierda, pero yo que sé, puede que con el traje que lleva puesto le disimule el hedor que tiene que desprender, aunque pensándolo bien, todavía huele a oso, como antes, así que si no anula el olor espantoso que desprende ya de por sí Bollito, dudo que anule el de sus heces.
- Ah, sí, pero con el ajetreado aterrizaje, se desplazó hasta ahí –dice haciendo un gesto con las manos expresando resignación.
- Entiendo. ¿Quieren entrar? –dice esta vez el alienígena de la derecha, ¿Se turnan para hablar o qué?
- Sí –dice Bollito, al final parece que sí que tendría que decir algo, pero bueno, parece que todo está saliendo bien- ¿Hay duchas dentro?
Ambos alienígenas lo miran extrañados. Creo que ha dicho algo raro. Seguro que la ha cagado y de esta ya no salimos.
- ¿Para qué quiere usted ese aparato tan propio de estas tierras? –dijo esta vez el de la izquierda, sí, definitivamente se turnan- ¿A caso no le funciona su autopurgación? ¿Debemos mandarle con el doctor?
- ¿Dónde está el doctor? –dice Bollito apresuradamente, mostrando demasiado interés, temo que pueda resultar sospechoso.
- Pues dentro, con los otros, ¿Quiere que le solicite una audiencia con él? –dice mirándo a Bollito expectante.
- ¡Por supuesto! ¡No puedo ir oliendo a mierda por ahí! –dice Bollito, tan tranquilo, como si fuese lo más natural del mundo.
Entonces ambos guardianes de la entrada, se miran y asienten, luego nos miran, y vuelven a hacer un gesto afirmativo con la cabeza y se abre automáticamente la puerta de la entrada del ayuntamiento.
Nosotros les dedicamos una reverencia, fue lo primero que se nos ocurrió para agradecérselo y no decir nada que nos pusiese en evidencia y nos impidiese entrar ahora que ya teníamos la puerta abierta. Así que después de darle las gracias porque nos hayan abierto la puerta, vamos hacia el interior de la edificación, con paso tranquilo y sereno, para no levantar sospechas.
Una vez dentro, comprobamos que el interior del edificio se haya muy cambiado. Pero antes de que me pare a reflexionar sobre los cambios efectuados en el ayuntamiento, Bollito se acerca a mí y me susurra al oído:
- Tranquila Edemetria, lo que asomaba era mi cola –dice pensando que eso me importaba- ahora que estamos dentro, te protegeré pase lo que pase.
Espera… ¿En qué momento esta invasión ha tomado un matiz tan extraño? ¿A caso esto es el inicio de una historia romántica o algo así? Ya lo decía mi madre, que venirme aquí a vivir con estos animales, me iba a traer muchos quebraderos de la cabeza. Pero bueno… ¡Ya estamos dentro!