(30 Nov 14)blindGambler escribió: A mí también me ha sorprendido el que estuviera enamorada de Bollito :O que fuerte... tanto quejarse de él y mira xDDD
"- ¿Crees que me dará tiempo de regar las flores? –me dice Bollito mirándome tristemente. "
Qué pesao xDDDDDDDD Porque eso de que haya extraterrestres en el pueblo está en segundo plano, lo primero es regar las flores xDD
Toda la parte de la cagada ha sido épica xDDDDDDDD Qué manera de improvisar XDDDD
Esperando el quinto capítulo con ansias!! *^*
¡Muchas gracias por leer y comentar!
Sí, la verdad es que lo de la cagada... xD Hasta a mí me causa gracia haberlo escrito. Es que, en realidad, seré rara, pero me río con mi historia también. xDDDD
¡Espero que te siga gustando tanto como hasta ahora! ^^
¡Un saludo!
Capítulo 5
DOCTOR G
El ayuntamiento se halla totalmente cambiado por dentro, hay un montón de esos alienígenas pegados a la pared, como si estuviesen esperando órdenes, ahí, como robots desconectados. La verdad es que debe de ser bastante penoso ser uno de ellos, a mí no me gustaría serlo, al menos.
- Dame la mano –me susurra Bollito al oído.
Tan pronto como escucho eso doy un respingo y me pongo demasiado colorada, aunque con el disfraz no se me nota mucho y solamente Bollito se fija en mí.
- ¿Tienes fiebre Edemetria? Parece que estés ardiendo.
Definitivamente, este oso carece de luces. Cuando parece que se está volviendo normal, va y me sorprende con alguna tontería de las suyas.
- Este traje me da mucho calor, ¿Qué quieres que haga? –ya he llegado a un punto que este oso me cansa tanto, que paso de los modales con él.
En realidad yo no es que mantenga mucho los modales con ninguno de estos animales. Pero claro, este no es el momento idóneo para ponerse a pensar en eso. Ahora mismo estamos rodeados de alienígenas que podrían ser hostiles y ya sobrará tiempo cuando se arregle todo esto, para poder insultar a estos inútiles.
Mientras estoy sumida en mis pensamientos veo como uno de esos alienígenas, que cada vez me da más asco mirarlos a la jeta, se acerca a nosotros y casi sin esperarlo nos habla.
- ¿Son ustedes los que han solicitado audiencia con el doctor G?
Bollito y yo asentimos casi al mismo tiempo, como si estuviésemos programados para ello. Además creo que eso nos hace parecernos más a esos seres.
- Síganme, el Doctor G acaba de terminar de asistir a un parto, hemos tenido el primer alumbramiento en estas tierras y estamos muy contentos.
- Vaya, ¿es niño o niña? –dice Bollito tranquilamente para seguirle el rollo al alienígena que nos guía.
Aunque parecía que todo iba bien, el alienígena se para en seco y se da la vuelta. Su rostro parece denotar entre enfado y extrañeza. ¿Qué será lo que le ha molestado tanto?
- ¿Acaso usted se está mofando de mí? –dice aquel extraterrestre mirando a Bollito, que imagino que en ese momento sí estará tentado de cagarse por la pata abajo.
- No, señor, en absoluto. ¿Qué acontece?
En la voz de Bollito puedo notar que hay temor, la verdad es que decir una palabra de más en esta situación puede resultar fatal y parece que ahora mismo es justo eso lo que está ocurriendo.
- Creo que usted se ha vuelto medio loco con el viaje, ¿Acaso no es usted consciente de que en nuestra especie no existen sexos?
Un momento… digo yo, si no existen sexos… ¿Por qué Tortimer 2.0 se ha sentido atraído por Vesta? ¿Acaso Vesta tiene un aspecto andrógino y por eso le ha gustado a ese alien? El mero hecho de pensar en ello hace que no pueda evitar reírme por lo bajo de esa situación tan patética.
- ¿De qué se ríe usted?
Mierda, ahora se está dirigiendo a mí. ¿Cómo pude yo pasar por alto que aquello era una situación muy seria? Es evidente que el mero hecho de imaginarme a una cabra en la cama con una tortuga es bastante cómico, pero para más si esa tortuga está hospedada por un alienígena hermafrodita, que seguramente no tenga ni idea de cómo se hacen los niños por esta zona…
En fin, Edemetria, deja de divagar y contéstale a este ser o al final terminarás siendo comida para estos bichos.
- Pues, me reía de la torpeza de mi compañero señor, que al parecer ha ingerido lo que por estas tierras llaman alcohol y ahora mismo no sabe muy bien dónde se encuentra. Fue un error confiscarle aquella botella a ese gato llamado Félix.
Aunque el alienígena volvió a mirame con extrañeza, pareció tragarse aquella trola improvisada y al menos yo me sentí aliviada y seguramente el pardillo de Bollito también. Además, por esta vez había sido yo quien había sacado las castañas de fuego a ese oso, lo cual me hacía sentir muy satisfecha.
- Bien, dejémonos de tonterías y nimiedades y vayamos a ver al Doctor G, que ya lleva un rato esperándonos y no le gusta que le hagan esperar. Además, si se cabrea, ya saben ustedes que le gusta dar picotazos.
¿Picotazos? ¿Acaso era alguna especie de ave alienígena? Eso sí que era raro…
Al llegar frente a una puerta que antiguamente habría sido algún despacho de esos chupópteros del ayuntamiento el guarda se paró y tocó levemente a la puerta.
- Adelante –una voz chillona salió del interior de la estancia.
Aquel era el principio de su fin. Cuando aquel tal Doctor G hiciese un reconocimiento médico de Bollito se daría cuenta de que en realidad llevaba puesto un traje y era un oso y por consecuencia, yo también sería pillada y tendríamos suerte si saliésemos con vida del asunto y no acabásemos siendo parte del menú del día siguiente.
- Doctor G, le traigo a dos pacientes que deben ser explorados. Al parecer al menos uno de ellos sufrió daños con el aterrizaje en estas tierras.
Después de decir aquello el alienígena nos dejó entrar y cerró la puerta tras nosotros saliendo de la estancia. Al pasar unos segundos nuestros ojos se adecuaron a la luz de aquella habitación, que era considerablemente más iluminada que la anterior en la que nos encontrábamos y pudimos ver el aspecto de aquel doctor.
- ¡Espera! –dije casi sin poder contenerme- ¿Pero tú qué demonios haces aquí?
- Edemetria, ¡Compórtate! –me susurra Bollito. El muy idiota parece que todavía no se ha dado cuenta de quién está delante de sus narices.
Al girar la cabeza hacia el escritorio dónde se encontraba el supuesto Doctor G no pudo evitar abrir los ojos de par en par como asombrado y una sonrisa surcó su rostro.
- ¡Gulliver! ¿Qué haces tú aquí? –dijo el inepto de Bollito, que además de ser cortito parecía ser lento.
Aquel pajarraco parecía tener cara de pocos amigos. Sobretodo me miraba a mí, lo cual me inquietaba bastante. Espero que no fuese porque recordaba la de veces que le había tirado de su platillo volante con mi tirachinas. De hecho una vez en vez de una piedra le lancé un pañal usado y le llené toda la cara de mierda. ¡Qué tiempos!
- Eres Edemetria, ¿no es cierto? –dijo serio mirándome.
- Efectivamente, la que viste y calza, para servirle.
¿Pero qué coño he dicho? Rectifico inmediatamente.
- Espera, ¿servirte yo? ¡Ni de coña!
- Veo que sigues tan cordial como siempre y además parece que aunque ahora mismo estés entre la espada y la pared, no sabes todavía cuál es tu sitio.
Espera, ¿qué? ¿Acaso aquel aborto de gallina me estaba diciendo que yo no sabía cuál era mi sitio? ¿Pero ese ser inmundo qué coño se creía? Además salta a la vista que se había aliado con aquellos invasores para destruir nuestro pueblo, seguramente con la esperanza de dominarlo él algún día.
- A ver –esta vez el que habló fue Bollito- usted no sé si se acuerda de mí, pero yo soy Bollito uno de los osos de Villa Tubérculo. Podrá recordarme porque una vez le invité a un poco de alpiste cuando Edemetria le hizo caer forzosamente de su platillo volante. ¿Recuerda?
Gulliver asintió lentamente, como si las imágenes estuviesen acudiendo a aquella cabeza hueca a paso de Tórtimer.
- Espero que tenga en cuenta, que aunque Edemetria, que todos sabemos que tiene un carácter controvertido -¡¿Qué coño dice este oso?! ¡¿De qué lado se supone que está?!- los otros habitantes de Villa Tubérculo siempre hemos sido amables con usted y le hemos acogido cuando usted lo ha necesitado y nos ayude a salir con vida de esta.
Aquel pajarraco nos miró de soslayo, como haciéndose el interesante y aunque el resentimiento por todas las jugarretas que yo le había hecho era bastante, parecía que en su cabeza había un debate sobre si ayudarnos o no.
- ¿Qué gano yo a cambio con ayudarles?
- Nuestra gratitud –dijo Bollito inocentemente.
- No es suficiente.
¡Ves! ¡Ya sabía yo que aquel pájaro no era de fiar! Si es que el que pico tiene, pica siempre. Bueno, es posible que ese refrán me lo acabe de inventar, pero seguramente algún día se patentará, ya que me haré muy famosa.
De repente, aunque no para mi alegría, una luz se me encendió en la cabecita. Sabía lo que tenía que hacer para que aquel pajarraco se prestase a ayudarnos, aunque no era una tarea fácil.
- Gulliver, viejo amigo –vale, quizás no haya empezado la frase muy bien, ya que la cara que ha puesto no es de estar muy feliz- si nos ayudas a salir enteros de esta, te prometo –sí, estoy cruzando los dedos por dentro del traje- que te regalaré mi casa, para que puedas anidar por fin en este pueblo y no tengas que buscar un hogar por el universo, como llevas tanto tiempo haciendo.
Gulliver alzó una de sus gruesas cejas y sus ojos brillaron con fuerza. Parecía que la oferta le agradaba. Aunque parecía haber escondido algo tras aquel semblante. Y no sé por qué, aquello no me gustaba nada.
- Acepto -carraspeó-, pero aparte de tu casa, quiero algo más, algo que llevo deseando desde hace mucho tiempo y que solamente tú me puedes dar, Edemetria.
¿Qué coño está queriendo decir este individuo? Un malestar empieza a adueñarse de mi cuerpo, uno poco usual… Es como si mi cuerpo me quisiese alertar de que algo malo va a ocurrir.
- Suelta por esa piquito –digo casi temblando.
Ahora Gulliver sonríe ampliamente, lo que me confirma que está a punto de proponer algo malévolo.
- Sabes que del odio al amor solamente hay un paso –¡¿Qué?!- y bueno, sabes sin duda que durante mucho tiempo te he odiado pero… -¡¿Que qué?!- se puede decir que lo que siento por ti ha perdurado en todos mis viajes por el universo y bueno, solamente te pido que me des un beso.
¡¿Pero qué coño?! ¡¿Qué coño está pasando en este pueblo?! ¡Esto ya empieza a ser como una telenovela! Y lo peor de todo es que a ver cómo salgo yo de esta…