Solemos pensar en la timidez como una cualidad negativa. De hecho, intentamos relacionarnos con gente más extrovertida que timida, pues estos últimos suelen ser callados. Sin embargo, es posible que esta característica pueda tener algunos beneficios que cualquiera podemos analizar y, por supuesto, aprovechar. Hoy veremos algunos de estos beneficios.
1. Los tímidos piensan más.
Las personas tímidas tienden a tener una gran vida interior, es decir, a pensar más (o simplemente nunca llegan a dejar la mente en blanco). Esto puede parecer malo, pero no tiene porqué, ya que al pensar más se puede llegar a visualizar muchas más formas para avanzar en alguna situación o dificultad. Uno de los beneficios se puede ver en el pensamiento creativo, donde las mentes errantes son muy bien valoradas. Además, los pensadores tienden a llevar a cabo unas decisiones mejor pensadas.
Sin embargo, hay diferencias entre las reflexiones profundas y pensar en exceso, sobre todo si nos centramos en una situación específica. Para los tímidos que se puedan sentir preocupados frente a algún obstáculo, es aconsejable tomárselo poco a poco y de forma progresiva para evitar la ansiedad, ya que así la presión disminuirá. Si sabemos controlar este exceso de pensamiento delante de determinadas situaciones, todo es superable, y también es un buen camino hacia el éxito.
2. Los tímidos son más observadores.
De la misma forma que las personas tímidas tienden a pensar más, también tienden a observas más. Recogen las partes de las conversaciones y posteriormente las reinterpretan mejor. Que hablen poco no implica que no estén atentos a su entorno, todo lo contrario. De hecho, esto es una gran fortaleza y beneficio a su favor, pues están más atentos al mundo que les rodea.
Además, gracias a esta observación, también tienen una mayor capacidad para leer e interpretar las expresiones faciales de los demás, otro punto bastante fuerte a su favor.
3. Los tímidos escuchan más.
Como ya adelantábamos en el punto anterior, las personas tímidas también escuchan más y están más atentas a las conversaciones. Hablarán poco, pero eso no implica falta de atención, ni mucho menos. De hecho, cuando cogen confianza, los tímidos suelen ser muy buenos conversadores y tener una gran sintonía con sus oyentes.
Además, según Doreen Arcus, de la Universidad de Harvard, los niños tímidos tienden a ser especialmente empáticos. De hecho en la infancia ya aprenden a ser sensibles, empáticos y buenos oyentes. Por ello tienden a hacer muy buenos amigos, leales y valorados.
4. Los tímidos se preocupan por lo que los demás piensan sobre ellos.
Una gran parte de la razón por la cual la gente tímida se siente incómoda en los eventos sociales es que se abruman por la preocupación sobre como serán vistos por los demás. De hecho, se preocupan profundamente sobre las opiniones ajenas sobre su persona, pero esto puede tratarse de formas que les podrá ir incluso a su favor para formar mejores y más fuertes conexiones sociales.
Es intentar convertir una preocupación en ventaja, pues tener en cuenta las opiniones ajenas, igual que las criticas, puede servirnos para mejorar. Sin embargo, si que puede llegar a ser perjudicial si no sabemos controlarlo, hay que andar con cuidado.
5. Los tímidos son más inquietos, pero por ello son más inteligentes
Seguramente os habréis fijado en que las personas tímidas se suelen retorcer las manos o traquetear los nudillos, una clara indicación de que están ensimismados en sus pensamientos. De momento los estudios dicen al respecto que estos “tics nerviosos” podrían estar potencialmente relacionados con el procesamiento mental.
De hecho Karen Pine, investigadora y profesora de psicología de la Universidad de Hertfordshire, afirma que esta inquietud podría ser un signo de aumento del funcionamiento cognitivo:
“También hay algo llamado hipótesis de la carga cognitiva, la cual sugiere que cuando tenemos que lidiar con pensamientos complejos o problemas descargamos parte de nuestra carga cognitiva en el movimiento, liberando así recursos para dedicarlos al procesamiento mental. Aunque no podemos dar esto como una explicación concluyente a la inquietud, los hallazgos sugieren que si puede haber una relación entre la forma en la que un individuo procesa sus pensamientos y las palabras que usa con estos tics”
6. La timidez y la introversión no son lo mismo, por lo que los tímidos son subestimados.
Aunque son cosas diferentes, se suele asociar la timidez a la introversión y usarse como sinónimos, por lo que se acaba subestimando a los individuos tímidos y llegando a citar la timidez como un trastorno social o una enfermedad. Sin embargo, es algo biológico, como afirma la escritora Susan Caín en The New York Times.
Además, como recuerda Caín, este comportamiento puramente biológico es esencial para la supervivencia de nuestra especie, pero queda a la sobra de otros más valorados como la extroversión. Actualmente la sociedad prefiere la acción a la contemplación, tomar riesgos antes que prestar atención, o la certeza frente a la duda. Por tanto, aunque el comportamiento de los individuos tímidos tiene mucho potencial que puede ser ventajoso, no lo tenemos en cuenta.
Fuente
1. Los tímidos piensan más.
Las personas tímidas tienden a tener una gran vida interior, es decir, a pensar más (o simplemente nunca llegan a dejar la mente en blanco). Esto puede parecer malo, pero no tiene porqué, ya que al pensar más se puede llegar a visualizar muchas más formas para avanzar en alguna situación o dificultad. Uno de los beneficios se puede ver en el pensamiento creativo, donde las mentes errantes son muy bien valoradas. Además, los pensadores tienden a llevar a cabo unas decisiones mejor pensadas.
Sin embargo, hay diferencias entre las reflexiones profundas y pensar en exceso, sobre todo si nos centramos en una situación específica. Para los tímidos que se puedan sentir preocupados frente a algún obstáculo, es aconsejable tomárselo poco a poco y de forma progresiva para evitar la ansiedad, ya que así la presión disminuirá. Si sabemos controlar este exceso de pensamiento delante de determinadas situaciones, todo es superable, y también es un buen camino hacia el éxito.
2. Los tímidos son más observadores.
De la misma forma que las personas tímidas tienden a pensar más, también tienden a observas más. Recogen las partes de las conversaciones y posteriormente las reinterpretan mejor. Que hablen poco no implica que no estén atentos a su entorno, todo lo contrario. De hecho, esto es una gran fortaleza y beneficio a su favor, pues están más atentos al mundo que les rodea.
Además, gracias a esta observación, también tienen una mayor capacidad para leer e interpretar las expresiones faciales de los demás, otro punto bastante fuerte a su favor.
3. Los tímidos escuchan más.
Como ya adelantábamos en el punto anterior, las personas tímidas también escuchan más y están más atentas a las conversaciones. Hablarán poco, pero eso no implica falta de atención, ni mucho menos. De hecho, cuando cogen confianza, los tímidos suelen ser muy buenos conversadores y tener una gran sintonía con sus oyentes.
Además, según Doreen Arcus, de la Universidad de Harvard, los niños tímidos tienden a ser especialmente empáticos. De hecho en la infancia ya aprenden a ser sensibles, empáticos y buenos oyentes. Por ello tienden a hacer muy buenos amigos, leales y valorados.
4. Los tímidos se preocupan por lo que los demás piensan sobre ellos.
Una gran parte de la razón por la cual la gente tímida se siente incómoda en los eventos sociales es que se abruman por la preocupación sobre como serán vistos por los demás. De hecho, se preocupan profundamente sobre las opiniones ajenas sobre su persona, pero esto puede tratarse de formas que les podrá ir incluso a su favor para formar mejores y más fuertes conexiones sociales.
Es intentar convertir una preocupación en ventaja, pues tener en cuenta las opiniones ajenas, igual que las criticas, puede servirnos para mejorar. Sin embargo, si que puede llegar a ser perjudicial si no sabemos controlarlo, hay que andar con cuidado.
5. Los tímidos son más inquietos, pero por ello son más inteligentes
Seguramente os habréis fijado en que las personas tímidas se suelen retorcer las manos o traquetear los nudillos, una clara indicación de que están ensimismados en sus pensamientos. De momento los estudios dicen al respecto que estos “tics nerviosos” podrían estar potencialmente relacionados con el procesamiento mental.
De hecho Karen Pine, investigadora y profesora de psicología de la Universidad de Hertfordshire, afirma que esta inquietud podría ser un signo de aumento del funcionamiento cognitivo:
“También hay algo llamado hipótesis de la carga cognitiva, la cual sugiere que cuando tenemos que lidiar con pensamientos complejos o problemas descargamos parte de nuestra carga cognitiva en el movimiento, liberando así recursos para dedicarlos al procesamiento mental. Aunque no podemos dar esto como una explicación concluyente a la inquietud, los hallazgos sugieren que si puede haber una relación entre la forma en la que un individuo procesa sus pensamientos y las palabras que usa con estos tics”
6. La timidez y la introversión no son lo mismo, por lo que los tímidos son subestimados.
Aunque son cosas diferentes, se suele asociar la timidez a la introversión y usarse como sinónimos, por lo que se acaba subestimando a los individuos tímidos y llegando a citar la timidez como un trastorno social o una enfermedad. Sin embargo, es algo biológico, como afirma la escritora Susan Caín en The New York Times.
Además, como recuerda Caín, este comportamiento puramente biológico es esencial para la supervivencia de nuestra especie, pero queda a la sobra de otros más valorados como la extroversión. Actualmente la sociedad prefiere la acción a la contemplación, tomar riesgos antes que prestar atención, o la certeza frente a la duda. Por tanto, aunque el comportamiento de los individuos tímidos tiene mucho potencial que puede ser ventajoso, no lo tenemos en cuenta.
Fuente
Responder