Un fic que paso generaciones y varios lugares de mi cabecita, ¿Estás preparado para el suspenso y la sangre
Dulce Néctar
Dulce Néctar
La ley y la trampa (Primera parte)
Son las 5 de la madrugada en la gran ciudad de New York y Rebeca saliá de su trabajo como enfermera de el prestigioso hospital de Niños "Dar más". El frío de aquel invierno se expresaba en gotas de agua congeladas en el vidrio de su auto de carcasa verde. Se tapó con cuidado su torso y cuido de no resbalar al caminar. El reflejo de su espejo retrovisor dío a conocer sus ojos cansados y piel sonrojada al momento de abrir la puerta del conductor.
Rebeca: Vaya si que las personas son tontas al manejar...
-se quejaba pues su rol como enfermera a veces no le daban descanso en sus sueños. Trabajar en emergencias de menores no era el trabajo ideal para ella. Sin embargo, por todo lo que había pasado y hecho pensaba que aquello era una buena retribución para curar su alma. Condujo con tranquilidad por la ruta 33 hasta llegar al barrio , donde su pequeño hogar la esperaba. Bajo y aseguró su móvil antes de dirigirse a su departamento correspondiente en el tercer piso de un edificio algo arruinado.
Las quebradas maderas de cada puerta no eran de preocupar , pues habían aguantado muchas cosas en su desastroso pasado. Tras dos vueltas de la cerradura de metal ingresó a su habitación. Un cuadrado 4 x 4 que daba lugar a una amplia vista a la ciudad y por otro lado , respiraba comodidad en una cama matrimonial adornada a los lados con mesas de luz del siglo XV europeo.
Se quitó el bolso de su brazo y lo arrojó hacia el mismo rincón que acostumbraba. Aún en la oscuridad de su hogar ella se sentía reconfortada,sin embargo, el ruido del cuero contra el suelo nunca se dió. Un sonar metálico hizo que el brillo de lo que parecía un tubo de un arma la alarmará al girarse.
xxx: Estaba esperandote, cariño. -mencionó con su voz tosca y raspada-.
Rebeca: ¿C..Cariño?¿Quién eres?
- por experiencia propia, Rebeca sabía que desesperarse y rogar no era su mejor opción. Aún en su situación, ella debía sobrevivir como fuera.-
xxx: =Bueno, no he hecho mi trabajo siendo tan injusto y sin decirle a mis presas porque las cazo. - se acercó un poco más a ella pero de todas formas su rostro no podía distinguirse de todo. -Soy Joel, tu verdugo, y estoy aqui para hacer justicia.Tú...-e hizo una pausa en el que la tensión aumento.-Tú te has atrevido a quitarme a mi última presa, por eso me conformaré con tomarte aquí y ahora. -Sus dedos se movían lentamente hacia el gatillo. -¿Lo has entendido Rebeca?.
Rebeca: ¡Espera!-mencionó rápidamente. - Entiendo que quieras matarme a mi, pero mi hijo no tiene porqué pagar por mis pecados. Si debo darte mi vida, al menos.. -pero fue interrumpida. -
Joel: ¿Crees que soy Idiota? ¿De que Hijos me hablas? Te he investigado, no has tenido ni un sola cría en tus 26 años de vida. -su voz se volvió impaciente y algo violenta. -
Rebeca: Tengo los papeles en mi bolso...estoy esperando a mi primer hijo.
Joel: =Oh~...-se acercó y la giró encañonándole la espalda. - Espero que sea verdad pequeña perra o disfrutaré quitándote la piel con un cuchillo sin filo. -Y la guió hasta el bolso para que lo tomé. Una vez que quitó los análises encendió un lampará. En ese momento Joel se acercó a la luz y pudo observarlo un poco mejor. Un hombre de unos 50 años de edad, de ojos negros y penetrantes.Por la forma que la tomaba y como la había movido por el cuarto dedujo que estaba en su mejor forma. -Ya veo...pero, ¿Esperas dejar a un niño sólo en este mundo? Eso es peor que ser mala madre...- y apretó contra su espalda.Rebeca, sin embargo trató de mantener la calma.
Rebeca: Mis padres quieren un nieto, por favor, no les quites eso.
Después de momentos en el que el oxigeno se cortaba en la habitación.Rebeca sentía que toda esta situación era irreal y pasaba lo absurdo.Cada segundo como si se tratará de una eón. Su transpiración comenzaba a dolerle y su vientre aún plano, comenzaba a estrujarse del estrés.Una melódica sinfonía de Mozart lleno el hueco silencioso, interpretada de la mano de su pequeño vecino.Un final espectacular, para una persona tan horrible como lo era ella.
Rebeca: Vaya si que las personas son tontas al manejar...
-se quejaba pues su rol como enfermera a veces no le daban descanso en sus sueños. Trabajar en emergencias de menores no era el trabajo ideal para ella. Sin embargo, por todo lo que había pasado y hecho pensaba que aquello era una buena retribución para curar su alma. Condujo con tranquilidad por la ruta 33 hasta llegar al barrio , donde su pequeño hogar la esperaba. Bajo y aseguró su móvil antes de dirigirse a su departamento correspondiente en el tercer piso de un edificio algo arruinado.
Las quebradas maderas de cada puerta no eran de preocupar , pues habían aguantado muchas cosas en su desastroso pasado. Tras dos vueltas de la cerradura de metal ingresó a su habitación. Un cuadrado 4 x 4 que daba lugar a una amplia vista a la ciudad y por otro lado , respiraba comodidad en una cama matrimonial adornada a los lados con mesas de luz del siglo XV europeo.
Se quitó el bolso de su brazo y lo arrojó hacia el mismo rincón que acostumbraba. Aún en la oscuridad de su hogar ella se sentía reconfortada,sin embargo, el ruido del cuero contra el suelo nunca se dió. Un sonar metálico hizo que el brillo de lo que parecía un tubo de un arma la alarmará al girarse.
xxx: Estaba esperandote, cariño. -mencionó con su voz tosca y raspada-.
Rebeca: ¿C..Cariño?¿Quién eres?
- por experiencia propia, Rebeca sabía que desesperarse y rogar no era su mejor opción. Aún en su situación, ella debía sobrevivir como fuera.-
xxx: =Bueno, no he hecho mi trabajo siendo tan injusto y sin decirle a mis presas porque las cazo. - se acercó un poco más a ella pero de todas formas su rostro no podía distinguirse de todo. -Soy Joel, tu verdugo, y estoy aqui para hacer justicia.Tú...-e hizo una pausa en el que la tensión aumento.-Tú te has atrevido a quitarme a mi última presa, por eso me conformaré con tomarte aquí y ahora. -Sus dedos se movían lentamente hacia el gatillo. -¿Lo has entendido Rebeca?.
Rebeca: ¡Espera!-mencionó rápidamente. - Entiendo que quieras matarme a mi, pero mi hijo no tiene porqué pagar por mis pecados. Si debo darte mi vida, al menos.. -pero fue interrumpida. -
Joel: ¿Crees que soy Idiota? ¿De que Hijos me hablas? Te he investigado, no has tenido ni un sola cría en tus 26 años de vida. -su voz se volvió impaciente y algo violenta. -
Rebeca: Tengo los papeles en mi bolso...estoy esperando a mi primer hijo.
Joel: =Oh~...-se acercó y la giró encañonándole la espalda. - Espero que sea verdad pequeña perra o disfrutaré quitándote la piel con un cuchillo sin filo. -Y la guió hasta el bolso para que lo tomé. Una vez que quitó los análises encendió un lampará. En ese momento Joel se acercó a la luz y pudo observarlo un poco mejor. Un hombre de unos 50 años de edad, de ojos negros y penetrantes.Por la forma que la tomaba y como la había movido por el cuarto dedujo que estaba en su mejor forma. -Ya veo...pero, ¿Esperas dejar a un niño sólo en este mundo? Eso es peor que ser mala madre...- y apretó contra su espalda.Rebeca, sin embargo trató de mantener la calma.
Rebeca: Mis padres quieren un nieto, por favor, no les quites eso.
Después de momentos en el que el oxigeno se cortaba en la habitación.Rebeca sentía que toda esta situación era irreal y pasaba lo absurdo.Cada segundo como si se tratará de una eón. Su transpiración comenzaba a dolerle y su vientre aún plano, comenzaba a estrujarse del estrés.Una melódica sinfonía de Mozart lleno el hueco silencioso, interpretada de la mano de su pequeño vecino.Un final espectacular, para una persona tan horrible como lo era ella.
La ley y la Trampa. (Segunda parte)
El frío se hacia presente en el interior de su corazón. ¿Cuánto tiempo más ese individuo la tendría aterrada?. Los labios le temblaban al recibir la mirada socarrona de aquel hombre canoso. La colocó frente a él ,clavandole sus ojos azules en su mirada de miedo.
Joel: Sinceramente, pequeña perra, no me interesa tu patética vida.
Y dicho esto Rebeca sintió como el congelado metal hacia contacto con su barbilla.Un electricidad recorrió desde los pies de Rebeca hasta su coronilla.Transformando la seguridad de su rostro en uno de pánico. La mano libre de Joel rodeo sin interrupción la suave y tersa piel de su cuello, haciendo un poco de presión. Las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos mientras que el perpretador se animaba cada vez más deformando su aspecto con una sonrisa diabólica.
Joel: Ya veo, tal vez prefieras que vaya por tu pequeño y así te perdone la vida...Piénsalo bien
-Y bajo el arma para estrecharlo contra su abdomen. Mientras que acercaba su cabeza a el oido de Rebeca y le susurraba al son de la música tétrica de fondo.-
Joel: De todas formas morirá si te destrozó la cabeza con una bala.
-Y se retiró con lentitud. Las rodillas de Rebeca en ese momento se aflojaron dejandola caer con todo su peso al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par aunque en ellos se había perdido el brillo se su alma. El revolver quedó justamente en su frente, y las notas de aquel violín llegaban a su violencia máxima como preludio de una catástrofe. El hombre sonrió sastifecho, sin embargo el congelado metal al ser apoyado en su frente cálida la despertó.
Rebeca:Si lo haces...¿Qué te hace pensar que te saldrás con la tuya?
Joel: ¿De que me hablas? Eres la última, yo ya no tengo más nada que perder...¡hace mucho tiempo que no soy nada!.
Y la golpeó con su puño libre para echarla al suelo. Rebeca largó un quejido e intentaba aminorar el dolor de su herida abierta con sus manos. Levanto el rostro para observarlo como se movía por encima de ella.Su mirada se torno sombría y molesta.Al parecer había logrado cabrearlo más, debía hallar la forma de alargar su vida.Al menos hasta que hijo naciera.
Joel: Ya basta de Juegos.
En ese momento el sonar del violín finalizo y el silencio volvió a apoderarse de la habitación. Los juegos de luces y sombras en aquel sector de su cómodo hogar se había transformado en cual castillo embrujado.
Rebeca: D...Dijiste que me harías saber porqué me matarías...pero no me ha quedado en claro nada.
Pensó rápidamente dejando de lado su miedo y dolor. Tempestivamente el se sentó sobre ella dejando caer su peso sobre su abdomen quitándol la respiración y sumiéndola en un estado de necesidad que la llevaba a la locura. El hombre de unos 90 kilos la tomó de sus rubios cabellos y mantuvo su rostro para que la mirará. La fuerza era tal que la impotencia logró que ella estallará en un llanto silencioso. Las lágrimas caían de sus mejillas formando ríos angostos en el suelo, produciendo cierto repudio en su atacante.
Joel: Te dije basta de Juegos perra... Piensa en qué has hecho, a qué presa me has quitado. Y será mejor que sea rápido no soy muy paciente.
Ella mordió sus labios y cerró fuertemente sus ojos. Mientras el aire volvía a sus pulmones y el frio tacto con el suelo le parecia confortante. Dedujo de quién hablaba y de que se trataba. Algo que quisiera olvidar. Un pecado intachable, una sensación de salvación, un minuto de paz.
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