PRÓLOGO
“¿Dónde estoy…?”
Miro mis manos, mis brazos.
Brillan con demasiada palidez.
“He muerto.”
Estoy muerta.
“...Jonathan...”
Una lágrima cae por mi rostro.
_Por favor, denme una segunda oportunidad.
“Quiero estar a su lado.
Por favor, se lo suplico.”
_Nunca más. _Responde una voz grave.
Resuena en la oscuridad, en medio de la nada.
_No te acercarás más a él.
_ ¿¡Quién es para decirme eso!? _Grito enfadada.
Una silueta negra aparece ante mí.
Lo que tan solo parece humo negro, forma unos ojos completamente rojos.
Me mira con frialdad.
Extiende un brazo con forma de zarpa frente a mí.
“Para estar con él. Ahora tú estarás en su lugar.”
_ ¿A qué se refiere?
El dios suelta una carcajada ronca y grave.
Miro al ser que tengo delante.
Ha tomado un aspecto humanoide.
Coloco mi mano sobre su zarpa.
Nos miramos directamente a los ojos.
“¿Te conozco?”
“Desde siempre.”
Una boca aparece en su rostro, mostrándome una sonrisa de blancos y afilados dientes.
Sostiene mi mano con delicadeza.
Me acerco a él.
Le toco el rostro y el cuerpo.
Emite un sonido, como un gorgojeo de placer.
“Su voz…
...es humana.”
Me rodea con su otro brazo y me besa.
Abro los ojos sorprendida y luego los cierro.
Le correspondo.
Mi cuerpo brilla, mi cabello se oscurece, unas alas de plumas negras aparecen en mi espalda.
Un circulo aparece a nuestros pies.
Un pentagrama invertido.
Estamos en el centro.
La estrella se ilumina, marcándolo todo con sangre.
Empieza a girar.
Con cada vuelta va mostrando los sentimientos del ser en distintos idiomas.
“Amor.”
CAPÍTULO 1
_Eso es… _Susurra.
Suelta otro gemido.
Subo despacio.
Deslizando mi cuerpo desnudo sobre el suyo.
Rozo sus labios con mis dedos.
Muevo mis caderas en un suave va y ven.
Abre su boca.
Me aferro a sus hombros y continuo.
Acelero mis movimientos.
Penetrándole.
Sus manos se aferran a la tela.
Tiemblan, como la comisura de sus labios.
Abre sus ojos negros.
Miro su expresión agitada.
Su mirada perdida.
Grita de placer.
Quejidos, gemidos.
Sigo, no me detengo.
Contemplo su agitación.
Cada gesto de su cuerpo, su rostro.
“Hermoso, precioso.”
Mueve sus brazos hasta aferrarse a mi trasero.
Otro grito.
Aparta su mirada de la mía con los ojos entrecerrados.
Tomo su rostro entre mis manos, acariciando su cabello de colores y sus labios.
Baja el sonido de sus quejidos.
Poso un dedo sobre su boca.
_Shhh.
Acerco mi boca a su oído, susurrándole.
Muerdo su oreja y bajo lamiendo su mandíbula, su cuello.
Marco su piel, dejando la huella de mis labios.
Se aferra con manos temblorosas a mi cuerpo.
Le silencio besándole.
Despacio.
Nuestras lenguas se encuentran.
Movemos nuestros labios, correspondiéndonos.
Gimo excitada al sentir como me inunda por dentro.
Suspira.
“¿Me amas?”
Acaricio sus piernas y sus caderas, sintiendo el calor de su piel.
Muerdo sus pezones.
Su respiración se acelera, jadea.
“Desde siempre.”
Nos miramos, sonrientes.
“Bienvenido a este mundo…
...Alexander.”
CAPÍTULO 2
Entro con pasos apresurados.
Vestida con un vestido de encaje negro y tacones azul oscuro.
Me abro paso entre la multitud.
En el centro de la pista, le veo.
Está besando a otra chica.
Su expresión es de felicidad.
La sostiene entre sus brazos, envolviéndola.
Contemplo con tristeza.
Abre sus ojos.
Tiro unas copas al suelo, los cristales hacen ruido al caer.
Cuando se aparta para mirar, ya no estoy allí.
CAPÍTULO 3
“_ ¿De qué estás celosa? _Me pregunta con una sonrisa.
_Nada. _Respondo. _Después de todo, eso es lo que somos.
Se me hace un nudo en la garganta.
_Exacto. Y de todas maneras…
“Nunca querría nada contigo.
Nada, eso es lo que eres para mí.”
Le abofeteo.
Marco mi mano en su rostro.
Me mira sorprendido.
Le doy la espalda y me marcho.
Despliego mis alas negras y me impulso hasta la copa de mi escenario cubierto por una cúpula de madera con hierba fresca y rosas blancas.
Lo que empieza siendo un sollozo se convierte en un llanto desconsolado.
_¡¡¡He llegado tarde… demasiado tarde…!!! _Grito entre lágrimas.
Miles de cientos de recuerdos aparecen en mi mente.
Mi rostro y mis manos son cubiertas de lágrimas rojas como la sangre.”
CAPÍTULO 4
Sentada en una fuente que se encuentra en medio de un parque con enredaderas que crecen alrededor de unas columnas.
Siento como el agua fría me salpica.
Alguien se sienta a mi lado.
_ ¿Qué haces aquí sola?
Abro mis ojos y le miro.
Un hombre alto con el cabello de colores, ojos marrones y piel blanca.
Vestido con una camiseta rosa de manga larga, unos pantalones vaqueros marrones y unos zapatos de deporte.
_Nada. _Respondo, mirando al agua con tristeza.
_Me llamo Alexander.
_Lirio.
Me mira y sonríe.
Le miro sorprendida.
Hacía tanto que alguien no se sentía así conmigo.
Sonrio también.
_Gracias.
_ ¿Por qué?
_Me hiciste sonreír, hace años que no lo hacía.
Toca mis dedos, posando su mano sobre la mía.
Se inclina sobre mí y…
...roza mis labios.
Noto su aliento.
Le agarro el rostro y lo aparto.
_Eso ha sido muy rápido.
Abre sus ojos, enseñando sus dientes en una sonrisa.
“No quería estropear tu primer beso.”
Suelto una risa.
Aparto mi cabello rubio, húmedo por el agua de la fuente.
El ríe también sin entender el motivo.
“Alexander.”
CAPÍTULO 5
Estoy sentada en un banco.
Alexander está tumbado con la cabeza sobre mis piernas.
En un parque soleado, bajo la sombra de un enorme árbol.
Me mira con sus ojos negros.
Su cabello de colores despeinado.
Extiende un brazo con la palma de la mano abierta para alcanzar mi rostro, rozando mi mejilla con los dedos.
_Justo así te ves como un ángel.
Le acaricio el cabello.
“Como un ángel inalcanzable.
Un demonio recibiendo tus cuidados.
No sabes lo que hice antes de conocernos...”
Entrecierra sus ojos.
Acaricio su rostro.
Convirtiendo sus palabras en susurros.
_ ¿Qué dices…?
Dos débiles lágrimas caen por mis mejillas.
Le miro consternada, apretando los dientes.
Bajo mi rostro, ocultando mi expresión y lo levanto mostrando una mirada cálida.
“Desde que te vi quise que fueras mía.”
Beso sus labios con lágrimas en los ojos.
“Un demonio… que tiene conciencia de quien es… y que sabe quién soy.
Lo que soy.
Un ángel.”
Mi cabello se oscurece.
Pasando de ser rubio dorado al moreno más oscuro.
Mi piel palidece más, con un débil brillo.
Mis alas aparecen, desplegándose y cayendo a mis espaldas.
Noto el suelo con mis plumas negras.
Abro mis ojos sorprendida.
Levanto mi rostro.
Ahora no son marrones, son negros.
Noto sus manos palpando las mías, mis brazos.
Se incorpora, sentándose a mi lado.
Pone sus manos en mis hombros.
Nos miramos a los ojos, ambos sorprendidos.
“Mi ángel.”
“Mi Alexander.”
Nos aferramos el uno al otro con fuerza, besándonos.
“Lo amo, lo deseo.
Más que a nada en este mundo.”
“¿Estoy siendo egoísta?
Ahora no me importa.”
Nos envolvemos en los brazos del otro.
Mirándonos maravillados.
“Te amo” Nos repetimos una y otra vez en susurros, entre beso y beso.
CAPÍTULO 6
Al morir, como un ser humano puro que no había pecado.
Ascendería a los cielos.
“Ingenua.”
Solo pequé una vez.
“Amar de forma impura.”
No fui aceptada en el cielo.
Tampoco en el infierno.
Simplemente me quedé en el límite.
En la nada.
Entonces sucedió.
Volvimos a encontrarnos.
Solo éramos energía.
Oscuridad y luz.
Tomé forma humana.
A pesar de que mi piel siguiera sin perder ese brillo blanco.
Él la forma de un ser humanoide.
En un intento de ser como yo.
Mi mano se encontró con la suya, envolviéndola en su zarpa.
Él me convirtió en un ángel.
Un ángel oscuro.
Un ser impuro.
A cambio le di el sentimiento más mortal y a la vez más puro que un ser podría albergar.
“Amor.”
De esa forma, inconscientemente, dejándonos llevar, formamos un pacto.
CAPÍTULO 7
Un camino rojizo se extiende hasta perderse en el horizonte.
En medio de la nada.
Una silueta avanza, deteniéndose ante mí.
Su cabello es de colores, su piel blanca.
Sus ojos que antes eran marrones, ahora son completamente negros.
Me mira y sonríe con tristeza.
Unos colmillos asoman por debajo de sus labios.
Despliega unas alas membranosas a su espalda.
“Están rotas.”
La piel de su cara comienza a agrietarse y desprenderse.
Comprendo con horror.
Entre sudores fríos, temblorosa, me llevo mis manos a mi rostro.
“Eres mi prometido…
...y el padre de Jonathan.”
El rey de los demonios.
“Alexander.”
Sus almas unidas bajo un cuerpo humano.
“Hizo un pacto para esperarme todo este tiempo…
...pensando que soy como cuando fui su prometida.”
Mi rostro se llena de lágrimas.
“¡¡Yo no quería esto…!!” Grito entre sollozos.
Corro hacia él.
Rodeando su cuerpo desnudo con mis brazos, estrechándole con fuerza.
Su expresión cambia, sorprendido.
Lloro sin apartarme de él.
CAPÍTULO 8
Nos miramos desafiantes.
_ ¿Qué haces aquí? _Le pregunta Alexander.
Jonathan no responde.
Alexander le coge por el cuello de la camisa y le mira con rencor.
Le sacude con violencia.
Jonathan le golpea el rostro.
_¡¡Suéltame…!! _Grita con los ojos cerrados.
Alexander le empuja contra la pared.
Suena un golpe sordo.
Cae sangre por la nariz de Jonathan.
Mira hacia mí con la mirada perdida.
Sus pupilas desenfocadas.
_ ¿Dónde estabas… cuando ella te necesitaba?
“¿Por qué no apareciste?
Eres su prometido.”
Mi corazón se detiene por un momento.
“Cuidando de ti.”
Jonathan aprieta los dientes, frustrado.
Un gemido.
Los dos me miran, sorprendidos.
Una lágrima cae por mi mejilla, seguida por más.
_Por favor, perdóname… _Me suplica Alexander de rodillas.
_Se acabó. _Sentencio.
Me mira.
Sus pupilas se desenfocan y cae al suelo.
Tiene la cabeza abierta, derramando sangre.
Me llevo las manos a la boca.
Tras él…
...veo…
Un ser humanoide que se arrastra hacia mí.
Sus ojos son completamente rojos.
Sus brazos terminan en zarpas con afiladas uñas.
“Lo has matado…
Era tu padre...”
Nos miramos directamente a los ojos.
Extiende un brazo con una zarpa abierta.
Entonces comprendo con horror.
“Ahora tú estarás en su lugar.
Soy el monstruo.”
Una mirada y expresión de horror en mi rostro.
“Jonathan... él es a quien le he dado…
...sentimientos humanos."
Las lágrimas resbalan por mi rostro hasta caer en el suelo.
“El pacto que hice…
...fue contigo.”
Toma mi barriga entre sus zarpas con delicadeza, besándola.
“Lo siento, siento todo esto...”
“Solo querías dejar tu descendencia aquí.”
Lágrimas rojas como sangre escapan de sus ojos.
“No lo conseguí.
No como él quería.”
El rostro de Alexander da una vuelta completa para mirar a Jonathan.
Sus ojos completamente negros, sin brillo.
Giro mi cabeza a un lado, apartando la mirada.
Su mandíbula deformada, mostrando unas afiladas hileras de dientes.
“Llegas tarde.”
Sufre un último espasmo y muere.
CAPÍTULO 9
Miro al vacío, cabizbajo.
Cierro los ojos.
“La he perdido…
...para siempre.”
Siempre.
“Si no hubiera aparecido…
...ella seguiría aquí.”
"El solo hecho de no volver a escucharle, verle, hablarle…"
Aprieto los dientes.
Mi mirada pasa del horror a la tristeza.
“Madre…
...Amor.”
Lloramos desconsoladamente.
Nuestro llanto pasa del desconsuelo al dolor.
Parte del que ahora es nuestro cuerpo permanece intacto.
El cabello color azul cielo.
La piel blanca.
La otra parte va perdiendo la piel, dejando al descubierto parte de lo que ahora somos.
El ser en el que nos hemos convertido.
Lo que siempre fuimos desde un principio.
“Oscuridad…
...nuestro brazo derecho terminado en una zarpa de puntiagudas uñas.”
Las lágrimas que escapan por ambos ojos rojizos pasa de ser agua a ser sangre.
Nos llevamos una mano al pecho.
“Duele...”
Estamos rotos por dentro.
Nuestro corazón está destrozado.
"Entonces, justo cuando creíamos haberlo perdido todo…
...escuchamos una inocente y tierna risa."
Abrimos los ojos sorprendidos.
“¿Un bebé…?”
Nos mira y vuelve a reír.
Se acerca gateando hasta nuestro cuerpo.
Sentándose sobre nuestras rodillas, abrazándonos.
Sonreímos, devolviéndole el abrazo.
El que parece ser su padre, Louis, nos observa.
Al principio trata de detenernos, pero al ver nuestras intenciones se relaja.
Contemplando emocionado.
Nuestro cuerpo va volviendo a tomar forma humana por completo.
Lo sentimos entre nuestros brazos, tan frágil, tan pequeño…
“...Gracias.”
EPÍLOGO
Sentado sobre el tejado de palacio.
Bajo una noche estrellada.
Vestido con ropajes verdes oscuros y con una capa azul oscuro cayendo a mi espalda.
Dejo que caiga sobre la palma de mi mano unas débiles partículas de luz.
“Las almas de mis ancianos aldeanos...”
_Descansad en paz. _Susurro, contemplándolas con una mirada reconfortante, tranquilizadora.
Su brillo se refleja en las pupilas de mis rojizos ojos.
El viento azota con suavidad mi cabello celeste, despeinándolo.
“La multitud bajo una soleada mañana.
Los verdugos sobre una plataforma.
Cada uno a un lado de una soga.
La veo colocar su cabeza en el hueco de la soga.
Extiendo un brazo con la mano abierta, tratando de alcanzar a mi hijo en un intento desesperado, gritando.
_ ¡¡¡EVER, EVEEER…!!! _Grito con desesperación. _¡¡¡NOOO…!!!
_Perdóname… _La oigo decir, mirándome a los ojos con amargura mientras sonríe.
Aprietan la soga hasta hacer crujir su cuello.
Ambos contemplamos con horror.
Temblando, las lágrimas brotan de nuestros ojos, empapando nuestros rostros.”
“...Llegas tarde...”
Una partícula se posa en su mano, brillando con más intensidad.
La observa con curiosidad.
El resto ha ascendido hasta lo más profundo del cielo, formando nuevas constelaciones.
Se destruye sobre la palma de su mano.
Unas lágrimas caen por sus mejillas de un débil rojo.
Le escucho llorar desde las afueras de palacio.
Golpeo el muro con frustración.
Lloro impotente, con la más honda tristeza reflejada en mi rostro.
“Lo siento…
…Perdóname…
...Te amo.”
“¿Dónde estoy…?”
Miro mis manos, mis brazos.
Brillan con demasiada palidez.
“He muerto.”
Estoy muerta.
“...Jonathan...”
Una lágrima cae por mi rostro.
_Por favor, denme una segunda oportunidad.
“Quiero estar a su lado.
Por favor, se lo suplico.”
_Nunca más. _Responde una voz grave.
Resuena en la oscuridad, en medio de la nada.
_No te acercarás más a él.
_ ¿¡Quién es para decirme eso!? _Grito enfadada.
Una silueta negra aparece ante mí.
Lo que tan solo parece humo negro, forma unos ojos completamente rojos.
Me mira con frialdad.
Extiende un brazo con forma de zarpa frente a mí.
“Para estar con él. Ahora tú estarás en su lugar.”
_ ¿A qué se refiere?
El dios suelta una carcajada ronca y grave.
Miro al ser que tengo delante.
Ha tomado un aspecto humanoide.
Coloco mi mano sobre su zarpa.
Nos miramos directamente a los ojos.
“¿Te conozco?”
“Desde siempre.”
Una boca aparece en su rostro, mostrándome una sonrisa de blancos y afilados dientes.
Sostiene mi mano con delicadeza.
Me acerco a él.
Le toco el rostro y el cuerpo.
Emite un sonido, como un gorgojeo de placer.
“Su voz…
...es humana.”
Me rodea con su otro brazo y me besa.
Abro los ojos sorprendida y luego los cierro.
Le correspondo.
Mi cuerpo brilla, mi cabello se oscurece, unas alas de plumas negras aparecen en mi espalda.
Un circulo aparece a nuestros pies.
Un pentagrama invertido.
Estamos en el centro.
La estrella se ilumina, marcándolo todo con sangre.
Empieza a girar.
Con cada vuelta va mostrando los sentimientos del ser en distintos idiomas.
“Amor.”
CAPÍTULO 1
_Eso es… _Susurra.
Suelta otro gemido.
Subo despacio.
Deslizando mi cuerpo desnudo sobre el suyo.
Rozo sus labios con mis dedos.
Muevo mis caderas en un suave va y ven.
Abre su boca.
Me aferro a sus hombros y continuo.
Acelero mis movimientos.
Penetrándole.
Sus manos se aferran a la tela.
Tiemblan, como la comisura de sus labios.
Abre sus ojos negros.
Miro su expresión agitada.
Su mirada perdida.
Grita de placer.
Quejidos, gemidos.
Sigo, no me detengo.
Contemplo su agitación.
Cada gesto de su cuerpo, su rostro.
“Hermoso, precioso.”
Mueve sus brazos hasta aferrarse a mi trasero.
Otro grito.
Aparta su mirada de la mía con los ojos entrecerrados.
Tomo su rostro entre mis manos, acariciando su cabello de colores y sus labios.
Baja el sonido de sus quejidos.
Poso un dedo sobre su boca.
_Shhh.
Acerco mi boca a su oído, susurrándole.
Muerdo su oreja y bajo lamiendo su mandíbula, su cuello.
Marco su piel, dejando la huella de mis labios.
Se aferra con manos temblorosas a mi cuerpo.
Le silencio besándole.
Despacio.
Nuestras lenguas se encuentran.
Movemos nuestros labios, correspondiéndonos.
Gimo excitada al sentir como me inunda por dentro.
Suspira.
“¿Me amas?”
Acaricio sus piernas y sus caderas, sintiendo el calor de su piel.
Muerdo sus pezones.
Su respiración se acelera, jadea.
“Desde siempre.”
Nos miramos, sonrientes.
“Bienvenido a este mundo…
...Alexander.”
CAPÍTULO 2
Entro con pasos apresurados.
Vestida con un vestido de encaje negro y tacones azul oscuro.
Me abro paso entre la multitud.
En el centro de la pista, le veo.
Está besando a otra chica.
Su expresión es de felicidad.
La sostiene entre sus brazos, envolviéndola.
Contemplo con tristeza.
Abre sus ojos.
Tiro unas copas al suelo, los cristales hacen ruido al caer.
Cuando se aparta para mirar, ya no estoy allí.
CAPÍTULO 3
“_ ¿De qué estás celosa? _Me pregunta con una sonrisa.
_Nada. _Respondo. _Después de todo, eso es lo que somos.
Se me hace un nudo en la garganta.
_Exacto. Y de todas maneras…
“Nunca querría nada contigo.
Nada, eso es lo que eres para mí.”
Le abofeteo.
Marco mi mano en su rostro.
Me mira sorprendido.
Le doy la espalda y me marcho.
Despliego mis alas negras y me impulso hasta la copa de mi escenario cubierto por una cúpula de madera con hierba fresca y rosas blancas.
Lo que empieza siendo un sollozo se convierte en un llanto desconsolado.
_¡¡¡He llegado tarde… demasiado tarde…!!! _Grito entre lágrimas.
Miles de cientos de recuerdos aparecen en mi mente.
Mi rostro y mis manos son cubiertas de lágrimas rojas como la sangre.”
CAPÍTULO 4
Sentada en una fuente que se encuentra en medio de un parque con enredaderas que crecen alrededor de unas columnas.
Siento como el agua fría me salpica.
Alguien se sienta a mi lado.
_ ¿Qué haces aquí sola?
Abro mis ojos y le miro.
Un hombre alto con el cabello de colores, ojos marrones y piel blanca.
Vestido con una camiseta rosa de manga larga, unos pantalones vaqueros marrones y unos zapatos de deporte.
_Nada. _Respondo, mirando al agua con tristeza.
_Me llamo Alexander.
_Lirio.
Me mira y sonríe.
Le miro sorprendida.
Hacía tanto que alguien no se sentía así conmigo.
Sonrio también.
_Gracias.
_ ¿Por qué?
_Me hiciste sonreír, hace años que no lo hacía.
Toca mis dedos, posando su mano sobre la mía.
Se inclina sobre mí y…
...roza mis labios.
Noto su aliento.
Le agarro el rostro y lo aparto.
_Eso ha sido muy rápido.
Abre sus ojos, enseñando sus dientes en una sonrisa.
“No quería estropear tu primer beso.”
Suelto una risa.
Aparto mi cabello rubio, húmedo por el agua de la fuente.
El ríe también sin entender el motivo.
“Alexander.”
CAPÍTULO 5
Estoy sentada en un banco.
Alexander está tumbado con la cabeza sobre mis piernas.
En un parque soleado, bajo la sombra de un enorme árbol.
Me mira con sus ojos negros.
Su cabello de colores despeinado.
Extiende un brazo con la palma de la mano abierta para alcanzar mi rostro, rozando mi mejilla con los dedos.
_Justo así te ves como un ángel.
Le acaricio el cabello.
“Como un ángel inalcanzable.
Un demonio recibiendo tus cuidados.
No sabes lo que hice antes de conocernos...”
Entrecierra sus ojos.
Acaricio su rostro.
Convirtiendo sus palabras en susurros.
_ ¿Qué dices…?
Dos débiles lágrimas caen por mis mejillas.
Le miro consternada, apretando los dientes.
Bajo mi rostro, ocultando mi expresión y lo levanto mostrando una mirada cálida.
“Desde que te vi quise que fueras mía.”
Beso sus labios con lágrimas en los ojos.
“Un demonio… que tiene conciencia de quien es… y que sabe quién soy.
Lo que soy.
Un ángel.”
Mi cabello se oscurece.
Pasando de ser rubio dorado al moreno más oscuro.
Mi piel palidece más, con un débil brillo.
Mis alas aparecen, desplegándose y cayendo a mis espaldas.
Noto el suelo con mis plumas negras.
Abro mis ojos sorprendida.
Levanto mi rostro.
Ahora no son marrones, son negros.
Noto sus manos palpando las mías, mis brazos.
Se incorpora, sentándose a mi lado.
Pone sus manos en mis hombros.
Nos miramos a los ojos, ambos sorprendidos.
“Mi ángel.”
“Mi Alexander.”
Nos aferramos el uno al otro con fuerza, besándonos.
“Lo amo, lo deseo.
Más que a nada en este mundo.”
“¿Estoy siendo egoísta?
Ahora no me importa.”
Nos envolvemos en los brazos del otro.
Mirándonos maravillados.
“Te amo” Nos repetimos una y otra vez en susurros, entre beso y beso.
CAPÍTULO 6
Al morir, como un ser humano puro que no había pecado.
Ascendería a los cielos.
“Ingenua.”
Solo pequé una vez.
“Amar de forma impura.”
No fui aceptada en el cielo.
Tampoco en el infierno.
Simplemente me quedé en el límite.
En la nada.
Entonces sucedió.
Volvimos a encontrarnos.
Solo éramos energía.
Oscuridad y luz.
Tomé forma humana.
A pesar de que mi piel siguiera sin perder ese brillo blanco.
Él la forma de un ser humanoide.
En un intento de ser como yo.
Mi mano se encontró con la suya, envolviéndola en su zarpa.
Él me convirtió en un ángel.
Un ángel oscuro.
Un ser impuro.
A cambio le di el sentimiento más mortal y a la vez más puro que un ser podría albergar.
“Amor.”
De esa forma, inconscientemente, dejándonos llevar, formamos un pacto.
CAPÍTULO 7
Un camino rojizo se extiende hasta perderse en el horizonte.
En medio de la nada.
Una silueta avanza, deteniéndose ante mí.
Su cabello es de colores, su piel blanca.
Sus ojos que antes eran marrones, ahora son completamente negros.
Me mira y sonríe con tristeza.
Unos colmillos asoman por debajo de sus labios.
Despliega unas alas membranosas a su espalda.
“Están rotas.”
La piel de su cara comienza a agrietarse y desprenderse.
Comprendo con horror.
Entre sudores fríos, temblorosa, me llevo mis manos a mi rostro.
“Eres mi prometido…
...y el padre de Jonathan.”
El rey de los demonios.
“Alexander.”
Sus almas unidas bajo un cuerpo humano.
“Hizo un pacto para esperarme todo este tiempo…
...pensando que soy como cuando fui su prometida.”
Mi rostro se llena de lágrimas.
“¡¡Yo no quería esto…!!” Grito entre sollozos.
Corro hacia él.
Rodeando su cuerpo desnudo con mis brazos, estrechándole con fuerza.
Su expresión cambia, sorprendido.
Lloro sin apartarme de él.
CAPÍTULO 8
Nos miramos desafiantes.
_ ¿Qué haces aquí? _Le pregunta Alexander.
Jonathan no responde.
Alexander le coge por el cuello de la camisa y le mira con rencor.
Le sacude con violencia.
Jonathan le golpea el rostro.
_¡¡Suéltame…!! _Grita con los ojos cerrados.
Alexander le empuja contra la pared.
Suena un golpe sordo.
Cae sangre por la nariz de Jonathan.
Mira hacia mí con la mirada perdida.
Sus pupilas desenfocadas.
_ ¿Dónde estabas… cuando ella te necesitaba?
“¿Por qué no apareciste?
Eres su prometido.”
Mi corazón se detiene por un momento.
“Cuidando de ti.”
Jonathan aprieta los dientes, frustrado.
Un gemido.
Los dos me miran, sorprendidos.
Una lágrima cae por mi mejilla, seguida por más.
_Por favor, perdóname… _Me suplica Alexander de rodillas.
_Se acabó. _Sentencio.
Me mira.
Sus pupilas se desenfocan y cae al suelo.
Tiene la cabeza abierta, derramando sangre.
Me llevo las manos a la boca.
Tras él…
...veo…
Un ser humanoide que se arrastra hacia mí.
Sus ojos son completamente rojos.
Sus brazos terminan en zarpas con afiladas uñas.
“Lo has matado…
Era tu padre...”
Nos miramos directamente a los ojos.
Extiende un brazo con una zarpa abierta.
Entonces comprendo con horror.
“Ahora tú estarás en su lugar.
Soy el monstruo.”
Una mirada y expresión de horror en mi rostro.
“Jonathan... él es a quien le he dado…
...sentimientos humanos."
Las lágrimas resbalan por mi rostro hasta caer en el suelo.
“El pacto que hice…
...fue contigo.”
Toma mi barriga entre sus zarpas con delicadeza, besándola.
“Lo siento, siento todo esto...”
“Solo querías dejar tu descendencia aquí.”
Lágrimas rojas como sangre escapan de sus ojos.
“No lo conseguí.
No como él quería.”
El rostro de Alexander da una vuelta completa para mirar a Jonathan.
Sus ojos completamente negros, sin brillo.
Giro mi cabeza a un lado, apartando la mirada.
Su mandíbula deformada, mostrando unas afiladas hileras de dientes.
“Llegas tarde.”
Sufre un último espasmo y muere.
CAPÍTULO 9
Miro al vacío, cabizbajo.
Cierro los ojos.
“La he perdido…
...para siempre.”
Siempre.
“Si no hubiera aparecido…
...ella seguiría aquí.”
"El solo hecho de no volver a escucharle, verle, hablarle…"
Aprieto los dientes.
Mi mirada pasa del horror a la tristeza.
“Madre…
...Amor.”
Lloramos desconsoladamente.
Nuestro llanto pasa del desconsuelo al dolor.
Parte del que ahora es nuestro cuerpo permanece intacto.
El cabello color azul cielo.
La piel blanca.
La otra parte va perdiendo la piel, dejando al descubierto parte de lo que ahora somos.
El ser en el que nos hemos convertido.
Lo que siempre fuimos desde un principio.
“Oscuridad…
...nuestro brazo derecho terminado en una zarpa de puntiagudas uñas.”
Las lágrimas que escapan por ambos ojos rojizos pasa de ser agua a ser sangre.
Nos llevamos una mano al pecho.
“Duele...”
Estamos rotos por dentro.
Nuestro corazón está destrozado.
"Entonces, justo cuando creíamos haberlo perdido todo…
...escuchamos una inocente y tierna risa."
Abrimos los ojos sorprendidos.
“¿Un bebé…?”
Nos mira y vuelve a reír.
Se acerca gateando hasta nuestro cuerpo.
Sentándose sobre nuestras rodillas, abrazándonos.
Sonreímos, devolviéndole el abrazo.
El que parece ser su padre, Louis, nos observa.
Al principio trata de detenernos, pero al ver nuestras intenciones se relaja.
Contemplando emocionado.
Nuestro cuerpo va volviendo a tomar forma humana por completo.
Lo sentimos entre nuestros brazos, tan frágil, tan pequeño…
“...Gracias.”
EPÍLOGO
Sentado sobre el tejado de palacio.
Bajo una noche estrellada.
Vestido con ropajes verdes oscuros y con una capa azul oscuro cayendo a mi espalda.
Dejo que caiga sobre la palma de mi mano unas débiles partículas de luz.
“Las almas de mis ancianos aldeanos...”
_Descansad en paz. _Susurro, contemplándolas con una mirada reconfortante, tranquilizadora.
Su brillo se refleja en las pupilas de mis rojizos ojos.
El viento azota con suavidad mi cabello celeste, despeinándolo.
“La multitud bajo una soleada mañana.
Los verdugos sobre una plataforma.
Cada uno a un lado de una soga.
La veo colocar su cabeza en el hueco de la soga.
Extiendo un brazo con la mano abierta, tratando de alcanzar a mi hijo en un intento desesperado, gritando.
_ ¡¡¡EVER, EVEEER…!!! _Grito con desesperación. _¡¡¡NOOO…!!!
_Perdóname… _La oigo decir, mirándome a los ojos con amargura mientras sonríe.
Aprietan la soga hasta hacer crujir su cuello.
Ambos contemplamos con horror.
Temblando, las lágrimas brotan de nuestros ojos, empapando nuestros rostros.”
“...Llegas tarde...”
Una partícula se posa en su mano, brillando con más intensidad.
La observa con curiosidad.
El resto ha ascendido hasta lo más profundo del cielo, formando nuevas constelaciones.
Se destruye sobre la palma de su mano.
Unas lágrimas caen por sus mejillas de un débil rojo.
Le escucho llorar desde las afueras de palacio.
Golpeo el muro con frustración.
Lloro impotente, con la más honda tristeza reflejada en mi rostro.
“Lo siento…
…Perdóname…
...Te amo.”
Responder
Gracias a Muffet y a Voldia por sus Firmas.
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