El secreto mejor guardado de @Lord Pato
Fuente: https://jorlab.blogspot.com.es/2010/01/l...iollo.html[/align]
Solo en el concepto de la evolución de las especies podemos hallar explicación al extraordinario hecho de que los machos de pato criollo (especie cuyo nombre científico es Cairina moschata) poseen penes, siempre flexibles incluso en erección, de más de 20 cm de longitud con forma de sacacorchos; y las hembras, tortuosas vaginas en dirección contraria al sentido del pene, lo que convierte el acto sexual de esta especie en un retorcido y contorsionado acontecimiento. Sin el concepto de evolución sería también difícil explicar el hecho de que el pene de esta especie de pato, que se encuentra normalmente plegado y guardado dentro de su cloaca (abertura al final del cuerpo de todas las aves que cumple la funciones excretoras y reproductoras al mismo tiempo), entra en erección y es expelido en toda su enorme longitud en solo medio segundo, y que en ese medio segundo tiene lugar también la eyaculación, lo que convierte al acto sexual de esta especie en un extraordinariamente precoz acontecimiento, eyaculatoriamente hablando.
Otras especies de patos, sin embargo, no llevan una vida sexual tan contorsionada. Los machos de estas especies, que, ¡qué pena!, suelen carecer de pene, fecundan a las hembras mediante un “beso cloacal”, en el que ambos animales conectan sus cloacas por un breve (pero supuestamente intenso) momento. ¿Qué ha sucedido con el pato criollo para que los machos hayan desarrollado gigantescos y retorcidos penes, y erección y eyaculación “relámpago”; y las hembras, cloacas tortuosas? Como he dicho arriba, la explicación se encuentra en la teoría de la evolución, como demuestran los científicos del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Yale, en los EE.UU, dirigidos por la Dra. Patricia L.R. Brennan, quienes publican sus resultados en la revista Proceedings of the Royal Society B.
Guerra de sexos
Lo que parece haber sucedido en los patos criollos es el desarrollo de una guerra entre los sexos que ha alcanzado penosas proporciones, nunca mejor dicho. Resulta que las hembras de esta especie deben ser especialmente cuidadosas al elegir a un buen compañero sexual con el que desarrollar una relación de pareja e “invertir” sus genes con él para reproducirse. El cuidado de la prole, que la hembra realiza sola, requiere mucha energía, por lo que no es cuestión de mezclar genes con patos cualesquiera. Así pues, las hembras de pato criollo suelen elegir con sabiduría a sus compañeros sexuales. Sin embargo, deben luchar contra otros machos sin pareja que pretenden fecundarlas lo más rápidamente posible y largarse dejándolas solas al cuidado de la prole.
La manera en que las hembras, a lo largo de la evolución, han luchado contra estos machos ha sido mediante el desarrollo de cloacas profundas, serpentinas y con recovecos, que solo el macho elegido, ayudado mediante la relajación de los músculos de la cloaca y movimientos adecuados, puede penetrar hasta el final de su oviducto, donde la fecundación de los óvulos es más probable. Otros machos son rechazados con determinación. No obstante, en caso de penetración violenta, la cual sucede a pesar de todo, gracias a la contracción muscular y a la circunvolución del conducto cloacal, esta no alcanza hasta el final del oviducto, por lo que el esperma que eventualmente el macho haya podido depositar se encuentra mucho más alejado de los óvulos, y la fecundación es más improbable.
Frente al desarrollo de una mayor profundidad del conducto cloacal en las hembras ancestros de las actuales, los machos comenzaron a desarrollar órganos para penetrarlas más profundamente: se declaró una guerra evolutiva. Las hembras con cloacas más profundas tuvieron mayor éxito reproductivo, por lo que transmitieron más frecuentemente a sus hijas los genes que conferían esta característica. Igualmente, los machos con más éxito reproductivo fueron los que mayor pene tenían, los que más rápidamente podían ponerlo en erección y los que más rápidamente eyaculaban, lo que disminuía el riesgo de rechazo, dada la rapidez con la que todo concluía, por lo que también transmitieron sus genes con mayor frecuencia. A lo largo de millones de años de evolución, por tanto, las hembras han desarrollado cloacas más y más profundas y escabrosas para evitar las penetraciones indeseadas, y los machos, penes más largos y flexibles, para adaptarse a estas circunvoluciones, además de erecciones y eyaculaciones ultra rápidas.
Distancias de penetración
Para llegar a estas conclusiones, los científicos han medido las distancias de penetración de los penes de pato en recipientes transparentes diseñados con forma de “vagina” de pata, o bien en recipientes rectos o mejor adaptados a la forma del pene. La erección de los patos era estimulada simplemente poniéndoles en presencia de una hembra receptiva. En ese momento se producía la rápida expulsión del pene desde la cloaca, el cual penetraba en el recipiente colocado por los investigadores. Todo el procedimiento era filmado a cámara lenta para ser analizado después (http://rspb.royalsocietypublishing.org/c.../suppl/DC1). En todos los casos, la distancia de penetración y eyaculación en recipientes similares a las “vaginas” de las hembras resultó muy inferior que en el caso de otros recipientes.
Así pues, la guerra de sexos evolutiva, siempre inconsciente e involuntaria, ha alcanzado proporciones inusitadas en determinadas especies animales aunque, afortunadamente, no tanto en otras. En qué punto se encuentra la nuestra es aún tema de debate, pero la guerra de sexos también existe en la especie humana. Por ello, debemos intentar conducir siempre nuestra evolución hacia la paz sexual. Somos quizá la única especie capaz de conseguirlo voluntariamente.
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