Yo voy a contar algo que me pasó hace un par de semanas... Para que veáis que estas cosas no son exclusivas de niños ni nada de eso.
Tenía examen de didáctica de la música. El examen consistía en cantar dos canciones y entonar un dicho e instrumentarlo.
En mi defensa diré que estaba enferma. Tenía gastritis, otitis, anginas y la regla. Además, el examen de canto podía ser individual o en pequeño grupo... Y con mi grupo de amistades nos habíamos apuntado. La profesora tuvo un problema con dos de nuestros miembros y ya empezó el examen muy enfadada, lo cual nos generó un plus de estrés a lo que ya veníamos teniendo.
No la conocéis, pero esa profesora es de soltar comentarios muy tajantes. Yo siempre digo que va de zasca en zasca y tiro porque me toca. Se pasó toda la parte de las canciones haciéndonos comentarios negativos, con lo cual, los nervios aún incrementaron más.
Llegó la hora de representar el dicho. Para el mío en concreto necesitaba un triángulo. Imagino que sabréis lo que es y cómo se toca. Todos hemos tocado algún triángulo alguna vez de pequeñitos... O hemos visto cómo lo tocaba alguien. ¿Verdad que sí?
Okay. Sigamos. Me fui a buscar el triángulo al cuarto de los instrumentos y vi que no había ninguno con la cuerdecita para sujetarlo. No entiendo por qué, pero me bloqueé. Agarré el primero que vi y bajé enseguida a seguir con el examen que, como la parte de dicho era individual, pues cada una hacía su parte. Mientras esperaba mi turno, noté cómo me subía la fiebre y no podía hacer nada para remediarlo.
Llegó mi turno. Antes de seguir os explico: mi dicho consistía en entonar "Alégrate, pancita, que la Navidad ya llega; comeremos sopita y barquillos también" (en catalán rima) mientras hacía gestos con la mano derecha y con la izquierda sujetaba el triángulo y la baqueta. Entonces, al acabar de decir el dicho, tenía que agarrar la baqueta, el triángulo y hacer un toque.
Pues llegó mi turno. Me vi sola ante esa mujer, que es de ese tipo de profe que a veces nos pasa que queremos sorprender, que queremos superar las notas anteriores... ¿sabéis, no? Vale, pues de esas. No sé cómo, pero empecé a temblar. Joder, he hecho teatro delante de más de 200 personas... Esto en comparación era una tontería.
Nada, que empecé a entonar el dicho. Cuando terminé, toqué el triángulo... Pero no resonó.
- Kinder, ¿estás agarrando bien el triángulo? - me preguntó la profesora.
Miré. ¿Sabéis que el triángulo tiene una esquina abierta? LO ESTABA AGARRANDO POR AHÍ.
- Ay... Es que, como no tiene cuerda, me he liado. - me escaqueé yo.
- Eso no tiene nada que ver. El triángulo también se puede tocar sin cuerda. ¿Lo tienes bien agarrado o no?
- ... No. - me empecé a reír por no llorar.
- ¿Sabes qué pasa? Que si no lo agarras bien, no suena. - me vaciló.
- Ya, ya lo sé...
- Agárralo bien, por favor.
Miré de nuevo el triángulo. Me lo quedé mirando, pensando: "¿Y ahora qué mierda hago? ¿Cómo lo cojo?". Me estaba bloqueando muchísimo y ella se dio cuenta.
- ¿Ves que el triángulo tiene tres esquinas? - me volvió a vacilar.
- Sí. - mientras pensaba "tierra, trágame".
- Pues tienes que poner el dedo recto sujetando el triángulo por una de las otras dos. Hazlo. - le hago caso y lo hago - Prueba a tocar ahora.
Toco y empieza a resonar fuerte el triángulo.
- ¿Lo ves?
- Sí.
- Pero, ¿notas la diferencia o no?
- Sí, sí. Si es que no sé qué me ha pasado...
- Vale. Vuélvelo a hacer. Ah, y no dejes tanto tiempo entre el dicho y tocar el triángulo.
- Ah, yo es que lo he dejado porque lo ponía en la guía didáctica.
- Ya. Pero no debes dejar tanto tiempo, porque si no, los niños se te van. - riéndose, pero de buenas por fin.
- Vale, vale. - riéndome yo también.
Como pasé tantos nervios, tenía la boca reseca. Me sabía al jarabe mucolítico y a la lizipaína al mismo tiempo. Le dije que se esperara un momento, tragué mil saliva y le dije: "Voy". Dije el dicho y cuando fui a tocar el triángulo, nuevamente, no resonó. TIERRA, TRÁGAME x1000000000000000000000000000000.
- Ha vuelto a no sonar. ¿Te has dado cuenta?
- ... Sí. Es que he querido correr tanto, que no me ha dado tiempo.
- No tiene nada que ver lo rápido que hayas hecho el dicho con tocar el triángulo.
- No, no. Me refiero a que he querido correr tanto para no dejar tanto espacio entre el dicho y el triángulo que no me he dado tiempo a mí misma de quitar el último dedo.
- Ya. Pero es que podrías haberlo tenido bien preparado desde el principio, con el único dedo.
- Ah, ya... También. No lo he pensado...
Me puso un 6, pero yo sentí que había hecho el mayor ridículo de mi vida en muchos años.
O sea, parecía que no había visto un triángulo en mi vida... Y en el colegio lo tocaba 50.000 veces cada año. No sé qué me pasó... Quiero excusarme diciendo que fue la fiebre... O eso espero, porque fue un alarde de retrasito muy importante. Y encima delante de una profe a la que quieres demostrarle que puedes más de lo que se piensa. Madre mía, qué ridículo más espantoso.
----------------------
Qué larga me ha quedado la explicación... Jajajajajaja. Eso es porque está reciente, fijo.
Tenía examen de didáctica de la música. El examen consistía en cantar dos canciones y entonar un dicho e instrumentarlo.
En mi defensa diré que estaba enferma. Tenía gastritis, otitis, anginas y la regla. Además, el examen de canto podía ser individual o en pequeño grupo... Y con mi grupo de amistades nos habíamos apuntado. La profesora tuvo un problema con dos de nuestros miembros y ya empezó el examen muy enfadada, lo cual nos generó un plus de estrés a lo que ya veníamos teniendo.
No la conocéis, pero esa profesora es de soltar comentarios muy tajantes. Yo siempre digo que va de zasca en zasca y tiro porque me toca. Se pasó toda la parte de las canciones haciéndonos comentarios negativos, con lo cual, los nervios aún incrementaron más.
Llegó la hora de representar el dicho. Para el mío en concreto necesitaba un triángulo. Imagino que sabréis lo que es y cómo se toca. Todos hemos tocado algún triángulo alguna vez de pequeñitos... O hemos visto cómo lo tocaba alguien. ¿Verdad que sí?
Okay. Sigamos. Me fui a buscar el triángulo al cuarto de los instrumentos y vi que no había ninguno con la cuerdecita para sujetarlo. No entiendo por qué, pero me bloqueé. Agarré el primero que vi y bajé enseguida a seguir con el examen que, como la parte de dicho era individual, pues cada una hacía su parte. Mientras esperaba mi turno, noté cómo me subía la fiebre y no podía hacer nada para remediarlo.
Llegó mi turno. Antes de seguir os explico: mi dicho consistía en entonar "Alégrate, pancita, que la Navidad ya llega; comeremos sopita y barquillos también" (en catalán rima) mientras hacía gestos con la mano derecha y con la izquierda sujetaba el triángulo y la baqueta. Entonces, al acabar de decir el dicho, tenía que agarrar la baqueta, el triángulo y hacer un toque.
Pues llegó mi turno. Me vi sola ante esa mujer, que es de ese tipo de profe que a veces nos pasa que queremos sorprender, que queremos superar las notas anteriores... ¿sabéis, no? Vale, pues de esas. No sé cómo, pero empecé a temblar. Joder, he hecho teatro delante de más de 200 personas... Esto en comparación era una tontería.
Nada, que empecé a entonar el dicho. Cuando terminé, toqué el triángulo... Pero no resonó.
- Kinder, ¿estás agarrando bien el triángulo? - me preguntó la profesora.
Miré. ¿Sabéis que el triángulo tiene una esquina abierta? LO ESTABA AGARRANDO POR AHÍ.
- Ay... Es que, como no tiene cuerda, me he liado. - me escaqueé yo.
- Eso no tiene nada que ver. El triángulo también se puede tocar sin cuerda. ¿Lo tienes bien agarrado o no?
- ... No. - me empecé a reír por no llorar.
- ¿Sabes qué pasa? Que si no lo agarras bien, no suena. - me vaciló.
- Ya, ya lo sé...
- Agárralo bien, por favor.
Miré de nuevo el triángulo. Me lo quedé mirando, pensando: "¿Y ahora qué mierda hago? ¿Cómo lo cojo?". Me estaba bloqueando muchísimo y ella se dio cuenta.
- ¿Ves que el triángulo tiene tres esquinas? - me volvió a vacilar.
- Sí. - mientras pensaba "tierra, trágame".
- Pues tienes que poner el dedo recto sujetando el triángulo por una de las otras dos. Hazlo. - le hago caso y lo hago - Prueba a tocar ahora.
Toco y empieza a resonar fuerte el triángulo.
- ¿Lo ves?
- Sí.
- Pero, ¿notas la diferencia o no?
- Sí, sí. Si es que no sé qué me ha pasado...
- Vale. Vuélvelo a hacer. Ah, y no dejes tanto tiempo entre el dicho y tocar el triángulo.
- Ah, yo es que lo he dejado porque lo ponía en la guía didáctica.
- Ya. Pero no debes dejar tanto tiempo, porque si no, los niños se te van. - riéndose, pero de buenas por fin.
- Vale, vale. - riéndome yo también.
Como pasé tantos nervios, tenía la boca reseca. Me sabía al jarabe mucolítico y a la lizipaína al mismo tiempo. Le dije que se esperara un momento, tragué mil saliva y le dije: "Voy". Dije el dicho y cuando fui a tocar el triángulo, nuevamente, no resonó. TIERRA, TRÁGAME x1000000000000000000000000000000.
- Ha vuelto a no sonar. ¿Te has dado cuenta?
- ... Sí. Es que he querido correr tanto, que no me ha dado tiempo.
- No tiene nada que ver lo rápido que hayas hecho el dicho con tocar el triángulo.
- No, no. Me refiero a que he querido correr tanto para no dejar tanto espacio entre el dicho y el triángulo que no me he dado tiempo a mí misma de quitar el último dedo.
- Ya. Pero es que podrías haberlo tenido bien preparado desde el principio, con el único dedo.
- Ah, ya... También. No lo he pensado...
Me puso un 6, pero yo sentí que había hecho el mayor ridículo de mi vida en muchos años.
O sea, parecía que no había visto un triángulo en mi vida... Y en el colegio lo tocaba 50.000 veces cada año. No sé qué me pasó... Quiero excusarme diciendo que fue la fiebre... O eso espero, porque fue un alarde de retrasito muy importante. Y encima delante de una profe a la que quieres demostrarle que puedes más de lo que se piensa. Madre mía, qué ridículo más espantoso.
----------------------
Qué larga me ha quedado la explicación... Jajajajajaja. Eso es porque está reciente, fijo.
Responder
Firma cortesía de @Mandrake, que es un amor <3