Recuerdo que había gente que tenia interes por saber como escribo. Aqui os dejo un transfondo que he estado elaborando para un personaje de un juego de rol. No es una obra maestra ni una novela intensa, solo un pequeño relato que debe preceder a una aventura.
Fue criado por los clérigos de la orden una vez el conflicto hubo terminado y el lugar de culto purificado. Pero ya desde muy pequeño, este mestizo demostró tener bastante más de orco que de humano, mostrando un carácter rebelde y una conducta poco disciplinada. Aunque los hermanos Silac y McBlack tuvieron mucha paciencia con él y velaban por el día tras día, intentando corregir su conducta con paciencia infinita, no consiguieron retenerlo por mucho tiempo. Una oscura noche de Mazho, el pequeño semiorco escapó trepando por un ventanuco bajo con solo 6 años.
Erró durante varios años por el sureste de la región, alimentándose de raíces o robando comida a escondidas a mercaderes ambulantes. Tomó como refugio los alrededores del Bosque de la Tierra, aprovechando que pocas criaturas hostiles se aproximaban a ese bosque encantado. Esto continuó así hasta que se cruzó con un comerciante enano que viajaba destino a Heliogábalo.
Brolor se llamaba dicho comerciante. Poseía una barba dorada espesa y nariz picuda, su porte era elegante y sofisticado. Se dirigía a la metrópolis cuando un enorme oso asaltó su caravana mientras acampaban. Sus guardias personales estaban pasando muchos apuros mientras que el joven y fornido semiorco pasaba por ahí recogiendo raíces. Se puso a contemplar la escena con una mezcla de curiosidad y divertido. El enano se percató de su presencia y lanzó un alarido. Kult continuó observando la escena, inmóvil, no arriesgaría el cuello por unos desconocidos a menos que el sacara también provecho. Pero entonces fue cuando Brolor, en un acto de desesperación, empezó a ofrecer una cantidad tras otra de oro por la ayuda del semiorco. Entonces el fornido joven sí que se movió con rapidez en cuando llegó a la cifra que él quería escuchar. Esprintó hasta el lugar de la lucha, tomando por el camino la espada de un guardia moribundo. Se puso delante del oso, a la izquierda del único guardia que seguía en pie. Kult ya había peleado con osos en otras ocasiones armado con su machete improvisado. Esperó hasta que la bestia se alzara para lanzar su terrible ataque de garra. Ese era el momento, el semiorco tomó impulso con todo el cuerpo, lanzando una estocada letal aprovechando la fuerza de su peso. La criatura llegó a lanzar un zarpazo en el rostro de intrépido mestizo, pero con la herida mortal en el vientre, no consiguió más que causarle una cicatriz en la cara.
Brolor había perdido casi todo su séquito de guardias en la trifulca contra el oso, por lo tanto una vez acabada la batalla, le ofreció a Kult un incentivo extra a cambio de que le escoltara todo el trayecto hasta Heliogábalo.
Una vez llegaron a su destino, el mestizo descubrió para su sorpresa, que aquel enano al que estaba ayudando no era no más ni menos que el consejero del maestro cofrade de la hermandad de herreros de la ciudad. Este le ofreció unirse a su grupo de mercenarios en la ciudad, ya que Heliogábalo no tenía su armada propia y probablemente iba a necesitar protección a largo plazo. Kult acabó por aceptar la proposición un poco dubitativo por abandonar su estilo de vida.
Pero pronto se hizo a las comodidades que la urbe le ofrecía. También mejoró sus habilidades combativas entrenando con otros protectores del gremio o repeliendo las incursiones de bandidos. Entabló especial amistad con Veterus Maruch, un viejo luchador salvaje convertido a mercenario que le salvo el pellejo en una embocada escoltando una de las caravanas del consorcio. De él adquirió estilo de lucha tradicional de los Nars, despertando sus instintos más primitivos y dejándose llevar por el fragor de la batalla.
-Detrás...de.. ti... inútil- Escuchó entrecortadamente en cuanto estuvo lo suficientemente próximo como para entender lo que quería comunicarle.
-Más te vale no volver a molestarme mientras hago negocios, bastardo de orco.
Veterus asumió este encuentro como un punto y final a su vida de aventuras. Con los recursos que había estado ahorrando todos estos años se abrió una taberna cerca de la Puerta del Este, para que fuera tomada como escala para los exploradores que se atrevieran a adentrarse a la cercana Veisa. Kult volvió a los túneles y estuvo durante meses buscando al maldito asaltante que había dejado tullido a su compañero, pero su búsqueda fue infructífera.
Lo se, los sangrados son irregulares, pero no se como leches ponerlos bien
Kult Kraisher fue un vástago engendrado de los últimos días del dominio del Rey Brujo sobre Damara. Cuando las mermadas huestes del soberano liche se vieron desbordadas por el asedio de los nobles, muchas de sus tropas de monstruosas criaturas sembraron el caos en su huida. Se arrasaron numerosas aldeas en el camino de vuelta en la escapada hacia las tierras del este. Y allí, en un poblado reconquistado cerca de la frontera llamado Valses nació Kult, fruto de una cruel violación tras la profanación de un templo de Ilmater.
Fue criado por los clérigos de la orden una vez el conflicto hubo terminado y el lugar de culto purificado. Pero ya desde muy pequeño, este mestizo demostró tener bastante más de orco que de humano, mostrando un carácter rebelde y una conducta poco disciplinada. Aunque los hermanos Silac y McBlack tuvieron mucha paciencia con él y velaban por el día tras día, intentando corregir su conducta con paciencia infinita, no consiguieron retenerlo por mucho tiempo. Una oscura noche de Mazho, el pequeño semiorco escapó trepando por un ventanuco bajo con solo 6 años.
Erró durante varios años por el sureste de la región, alimentándose de raíces o robando comida a escondidas a mercaderes ambulantes. Tomó como refugio los alrededores del Bosque de la Tierra, aprovechando que pocas criaturas hostiles se aproximaban a ese bosque encantado. Esto continuó así hasta que se cruzó con un comerciante enano que viajaba destino a Heliogábalo.
Brolor se llamaba dicho comerciante. Poseía una barba dorada espesa y nariz picuda, su porte era elegante y sofisticado. Se dirigía a la metrópolis cuando un enorme oso asaltó su caravana mientras acampaban. Sus guardias personales estaban pasando muchos apuros mientras que el joven y fornido semiorco pasaba por ahí recogiendo raíces. Se puso a contemplar la escena con una mezcla de curiosidad y divertido. El enano se percató de su presencia y lanzó un alarido. Kult continuó observando la escena, inmóvil, no arriesgaría el cuello por unos desconocidos a menos que el sacara también provecho. Pero entonces fue cuando Brolor, en un acto de desesperación, empezó a ofrecer una cantidad tras otra de oro por la ayuda del semiorco. Entonces el fornido joven sí que se movió con rapidez en cuando llegó a la cifra que él quería escuchar. Esprintó hasta el lugar de la lucha, tomando por el camino la espada de un guardia moribundo. Se puso delante del oso, a la izquierda del único guardia que seguía en pie. Kult ya había peleado con osos en otras ocasiones armado con su machete improvisado. Esperó hasta que la bestia se alzara para lanzar su terrible ataque de garra. Ese era el momento, el semiorco tomó impulso con todo el cuerpo, lanzando una estocada letal aprovechando la fuerza de su peso. La criatura llegó a lanzar un zarpazo en el rostro de intrépido mestizo, pero con la herida mortal en el vientre, no consiguió más que causarle una cicatriz en la cara.
Brolor había perdido casi todo su séquito de guardias en la trifulca contra el oso, por lo tanto una vez acabada la batalla, le ofreció a Kult un incentivo extra a cambio de que le escoltara todo el trayecto hasta Heliogábalo.
Una vez llegaron a su destino, el mestizo descubrió para su sorpresa, que aquel enano al que estaba ayudando no era no más ni menos que el consejero del maestro cofrade de la hermandad de herreros de la ciudad. Este le ofreció unirse a su grupo de mercenarios en la ciudad, ya que Heliogábalo no tenía su armada propia y probablemente iba a necesitar protección a largo plazo. Kult acabó por aceptar la proposición un poco dubitativo por abandonar su estilo de vida.
Pero pronto se hizo a las comodidades que la urbe le ofrecía. También mejoró sus habilidades combativas entrenando con otros protectores del gremio o repeliendo las incursiones de bandidos. Entabló especial amistad con Veterus Maruch, un viejo luchador salvaje convertido a mercenario que le salvo el pellejo en una embocada escoltando una de las caravanas del consorcio. De él adquirió estilo de lucha tradicional de los Nars, despertando sus instintos más primitivos y dejándose llevar por el fragor de la batalla.
Trabajaron durante varios años al servicio de Brolor y sus allegados, pero con el mandato real que desvinculaba los mercenarios a las cofradías aprobado, tuvieron que abandonar el respaldo que les proporcionaban los comerciantes y artesanos en la ciudad. Emigraron al este por recomendación del enano, donde debían encontrarse con Gliscor. Este era un contacto facilitado por la cofradía, que aunque no trabajaba directamente para ellos, si que les proporcionaba frecuentemente materias primas de las montañas. Solía necesitar aventureros y batidores asiduamente para explorar nuevos túneles o encontrar nuevos territorios viables para la explotación.
Al servicio de Gliscor trabajaron durante cuatro años, luchando contra las criaturas de los tuneles. Sin embargo, un caluroso día de Eleint todo cambiaría en el subsuelo de Faerun.
Mientras Veterus y Kult inspeccionaban unas cavidades presuntamente vacías, unas tinieblas sobrenaturales ahogaron las antorchas que portaban, por lo que las dejaron caer. Ambos combatientes, curtidos ya en el combate contra criaturas del subsuelo, se pusieron espalda con espalda, a la espera de que el asaltante hiciera su movimiento. Y así, entre las penumbras, el más viejo de los dos divisó la figura de un elfo drow hacia el fondo de la sala. Este se adelantó confiando en su instinto. Fue una mala idea. Un sonido silbante se escuchó a la espalda de Kult, y este se percató de que su compañero ya no se encontraba adyacente a el. Tanteó en la oscuridad, agudizando sus sentidos al máximo posible. Un leve murmullo sonó a su izquierda y este se giro de inmediato. Allí estaba Veterus malherido, con una profunda brecha en la pierna que prácticamente había llegado hasta el hueso. Parecía intentar decirle algo, así que se acercó con presteza.
-Detrás...de.. ti... inútil- Escuchó entrecortadamente en cuanto estuvo lo suficientemente próximo como para entender lo que quería comunicarle.
Movido por un reflejo intuitivo al escuchar esas palabras, Kult tomo posición de bloqueo con su enorme mandoble mientras se giraba hacia atrás. El choque de acero contra acero resonó en toda la caverna. Y entonces, entre la niebla mágica pudo ver a su enemigo, un elfo oscuro empuñando una daga. Poseía una cicatriz en forma de cruz en el brazo izquierdo y una profunda mirada de ojos color azabache. El semiorco, tras parar la primera acometida, efectuó un ataque de barrido contra su antagonista, con la intención de tener espacio suficiente para maniobrar su pesada arma. El oponente de la infraoscuridad dio un paso hacia atrás, como había previsto, pero para acto seguido, agacharse y cargar por debajo del tajo horizontal del mandoble. Kult apenas tuvo tiempo de reaccionar, arrodillándose para detener el golpe con la guarnición de la espada. Otro estruendo metálico resonó en todo el área. El arma del mestizo casi saltó por los aires por la violencia del impacto. Pateó con fiereza al elfo para detener su empuje y este volvió a fundirse en las penumbras mágica. Poco a poco empezaron a escucharse pasos de pesadas botas retumbando por todo el túnel. Desde la oscuridad resonó una siseante voz amenazadora.
-Más te vale no volver a molestarme mientras hago negocios, bastardo de orco.
La niebla fue disipándose después de esas palabras, pero el drow ya no estaba ahí. En su lugar, otra avanzadilla de mercenarios se aproximaba para darles apoyo. Veterus seguía tumbado en el suelo, con la pierna gravemente herida. Rápidamente fue llevado con la colaboración de todos los presentes al sanador local. Pero para entonces era demasiado tarde y el experimentado guerrero perdió la pierna para poder salvar la vida.
Veterus asumió este encuentro como un punto y final a su vida de aventuras. Con los recursos que había estado ahorrando todos estos años se abrió una taberna cerca de la Puerta del Este, para que fuera tomada como escala para los exploradores que se atrevieran a adentrarse a la cercana Veisa. Kult volvió a los túneles y estuvo durante meses buscando al maldito asaltante que había dejado tullido a su compañero, pero su búsqueda fue infructífera.
Asqueado y desesperado de recorrer el subsuelo en vano, decidió volver al interior del continente y ofrecer su espada al mejor postor como aventurero mercenario. Con tal de dar un cambio de aire a su vida y ganar oro, cualquier asociado podría parecerle bueno.
Fin
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Esta firma tan chula de bulbasaur, por gentileza de Della018
<----Este avatar y esta firma tan chulos, por gentileza de Yolly24