A lo largo y ancho de la geografía española crecen los estereotipos sobre los gallegos de forma bastante curiosa. Retranca, morriña o indecisión son algunos de los sustantivos que acompañan siempre al imaginario de la sociedad cuando un gallego se cruza en su camino. Pero, ¿cómo nos ven los extranjeros?
Matador Network, una web americana especializada en viajes, publicaba un decálogo para sus usuarios que bajo el sugerente titular «Cómo enojar a alguien de Galicia, España», ofrece algunos curiosos consejos, escritos de puño y letra de un gallego, sobre cómo desenvolverse en las próximas visitas que tenga previstas a la comunidad.
1.- Pregunte por el gallego y refiérase a él como «un dialecto».
Si lo que se quiere es cabrear realmente a un gallego, para Matador Network, el primero de los consejos es básico: «El gallego (galego) es una de las lenguas oficiales españolas, junto con el catalán, el euskera, el aranés y el castellano. La mayoría de la gente extranjera no sabe de su existencia (lo cual es un problema de márketing, porque todo el mundo sabe acerca de la existencia del catalán y el euskera), pero eso no quiere decir que no sea una lengua en sí misma».
Además, según esta web si algún viajero se atreve a referirse a la lengua gallega como un dialecto y se topa con la persona adecuada puede que llegue a conseguir toda una lección de historia. Y con un simple ejemplo, representan lo que ellos entienden como una estampa de lo más habitual: «¿Un dialecto de qué lengua? ¿Del español? Galicia y Portugal utilizaban antiguamente el mismo idioma, y nadie piensa que el portugués sea un dialecto del castellano. Después de que Castilla conquistara Galicia en el siglo XIII, Galicia y Portugal se fragmentaron y comenzaron a evolucionar por caminos diferentes».
2.- Les gusta el flamenco, los toros y la paella.
España es un país grande y diverso y los estereotipos del sur no sirven para todas las comunidades. «No se pueden esperar espectáculos de flamenco en Galicia. En lugar de paella, comen muchas verduras, patatas, carne de cerdo, pescado y marisco; y en cuanto al toreo, existe; pero no es popular», explican.
Para el carácter gallego también tienen un apartado. Y es que en un intento de evitar que la imagen de los típicos españoles felices y extrovertidos consiga crear falsas expectativas, el diario americano relata que es posible encontrar que los gallegos son un poco diferentes. «Son famosos por desconfiar de las cosas y las personas nuevas, por lo que necesitan tiempo para decidir si les gusta o no. Pero una vez que deciden que sí que les gusta, están de suerte, porque lo que han conseguido es llevarse una amistad para siempre».
3.- Decir que siempre llueve.
«Lo sabemos. Todos tus amigos gallegos se quejan constantemente sobre el gris y la lluvia en sus actualizaciones de Facebook. Pero no es tan malo», explica el redactor del curioso reportaje, quien además, con cierta retranca, critica la acción de los meteorólogos, a los que acusa de liderar una «conspiración nacional» para difundir la idea de que una nube vive permanentemente sobre Galicia.
4.- La Estrella Galicia, intocable.
Estrella Galicia es su cerveza, y les encanta. Una vez asumido este mandamiento, según los sabios consejos del artículo, lo único que queda por aprender es a fruncir ligeramente el ceño cuando al pedir una de estas cervezas el camarero se atreva a pregonar que solo tienen otras marcas.
«Pero un extranjero nunca entenderá la importancia de esta bebida hasta que sea testigo de cómo los ojos de los gallegos se iluminan cuando se encuentran una barra fuera de Galicia en la que se pueda pedir una Estrella».
5.- Ni se le ocurra añadir a todas las palabras «-iño»
«Todo el mundo tiene un acento. Sí, y los madrileños también. Así que por favor, deja de tratar de hablar como nosotros lo hacemos, porque: En primer lugar, lo estás haciendo fatal, y en segundo lugar, a pesar de que estamos sonriéndote, no lo encontramos divertido», este es el fulminante consejo del redactor del artículo, quien además alerta sobre el uso masivo del diminutivo -iño: «Tal vez, y solo tal vez, nosotros mismos lo usemos demasiado. Pero eso no significa que los foráneos podáis terminar cada palabra con él».
6.- Si le ofrecen licor café, bébalo.
Sagrado. Así define el ritual del chupito de licor café después de comer. El artículo lo tiene bastante claro, si al terminar una gran comilona, el camarero o el anfitrión aparece con una enorme bandeja llena de «licores da casa», no lo dude: pruébelo y aprenda a apreciarlo.
7.- El futbolín, ¿de los alemanes?
Cuidado con las afirmaciones y teorías sobre el origen del futbolín, porque pueden tocar la fibra del gallego. Y es que este maravilloso invento fue desarrollado por Alexandre Campos en el 1937, un chico de Finisterre cuya convalecencia en un hospital de Cataluña le llevó a buscar una forma para que él y otros niños de la clínica pudieran jugar al fútbol.
Cualquier otra teoría sobre su origen, que incluya a alemanes o a otras nacionalidades, puede acabar arruinando una prometedora conversación.
8.- ¿Cómo que prefiere las playas del Mediterráneo?
«Estamos muy orgullosos de nuestras playas, y la temperatura del agua solo las hace mejores». Una vez que los extranjeros tengan claro esta premisa el resto es pura palabrería. «Entrar en el agua siempre se convierte en un reto que provoca risa nerviosa, y sí, admitimos que muchas veces podemos estar un largo rato quietos allí, notando cómo los miembros de nuestro cuerpo se van volviendo insensibles. Pero solo podemos calificar este momento como ¡PERFECTO!», describe para los menos experimentados el reportero de la web de viajes. Y para aquellos osados que aún tengan algo que argumentar en contra de los arenales gallegos, solo hay que recordar que hace unos años The Guardian calificó a la Praia de Rodas, en las Islas Cíes entre las mejores del mundo.
9.- Situar Galicia en el País Vasco.
Para aquellos poco letrados en geografía española, «un mapa, por favor». Solo en este momento, aquellos que hayan tenido la mala fortuna de colocar Galicia en el lugar del País Vasco, podrán ver que entre uno y otro queda un vasto territorio: «Y si lo quiere comprobar, coja un autobús desde Bilbao a Santiago de Compostela. Tendrá un montón de tiempo para pensar en ello».
10.- Perder el interés al conocer nuestra localización.
«Somos interesantes. Somos la Escocia española. ¡Comemos pulpo! ¡Estamos llenos de misterios!». Más claro, agua.
Fuente de la información
Matador Network, una web americana especializada en viajes, publicaba un decálogo para sus usuarios que bajo el sugerente titular «Cómo enojar a alguien de Galicia, España», ofrece algunos curiosos consejos, escritos de puño y letra de un gallego, sobre cómo desenvolverse en las próximas visitas que tenga previstas a la comunidad.
1.- Pregunte por el gallego y refiérase a él como «un dialecto».
Si lo que se quiere es cabrear realmente a un gallego, para Matador Network, el primero de los consejos es básico: «El gallego (galego) es una de las lenguas oficiales españolas, junto con el catalán, el euskera, el aranés y el castellano. La mayoría de la gente extranjera no sabe de su existencia (lo cual es un problema de márketing, porque todo el mundo sabe acerca de la existencia del catalán y el euskera), pero eso no quiere decir que no sea una lengua en sí misma».
Además, según esta web si algún viajero se atreve a referirse a la lengua gallega como un dialecto y se topa con la persona adecuada puede que llegue a conseguir toda una lección de historia. Y con un simple ejemplo, representan lo que ellos entienden como una estampa de lo más habitual: «¿Un dialecto de qué lengua? ¿Del español? Galicia y Portugal utilizaban antiguamente el mismo idioma, y nadie piensa que el portugués sea un dialecto del castellano. Después de que Castilla conquistara Galicia en el siglo XIII, Galicia y Portugal se fragmentaron y comenzaron a evolucionar por caminos diferentes».
2.- Les gusta el flamenco, los toros y la paella.
España es un país grande y diverso y los estereotipos del sur no sirven para todas las comunidades. «No se pueden esperar espectáculos de flamenco en Galicia. En lugar de paella, comen muchas verduras, patatas, carne de cerdo, pescado y marisco; y en cuanto al toreo, existe; pero no es popular», explican.
Para el carácter gallego también tienen un apartado. Y es que en un intento de evitar que la imagen de los típicos españoles felices y extrovertidos consiga crear falsas expectativas, el diario americano relata que es posible encontrar que los gallegos son un poco diferentes. «Son famosos por desconfiar de las cosas y las personas nuevas, por lo que necesitan tiempo para decidir si les gusta o no. Pero una vez que deciden que sí que les gusta, están de suerte, porque lo que han conseguido es llevarse una amistad para siempre».
3.- Decir que siempre llueve.
«Lo sabemos. Todos tus amigos gallegos se quejan constantemente sobre el gris y la lluvia en sus actualizaciones de Facebook. Pero no es tan malo», explica el redactor del curioso reportaje, quien además, con cierta retranca, critica la acción de los meteorólogos, a los que acusa de liderar una «conspiración nacional» para difundir la idea de que una nube vive permanentemente sobre Galicia.
4.- La Estrella Galicia, intocable.
Estrella Galicia es su cerveza, y les encanta. Una vez asumido este mandamiento, según los sabios consejos del artículo, lo único que queda por aprender es a fruncir ligeramente el ceño cuando al pedir una de estas cervezas el camarero se atreva a pregonar que solo tienen otras marcas.
«Pero un extranjero nunca entenderá la importancia de esta bebida hasta que sea testigo de cómo los ojos de los gallegos se iluminan cuando se encuentran una barra fuera de Galicia en la que se pueda pedir una Estrella».
5.- Ni se le ocurra añadir a todas las palabras «-iño»
«Todo el mundo tiene un acento. Sí, y los madrileños también. Así que por favor, deja de tratar de hablar como nosotros lo hacemos, porque: En primer lugar, lo estás haciendo fatal, y en segundo lugar, a pesar de que estamos sonriéndote, no lo encontramos divertido», este es el fulminante consejo del redactor del artículo, quien además alerta sobre el uso masivo del diminutivo -iño: «Tal vez, y solo tal vez, nosotros mismos lo usemos demasiado. Pero eso no significa que los foráneos podáis terminar cada palabra con él».
6.- Si le ofrecen licor café, bébalo.
Sagrado. Así define el ritual del chupito de licor café después de comer. El artículo lo tiene bastante claro, si al terminar una gran comilona, el camarero o el anfitrión aparece con una enorme bandeja llena de «licores da casa», no lo dude: pruébelo y aprenda a apreciarlo.
7.- El futbolín, ¿de los alemanes?
Cuidado con las afirmaciones y teorías sobre el origen del futbolín, porque pueden tocar la fibra del gallego. Y es que este maravilloso invento fue desarrollado por Alexandre Campos en el 1937, un chico de Finisterre cuya convalecencia en un hospital de Cataluña le llevó a buscar una forma para que él y otros niños de la clínica pudieran jugar al fútbol.
Cualquier otra teoría sobre su origen, que incluya a alemanes o a otras nacionalidades, puede acabar arruinando una prometedora conversación.
8.- ¿Cómo que prefiere las playas del Mediterráneo?
«Estamos muy orgullosos de nuestras playas, y la temperatura del agua solo las hace mejores». Una vez que los extranjeros tengan claro esta premisa el resto es pura palabrería. «Entrar en el agua siempre se convierte en un reto que provoca risa nerviosa, y sí, admitimos que muchas veces podemos estar un largo rato quietos allí, notando cómo los miembros de nuestro cuerpo se van volviendo insensibles. Pero solo podemos calificar este momento como ¡PERFECTO!», describe para los menos experimentados el reportero de la web de viajes. Y para aquellos osados que aún tengan algo que argumentar en contra de los arenales gallegos, solo hay que recordar que hace unos años The Guardian calificó a la Praia de Rodas, en las Islas Cíes entre las mejores del mundo.
9.- Situar Galicia en el País Vasco.
Para aquellos poco letrados en geografía española, «un mapa, por favor». Solo en este momento, aquellos que hayan tenido la mala fortuna de colocar Galicia en el lugar del País Vasco, podrán ver que entre uno y otro queda un vasto territorio: «Y si lo quiere comprobar, coja un autobús desde Bilbao a Santiago de Compostela. Tendrá un montón de tiempo para pensar en ello».
10.- Perder el interés al conocer nuestra localización.
«Somos interesantes. Somos la Escocia española. ¡Comemos pulpo! ¡Estamos llenos de misterios!». Más claro, agua.
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