UN DEMONIO ENTRE SANTOS
Aquella imagen y el propio sabor de la sangre no lo podia olvidar ni siquiera su mirada que me recordaba a la niña de la primera vez.
Cuando ya estuve tranquila pude ver que los habitos habia sangre por todos lados, así que me lo quite arrojándolo debajo de la cama.
En ese momento me mire las manos y estaban temblando tenia los nervios a flor de piel, y no podia hacer nada para calmarme.
De improviso escuche el sonido de la campana de la iglesia pero era imposible puesto que a esas horas no habia misa.
Así que mire por la ventana y pude ver a varias monjas que se acercaban a la celda de donde habia salido para ver que es lo que pasaba.
─ Es mejor que te vayas…─ dije a Elizabeth puesto que si la veían la culparían lo mas seguro, por lo que habia pasado.
─ Pero tu, ¿Qué harás…?...─ preguntó Elizabeth con miedo en su voz.
─ No te preocupes lo primero es que tu salgas de aquí…yo puedo arreglármelas vete…─ hable ordenándoselo puesto que no quería que le pasara nada.
─ No!...─ negó Elizabeth bajando la cabeza sin querer mirarme, era como si estuviera sonrojada pero su tono no me decía eso era mas bien miedo.
─ Vete!...─ alce un poco la voz haciéndole saber que no la quería allí, pero en cuanto mire hacia donde estaba habia desaparecido.
Me quede en silencio sentada en la cama escuchando los gritos de las monjas que iban de un lugar a otro hasta que sin esperármelo abrio la puerta una de ellas.
─ Ella entro en la celda de la hermana…─ hablo una de las monjas mientras abría la puerta de mi celda en eso me quede sorprendida.
─ Yo no la he matado…─ dije defendiéndome de la acusación pero en ese momento entraron varias monjas que me retuvieron sacándome de ese sitio.
─ Quémenla!, Quémenla!...─ exclamaban una y otra vez el resto de las monjas en seguida pude ver que me llevaban hacia un poste que habia en el patio que transportaron madera.
─ Os repito que yo no he sido…─ repetí nuevamente, mientras intentaba resistirme pero era imposible parecían que tenia un una fuerza aun mayor, como pude me solté de ellas y retrocedí unos pasos.
─ Que no se escape!...─ exclamo una de ellas mientras retrocedía hacia atrás con las monjas que se acercaban con antorchas encendidas.
Estaba convencida que dijera lo que dijera no me iban a dejar que me fuera, mire hacia le establo pensando que estaban las armas, pero el problema era como llegar hasta ellas.
En cuanto una de las monjas me volvió a poner una mano encima, me revolví soltándome y aquel demonio empezó a revelarse.
Podia notarlo como excavaba en mi interior para salir en ese instante sentó como los ojos me ardían prácticamente y las uñas crecían.
─ Es el demonio!...─ gritaron varias de ellas al ver aquello y como poco a poco se escuchaban chasquidos de mis huesos y estirones de mis músculos y tendones, mis brazos parecían haberse echo mas fuertes y gruesos.
─ Apartaos de mi, no quiero haceros daño…─ dije mientras movía las manos dando garrazos al aire una y otra intentando mantenerlas a raya.
Pero sabia que no podría tenerlas así para siempre, enseguida note como un liquido cayo encima mía que empezó a abrasarme me dolía como si me hubieran echado fuego.
─ AAAAAHHHHH!...─ grite llena de dolor, aquello lo reconocí de inmediato era agua bendita.
Mientras gritaba note como varias monjas me apresaban y volvían a tirar de mi, el dolor que sentía era insoportable, pero poco a poco fue cesando.
Pero cuando lo hizo ya estaba en el poste y me estaban poniendo unos grilletes, podia ver a la turba que estaba enfurecida y que aquel lo mas seguro seria mi fin.
Forcejee con lso grilletes pero no podia hacer nada no lograba romperlos, era como si retuviera mi fuerza de alguna forma.
Raramente empecé a rezar, cosa que solo habia echo de niña cuando iba a la iglesia con mis padres pero lo deje viendo que no servia para nada.
Podia sentir el aire fresco de la mañana y como los primeros rayos de sol bañaban el lugar, a la vez el grito de las monjas pidiendo que me quemaran.
Aquellos últimos instantes fueron preciosos, puesto que veía que no tenia escapatoria, cuando una de ellas se acerco escuche un disparo proveniente de alguna parte, extrañada mire hacia todas partes y pude ver como aquella monja caía al suelo, por suerte no estaba muerta solo le habían acertado en el hombro.
La turba empezó a alejarse de mi mirando hacia todas partes, no entendía lo que estaba pasando ni quien me habia ayudado.
─ Ni os acerquéis…Ella no es un demonio aunque lo parezca…el verdadero demonio esta entre vosotras…─ dijo una voz que me parecia muy familiar pero era extraño que me hubiera ayudado, enseguida pensé que me habría seguido en la distancia.
─ Ella es un demonio y tu también sal donde quiera que estés…─ dijo una de las monjas mientras que las demás guardaban silencio intentando buscarle mirando hacia todas partes.
Las hermanas siguieron mirando hacia todas partes hasta que una de ellas se quedo mirando al campanario y enseguida apunto avisando a las demás.
Antes de que pudieran decir nada, se escucho como alguien golpeaba en la puerta, pensé que seria el párroco que vendría a dar la misa.
─ Abrid la puerta…─ dijo Alan, aunque eso me extrañaba puesto que no habia sentido nada estando cerca del párroco.
Enseguida las monjas abrieron la puerta y la carreta entro, el párroco enseguida se asusto la ver l oque pasaba, mientras bajaba de la carreta para verme con mas atención.
─ ¿Hermanas que es lo que pasa…?...─ pregunto le anciano mirándome y viendo como las hermanas permanecían asustadas.
─ Ella ha matado a una de las nuestras…Es un demonio…─ hablo una de ellas acusándome de nuevo.
─ Yo no he matado a nadie…─ volvi a decir defendiéndome de las acusaciones.
Seguidamente una de las monjas entro corriendo con algo en la mano, en cuanto se detuvo respiro un poco y mostró unos habitos llenos de sangre encontrados en mi habitacion.
─ Sus habitos están manchados de sangre…─ dijo otra hermana arrojando los habitos sangrientos, tirándolos al suelo.
─ Joder!...─ dije viendo los habitos manchados de sangre esperando que no los encontraran.
El párroco se me acerco unos pasos, cuando casi estuvo a mi altura escuche un disparo y sentí como la sangre por la herida me salpicaba, escuche el golpe sordo que el párroco caía al suelo.
Cuando abrí los ojos pude verle que tenia un disparo en la cabeza entre ojo y ojo, su rostro era de sorpresa mientras que las monjas retrocedieron unos pasos asustadas.
─ Ahí tenéis a vuestro demonio!...─ exclamo Alan desde donde estaba.
─ No creo que ese sea el demonio, él no estaba cuando encontré el cadáver de la monja…─ dije pensando que la única que estaba era Nualia, y era lo mas seguro que ella fuera.
─ Si estaba pero en ese momento cuando entro tu otra amiga, él se fue…─ dijo Alan con seguridad al parecer le estaba siguiendo el rastro desde hace tiempo.
Me quede mirando el cadáver que permanecia en el suelo con aquel agujero en su cabeza, esperando que pasase algo.
Entonces volvi a escuchar un disparo, pero esta vez me sonó como si el arma fuera distinta y enseguida aquel cuerpo empezó a arder con un fuego azul intenso las monjas retrocedieron viendo lo que pasaba.
Eso me daba la idea de que era un demonio pero nuevamente escuche otro disparo y un golpe en mis muñecas escuchado como los grilletes caían al suelo.
Entre las monjas surgió el pánico y empezaron a correr hacia la capilla, nada mas pensé ir hacia el establo y tomar mis armas junto con el caballo y salir cuanto antes.
Empecé a correr hacia el establo mientras que las monjas entraban en la iglesia, en cuanto me acerque al caballo tome las armas y enseguida note un golpe en la mandíbula que me hizo caer al suelo.
Cuando mire pude comprobar que era una monja que tenia los ojos completamente rojos, eran dos ascuas ardientes.
─ Tu amigo me esta dando muchos problemas…Pero tu vas a morir…─ dijo la monja y emitiendo un grito se abalanzo sobre mi, enseguida atrape las dos manos pero pude ver como las uñas crecían hasta llegar a mi pecho que enseguida me empezaron a atravesar.
Comencé a gritar con fuerza mientras sentía aquel dolor, el demonio enseguida se revolvió creciendo sus garras levante sus manos y con un simple movimiento la empuje hacia un lado del establo haciendo que el caballo relinchara con fuerza y se pusiera nervioso.
─ Los de abajo quieren tu cabeza…─ dijo aquel demonio volviéndose a lanzar sobre mi pero antes siguiera de volver a lanzarme otro ataque pude ver como su brazo literalmente volaba cayendo al suelo y salpicando de sangre el lugar.
Varias gotas me cayeron en el rostro, enseguida sentí el calor de aquel liquido que hizo despertar al demonio que se revolvía en mi interior.
─ AAAAHHH!!!...─ grito la monja con fuerza mientras tomaba lo que le quedaba de brazo del que caía sangre incluso podia ver los dos huesos con aquel corte.
Me quede por un momento sorprendida al ver lo que habia pasado puesto que no habia sido yo.
Pero enseguida pude ver como Elizabeth aparecía al otro lado del establo, no pude alegrarme mas por aquello.
─ Maldita seas…─ dijo la monja que enseguida intento salir de allí corriendo pero Elizabeth fue mas rápida que ella.
En un movimiento que casi ni me entere solo vi como el cuerpo de la monja caía al suelo mientras que de su cuello salía un chorro de sangre que manchaba el lugar era como un pozo de petróleo.
Despues de aquello esta se relamió las garras pero enseguida escupió al suelo asqueada por el sabor.
─ ¿Qué raro no te gusta…?...─ pregunte extrañada puesto que la habia visto lamerse las garras despues de haber matado a otros demonios y no habia echo eso.
─ Es un demonio carroñero…su sangre es asquerosa…además no esta muerto…─ dijo Elizabeth mientras olisqueaba el ambiente en todas direcciones y al final señalo hacia la capilla.
─ Es imposible lo acabas de matar…─ dije mirando le cuerpo y la herida que tenia en el cuello que incluso podia verse la herida sanguinolenta con aquel color rojo vivo junto con la traquea seccionada y como aun manaba sangre de esta.
─ Tiene razón…los carroñeros tienden a cambiar de cuerpo, bueno mi disfraz aquí ya es inútil …gracias por fastidiarme mi territorio…Además te lo dije no habia sido yo no es mi estilo…─ dijo Nualia mientras se quitaba de aquellos habitos que ya no le servían de nada.
Entonces pude ver su cuerpo tenia un biquini bastante escaso junto con un sujetador de color negro que portaba en el centro de este una pequeña calavera de su cabeza salían dos cuernos, su cabello era de un negro azabache brillante, de su espalda dos alas de murciélago y de su espalda una cola acabada en corazón, aunque lo que mas me sorprendió fue que sus piernas de la rodilla para abajo eran de cabra terminada en pezuña.
Por unos instantes me quede sorprendida sin saber que decir puesto que solo la habia visto con sus habitos.
─ Vaya!…─ exclame mientras la miraba de nuevo repasándola nuevamente.
─ Será mejor que me vaya…ya encontrare otro sitio…─ dijo Nualia con aire despectivo pero en cuanto intento iniciar el vuelo Elizabeth la tomo de la cola haciendo que bajara de nuevo.
─ De eso nada vas a ayudarnos si ese carroñero esta aquí es por tu culpa…seguro que ha venido a buscarte…─ dijo Elizabeth mientras sostenía la cola de Nualia con fuerza.
─ Yo no tengo nada que ver con esa escoria…además ni siquiera sabia que estaba aquí…─ dijo Nualia mientras tiraba de su cola para poder escapar.
─ Además mira quien habla la que le pidió ayuda a un carroñero pasa salir del infierno…─ dijo Nualia defendiéndose de las acusaciones de Elizabeth.
─ ¿Le pediste ayuda a un demonio…?...─ pregunte extrañada puesto no sabia nada de ellos.
─ Si quería salir del infierno, no soportaba estar mas allí me dijo uno de los caminos ocultos pero en eso me invocaron y aparecí en aquella jaula…─ dijo Elizabeth con algo de miedo y tristeza en su voz.
─ Es mejor que nos ocupemos del demonio…─ dije pensando que seria mejor dejar el tema la menos de momento para centrarnos en lo que teníamos que hacer.
─ Suéltame la cola!...─ exclamo Nualia quejándose por que aun Elizabeth la tenia agarrada y no la dejaba escapar.
─ Elizabeth suéltala, que haga lo que quiera…─ dije pensando que ya daba lo mismo, si se quedaba o no.
Elizabeth soltó la cola de Nualia con el rostro lleno de ira y esta solamente giro la cabeza y dando un salto salio volando.
─ Muy bien tenemos que encargarnos de un demonio…─ dije poniéndome el cinturón y revisando las pistolas que no les faltaran balas.
Avanzamos hacia la capilla, del lugar se habia apoderado un gran silencio; cuando ya estuvimos cerca golpee varias veces la puerta esperando que abrieran aunque sabia a la perfección que no seria así.
─ Por favor abran la puerta…─ dije rogando y esperando que no tuviera que entrar por la fuerza.
─ Aléjate demonio, esto es un sitio sagrado…Vade retro Satanás…─ dijo la monja intentando alejarnos de la entrada.
Aquellas palabras me dejaron por un momento pensativa, recordando cuando escuchaba los sermones del párroco de mi pueblo.
Los pensamientos de estar con mi madre y como me sentía feliz y protegida de todo ignorando todo esto.
─ Laura…¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Elizabeth haciéndome salir de aquella entonación.
─ Si han sido solo unos recuerdos sueltos…Bueno no creo que vayan a abrir…─ dije sonriendo por aquellos pensamientos.
Apoye las manos contra la puerta y empecé a empujar note que habia algo de resistencia lo mas seguro es que hubieran apoyado algo contra ella para cerrarla.
Note como los músculos se tensaban y comencé a aumentar la presión gritando con fuerza en eso con un gran esfuerzo la puerta cedió de golpe abriéndose de par en par.
Pude ver a las monjas asustadas y el banco que lo habia roto directamente por la mitad, habia tozos de este por todas partes.
─ Demonio no puedes pasar…El poder del Señor te obliga…─ dijo una monja algo ya mayor acercándose hacia donde estaba con una cruz en la mano y poniéndomela delante de la cara.
Enseguida pensé que se trataba de la madre superiora y pude ver que el resto de las hermanas estaban completamente asustadas, pero aquello no me provoco nada.
Aunque no creo que fuese yo la que provocase aquel miedo si no Elizabeth que habia entrado conmigo y su apariencia las tenia completamente aterrorizadas.
─ Escuchen no estoy aquí para hacerles daño solamente buscamos a un demonio que se encuentra entre ustedes…─ dije intentando calmarlas pero aquello era imposible Elizabeth provocaba mas miedo que otra cosa.
─ Tu eres el demonio!…─ dijo una de ella que enseguida me arrojo agua a la cara, enseguida sentí aquel dolor devastador y como mi carne se abría.
Empecé a gritar con fuerza mientras me arrodillaba y notaba como de mi cara salía humo, las heridas empezaron a cerrarse lentamente pero de forma dolorosa.
─ Desaparece de este lugar Satán…─ volvió a decir una de las monjas, aunque no sabia siquiera si volvería a lanzarme de nuevo agua bendita pero en eso escuche un bufido, Elizabeth se puso delante para defenderme.
En eso escuche los gritos de las monjas asustadas, en cuanto estuve un poco mas recuperada pude ver como estas retrocedían asustadas por la amenaza de Elizabeth.
─ Es mejor que te reveles o si no empezare a matar una por una, hasta que no quede ninguna…─ comento Alan mientras escuchaba el recargar del fusil que llevaba entre sus manos mientras aparecía por el otro lado de la capilla.
─ Tu también estas de su parte…ayudas a Satán…─ dijo la monja que me habia abierto la puerta acusándole en eso sin pensárselo dos veces Alan apunto y disparo a la monja haciéndola caer al suelo.
Las monjas gritaron con fuerza ante aquello, no podia creerme lo que estaba haciendo, ni pensaba que fuera capaz de hacer aquello.
Enseguida desenfunde las armas y le apunte, esperaba no tener que usarlas, aunque si tuviera que hacerlo lo haría.
─ ¿Qué estas haciendo yo no soy tu enemigo…?...─ pregunto Alan apuntándome con el rifle.
─ Te agradezco que me ayudases en aquel pueblo, pero no te voy a dejar que las mates a todas…─ dije mientras amartillaba las armas preparándome para disparar.
La tensión podia cortarse con un cuchillo mientras que el silencio se hizo de nuevo en el lugar.
─ Muy bien dime…¿como piensas averiguar quien es el demonio…?...─ pregunto Alan sin dejar de apuntarme.
Por un momento me quede mirando hacia las monjas aterrorizadas por l oque pasaba, no podia saber quien era puesto que si yo podia haber entrado en aquella iglesia el demonio también lo habría echo.
─ Lo mismo que me han hecho…con el agua bendita…─ dije pensando que seria la única forma que podíamos hacer.
Me acerqué a la pila del agua pero al parecer me habían arrojado toda la que les quedaba.
─ Fantástico!...─ exclame viendo como mi plan se habia esfumado.
─ Muy bien y ahora que…─ hablo Alan mientras se preparaba para hacer otro disparo.
Estaba nerviosa mirando hacia las pobres monjas puesto que la mayoría seria inocente y podrían terminar muertas.
─ Yo puedo olerlo…─ dijo Elizabeth casi susurrando, aquellas palabras fueron como una salvación para ellas.
─ ¿En serio…?...─ pregunte esperando que eso pudiera funcionar.
Elizabeth movió la cabeza asintiendo, Alan parecia confuso no sabia lo que estaba pasando.
─ Muy bien dime como lo vas a hacer…seria mas fácil acabar con todas…─ dijo Alan siendo completamente extremista.
─ Elizabeth puede olerlo…─ dije con una voz un poco mas alta para que Alan lo escuchara.
─ ¿Te vas a fiar de otro demonio…?...Podría engañarte…─ pregunto Alan con desconfianza, pero por mi parte confiaba en ella.
─ No nos engañara…─ dije sonriéndole y mostrándole que confiaba en ella, en eso Elizabeth solamente me sonrió.
Enseguida se acerco alas monjas, mientras que estas retrocedieron unos pasos asustadas, por su apariencia.
─ Por favor no tengan miedo no va a hacerles daño…es la única oportunidad que tienen de salir vivas…─ dije intentando calmarlas para que no se asustaran de Elizabeth aunque era completamente normal.
Elizabeth se acerco y empezó a olisquear una por otra intentando captar el olor de aquel demonio.
Los segundos empezaron a pasar mientras que las monjas parecían estar mas asustadas de lo normal, poco a poco Elizabeth fue descartando a varias mientras se apartaban del grupo.
Poco a poco Elizabeth fue oliendo a las monjas estas nerviosas se fueron apartando poco a poco hasta que solo quedo una Elizabeth tardo un rato en captar su olor.
─ Es él…─ dijo Elizabeth mientras seguia olisqueando en cuanto estuvo segura retrocedió unos pasos.
─ ¿Estas segura…?...─ pregunte nerviosa mientras no dejaba de apuntarla lo mismo que Alan que parecia que tuviera gana de terminar aquello.
Elizabeth se quedo por un instante mirando a la monja con extrañeza mientras esta negaba, podia verse en su cara le miedo incluso empezó a llorar.
─ No ese demonio se equivoca…yo no soy ningun demonio…─ dijo la monja llorando casi suplicando por su vida mientras miraba a las demás que retrocedían unos pasos asustadas.
─ Elizabeth, ¿estas segura…?...─ pregunte mientras esta seguia mirándola intentando descubrir algo en la monja que la convenciera de que era el demonio.
─ Los carroñeros se camuflan muy bien…un momento…─ respondió Elizabeth mientras seguia escudriñando a la monja y oliendo su alrededor.
Las monjas intentaron escapar de allí pero enseguida Alan disparo al aire el sonido hizo que las monjas gritaran de miedo mientras se detenían en su huida.
─ Señoras es mejor que se queden donde están…no me obliguen a matarlas…─ dijo Alan mientras recargaba el rifle nuevamente.
─ Elizabeth!...─ exclame puesto que aquella situación se hacia mas y mas insoportable.
Elizabeth seguia mirando y oliendo, parecia aun no estar muy segura pero pasado un buen rato esta retrocedió para ponerse detrás de mi.
─ Estoy segura…─ hablo Elizabeth mientras buscaba refugio a mi espalda.
─ Muy bien, es mejor que muestres tu verdadero aspecto…─ dije mientras amartillaba las armas esperando no tener que usarlas pero sabia que tendría que hacerlo.
─ No soy el demonio lo prometo…estáis cometiendo un gran error…─ dijo la monja llorando y casi tirándose al suelo de rodillas para rogarme.
En eso Alan soltó un disparo nuevamente que acertó en el suelo cerca de ella, no parecia querer esperar mucho mas.
─ Escucha o desposees ese cuerpo o te matare igualmente…─ dijo Alan de manera ruda mientras recargaba el arma de nuevo.
─ No soy ese demonio, de verdad ella se equivoca…─ dijo la hermana entre llantos y sollozos, en eso Alan lanzo una especie de cráneo diminuto adornado con plumas delante suya.
En eso la hermana retrocedió de inmediato asustada como si algo la hubiera alentado.
─ ¿Qué es eso…?...─ pregunte extrañada al ver aquello, y observar como la monja retrocedía unos pasos.
─ Es un cráneo de gorrión, a los demonios no les gusta…─ dijo Alan mientras se preparaba nuevamente.
─ ¿Y por que no lo usaste antes…?...─ pregunte algo confundida pensando que hubiera podido hacerlo antes.
─ ¿Crees que las demás monjas no se hubieran asustado…?...Pero esto no acaba aquí…─ comento Alan como si esperara que hubiera otro efecto mas.
─ Malditos seáis…no deberíais de haberos metido en esto…solo venia por Nualia....ella me debe algo…─ dijo con una voz que parecia provenir del inframundo, pude ver como aquella monja empezaba a cambiar escuchaba como sus huesos chasqueaban y su piel parecia pegarse a su piel, su cabeza aprecia transformarse en una especie de bulbo lleno de ojos y varios tentáculos de color azul que colgaban, su cuerpo era delgadísimo pero tenia unas garras afiladas.
─ Muere…─ dijo Alan volviendo a disparar pero en lo que tardo en apretar el gatillo, este enseguida corrió hacia las monjas poniéndose en el centro del grupo.
─ Mierda!...No tengo ángulo de tiro…─ dijo Alan maldiciendo por lo que habia pasado.
─ Traedme a Nualia…y todo esto acabara quiero que me pague l oque me debe…─ dijo el demonio mientras se mantenía a salvo en el centro de aquel grupo que parecia no moverse del lugar.
Pude ver como los ojos de las monjas habían cambiado de golpe eran de color blanco como si estuvieran poseídas por aquel demonio.
─ Eso me es indiferente…si tengo que matarlas a todas…─ dijo Alan preparándose de nuevo para disparar.
Enseguida avance unos pasos hasta ponerme delante del grupo de monjas, haciendo de escudo.
─ ¿Pero que estas haciendo…?...Apártate…─ dijo Alan viendo que me habia interpuesto y no le dejaba disparar.
─ Ellas no tienen la culpa, no dejare que les dispares…Mira sus ojos…─ dije intentando convencerle para no dispararle pero no estaba tan segura puesto que yo también tenia un demonio dentro.
En ese momentote hizo un silencio en todo el lugar, parecia que Alan se lo estaba pensando.
─ ¿Entonces dime que vas a hacer…?...─ pregunto Alan que se iba poniendo cada vez mas nervioso.
En ese momento empecé a pensar que podría hacer para poder sacarle de su refugio entre las monjas sin ocasionarles ningun daño.
Aunque no tenia muchas opciones, puesto que si atacaba a las monjas estaría matándolas y el demonio seguiría seguro.
─ Yo que tu me daba prisa puesto que no le voy a dejar escapar…─ comento Alan y sabia muy bien que no tenia mucho tiempo.
Las dudas llenaban mi mente y no sabia que hacer, no tenia ninguna salida a la vista y Elizabeth tenia cara de miedo.
─ Tiempo!, lo siento por ustedes hermanas…─ dijo Alan recargando el rifle y preparándose para la escabechina.
─ Espera un momento cazador de demonios…antes de que acabes con ellas quiero hablar con alguien que es mi amiga…─ dijo una voz que reconocía en cuanto mire hacia arriba pude ver a Nualia que descendía.
─ Otro demonio genial, ya no se respeta ni la iglesia…─ dijo Alan en plan sarcástico manteniendo su posición.
─ Pero antes alguien puede quitar esa cosa del suelo…─ dijo Nualia señalando el pequeño cráneo de gorrión, enseguida lo tome quitándolo del suelo.
─ Vaya Nualia, has venido a pagar tu contrato…¿Cuál de ellas será…?...─ pregunto el demonio oculto entre las monjas.
─ ¿A que contrato se refiere…?...─ pregunte, extrañada mientras veía a Nualia acercarse al grupo de monjas.
─ Uf…tengo que pagarle un alma por haberme ayudado a salir del infierno…─ suspiro Nualia mientras se acercaba a las monjas y miraba una en particular.
─ Espera un momento si sabe como salir también sabrá como entrar…y podría llevar a Elizabeth de vuelta a su lugar…─ dije pensando que habría otra posibilidad además de las que me habia dicho Elizabeth.
─ Si claro, pero el precio sigue siendo el mismo un alma…─ hablo Nualia viendo a las monjas hasta que al final encontró a la que estaba buscando.
─ Marta…cariño tenia que hablar contigo…ven un momento…─ dijo Nualia haciendo que saliera de ese estado y volviendo a la normalidad, al mismo tiempo Nualia adopto de nuevo el disfraz de monja…
FIN DEL CAPITULO 1
Aquella imagen y el propio sabor de la sangre no lo podia olvidar ni siquiera su mirada que me recordaba a la niña de la primera vez.
Cuando ya estuve tranquila pude ver que los habitos habia sangre por todos lados, así que me lo quite arrojándolo debajo de la cama.
En ese momento me mire las manos y estaban temblando tenia los nervios a flor de piel, y no podia hacer nada para calmarme.
De improviso escuche el sonido de la campana de la iglesia pero era imposible puesto que a esas horas no habia misa.
Así que mire por la ventana y pude ver a varias monjas que se acercaban a la celda de donde habia salido para ver que es lo que pasaba.
─ Es mejor que te vayas…─ dije a Elizabeth puesto que si la veían la culparían lo mas seguro, por lo que habia pasado.
─ Pero tu, ¿Qué harás…?...─ preguntó Elizabeth con miedo en su voz.
─ No te preocupes lo primero es que tu salgas de aquí…yo puedo arreglármelas vete…─ hable ordenándoselo puesto que no quería que le pasara nada.
─ No!...─ negó Elizabeth bajando la cabeza sin querer mirarme, era como si estuviera sonrojada pero su tono no me decía eso era mas bien miedo.
─ Vete!...─ alce un poco la voz haciéndole saber que no la quería allí, pero en cuanto mire hacia donde estaba habia desaparecido.
Me quede en silencio sentada en la cama escuchando los gritos de las monjas que iban de un lugar a otro hasta que sin esperármelo abrio la puerta una de ellas.
─ Ella entro en la celda de la hermana…─ hablo una de las monjas mientras abría la puerta de mi celda en eso me quede sorprendida.
─ Yo no la he matado…─ dije defendiéndome de la acusación pero en ese momento entraron varias monjas que me retuvieron sacándome de ese sitio.
─ Quémenla!, Quémenla!...─ exclamaban una y otra vez el resto de las monjas en seguida pude ver que me llevaban hacia un poste que habia en el patio que transportaron madera.
─ Os repito que yo no he sido…─ repetí nuevamente, mientras intentaba resistirme pero era imposible parecían que tenia un una fuerza aun mayor, como pude me solté de ellas y retrocedí unos pasos.
─ Que no se escape!...─ exclamo una de ellas mientras retrocedía hacia atrás con las monjas que se acercaban con antorchas encendidas.
Estaba convencida que dijera lo que dijera no me iban a dejar que me fuera, mire hacia le establo pensando que estaban las armas, pero el problema era como llegar hasta ellas.
En cuanto una de las monjas me volvió a poner una mano encima, me revolví soltándome y aquel demonio empezó a revelarse.
Podia notarlo como excavaba en mi interior para salir en ese instante sentó como los ojos me ardían prácticamente y las uñas crecían.
─ Es el demonio!...─ gritaron varias de ellas al ver aquello y como poco a poco se escuchaban chasquidos de mis huesos y estirones de mis músculos y tendones, mis brazos parecían haberse echo mas fuertes y gruesos.
─ Apartaos de mi, no quiero haceros daño…─ dije mientras movía las manos dando garrazos al aire una y otra intentando mantenerlas a raya.
Pero sabia que no podría tenerlas así para siempre, enseguida note como un liquido cayo encima mía que empezó a abrasarme me dolía como si me hubieran echado fuego.
─ AAAAAHHHHH!...─ grite llena de dolor, aquello lo reconocí de inmediato era agua bendita.
Mientras gritaba note como varias monjas me apresaban y volvían a tirar de mi, el dolor que sentía era insoportable, pero poco a poco fue cesando.
Pero cuando lo hizo ya estaba en el poste y me estaban poniendo unos grilletes, podia ver a la turba que estaba enfurecida y que aquel lo mas seguro seria mi fin.
Forcejee con lso grilletes pero no podia hacer nada no lograba romperlos, era como si retuviera mi fuerza de alguna forma.
Raramente empecé a rezar, cosa que solo habia echo de niña cuando iba a la iglesia con mis padres pero lo deje viendo que no servia para nada.
Podia sentir el aire fresco de la mañana y como los primeros rayos de sol bañaban el lugar, a la vez el grito de las monjas pidiendo que me quemaran.
Aquellos últimos instantes fueron preciosos, puesto que veía que no tenia escapatoria, cuando una de ellas se acerco escuche un disparo proveniente de alguna parte, extrañada mire hacia todas partes y pude ver como aquella monja caía al suelo, por suerte no estaba muerta solo le habían acertado en el hombro.
La turba empezó a alejarse de mi mirando hacia todas partes, no entendía lo que estaba pasando ni quien me habia ayudado.
─ Ni os acerquéis…Ella no es un demonio aunque lo parezca…el verdadero demonio esta entre vosotras…─ dijo una voz que me parecia muy familiar pero era extraño que me hubiera ayudado, enseguida pensé que me habría seguido en la distancia.
─ Ella es un demonio y tu también sal donde quiera que estés…─ dijo una de las monjas mientras que las demás guardaban silencio intentando buscarle mirando hacia todas partes.
Las hermanas siguieron mirando hacia todas partes hasta que una de ellas se quedo mirando al campanario y enseguida apunto avisando a las demás.
Antes de que pudieran decir nada, se escucho como alguien golpeaba en la puerta, pensé que seria el párroco que vendría a dar la misa.
─ Abrid la puerta…─ dijo Alan, aunque eso me extrañaba puesto que no habia sentido nada estando cerca del párroco.
Enseguida las monjas abrieron la puerta y la carreta entro, el párroco enseguida se asusto la ver l oque pasaba, mientras bajaba de la carreta para verme con mas atención.
─ ¿Hermanas que es lo que pasa…?...─ pregunto le anciano mirándome y viendo como las hermanas permanecían asustadas.
─ Ella ha matado a una de las nuestras…Es un demonio…─ hablo una de ellas acusándome de nuevo.
─ Yo no he matado a nadie…─ volvi a decir defendiéndome de las acusaciones.
Seguidamente una de las monjas entro corriendo con algo en la mano, en cuanto se detuvo respiro un poco y mostró unos habitos llenos de sangre encontrados en mi habitacion.
─ Sus habitos están manchados de sangre…─ dijo otra hermana arrojando los habitos sangrientos, tirándolos al suelo.
─ Joder!...─ dije viendo los habitos manchados de sangre esperando que no los encontraran.
El párroco se me acerco unos pasos, cuando casi estuvo a mi altura escuche un disparo y sentí como la sangre por la herida me salpicaba, escuche el golpe sordo que el párroco caía al suelo.
Cuando abrí los ojos pude verle que tenia un disparo en la cabeza entre ojo y ojo, su rostro era de sorpresa mientras que las monjas retrocedieron unos pasos asustadas.
─ Ahí tenéis a vuestro demonio!...─ exclamo Alan desde donde estaba.
─ No creo que ese sea el demonio, él no estaba cuando encontré el cadáver de la monja…─ dije pensando que la única que estaba era Nualia, y era lo mas seguro que ella fuera.
─ Si estaba pero en ese momento cuando entro tu otra amiga, él se fue…─ dijo Alan con seguridad al parecer le estaba siguiendo el rastro desde hace tiempo.
Me quede mirando el cadáver que permanecia en el suelo con aquel agujero en su cabeza, esperando que pasase algo.
Entonces volvi a escuchar un disparo, pero esta vez me sonó como si el arma fuera distinta y enseguida aquel cuerpo empezó a arder con un fuego azul intenso las monjas retrocedieron viendo lo que pasaba.
Eso me daba la idea de que era un demonio pero nuevamente escuche otro disparo y un golpe en mis muñecas escuchado como los grilletes caían al suelo.
Entre las monjas surgió el pánico y empezaron a correr hacia la capilla, nada mas pensé ir hacia el establo y tomar mis armas junto con el caballo y salir cuanto antes.
Empecé a correr hacia el establo mientras que las monjas entraban en la iglesia, en cuanto me acerque al caballo tome las armas y enseguida note un golpe en la mandíbula que me hizo caer al suelo.
Cuando mire pude comprobar que era una monja que tenia los ojos completamente rojos, eran dos ascuas ardientes.
─ Tu amigo me esta dando muchos problemas…Pero tu vas a morir…─ dijo la monja y emitiendo un grito se abalanzo sobre mi, enseguida atrape las dos manos pero pude ver como las uñas crecían hasta llegar a mi pecho que enseguida me empezaron a atravesar.
Comencé a gritar con fuerza mientras sentía aquel dolor, el demonio enseguida se revolvió creciendo sus garras levante sus manos y con un simple movimiento la empuje hacia un lado del establo haciendo que el caballo relinchara con fuerza y se pusiera nervioso.
─ Los de abajo quieren tu cabeza…─ dijo aquel demonio volviéndose a lanzar sobre mi pero antes siguiera de volver a lanzarme otro ataque pude ver como su brazo literalmente volaba cayendo al suelo y salpicando de sangre el lugar.
Varias gotas me cayeron en el rostro, enseguida sentí el calor de aquel liquido que hizo despertar al demonio que se revolvía en mi interior.
─ AAAAHHH!!!...─ grito la monja con fuerza mientras tomaba lo que le quedaba de brazo del que caía sangre incluso podia ver los dos huesos con aquel corte.
Me quede por un momento sorprendida al ver lo que habia pasado puesto que no habia sido yo.
Pero enseguida pude ver como Elizabeth aparecía al otro lado del establo, no pude alegrarme mas por aquello.
─ Maldita seas…─ dijo la monja que enseguida intento salir de allí corriendo pero Elizabeth fue mas rápida que ella.
En un movimiento que casi ni me entere solo vi como el cuerpo de la monja caía al suelo mientras que de su cuello salía un chorro de sangre que manchaba el lugar era como un pozo de petróleo.
Despues de aquello esta se relamió las garras pero enseguida escupió al suelo asqueada por el sabor.
─ ¿Qué raro no te gusta…?...─ pregunte extrañada puesto que la habia visto lamerse las garras despues de haber matado a otros demonios y no habia echo eso.
─ Es un demonio carroñero…su sangre es asquerosa…además no esta muerto…─ dijo Elizabeth mientras olisqueaba el ambiente en todas direcciones y al final señalo hacia la capilla.
─ Es imposible lo acabas de matar…─ dije mirando le cuerpo y la herida que tenia en el cuello que incluso podia verse la herida sanguinolenta con aquel color rojo vivo junto con la traquea seccionada y como aun manaba sangre de esta.
─ Tiene razón…los carroñeros tienden a cambiar de cuerpo, bueno mi disfraz aquí ya es inútil …gracias por fastidiarme mi territorio…Además te lo dije no habia sido yo no es mi estilo…─ dijo Nualia mientras se quitaba de aquellos habitos que ya no le servían de nada.
Entonces pude ver su cuerpo tenia un biquini bastante escaso junto con un sujetador de color negro que portaba en el centro de este una pequeña calavera de su cabeza salían dos cuernos, su cabello era de un negro azabache brillante, de su espalda dos alas de murciélago y de su espalda una cola acabada en corazón, aunque lo que mas me sorprendió fue que sus piernas de la rodilla para abajo eran de cabra terminada en pezuña.
Por unos instantes me quede sorprendida sin saber que decir puesto que solo la habia visto con sus habitos.
─ Vaya!…─ exclame mientras la miraba de nuevo repasándola nuevamente.
─ Será mejor que me vaya…ya encontrare otro sitio…─ dijo Nualia con aire despectivo pero en cuanto intento iniciar el vuelo Elizabeth la tomo de la cola haciendo que bajara de nuevo.
─ De eso nada vas a ayudarnos si ese carroñero esta aquí es por tu culpa…seguro que ha venido a buscarte…─ dijo Elizabeth mientras sostenía la cola de Nualia con fuerza.
─ Yo no tengo nada que ver con esa escoria…además ni siquiera sabia que estaba aquí…─ dijo Nualia mientras tiraba de su cola para poder escapar.
─ Además mira quien habla la que le pidió ayuda a un carroñero pasa salir del infierno…─ dijo Nualia defendiéndose de las acusaciones de Elizabeth.
─ ¿Le pediste ayuda a un demonio…?...─ pregunte extrañada puesto no sabia nada de ellos.
─ Si quería salir del infierno, no soportaba estar mas allí me dijo uno de los caminos ocultos pero en eso me invocaron y aparecí en aquella jaula…─ dijo Elizabeth con algo de miedo y tristeza en su voz.
─ Es mejor que nos ocupemos del demonio…─ dije pensando que seria mejor dejar el tema la menos de momento para centrarnos en lo que teníamos que hacer.
─ Suéltame la cola!...─ exclamo Nualia quejándose por que aun Elizabeth la tenia agarrada y no la dejaba escapar.
─ Elizabeth suéltala, que haga lo que quiera…─ dije pensando que ya daba lo mismo, si se quedaba o no.
Elizabeth soltó la cola de Nualia con el rostro lleno de ira y esta solamente giro la cabeza y dando un salto salio volando.
─ Muy bien tenemos que encargarnos de un demonio…─ dije poniéndome el cinturón y revisando las pistolas que no les faltaran balas.
Avanzamos hacia la capilla, del lugar se habia apoderado un gran silencio; cuando ya estuvimos cerca golpee varias veces la puerta esperando que abrieran aunque sabia a la perfección que no seria así.
─ Por favor abran la puerta…─ dije rogando y esperando que no tuviera que entrar por la fuerza.
─ Aléjate demonio, esto es un sitio sagrado…Vade retro Satanás…─ dijo la monja intentando alejarnos de la entrada.
Aquellas palabras me dejaron por un momento pensativa, recordando cuando escuchaba los sermones del párroco de mi pueblo.
Los pensamientos de estar con mi madre y como me sentía feliz y protegida de todo ignorando todo esto.
─ Laura…¿Te encuentras bien…?...─ pregunto Elizabeth haciéndome salir de aquella entonación.
─ Si han sido solo unos recuerdos sueltos…Bueno no creo que vayan a abrir…─ dije sonriendo por aquellos pensamientos.
Apoye las manos contra la puerta y empecé a empujar note que habia algo de resistencia lo mas seguro es que hubieran apoyado algo contra ella para cerrarla.
Note como los músculos se tensaban y comencé a aumentar la presión gritando con fuerza en eso con un gran esfuerzo la puerta cedió de golpe abriéndose de par en par.
Pude ver a las monjas asustadas y el banco que lo habia roto directamente por la mitad, habia tozos de este por todas partes.
─ Demonio no puedes pasar…El poder del Señor te obliga…─ dijo una monja algo ya mayor acercándose hacia donde estaba con una cruz en la mano y poniéndomela delante de la cara.
Enseguida pensé que se trataba de la madre superiora y pude ver que el resto de las hermanas estaban completamente asustadas, pero aquello no me provoco nada.
Aunque no creo que fuese yo la que provocase aquel miedo si no Elizabeth que habia entrado conmigo y su apariencia las tenia completamente aterrorizadas.
─ Escuchen no estoy aquí para hacerles daño solamente buscamos a un demonio que se encuentra entre ustedes…─ dije intentando calmarlas pero aquello era imposible Elizabeth provocaba mas miedo que otra cosa.
─ Tu eres el demonio!…─ dijo una de ella que enseguida me arrojo agua a la cara, enseguida sentí aquel dolor devastador y como mi carne se abría.
Empecé a gritar con fuerza mientras me arrodillaba y notaba como de mi cara salía humo, las heridas empezaron a cerrarse lentamente pero de forma dolorosa.
─ Desaparece de este lugar Satán…─ volvió a decir una de las monjas, aunque no sabia siquiera si volvería a lanzarme de nuevo agua bendita pero en eso escuche un bufido, Elizabeth se puso delante para defenderme.
En eso escuche los gritos de las monjas asustadas, en cuanto estuve un poco mas recuperada pude ver como estas retrocedían asustadas por la amenaza de Elizabeth.
─ Es mejor que te reveles o si no empezare a matar una por una, hasta que no quede ninguna…─ comento Alan mientras escuchaba el recargar del fusil que llevaba entre sus manos mientras aparecía por el otro lado de la capilla.
─ Tu también estas de su parte…ayudas a Satán…─ dijo la monja que me habia abierto la puerta acusándole en eso sin pensárselo dos veces Alan apunto y disparo a la monja haciéndola caer al suelo.
Las monjas gritaron con fuerza ante aquello, no podia creerme lo que estaba haciendo, ni pensaba que fuera capaz de hacer aquello.
Enseguida desenfunde las armas y le apunte, esperaba no tener que usarlas, aunque si tuviera que hacerlo lo haría.
─ ¿Qué estas haciendo yo no soy tu enemigo…?...─ pregunto Alan apuntándome con el rifle.
─ Te agradezco que me ayudases en aquel pueblo, pero no te voy a dejar que las mates a todas…─ dije mientras amartillaba las armas preparándome para disparar.
La tensión podia cortarse con un cuchillo mientras que el silencio se hizo de nuevo en el lugar.
─ Muy bien dime…¿como piensas averiguar quien es el demonio…?...─ pregunto Alan sin dejar de apuntarme.
Por un momento me quede mirando hacia las monjas aterrorizadas por l oque pasaba, no podia saber quien era puesto que si yo podia haber entrado en aquella iglesia el demonio también lo habría echo.
─ Lo mismo que me han hecho…con el agua bendita…─ dije pensando que seria la única forma que podíamos hacer.
Me acerqué a la pila del agua pero al parecer me habían arrojado toda la que les quedaba.
─ Fantástico!...─ exclame viendo como mi plan se habia esfumado.
─ Muy bien y ahora que…─ hablo Alan mientras se preparaba para hacer otro disparo.
Estaba nerviosa mirando hacia las pobres monjas puesto que la mayoría seria inocente y podrían terminar muertas.
─ Yo puedo olerlo…─ dijo Elizabeth casi susurrando, aquellas palabras fueron como una salvación para ellas.
─ ¿En serio…?...─ pregunte esperando que eso pudiera funcionar.
Elizabeth movió la cabeza asintiendo, Alan parecia confuso no sabia lo que estaba pasando.
─ Muy bien dime como lo vas a hacer…seria mas fácil acabar con todas…─ dijo Alan siendo completamente extremista.
─ Elizabeth puede olerlo…─ dije con una voz un poco mas alta para que Alan lo escuchara.
─ ¿Te vas a fiar de otro demonio…?...Podría engañarte…─ pregunto Alan con desconfianza, pero por mi parte confiaba en ella.
─ No nos engañara…─ dije sonriéndole y mostrándole que confiaba en ella, en eso Elizabeth solamente me sonrió.
Enseguida se acerco alas monjas, mientras que estas retrocedieron unos pasos asustadas, por su apariencia.
─ Por favor no tengan miedo no va a hacerles daño…es la única oportunidad que tienen de salir vivas…─ dije intentando calmarlas para que no se asustaran de Elizabeth aunque era completamente normal.
Elizabeth se acerco y empezó a olisquear una por otra intentando captar el olor de aquel demonio.
Los segundos empezaron a pasar mientras que las monjas parecían estar mas asustadas de lo normal, poco a poco Elizabeth fue descartando a varias mientras se apartaban del grupo.
Poco a poco Elizabeth fue oliendo a las monjas estas nerviosas se fueron apartando poco a poco hasta que solo quedo una Elizabeth tardo un rato en captar su olor.
─ Es él…─ dijo Elizabeth mientras seguia olisqueando en cuanto estuvo segura retrocedió unos pasos.
─ ¿Estas segura…?...─ pregunte nerviosa mientras no dejaba de apuntarla lo mismo que Alan que parecia que tuviera gana de terminar aquello.
Elizabeth se quedo por un instante mirando a la monja con extrañeza mientras esta negaba, podia verse en su cara le miedo incluso empezó a llorar.
─ No ese demonio se equivoca…yo no soy ningun demonio…─ dijo la monja llorando casi suplicando por su vida mientras miraba a las demás que retrocedían unos pasos asustadas.
─ Elizabeth, ¿estas segura…?...─ pregunte mientras esta seguia mirándola intentando descubrir algo en la monja que la convenciera de que era el demonio.
─ Los carroñeros se camuflan muy bien…un momento…─ respondió Elizabeth mientras seguia escudriñando a la monja y oliendo su alrededor.
Las monjas intentaron escapar de allí pero enseguida Alan disparo al aire el sonido hizo que las monjas gritaran de miedo mientras se detenían en su huida.
─ Señoras es mejor que se queden donde están…no me obliguen a matarlas…─ dijo Alan mientras recargaba el rifle nuevamente.
─ Elizabeth!...─ exclame puesto que aquella situación se hacia mas y mas insoportable.
Elizabeth seguia mirando y oliendo, parecia aun no estar muy segura pero pasado un buen rato esta retrocedió para ponerse detrás de mi.
─ Estoy segura…─ hablo Elizabeth mientras buscaba refugio a mi espalda.
─ Muy bien, es mejor que muestres tu verdadero aspecto…─ dije mientras amartillaba las armas esperando no tener que usarlas pero sabia que tendría que hacerlo.
─ No soy el demonio lo prometo…estáis cometiendo un gran error…─ dijo la monja llorando y casi tirándose al suelo de rodillas para rogarme.
En eso Alan soltó un disparo nuevamente que acertó en el suelo cerca de ella, no parecia querer esperar mucho mas.
─ Escucha o desposees ese cuerpo o te matare igualmente…─ dijo Alan de manera ruda mientras recargaba el arma de nuevo.
─ No soy ese demonio, de verdad ella se equivoca…─ dijo la hermana entre llantos y sollozos, en eso Alan lanzo una especie de cráneo diminuto adornado con plumas delante suya.
En eso la hermana retrocedió de inmediato asustada como si algo la hubiera alentado.
─ ¿Qué es eso…?...─ pregunte extrañada al ver aquello, y observar como la monja retrocedía unos pasos.
─ Es un cráneo de gorrión, a los demonios no les gusta…─ dijo Alan mientras se preparaba nuevamente.
─ ¿Y por que no lo usaste antes…?...─ pregunte algo confundida pensando que hubiera podido hacerlo antes.
─ ¿Crees que las demás monjas no se hubieran asustado…?...Pero esto no acaba aquí…─ comento Alan como si esperara que hubiera otro efecto mas.
─ Malditos seáis…no deberíais de haberos metido en esto…solo venia por Nualia....ella me debe algo…─ dijo con una voz que parecia provenir del inframundo, pude ver como aquella monja empezaba a cambiar escuchaba como sus huesos chasqueaban y su piel parecia pegarse a su piel, su cabeza aprecia transformarse en una especie de bulbo lleno de ojos y varios tentáculos de color azul que colgaban, su cuerpo era delgadísimo pero tenia unas garras afiladas.
─ Muere…─ dijo Alan volviendo a disparar pero en lo que tardo en apretar el gatillo, este enseguida corrió hacia las monjas poniéndose en el centro del grupo.
─ Mierda!...No tengo ángulo de tiro…─ dijo Alan maldiciendo por lo que habia pasado.
─ Traedme a Nualia…y todo esto acabara quiero que me pague l oque me debe…─ dijo el demonio mientras se mantenía a salvo en el centro de aquel grupo que parecia no moverse del lugar.
Pude ver como los ojos de las monjas habían cambiado de golpe eran de color blanco como si estuvieran poseídas por aquel demonio.
─ Eso me es indiferente…si tengo que matarlas a todas…─ dijo Alan preparándose de nuevo para disparar.
Enseguida avance unos pasos hasta ponerme delante del grupo de monjas, haciendo de escudo.
─ ¿Pero que estas haciendo…?...Apártate…─ dijo Alan viendo que me habia interpuesto y no le dejaba disparar.
─ Ellas no tienen la culpa, no dejare que les dispares…Mira sus ojos…─ dije intentando convencerle para no dispararle pero no estaba tan segura puesto que yo también tenia un demonio dentro.
En ese momentote hizo un silencio en todo el lugar, parecia que Alan se lo estaba pensando.
─ ¿Entonces dime que vas a hacer…?...─ pregunto Alan que se iba poniendo cada vez mas nervioso.
En ese momento empecé a pensar que podría hacer para poder sacarle de su refugio entre las monjas sin ocasionarles ningun daño.
Aunque no tenia muchas opciones, puesto que si atacaba a las monjas estaría matándolas y el demonio seguiría seguro.
─ Yo que tu me daba prisa puesto que no le voy a dejar escapar…─ comento Alan y sabia muy bien que no tenia mucho tiempo.
Las dudas llenaban mi mente y no sabia que hacer, no tenia ninguna salida a la vista y Elizabeth tenia cara de miedo.
─ Tiempo!, lo siento por ustedes hermanas…─ dijo Alan recargando el rifle y preparándose para la escabechina.
─ Espera un momento cazador de demonios…antes de que acabes con ellas quiero hablar con alguien que es mi amiga…─ dijo una voz que reconocía en cuanto mire hacia arriba pude ver a Nualia que descendía.
─ Otro demonio genial, ya no se respeta ni la iglesia…─ dijo Alan en plan sarcástico manteniendo su posición.
─ Pero antes alguien puede quitar esa cosa del suelo…─ dijo Nualia señalando el pequeño cráneo de gorrión, enseguida lo tome quitándolo del suelo.
─ Vaya Nualia, has venido a pagar tu contrato…¿Cuál de ellas será…?...─ pregunto el demonio oculto entre las monjas.
─ ¿A que contrato se refiere…?...─ pregunte, extrañada mientras veía a Nualia acercarse al grupo de monjas.
─ Uf…tengo que pagarle un alma por haberme ayudado a salir del infierno…─ suspiro Nualia mientras se acercaba a las monjas y miraba una en particular.
─ Espera un momento si sabe como salir también sabrá como entrar…y podría llevar a Elizabeth de vuelta a su lugar…─ dije pensando que habría otra posibilidad además de las que me habia dicho Elizabeth.
─ Si claro, pero el precio sigue siendo el mismo un alma…─ hablo Nualia viendo a las monjas hasta que al final encontró a la que estaba buscando.
─ Marta…cariño tenia que hablar contigo…ven un momento…─ dijo Nualia haciendo que saliera de ese estado y volviendo a la normalidad, al mismo tiempo Nualia adopto de nuevo el disfraz de monja…
FIN DEL CAPITULO 1
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitulo espero que os guste a todos y muchas gracias

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