"¿Has probado FantasyTale Online? ¡Está genial! En serio, tío, tienes que probarlo."

¿Cuántos tweets así habré recibido? Últimamente la gente no hace otra cosa que hablar de ese juego que salió hace un par de meses: FantasyTale Online, un juego que usa el Dispositivo de Realidad Virtual Aumentada (o DRVA) en el que se promete una experiencia única de rol, ambientado en un vasto mundo de fantasía sin precedentes. He leído rumores de todo tipo: dicen que el tamaño de Aronlath, el nombre que le dieron al mundo ficticio en el que se desarrolla el juego, tiene el mismo tamaño que el de la superficie de la Tierra. Otros afirman que en realidad no tiene fin, que es generado aleatoriamente por complejos algoritmos. También hay quienes niegan que la extensión de Aronlath sea tan grande como se rumorea y que solo se trate de que aún nadie haya llegado al límite del mapa.

En cualquier caso, de lo que sí están todos de acuerdo es que el mapeado es gigantesco. Todo el mundo asegura que es lo mejor que han jugado nunca. La verdad es que desde su lanzamiento me llamó mucho la atención, pero por desgracia el DRVA es algo demasiado caro y no puedo permitirme el lujo de tenerlo. Por culpa de eso, en clase suelo quedar excluido en las conversaciones y tengo que resignarme a escuchar las maravillas que cuentas sobre el dichoso juego.

(1) Has recibido un mensaje de Sara.

¡Vaya! Parece que me ha mandado un mensaje desde Facebook. Conozco a Sara desde que comencé la secundaria y nos llevamos bastante bien. De hecho, no se lo he contado a nadie pero ella es la chica que me gusta. Es bastante popular en el colegio, sus notas no son destacables, pero son buenas, es muy enérgica y siempre está sonriendo. Además, parece que el hecho de que le gusten los videojuegos y el fútbol es algo que atrae a los demás chicos. Sin embargo, Sara es muy... ella misma. Durante el anterior curso al menos diez chicos se le declararon, pero rechazó a todos. Salido de su boca: "Lo siento, pero no estoy interesada en tener ninguna relación, ya tengo una relación estable con la vida". ¿Qué demonios significa eso? Por todas esas razones no me he atrevido a declararme, me encuentro bastante a gusto con ella como amigo; pero a veces siento que necesito abrazarla o incluso darle un be... Solo de pensarlo me pongo nervioso. En fin, veamos qué quiere:

"¡Ey! ¡Hola Gon, qué tal te va! :D" Ha puesto el emoji de una carita sonriente muy grande. Me la acabo de imaginar poniendo una de sus sonrisas que parecen que de verdad llegan de una oreja a la otra.

"Bueno, ando por el Twitter. Leyendo los comentarios sobre FantasyTale Online, para variar." No soy muy bueno con las conversaciones, lo cierto es que incluso me considero algo aburrido. Somos muy distintos y, sin embargo, nos llevamos realmente bien. Todos dicen que hacemos una pareja extraña. Como amigos, quiero decir.

"Pues hablando de. ¿A que no sabes quién ha empezado a jugar FantasyTale? :3"

"¿En serio? ¿Tú también? Qué envidia me dais todos... ¬¬"

"Si quieres ven esta tarde a mi casa y te enseño el juego. Además, que de estos temas tú entiendes más y así me explicas las cosas que se me escapen."

"Uff... Lo cierto es que hoy hay mucha tarea y no creo que me dé tiempo a ir." Mi respuesta se quedó en un largo "visto", sentí como si su foto de perfil me quisiese matar con la mirada.

"¡Bah! ¡Pero si es viernes! Tienes todo el finde para hacer los deberes que sean. -_-"

"Pero es que prefiero quitármelos hoy."

"¡Que te vengas, melón!" A lo que le siguió un emoticono de una cara roja enfadada con una expresión no muy amigable. Después escribió otro mensaje. "Venga, si quieres tráete los libros y luego hacemos los deberes juntos."

"Ok"

Me desconecté del Facebook y apagué el ordenador. Supongo que no me quedará más remedio que ir a su casa si no quiero encontrarme mañana con "Sara-brazos-cruzados", más una elegante mueca de desaprobación y su especial mirada asesina de "yo te mato". No entiendo muy bien por qué insistió tanto en que fuese a su casa, si ella es bastante buena con los videojuegos; pero qué le vamos a hacer.

Me puse la chaqueta negra de siempre y salí a la calle. Era otoño, hacía un poco de fresco, lo típico de Octubre. Había bastante gente en la calle, supongo que es normal cuando llega el fin de semana. La casa de Sara está a unos 20 minutos, no está demasiado lejos. Seguí la ruta de siempre cuando, al girar una esquina, me encontré con una madre y un niño discutiendo.

- ¡Es que tú no entiendes mamá! ¡Este derva es una porquería! -creo que no lo he explicado, derva es como se le llama coloquialmente al DRVA. Es más corto y fácil de pronunciar- ¡Tiene muchísimo lag y siempre se queda bugeado!

- ¿Y no puedes devolverlo y ya está? -la pobre madre parecía no entender ni media de lo que le estaba diciendo su alterado hijo y estaba tratando de calmarle sin demasiado éxito.

- ¡Claro que no! Nadie querría esta porquería. ¡Hay que comprar otro ya!

- De acuerdo, cariño. Mañana te compraré otro.

- ¡No, mañana no! ¡HOY! -el niño repelente cada vez alzaba más la voz, hasta el punto de que una pareja que pasaba cerca se dio la vuelta.

- Está bien, tranquilo. Ahora mismo vamos a comprar uno; pero antes tengo que pasar por el cajero.

Y así la madre y el niñato (odio a la gente que es así) se fueron por una callejuela. La gente siguió con lo que estaba haciendo y aquí no ha pasado nada. Pero a mí me ha llamado la atención algo. Esperé a que nadie estuviese mirando hacia mí, rápidamente abrí el cubo de la basura donde el crío tiró su derva y lo saqué.

Me alejé del cubo y examiné el dispositivo. Parecía no estar rallado y no tenía manchas salvo esa de ketchup que seguramente provenía de la basura. Diría que apenas está usado, es cierto que algunos dervas vienen ligeramente defectuosos, pero suelen ser fallos mínimos. Hay gente que es demasiado exigente. ¿Pero es que ese niño no sabía que existe una cosa llamada devolución? Mejor para mí, su error fue mi premio.

Saqué el móvil de mi bolsillo derecho y le mandé un Whatsapp a Sara.

"Cambio de planes, me vuelvo a casa." Tardó unos instantes en conectarse y responder.

"¿Eeeh? ¡Tú quieres que cuando nos veamos en clase te dé una buena patada en el culo!" Ha puesto un montón de caritas enfadadas. Creo que acaba de usar todo el repertorio disponibles de emoticonos enfadados que ofrece Whatsapp.

"Cuando veas esta imagen cambiarás de idea." Le envié una foto de mi reciente derva.

"o_o ¿Dónde lo has conseguido?" Me daba vergüenza decir que lo cogí del cubo de la basura, así que oculté parte de la versión real.

"Un niño no lo quería y me lo dio. ¡Hoy es mi día de suerte!"

"Pero entonces... ¿Qué vas a hacer? Estaba calentando una pizza."

"Volveré a casa. ¡Tengo unas ganas terribles de probar el DRVA! Por fin podré hablar con todo el mundo sobre el juego. ^-^"

"De acuerdo. Entonces te espero delante del portal de inicio. Chao."

Tenía la ligera sensación de que se ha llevado un chasco cuando dije que al final no iba a su casa. ¡Pero al fin tenía en mi poder un derva! ¡Nadie se puede hacer una idea del tiempo que llevaba esperando ese momento! Volví a casa corriendo, mi madre me dijo que estaba preparando la cena, aunque hice caso omiso. Entré a mi habitación y cerré la puerta. Era hora de estrenar el cacharro ese.

Encendí el derva, una franja azul se iluminó en la parte delantera del casco. No parece que esté deteriorado ni nada. Lo conecté al ordenador y me dirigí a la página oficial de FantasyTale Online. Mientras esperaba a que se instalase el juego cotilleé un poco la wiki. Había un montón de cosas, como no sabía muy bien qué buscar entré a la sección Historia, así me iba metiendo un poco en la ambientación. Se cargó una imagen con unos bonitos paisajes, intuí que era del juego, y sobre ella apareció un texto animado.

"Estás a punto de entrar al mundo de Aronlath, un maravilloso lugar donde vivirás un sinfín de aventuras, recorrerás cientos de mazmorras y conocerás a miles de nuevos amigos. En FantasyTale Online puedes ser lo que quieras: un paladín que defiende la justicia, un brujo en busca de conocimientos arcanos, un sigiloso ladrón que se gana la vida robando, un sacerdote que exorciza a los malvados espíritus, un mercader que regenta una tienda en la capital... ¡Las posibilidades son infinitas!

En FantasyTale Online tienes libertad absoluta, dispondrás de una historia principal que seguir según tu personaje, también puedes optar por unirte a algún gremio e ir ascendiendo rangos. Además, puedes explorar el vasto mundo de Aronlath sólo o acompañado por un grupo de aventureros. Si no te gustan estas cosas y buscas una experiencia más tranquila, puedes socializar con el resto de jugadores y participar en diferentes eventos.

Cada día en Aronlath es totalmente diferente y nunca te aburrirás. ¡Crea ahora mismo tu cuenta y únete a la creciente comunidad de FantasyTale Online! ¡Millones de jugadores te están esperando!"

No parecía nada del otro mundo, era la típica introducción que tiene cualquier juego online de ese tipo. Puede que el juego tuviese mucho más de lo que decía, si tenía tanta fama por algo será. Fui saltando aleatoriamente por las páginas, viendo imágenes de monstruos, objetos, razas, ciudades y muchas otras cosas. Los gráficos estaban bastante bien hechos para ser un juego desarrollado para el DRVA, normalmente suelen ser algo (o bastante) cutres y parecen sacados de la NES, o peor. Seguro que si alguna vez has jugado a algún juego de realidad virtual me entenderás.

Por fin saltó el mensaje indicando que la instalación se había completado. Abro el archivo ejecutable y me coloqué el derva en la cabeza. Tardó un rato hasta que vi algo. Apareció una pantalla de carga con una ilustración muy chula. Cuando terminó de cargar me llevó directamente al editor de personaje sin pasar por ningún otro tipo de menú.

Comenzó la parte que menos me gusta de este tipo de juegos. Primero me pidieron que introdujese un nombre. Ponía que no usase números ni otros símbolos, el nombre debía ser lo más real posible dentro de la ficción. Supuse que con eso buscaban que el juego fuese realista, al fin y al cabo, ¿quién llamaría a su hijo ProGamer96 o cosas así?. Tras unos minutos pensando mi nombre (era algo importante y prefería no arrepentirme después) decidí llamarme "Logan". Soy muy fan de los X-Men y mi personaje favorito es Lobezno, mola demasiado y lo sabes.

Ahora me pedía que escogiese raza. Por lo que leí de la wiki, dentro de cada raza había muchas clases exclusivas para que tu personaje fuese diferente al resto. Estaba el humano de siempre, elfo, enano, hada (¿en serio?), hombre-bestia y orco. Seis razas no eran demasiadas. Escogí al humano, soy bastante tradicional en ese aspecto.

A continuación me pedía que eligiese una clase... Y aquí la habíamos liado. Se abrió un enorme listado de clases ordenadas alfabéticamente, había demasiadas para poder nombrarlas todas. ¿Y decían que cada raza tenía sus propias clases? Empecé a entender eso de que cada personaje sería único. Busqué un poco por encima algo que me llamase la atención. Hay de todo, algunas me parecieron extrañas. ¿Quién querría coger como clase un "Escudero"? Con todas las que había dudo que alguien optase por eso. Después de un buen rato de indecisión me puse la clase "Paladín", creo que me gustará. Estadísticas de defensa altas y muchas resistencia, eso es justo lo que quería, no morir.

Tras elegir raza y clase pedían que editase mi aspecto. Aquí tardé bastante tiempo, intenté que se pareciese a mí todo lo posible: le puse el pelo moreno y corto, ojos marrones, estatura de 1,78 metros y nariz ligeramente prominente. Me veía bastante normal, estaba seguro de que podría haber hecho un personaje que pareciese mucho más genial; pero bueno, así soy yo.

Le di a "Aceptar" y después de repartir puntos iniciales a los atributos y habilidades (centrándome en la defensa), por fin se acabó el editor. Todo se quedó en blanco y apareció un mensaje:
 

Ese fue el momento en el que empezó mi partida, sería el día en el que todo comenzó...

Un siniestro cubículo iluminado por un mural de pantallas de distintos tamaños, con las persianas bajadas, el suelo cubierto de deshechos de bolsas de snacks y refrescos consumidos hace días, olor a cerrado, ambiente enrarecido; ésa era mi habitación. Vivía en un discreto piso de Nueva York, tan discreto como los miles de apartamentos que existen en la enorme ciudad. No es que me disguste mi casa, es que me disgustan todas las casas de Nueva York. Todas iguales, todas inertes, como aquellos que pasean por las sucias calles, con sueños vacíos que no les aportarán nada. Una sociedad hipócrita, avariciosa, egoísta... Ese es el tipo de ciudad en la que vivía.

Odiaba mi hogar y odiaba a todos los que me rodeaban. Por eso hace años, cuando descubrí el asombroso mundo de los videojuegos y la cantidad de atractivos mundos y realidades alternativas ofrecidas que superaban con creces al mundo real, sentí que ése era mi lugar. Mundos utópicos donde cualquiera puede ser el héroe, donde el bien siempre se impone ante el mal, donde rara es la vez que se muestra una cruel sociedad. Muchos harían largos debates en los que refutarían mis pensamientos... Que les den a todos ellos, luego son esas mismas personas las que más discriminan a los demás, atándose a una falsa moral impuesta por una sociedad en la que nadie trató de reflexionar sus propios valores. Ovejas bien adiestradas, nada más.

Allí fuera no hay nadie que me interese, todos ocultan sus intenciones tras máscaras, tras vanas promesas. Sin embargo, irónicamente, en Internet ocurre todo lo contrario, siento que el anonimato saca los verdaderos pensamientos, la auténtica voz de la sociedad, la que aquellos que todos sabemos acalla. Los que destapan la verdad los tachan de anarquistas. Todo ha sido diseñado para que actuemos tal y como ellos quieren, desde que nacemos somos sutilmente dirigidos. Medios de comunicación, mensajes subliminales, modas, religiones, libros de historia...

"INSTALACIÓN COMPLETADA"

Aquella notificación otorgó un tiempo muerto a mis reflexiones sobre la sociedad. Era lo suficientemente importante como para ejercer semejante influjo sobre mis prioridades. Ocurrió dos días antes cuando, navegando por 4chan, leí cierto rumor sobre un proyecto secreto que se estaba desarrollando bajo el nombre en clave de VARD. Como un virus propagándose por todo el sistema, informático o biológico, dispares teorías empezaron a brotar. Se especuló que el VARD era un nuevo arma desarrollada por el Gobierno, un robot de alta tecnología, el nombre dado a un espécimen extraterrestre recién descubierto, una cura milagrosa, incluso se pensó que solo se trataba de otro estúpido meme sobre el icono de Twitter.

El tema fue volviéndose más popular, consiguió tener su propio thread y al final del día casi todos los usuarios de 4chan conocían de la existencia del VARD, pero nadie sabía a ciencia cierta qué era. Muchos bulos han comenzado así, yo por mi parte lo tomé como tal y seguí con mis videojuegos, batiendo puntuaciones y manteniendo mi reputación online. Era, soy y seré un jugador destacado, todos conocían el nick de DEM. Muchos salían de las partidas con solo ver ese nombre, clara evidencia de la nula confianza de sus habilidades. Aquellos que se encontraban al otro lado de la pantalla no serían más que tristes cobardes. Prefiero no jugar con ese tipo de personas, no me aportan nada.

Al día siguiente, el tema del VARD aún seguía activo, pero no con tanto fervor como el primer día. Muchos ya habían llegado a mi conclusión y no tardaría demasiado en acabar formando parte del cajón del olvido. Seguí con mi rutina durante más o menos las cinco de la tarde. A esa hora recibí un mensaje, normalmente suelo recibir muchos; pero aquél era especial.

El remitente era de parte de una especie de compañía que se hacía llamar "Summum Verum Societas", un nombre demasiado pomposo en mi opinión. El mensaje era muy breve, una simple pero compleja pregunta: "¿Qué es para ti la sociedad?" Era tan ambigua que cualquier cosa podría ser correcta o errónea.

Pensé que se trataba de una broma o de una secta buscando nuevos integrantes. Estaba por ignorar el correo y seguir con mi rutinaria vida, pero la pregunta era muy tentadora para mí. Yo, una persona que siempre ha crucificado a la sociedad, que ha echado pestes y la ha repudiado en todos los aspectos. ¿Qué significaba para mí? Podría escribir una larga tesis sobre lo poco que me importa, pero no estaría definiendo nada, solo estaría dando una opinión. Los significados no son opiniones. ¿Qué era entonces la sociedad para mí?

Seguramente no sería la mejor respuesta, con más reflexión habría escrito algo más profundo y elaborado, pero aquellas palabras fueron las que decidió expresar mi mente: "La sociedad es un baile de máscaras."

Nada más enviar el mensaje se me vino a la cabeza varios incisos que podrían haber matizado mi respuesta, pero ya no se podía hacer nada. Tampoco es que me importase mucho, no es que fuese algo demasiado importante.

Como si estuviesen esperando a que respondiese, me llegó un nuevo correo del mismo autor. En el contenido ponía: "Enhorabuena, has sido escogido para participar en las pruebas del proyecto VARD. Mañana recibirás tu premio."

Me paré en la parte en la que se mencionaba el "proyecto VARD". ¡Entonces era cierto! Acababa de ganarse toda mi atención, sea lo que fuere, al día siguiente descubriría qué se escondía detrás de los rumores y las historias.

Llegó el día siguiente y, al mediodía, un hombre llamó a la puerta. Iba cargado con una caja de cartón poco llamativa, firmé un documento que el cartero me obligó a leer, o al menos a firmar que era lo que le importaba. La caja no era grande, del tamaño de un casco de motorista si fuesen cúbicos. La abrí, dentro había dos cosas: un extraño visor que parecía sacado de un libro de ciencia ficción y un delgado libro de instrucciones

Antes de tocar nada abrí el librito por la sección escrita en inglés. En él ponía:

¡Gracias por adquirir el Virtual Augmented Reality Device (VARD)!  Estamos complacidos de que haya depositado su confianza en nosotros. Con el VARD podrá jugar a los videojuegos de realidad virtual llevándolos a un nuevo nivel. Se acabaron los mareos y los jarrones rotos que provocaban los modelos antiguos, con VARD no necesitará mover ni un solo músculo. Todas las imágenes que vea se moverán gracias a unos sensores diseñados para que avancen sin que usted deba caminar. ¡La realidad virtual nunca ha sido tan cómoda!

Al pie de la página había una nota escrita a mano.

El proyecto está en fase de pruebas, así que le agradeceríamos que nos reportase cualquier error que detecte. En el paquete viene adjunto su VARD y  una copia exclusiva del juego en físico. Esperamos que disfrute de esta nueva experiencia y que disfrute paseando por el mundo de FantasyTale Online.

En las siguientes páginas se detallaba el funcionamiento del dispositivo de realidad virtual junto con muchas explicaciones técnicas del sistema. Leí por encima el contenido y me dispuse a instalarlo todo. Por alguna razón, estaba nervioso. Hacía tiempo que no me encontraba con algo que despertase tanto mi interés. Aunque había una parte de mí que pensaba que sería una estafa y tendría defectos por todos lados, deseaba que realmente fuese lo que prometían en el manual. De ser así, ya tenía programado mi día a día durante los próximos meses.

Con la instalación terminada, me apresuré a iniciar el juego y me coloqué el VARD. Era algo incómodo y pesado, pero me acabaría acostumbrando. El juego empezó con el editor del personaje. Lo primero que me pedían es el nombre, lo tenía fácil: el nombre de siempre, DEM. ¡Vaya! Me pedían un mínimo de 4 caracteres, menuda tontería. Probé a poner un espacio a cada lado, a ver si los detectaba como caracter. ¡Y sí, funcionó! Pura burocracia, no se salvan ni los videojuegos. Después de aquel pormenor, llegué al siguiente paso del editor, la personalización.

A primera vista todo era muy normalito. Había seis razas: humano, elfo, enano, hada, hombre-bestia y orco. Cada una tenía sus ventajas y desventajas. Los humanos tenían bonificaciones de carisma y de encuentro de oro además de puntos adicionales en las habilidades tecnológicas, los elfos se basaban en bonificaciones de magia, los enanos se centraban en las habilidades físicas, las hadas estaban vinculadas con los elementos lo que les daría un valor estratégico mucho más importante de lo que podría parecer en un principio, los hombre-bestia se valían de sus capacidades especiales de la mitad animal que diferenciaría mucho unos hombres-bestia de otros, y por último estaban los orcos que se parecían a los enanos solo que éstos poseían también algunas capacidades mágicas. Todo era bastante común.

Siempre me ha gustado la magia, por lo que elegí un elfo. Dentro de los elfos había un largo listado de clases, cada una diseñada para un estilo de juego. Se notaba que cada clase estaba pensada para que el personaje tuviese un rol concreto. Identifiqué los clásicos personajes DPS, healer, asesinos, invocadores, support y otros centrados en las habilidades AOE. Para los elfos había pocas clases tanque; pero tampoco buscaba un personaje así, para eso habría escogido un orco. Lo que sí había eran muchas clases híbridas, lo que podría ofrecer un interesante punto a la hora de combinar habilidades. Sin embargo, yo prefería algo más puro, solía decantarme por los DPS y como mucho combinarlo con algunas habilidades de apoyo.

Estaba revisando el listado completo, ya tenía en mente la clase Inquisidor que me parecía bastante poderosa; pero antes de acabar de leer el listado hubo otra clase que me llamó la atención: Sacerdote esotérico. ¿Qué quería decir esotérico? Busqué la definición en Google.

     Esotérico, esotérica

1.    Que está oculto a los sentidos y a la ciencia y solamente es perceptible o asequible por las personas iniciadas.
   
   
2.    Que es incomprensible o difícil de entender.
   

Entendí la definición, pero... ¿Qué uso tendría un personaje con esas habilidades? En su descripción ponía que era un "Personaje que emplea habilidades místicas para desentrañar los hilos del destino y comprender la verdad oculta sobre el mundo que le rodea". No le veía demasiada utilidad en un combate, pero lo cierto es que me resultaba muy interesante. He jugado a cientos de juegos, desempeñando todo tipo de roles; sin embargo, nunca me había topado con un personaje así. ¿Qué sería jugar con un Sacerdote esotérico?

La curiosidad ganó a la practicidad, elegí mi clase y avancé a la edición del aspecto. Mientras creaba un personaje que impusiese con solo mirarle, me rondó por la cabeza la duda de si había sido buena idea escoger esa clase. Concluí con que daba igual, estaba harto de jugar con lo típico. ¿No quería algo distinto? Por una vez ahí lo tenía, me ofrecieron la posibilidad de jugar con algo inusual y lo iba a aprovechar.

Mi sacerdote era un alto elfo rubio de piel pálida, ojos esmeralda y complexión algo esquelética, pero daba la sensación de ser alguien sabio. Aunque ya de por sí todo el mundo tiene el prejuicio de que un elfo ha de ser sabio, no estaba muy seguro de que hubiese logrado el efecto deseado. No me esmeré demasiado con la ropa, la experiencia me decía que solo me sería útil los primeros diez minutos de partida, en cuanto obtuviese algún equipo mi aspecto acabaría cambiando.

Finalicé el editor y apareció una nueva pantalla de carga. Esperaba algún tipo de vídeo introductorio, aparecer en una aldea en la que comenzase el típico tutorial, al menos un diálogo inicial con el instructor de turno. Nada de eso, aparecí en un portal en mitad de una estepa. No había NPCs, ni aldeas visibles, ni mazmorras... Nada, solo un plano mar de vegetación.

En la interfaz del menú había un icono que parpadeaba, era el correo. Tenía un mensaje. Lo leí esperando obtener alguna respuesta sobre dónde estaba o qué tenía que hacer, algún tipo de ambientación u objetivo.

Bienvenido a Aronlath, DEM. Eres uno de los 10 primeros colonos en pisar estas tierras vírgenes. Eres libre de explorar el mundo que te rodea y hacer todo lo que se te antoje. Probablemente te hayas cerciorado de que Aronlath está algo vacío, una verdad a medias.

Sin embargo, el equipo de SVS prefiere dejar al jugador que descubra por sí mismo las sorpresas que le esperan en FantasyTale Online. Empieza tu historia...

No sabía muy bien cómo tomarme ese mensaje. ¿Era una excusa para explicar los escenarios tan vacíos o había algún motivo oculto? Como sea, me encontraba sólo en mitad de la nada y no me quedaba otra opción más que caminar en cualquier dirección hasta que me aburra.

Sin saber muy bien con qué me encontraría, avancé sin rumbo hacia lo desconocido.