NOTA: No tendré en cuenta teorías de conspiración. Para mí, el hombre sí llegó a la luna.
Este año se estrenó "First Man", una película biográfica sobre la historia de Neil Armstrong, interpretado por Ryan Gosling, y sobre los esfuerzos que él y sus compañeros de la NASA tuvieron que hacer para poder triunfar en la carrera espacial en contra de la URSS. La película es muy buena, es muy fiel a los eventos reales y se las recomiendo. Es imperdible. Dirigida por Damien Chazelle (el mismo director de "La La Land"), su futuro en el cine parece ser poderoso y prometedor.
Pero no he venido a hablar aquí de la película ni de su contenido, sino sobre una pregunta que muchos han estado haciendo desde hace mucho tiempo, una pregunta que ha vuelto a aumentar de frecuencia con la salida de la película "First Man": ¿Por qué es que no hemos vuelto a la Luna? Muchos se preguntan cómo es posible que, si en 1969 hayan sido capaces de enviar a seres humanos a la Luna, seamos incapaces de hacerlo ahora, casi medio siglo después. Es una pregunta que en apariencias puede ser algo conspiranoica, y que muchos lo usan como un argumento para decir que el alunizaje del Apolo 11 y los otros fueron un fake. Pero otros, mucho más razonables, la preguntan con un sincero deseo de saber por qué es que no avanzó la carrera espacial, y que por qué objetivos como Marte y Júpiter no han sido hechos. Y de por qué muy posiblemente nunca se hagan.
Para entender correctamente la respuesta, hay que ponernos en un contexto histórico: los años 60. Durante aquella época, la Guerra Fría estaba en su punto más helado y muchos eventos críticos, como la Crisis de los Misiles, Vietnam, el Movimiento por los Derechos Civiles y la Carrera Espacial, ahogaban a los Estados Unidos en una situación que difícilmente pueda ser comparado a ninguna otra época, ni tan siquiera actualmente. Después de todo, los 60 fueron una época única para todo el mundo.
Ahora sí, resumiré las explicaciones:
En la actualidad, el único modo de enviar a un hombre en la luna sería por medio de misiones multinacionales entre diversas naciones. Eso no sería un problema para Estados Unidos, ya que la NASA actualmente colabora con Rusia, China y la Unión Europea. También sería posible que misiones de corporativas privadas, como los proyectos de Elon Musk, sean posibles. Sin embargo, implicaría el uso de muchísimo dinero en infraestructura, entrenamiento, energía y propaganda. En la actualidad enviar un hombre a la Luna, o enviar un hombre a Marte, no recibiría el mismo nivel de admiración que recibió en 1969, incluso cuando en la actualidad los estadounidenses no detestan tanto a su gobierno como lo hacían antes.
Este año se estrenó "First Man", una película biográfica sobre la historia de Neil Armstrong, interpretado por Ryan Gosling, y sobre los esfuerzos que él y sus compañeros de la NASA tuvieron que hacer para poder triunfar en la carrera espacial en contra de la URSS. La película es muy buena, es muy fiel a los eventos reales y se las recomiendo. Es imperdible. Dirigida por Damien Chazelle (el mismo director de "La La Land"), su futuro en el cine parece ser poderoso y prometedor.
Pero no he venido a hablar aquí de la película ni de su contenido, sino sobre una pregunta que muchos han estado haciendo desde hace mucho tiempo, una pregunta que ha vuelto a aumentar de frecuencia con la salida de la película "First Man": ¿Por qué es que no hemos vuelto a la Luna? Muchos se preguntan cómo es posible que, si en 1969 hayan sido capaces de enviar a seres humanos a la Luna, seamos incapaces de hacerlo ahora, casi medio siglo después. Es una pregunta que en apariencias puede ser algo conspiranoica, y que muchos lo usan como un argumento para decir que el alunizaje del Apolo 11 y los otros fueron un fake. Pero otros, mucho más razonables, la preguntan con un sincero deseo de saber por qué es que no avanzó la carrera espacial, y que por qué objetivos como Marte y Júpiter no han sido hechos. Y de por qué muy posiblemente nunca se hagan.
Para entender correctamente la respuesta, hay que ponernos en un contexto histórico: los años 60. Durante aquella época, la Guerra Fría estaba en su punto más helado y muchos eventos críticos, como la Crisis de los Misiles, Vietnam, el Movimiento por los Derechos Civiles y la Carrera Espacial, ahogaban a los Estados Unidos en una situación que difícilmente pueda ser comparado a ninguna otra época, ni tan siquiera actualmente. Después de todo, los 60 fueron una época única para todo el mundo.
Ahora sí, resumiré las explicaciones:
- Las misiones de la NASA no fueron, no son ni serán nunca un asunto gratuito. Los estadounidenses pagan sus impuestos y esto se convierte en dinero público. Por ende, lo viajes espaciales son pagados con el dinero de los impuestos de la gente. Durante 1960, existía una cantidad enorme de impuestos al pueblo estadounidense, no solamente para financiar las misiones espaciales sino también para financiar la guerra de Vietnam y otros eventos civiles. En la actualidad, los impuestos son bastante bajos, y ya no se tiene a la NASA como una prioridad.
- El presupuesto de la NASA es del 0,5% de los impuestos en la actualidad. Es decir, el 0,5% del dinero público de los estados unidos es invertido en la exploración e investigación espacial, en comparación a los años 60%, en donde el 5% del dinero público (y tengan en cuenta que en esa época los impuestos eran varias veces más altos y exigentes que en la actualidad) era invertido, y el 90% de dicho 5% era destinado únicamente en poner a los hombres en la Luna.
- La perceptiva de los estadounidenses sobre las misiones espaciales siempre han sido críticas. Aunque solemos pensar que la gente del 60 estaba más interesados en el espacio que antes, en realidad nunca hubo mucha aceptación por dichas misiones. Eran un gasto que muchos veían como innecesario. ¿Por qué enviar a dos hombres a la Luna durante apenas un par de días mientras que miles de jóvenes son sacrificados inutilmente en Vietnam, o mientras que el crimen infesta las calles de New York, Detroit, Chicago? Eso es lo mismo en la actualidad. Aunque ya nadie critica a la NASA, todavía eso no significa que haya apoyo del público. ¿Por qué enviar gente al espacio utilizando dinero público? ¿No sería un desperdicio?
- Para 1972, las misiones Apolo fueron canceladas porque la impopularidad del gasto y la opresión de los impuestos era increíblemente fuerte, sumado a la guerra de Vietnam. La gente estaba harta de los impuestos y no deseaban que fueran utilizados en cosas que, para el ciudadano estadounidense, no tuvieran una aplicación práctica y útil. Aunque un hombre en la luna sin dudas era un triunfo tecnológico, no daba de comer al pueblo norteamericano y tampoco reducía la criminalidad, y tampoco evitaba que muriesen personas en Vietnam por causa de una guerra que carecía de sentido.
- En la actualidad, tenemos más tecnología que antes, y sería más sencillo enviar a un hombre a la luna. Sin embargo, para hacerlo tendríamos que, o subir los impuestos o reajustar los presupuestos. Y ninguna de esas cosas les gustaría al pueblo de Estados Unidos, quienes actualmente enfrentan una crisis migratoria con México y Venezuela, una guerra económica con China y una intervención militar en ciertas zonas alrededor del mundo. Sin contar su lucha contra el terrorismo. Si aumentaramos los impuestos, habría manifestaciones en contra del uso de ese dinero. Y si reajustaramos los impuestos para no subirlos, habría menos dinero para la policía, el ejército, la salud o la educación, y eso enfurecería al público estadounidense también.
En la actualidad, el único modo de enviar a un hombre en la luna sería por medio de misiones multinacionales entre diversas naciones. Eso no sería un problema para Estados Unidos, ya que la NASA actualmente colabora con Rusia, China y la Unión Europea. También sería posible que misiones de corporativas privadas, como los proyectos de Elon Musk, sean posibles. Sin embargo, implicaría el uso de muchísimo dinero en infraestructura, entrenamiento, energía y propaganda. En la actualidad enviar un hombre a la Luna, o enviar un hombre a Marte, no recibiría el mismo nivel de admiración que recibió en 1969, incluso cuando en la actualidad los estadounidenses no detestan tanto a su gobierno como lo hacían antes.
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